cinco.

Marinette de inmediato se sintió tonta al haber revelado que ya conocía de su identidad, pero de todas formas ella sabía más que él, ella vio todo lo que pasó, así que debía conocer su siguiente paso.

—Dejate de juegos, Gabriel. No tienes ni la menor idea de todo lo que sé.

El mayor soltó una corta y áspera risa.

—No creo que sepas mucho, mi plan ni siquiera había comenzado totalmente.

La azabache se burló descaradamente, ella había visto el futuro, había vivido en él y lo había cambiado.

—Sé cosas que ni siquiera quería saber, pero no estoy para contartelas. Te estoy dando una oportunidad.

Su rostro se tornó serio, pero a la vez con una pequeña chispa de comprensión. El hombre alzó una ceja confuso.

—¿Oportunidad?

—Oportunidad de que te entregues por tu propia cuenta, si no, me veré en la obligación de contarle a todo el equipo y créeme, no tardarán ni un minuto en detenerte.

Marinette ni siquiera sabía por qué le daba una oportunidad así, si él destruyó su vida, jugó con ella y le quitó su miraculous para después secuestrarla. Compasión es lo último que debería tenerle, y aún así, la está teniendo. Siente pena por el, no encuentra la razón exacta como para sentirla, pero lo hace.

—No querida, ni tú ni tu equipo van a atraparme, no hasta que mi plan se complete.

—¡Ya comprendelo! Tú plan jamás va a funcionar, lo arruinaste y volverás a arruinarlo, estás destinado al fracaso.

Agreste caminó hasta la joven, quién intentó retroceder unos pasos, tan solo logró chocar su espalda contra la puerta. El rubio usó su dedo índice para colocarlo debajo de él mentón de la de ojos azules.

—¿Por qué hablas en pasado? ¿ya viviste todo esto?

Ella asintió y el no dudó por su respuesta, por el libro de miraculous que tenía, sabía que uno de esos podía viajar en el tiempo, así que no le extrañaba del todo.

—No lo logras, en cambio arruinas tu vida y tu reputación, arruinas la de Nathalie y casi logras matarla y que me mate.

La asistente escuchaba todo eso sin emitir palabra, pero tras esa última frase, su reacción de sorpresa fue inminente.

—Sé que ahorita no te importa, pero también arruinas mi vida. Todo cae por tu culpa, ¡y cuando tienes los miraculous, ni siquiera quisiste salvar a Emilie!

—¡Ya cállate!

Gritó el hombre, podía creerse toda la historia, menos eso último, él estaba haciendo todo eso para recuperar a su esposa, era todo lo que le importaba, nada iba a hacerlo cambiar de opinión, a menos que...

—¡Enfrentalo, Gabriel! ¡Te enamoraste de mi de una forma tan enfermiza que di a parar a prisión, donde fuiste a rescatarme y tu vida como diseñador terminó!

En el rostro del contrario podía verse todo el coraje que tenía, se creía incapaz de hacer eso, pero tampoco sentía que ella estuviera mintiendo y eso le enojaba más, le enojaba más el hecho de saber que eso era probablemente verdad.

Marinette respiró, tomando un tono más tranquilo para hablar.

—Entregate, Agreste y nada de eso pasará. Si tú te entregas, me encargaré de traer a Emilie de regreso.

La oferta le resultaba tentadora, pero no sabía si eso iba a cumplirselo o no.

—Vete, Marinette. Necesito pensar las cosas. Eso sí, soy un hombre de palabra, así que no huiré.

—Tienes 24 horas— informó la chica —después de ese tiempo, tú mismo me dirás qué es lo que procede. Suerte.

Dijo antes de retirarse, tomando de regreso el camino a casa, necesitaba hablar con Tikki sobre eso.

—Panadera.

Llamó una voz bastante conocida para ella. Marinette ya había salido de la mansión, cruzaba por la calle antes de encontrarse con Chloé.

—Ah, hola Chloé.

Saludó sin ánimos para seguir caminando hasta su casa, pero la rubia decidió no detenerse ahí y comenzó a seguirla.

—¿Sabes? Siempre soñé con besar a Adrien cuando éramos adolescentes, pero ahora que lo hago cada vez que tengo ganas, siento que no es tan genial como lo imaginé tantas veces.

La azabache no estaba sorprendida, ella ya sabía que la había engañado pero eso no le quitaba esa punzada que sentía sobre su corazón.

—Di lo que quieras, teñida. No me importa.

Intentó sonar lo suficientemente indiferente, pero no le funcionó y eso solo le dio más ánimos a la chica de continuar molestando.

—¿Entonces tampoco te importará dejarme a Adrien para mi solita? Es odioso tener que compartirlo, y él comienza a desesperarse de ti.

—¡Pues si tanto te importa, quedatelo!

—¿Sabes qué? ¡Eso haré!

Chilló enojada Chloé, antes de caminar en la dirección opuesta a su enemiga.

Marinette creyó que quedarse con Adrien fue su mejor opción, pero no podía huir ni cambiar sus engaños, debía hablar con él, ya no podía seguir fingiendo estar cómoda con él.

Sacó un número de su celular y comenzó a marcar, después de un par de timbres, la llamada comenzó.

—¿Amor? ¿Está todo bien?

—Conmigo sí, pero iba a preguntarte por Chloé o Lila, las amantes.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top