15. En Serie
—¿Simplemente los borraron y ya? — preguntó ChanYeol con gran intriga.
—Si— asintió KyungSoo —Sólo los borraron y ya.
El detective Park entrecerró los ojos.
—¿Cómo lo lograste?
KyungSoo encogió de hombros —Sólo les pedí que los borraran.
El menor recargó su espalda contra la silla y en una cómoda posición observó la confundida expresión de ChanYeol. Y con una sonrisa de por medio, se decidió por detallar los por menores de su liberación.
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—No podemos borrar tus antecedentes KyungSoo— había comentado el psiquiatra a su cargo —Lo que hiciste fue un crimen.
El semblante del más joven no cambió ni un poco.
El tiempo había sido gentil con KyungSoo, su estatura ya no era blanco de burlas, había alcanzado un tamaño un par de centímetros por arriba de la media nacional, su cabello era lacio y profundamente oscuro, una característica que combinaba bastante bien con el par de tupidas cejas que enmarcaban los ojos expresivos previstos de largas y abundantes pestañas. KyungSoo poseía el rostro de la encarnación angelical, sus labios tenían la peculiar forma de corazón, a la gente le gustaba verlo sonreír, sus mejillas eran naturalmente sonrosadas haciendo el perfecto contraste con su nívea y tersa piel.
Era difícil no confiar en un rostro como aquel.
—Con un antecedente como ese, no creo poder seguir avanzando— negó el más joven.
El psiquiatra sintió lástima por el chico —Hablaré con la policía.
Y luego de un abrazo como gesto de agradecimiento, KyungSoo sonrió complacido, estaba seguro que el doctor iba a lograr convencerlos.
Para cuando fue dado de alta del hospital, KyungSoo estaba cerca de cumplir 19 años, y tal como había predicho, los psiquiatras habían logrado convencer a las autoridades de eliminar todo el registro del chico para que el proceso de readaptación social surtiera un mejor efecto.
—KyungSoo ha superado sus problemas con éxito— habló uno de los médicos —Nuestra recomendación es que, basados en sus antecedentes y desencadenantes, se mantenga lo más alejado posible de su madre.
—Sería ideal si pudiera vivir con su padre— recomendó el otro psiquiatra.
Aquellos vitales encargos fueron ignorados por completo por la policía del condado.
Dado que KyungSoo había cometido los crímenes en una jurisdicción distinta en donde su madre vivía, a la oficina de policías le resultó mucho más sencillo seguir el rastro del joven si lo enviaban con alguien que pudiera mantenerlo a raya.
Así, la patrulla lo dejó en el nuevo domicilio de la señora Do.
KyungSoo desconoció el nuevo vecindario. Era un sitio solitario, apenas con un par de casas en las que se podía observar movimiento, se despidió del oficial que lo había llevado hasta casa y luego de una advertencia por parte del policía, caminó hasta la entrada a su nuevo hogar.
El sitio era una casa pequeña de una planta, contaba con un práctico garaje y la entrada estaba prevista de setos altos, pudo percibir que en la parte trasera había un abandonado jardín.
KyungSoo se paró frente a la puerta, nervioso. No había visto a su madre en casi nueve años.
El chico llamó a la puerta, escuchó un par de pesados pasos acercarse y la puerta se abrió de par en par.
La mujer hizo su aparición. La señora Do había perdido un par de kilos, lucía mucho más grande de lo que en realidad era, portaba ropa formal, su expresión seguía siendo la misma.
—Estás aquí.
KyungSoo no se atrevió a decir ni una sola palabra.
Si bien, dentro del hospital había obtenido información para su futura vida delictiva, las sesiones terapéuticas con los psiquiatras y las micro dosis de medicamento habían hecho que KyungSoo pudiera sobrellevar su situación emocional, podía contralar sus pensamientos de repulsión y no dejaba cabida para tormentosos recuerdos de su infancia.
Pero tener a la mujer que consideraba culpable de todo su sufrimiento lo hacía sentir una especie de regresión, como si en todo el tiempo que estuvo sanando, realmente no hubiera logrado nada.
—¿Te vas a quedar ahí parado todo el día? — preguntó la mujer, haciéndose a un lado para dejar pasar a su hijo.
KyungSoo percibió el envolvente silencio en el interior, a simple vista podía ver únicamente un par de habitaciones. Se preguntaba si sus hermanas habían decidido dejar de vivir con su madre.
La señora Do no dijo nada más, se perdió en el pasillo central de la casa y se encerró en su habitación. KyungSoo se quedó parado en medio de la sala de estar, observó con detalle todo a su alrededor, era un lugar tan distinto a la casa donde había crecido, se sentía aliviado que aquel lugar parecía no tener un sótano.
El chico indagó por la casa, encontrando la cocina, el baño y por último; la que sería su habitación, había únicamente una cama vacía, sin sabanas o cobijas que cubrieran el colchón y había una vieja cómoda donde podría guardar su ropa, en cuanto la tuviera.
KyungSoo se sentó en la cama, observó el armario fijo de al lado, se dejó caer sobre el colchón y cerró los ojos. Empezando a idear la mejor manera de salir de ahí en cuanto antes.
La vida con su madre no fue distinta a lo que había sido cuando era niño, la señora Do gritaba insultos a la menor provocación, llevada por la intoxicación por el constante alcohol que siempre bebía, ya no agredía físicamente al menor pero había ideado nuevas maneras de torturarlo.
—Cuando me dijeron que venías a vivir conmigo, SungKyung y SooJin tuvieron que irse— la mujer señalaba a KyungSoo mientras lo veía con repudió —¡Provocaste mi divorcio y me quitaste a mis hijas!
KyungSoo se repetía los pasos para lidiar con el enojo que se aglomeraba en su interior, pero su madre hacia bastante difícil el proceso.
Una noche, KyungSoo descubrió la programación de series policiacas, quedó entonces, maravillado por las historias relatadas, le parecía gracioso como era que ningún capitulo hablaba sobre los sentimientos del criminal, lo sintió de una forma, conveniente, así las personas afuera no tendrían la menor idea de lo que estaba por avecinarse.
KyungSoo decidió buscar un empleo, estaba cansado de escuchar por parte de su madre que había resultado ser mucho más inútil que su padre. KyungSoo había visto en una de las series policiacas una serie de episodios sobre un agente de policía que fungía como delincuente, le atrajo la idea y decidió convertirse parte del cuerpo policiaco, pero el examen de entrada a la academia había resultado mucho más difícil de lo que había imaginado.
Cómo parte de los resultados de su primera aplicación, la academia de policías le había ofrecido una serie de otras profesiones donde podría desenvolverse eficazmente.
—¿Tránsito? — se preguntó. Pero la idea no le resultó tan descabellada cuando le dijeron que iban a dotarlo de una motocicleta propia para patrullar por las calles.
Su contratación había sido inmediata, el grado de escolaridad no influía tanto a la hora de la asignación de trabajos, tenía mucho mayor peso el resultado de las pruebas psicológicas y KyungSoo sabía perfectamente cómo responderlas de manera satisfactoria.
Fue de esa manera que KyungSoo empezó a rondar por las calles como transito vial, otro punto a su favor en aquella profesión había sido que sería capaz de conocer cada kilómetro de la ciudad. Pudo descubrir los puntos más transitados, los más escondidos, conoció los atajos y las trampas del camino, las horas de mayor y menor tráfico, la dirección más común a la que la gente se dirigía.
Parecía que las circunstancias de su vida, finalmente estaban jugando a su favor a pesar de que su fin fuera uno cruel y vil.
KyungSoo se dio cuenta algo sumamente trascendental, se fijó muy bien en la clase de personas que eran aceptadas como rides, dedujo que las chicas eran más propensas a elegir autos de determinadas características con sujetos que parecieran inofensivos.
El joven Do sabía que su rostro de peculiares facciones denotaba confianza, pero necesitaba algo más para que las chicas cayeran de inmediato. Fue cuando optó por usar gafas cuando se dedicara a acechar. Mientras seguía usando lentes de contacto en su vida diaria.
Cuando KyungSoo recién había cumplido veinte años, hizo su primera aparición en la estación de policías.
—No puedes hacer una denuncia de transito aquí, tienes que ir a tu lugar de trabajo— explicaba el oficial a cargo.
—Pero...— KyungSoo entrecerró los ojos —El manual dice que
—El manual sólo dice mentiras— sentencio el oficial.
KyungSoo leyó la placa del policía y de manera sarcástica se dirigió a él —Gracias por nada, oficial Oh.
—Ha sido un placer— contestó de igual manera con una falsa sonrisa.
KyungSoo dio media vuelta y salió de la estación de policías, dejando atrás a un muy orgullo Oh SeHun.
El empleado de transito no tardó en ejercer su venganza, regresó al día siguiente a la estación, teniendo la suerte de tener al mismo oficial para que lo atendiera, KyungSoo había llevado el manual de transito consigo y señaló explícitamente la parte donde se decía que la estación policial debía atender las demandas de los tránsitos de lo contrario se podría sancionar al oficial que se negase a tomar la denuncia.
—¡JAJAJAJA! ¡Te humilló! — un nuevo oficial había llegado al mostrador.
El oficial Oh se mostró molesto y no queriendo meterse en problemas aceptó tomar la denuncia de KyungSoo.
Y a partir de entonces, SeHun tomaba las denuncias que KyungSoo le hacía llegar por infracciones mayores. Estaban tan en contacto, que inevitablemente terminaron por involucrarse entre sí.
—¿Dónde está JongIn?
—Está escondido durmiendo— mencionó SeHun mientras tecleaba rápidamente la declaración de KyungSoo —Se desveló haciendo un maratón de Dark Files, jaja, que tonto.
—¿Le gusta Dark Files?
SeHun dejó de escribir, únicamente para observar al joven frente a él —¿Te gusta Dark Files?
Y fue aquella simple pregunta, había hecho a KyungSoo pasar de un simple y odioso agente de tránsito a un cercano casi amigo.
JongIn y SeHun hablaban con él después de tomar sus denuncias, podían charlar durante horas sobre los capítulos emitidos, hasta que sin dejar pasar más tiempo, ambos oficiales lo invitaron a seguir la charla en el bar de enfrente.
KyungSoo conoció al par de agentes Kim, y aunque a ninguno le agradó la idea de tener a un desconocido en su mesa, lo dejaron pasar cuando lo vieron hablar entusiasmadamente con SeHun y JongIn.
El joven Do había logrado infiltrarse en el núcleo de la estación y nadie se había dado cuenta.
El tránsito por su parte, había ahorrado lo suficiente para poder comprar un auto de segunda mano. Un coche en terrible estado pero con la inversión correcta iba a poder fungir como su transporte.
Aunque los ingresos que obtenía como tránsito no eran exorbitantes, con el paso de un año, le permitieron pagar el depósito de un departamento pequeño en el centro de la ciudad, finalmente había dejado la casa de su madre.
Con 21 años cumplidos, parecía que estaba mucho más cerca de dejar de lado la horda de pensamientos homicidas. Estaba desempeñándose de manera pulcra en su trabajo como tránsito, había conseguido un par de amigos con los que podía salir a beber y donde no era el centro de humillación.
Pero algo dentro de él seguía exigiendo a gritos por liberación.
Cada noche recordaba la sensación de tranquilidad que había experimentado al tomar la vida de su abuela, algo que era incapaz de recrear en la vida cotidiana. Los infames sentimientos hacia su madre permanecían. Quería huir de aquellos deseos.
Pero esos pensamientos eran mucho más grandes de lo que él podía controlar.
—Eres un tonto, KyungSoo— había dicho SeHun aquella noche, luego de haber escuchado su teoría sobre el último capítulo de "...And Justice For All"
—Tengo razón— había explicado el joven —Tengo razón ¿No, JongIn?
—Uh...— el mencionado no supo que decir.
Todos en la mesa guardaron silencio en cuanto un nuevo integrante del círculo de amigos había llegado a la mesa.
—Hola— el sujeto había saludado al par de agentes, sin prestar mucha atención a los oficiales.
KyungSoo observó cómo evitaba el contacto visual con todos los presentes, lo vio sacar un cigarrillo de su abrigo y beber del tarro de cerveza más cercano.
—Es el detective Park— susurró en voz baja —Siempre parece estar en su propio mundo.
KyungSoo permaneció observando la silueta del nombrado detective, el sujeto parecía mayor que él y justo como SeHun le había comentado, parecía estar inmerso en sus pensamientos, no dirigía la mirada a nadie, sus ojos estaban fijos en el cenicero frente a él y entre bocanadas de tabaco daba largos sorbos al vaso de cerveza a su lado.
—Está investigando un caso especial— volvió a susurrar el oficial Oh.
KyungSoo dirigió su vista al oficial a su lado, se haría costumbre obtener información por boca de aquel a su diestra.
El detective Park terminó de beber la cerveza, se puso de pie y se despidió del par de agentes que le devolvieron los saludos.
—A veces nos ignora— JongIn se levantó de hombros con una incómoda sonrisa.
El transito Do rio con diversión.
Y a partir de entonces, la mesa dentro del bar aumentaba de comensales en varias noches, eran contadas las ocasiones en las que ChanYeol se pasaba por el Nightjar bar y su aparición se limitaba a escasos minutos. KyungSoo se habituaba a su presencia y se acostumbró también a ser pasado por alto.
En meses anteriores, KyungSoo había desarrollado un nuevo rasgo de personalidad, disfrutaba de conocerse sin errores, por lo que era especialmente susceptible a buscar la adulación, por ello se sentía muy cómodo conviviendo con el par de oficiales que caían en el juego y después de algunas bromas pesadas terminaban por aceptar la superioridad del joven Do.
Y quería buscar esa misma sensación de grandeza con el par de agentes que aún tomaban sus distancias con él.
Pero en cuanto al detective Park se trataba, no se mostraba reacio a obtener su reconocimiento. Este incluso llegó antes de que si quiera pensara en buscarlo.
Como cualquier otra noche, el par de agentes ocupaban uno de los extremos de la mesa y el par de oficiales estaban sentados del lado opuesto con KyungSoo unido a su plática, las dos sillas centrales de la mesa estaban vacías pero había exactamente la misma cantidad de tarros de cerveza que siempre; 8.
—¿Por qué siempre piden ocho tarros? — cuestionó KyungSoo, después de ver que la mayoría del tiempo siempre sobraban dos y sin error siempre sobraba uno.
—Son para los detectives— anunció SeHun —Aunque el detective Byun lleva apenas tres meses fuera del país.
—No se supone que divulguemos esa información— comentó JongIn con una sonrisita llena de burla —Pero tratándose de ti...
KyungSoo sonrió en respuesta.
—El detective Byun ha salido del país, dicen que está en una misión encubierto, otros dicen que simplemente fue a estudiar al extranjero— siguió hablando el oficial Kim —Yo creo que parte de su misión encubierto es tomar clases en el extranjero.
SeHun puso los ojos en blanco —Eso no tiene ningún sentido.
—¡Claro que lo tiene! ¡Es bastante convincente de hecho! — se defendió JongIn.
KyungSoo no pudo evitar reírse de la pequeña riña que estaba presenciando.
En esos limitados momentos, en que podía sonreír con sinceridad y que estaba rodeado de personas con las que podía congeniar, KyungSoo se olvidaba de los pensamientos viles que lo consumían cuando permanecía en soledad.
Y mientras el par de oficiales seguían en la discusión que había escalado de tema. El detective Park llegó al lugar, saludando a los agentes Kim con un simple gesto hecho con la cabeza, tomó el asiento más próximo y tomó el tarro de cerveza contiguo.
Dio un largo trago y antes de dejar el cristal sobre la mesa, se percató de la presencia extra. Los dos oficiales de siempre, discutían como siempre, el par de agentes de siempre, hablaban de trabajo como siempre. Pero esa persona sentada a su lado, no la reconocía.
KyungSoo se percató de ello y sin proponérselo, se petrifico en su lugar. Tragó duro y esperó a que el par de oficiales lo volvieran a llamar para unirse a su conversación.
ChanYeol giró el rostro, observó el inmóvil perfil del joven a su lado, frunció el entrecejo ligeramente y finalmente, habló: —¿Quién eres?
En ese momento, todos los presentes guardaron silencio, el tono de voz de ChanYeol siempre lograba sobresalir ante cualquier bullicio.
SeHun boqueó antes de poder decir palabra alguna.
JongIn entreabrió los labios con nerviosismo.
Y MinSeok junto a JongDae observaron la escena con intriga y diversión.
—Es Do KyungSoo— finalmente SeHun pudo emitir sonido —Es miembro del departamento de tránsito.
ChanYeol guardó silencio, KyungSoo hizo una mueca y dirigió una incómoda sonrisa hacia el detective a su lado.
—Do KyungSoo— el joven había hecho una tardía reverencia.
—Mh— ChanYeol no dijo nada más, tomó la cerveza a su lado y volvió a darle un largo sorbo.
KyungSoo suspiró con alivio y como refugio, volvió a charlar con el par de oficiales a su lado.
MinSeok y JongDae también retomaron su plática.
Y ChanYeol repitió la rutina, beber cerveza mientras fumaba en completo silencio para después irse, en esta ocasión, el detective Park se había asegurado de despedirse de todos de manera general y no haciendo énfasis únicamente en el par de agentes Kim.
—Eso es nuevo— musitó JongIn extrañado.
—Pero es bueno ¿No? — le siguió SeHun.
KyungSoo no supo que decir, no estaba aún tan familiarizado con el ambiente en aquella mesa.
Y tras varias semanas, la reunión de los seis sujetos se hacía mucho más frecuente, por mediación de ChanYeol, el par de agentes empezaban a participar de manera más activa en los temas de discusión de los oficiales, parecía que estaba consolidándose el trato entre colegas. KyungSoo por su parte no decía mucho al respecto pero se aseguraba de dar sus puntos de vista a tiempo.
Todos los miembros de la policía, catalogaban a ese KyungSoo como un joven de introvertida personalidad, con un poco de dificultad para entablar conversaciones fluidas.
Y no era del todo una mentira.
KyungSoo había pasado cinco años de su vida recluido en una institución mental, había dejado pasar su adolescencia, las vivencias normales de un chico de su edad habían sido remplazadas por largas horas de sesiones terapéuticas, las charlas bobas con chicos de su edad fueron sustituidas por pláticas unidireccionales con enfermos mentales profundamente sedados por tanta medicación. Los recuerdos felices de una adolescencia saludable estaban manchados con la sangre de sus difuntos abuelos.
KyungSoo poseía nulas capacidades sociales, el haber estado rodeado de gente mucho mayor que él, le impedía entablar conversaciones casuales con gente de su edad, por ello se sintió cómodo rodeado de todos aquellos miembros de la policía.
Los miembros policiales, procuraban no revelar demasiado sobre la información que manejaban dentro de la estación, pues no confiaban completamente en KyungSoo, pero tras un error por parte de SeHun, KyungSoo conoció uno de los casos de desaparición que investigaba el agente Kim MinSeok, él sabiamente y con todas las capacidades intelectuales que poseía y que había perfeccionado durante tantos años, dio su opinión al respecto, todos se sorprendieron de la perspectiva del tránsito y decidieron que las aspiraciones de KyungSoo para volverse miembro de la policía no eran tan descabelladas.
ChanYeol sobre todo, identificó de inmediato el enorme potencial del más joven, procurando alentarlo a describir con detalle todas sus observaciones, permitiendo que escuchara lo que se vivía en la oficina.
KyungSoo se sintió sumamente halagado, era la primera persona que reconocía sus habilidades, que no lo juzgaba por su desfachatada apariencia.
El joven Do se sentía cómodo con su vida actual, trabajaba a tiempo parcial como tránsito, había entablado una sana amistad con otras personas, no veía a su madre desde hacía meses, los deseos de someter a otra persona estaban disipándose.
Y para cuando KyungSoo estaba a punto de abandonar la idea de arrebatar la vida de otra persona para satisfacer vacíos existenciales sustentados en traumáticos sucesos del pasado, el terrible accidente dio lugar; un choque imprudencial lo sacaría del trabajo, la reinserción a las terapias psicológicas lo hizo tener un retroceso por el pobre enfoque que su doctor había decidido darle, poco a poco y de manera silente, su ira empezó a escalar de manera desproporcionada.
Y muy pronto comenzó a tentar los terrenos de la probabilidad.
Después del burdo juicio que le dieron a su caso, donde había sido orillado a ser una especie de pensionado prematuro, se le impusieron las terapias de conducta por las posibles consecuencias emocionales, dado que KyungSoo era un aparente adulto joven completamente sano.
Así, se dio a la tarea de deambular los caminos que ya conocía de memoria, los recorría durante varias horas, además de despejar su mente, seguía estudiando los patrones de comportamiento de las potenciales víctimas, hasta que un buen día, se atrevió a subir a una de las chicas que pedía transporte gratis.
—¿Hacia donde vas? — preguntó KyungSoo bajando el cristal de su lado, acomodando las gafas sobre el puente de su nariz.
—Eh...— la chica dudo en responder aquella pregunta, dio un vistazo a sus espaldas y señaló en dirección contraria a la que KyungSoo se dirigía —En realidad— mostró el celular que llevaba en la mano y continuó hablando —En realidad ya vienen, por mí, así que gracias.
KyungSoo mostró una suave sonrisa —De acuerdo— volvió a subir el cristal de la ventana y se marchó.
El joven Do pudo notar la mentira dicha, pero no logró concebir una rápida manera de atraer a la chica a sus garras, así que pensó profundamente en aquel minúsculo encuentro. Y encontró su primera distracción; a las chicas no les gustaba dar sus datos y preferían ir con alguien que aparentaba llevar prisa.
Así que la segunda vez que se ofreció a llevar a una chica fue que comenzó a adoptar el estilo particular que lo haría ganarse la confianza casi de manera inmediata.
—¡Muchas gracias! — había musitado la joven, apenas un par de años más grande que él.
KyungSoo observó discretamente el reloj en su muñeca, para dar la sensación de que estaba consciente del tiempo y que si no lo administraba correctamente, podría llegar tarde a su destino, de esa manera, las chicas confiaban en que KyungSoo se había detenido por mero servicio —Voy hacia el sur, cerca de la plaza comercial— anunció de inmediato, fijándose más en los autos que pasaban a su lado que en la joven que asomaba la cabeza por la ventana.
—Está bien, voy cerca de ahí, puedo caminar el resto del camino— comunicó la chica con entusiasmo.
—De acuerdo— asintió KyungSoo —Sube.
La chica sonrió, abrió la puerta del copiloto y entró al auto.
KyungSoo tragó duro, había logrado convencer a una potencial víctima de ir con él, sin haberse esforzado demasiado. No estaba listo para cometer un homicidio de nuevo, pero estaba probándose, quería saber que tan lejos podía ir.
KyungSoo dejó a la chica en su destino, sin haberle puesto ni siquiera la mirada encima. Estaba orgulloso de sí, había encontrado una fórmula casi infalible para que fuera digno de confianza.
Esa habilidad fue trabajada en las semanas subsecuentes, KyungSoo se dedicaba a llevar de ride a las jóvenes al borde del camino, nunca le había hecho nada a nadie. Pero él, secretamente y en silencio, pensaba en la manera más idónea de deshacerse de los restos de cualquiera que fuera la chica a su lado, lentamente empezó a introducir armas dentro de su auto, no le fue difícil conseguirlas en el sucio mercado del robo, tuvo que registrar una de las pistolas pues había sido adquirida después del curso exprés de tiro que había tomado.
El permiso fue cedido sin reprocho, tal parecía que sus antecedentes habían sido completamente borrados.
KyungSoo ahora viajaba con el auto lleno de sogas, un par pistolas, largos cuchillos y bastantes bolsas negras de basura, todo oculto, indetectable a simple vista, pero listo para ser ocupado para cuando se presentara la mejor oportunidad.
Llevar de paseo a las chicas lo llenaba cada vez más del placer que experimentó en su primer asesinato, se sentía dueño de la situación, faltaba solo una maniobra en el volante y la vida de la joven a su lado, estaría en sus manos, se sentía emocionado de solo pensarlo.
El deseo de matar se había convertido en una incontrolable compulsión.
Finalmente, después de mucho afinar la manera en que abordaba a las chicas, KyungSoo hizo su primer movimiento.
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ChanYeol abrió los ojos de manera inconmensurable, esperando ansioso por la continuación de la confesión, pero el abogado Kim había detenido a KyungSoo de seguir hablando.
JaeJoong se levantó de su asiento y con tranquilidad fue hasta donde el menor se encontraba, se inclinó ligeramente en su dirección y en voz muy baja habló —Ya sé que te declaraste culpable, pero dependiendo de la situación podemos o no sacarte de esto.
KyungSoo le dedicó una seria mirada, reconsiderando la idea de mantener al abogado a su lado —Lo sé.
—De acuerdo— dijo el abogado —No estoy diciendo que mientas, es un delito... pero... puedes adornar un poco la verdad.
El menor asintió con la cabeza.
El abogado regresó a su asiento.
El de menor estatura bajó la mirada, movió sus dedos de manera nerviosa y suspiró —El 18 de diciembre...
BaekHyun se aferró a su asiento.
ChanYeol estuvo listo para anotar cualquier cosa que saliera de los labios de KyungSoo.
—Conocí a Kim YuNa— habló con la mirada fija sobre sus dedos inquietos —Son YeonJae fue un daño colateral.
Toda la habitación permaneció en silencio.
—¿Dónde las conociste?
El bajito levantó el rostro, observó al detective Park quien desconoció por completo la intensa mirada que le lanzaba el criminal.
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KyungSoo había estado rondando las calles más transitadas en busca de una chica con la que pudiera seguir practicando, está vez optaría por intentar convencerla de ir a donde él quisiera. Pero no había ni una sola joven que se ajustara al fenotipo que ya tenía identificado como vulnerable.
Hasta que en su camino a través de la 21, con dirección al este; la vio.
Una chica que aparentaba su edad, de cabello corto, lacio y negro, de complexión delgada y a simple vista, de adecuadas proporciones anatómicas, la chica vestía la ropa característica de la temporada, el invierno estaba a punto de hacer su aparición, así que la temperatura era inusualmente baja.
El joven Do sintió un impulso enorme, quería detenerse sin importar que la chica no estuviera haciendo la señal de auto-stop. Pero como si de una plegaria se tratara, sus deseos fueron escuchados por el destino, Kim YuNa elevó el pulgar al aire y esperó por algún bondadoso ser que se apiadara de ella.
KyungSoo entró en acción. Aumentó ligeramente la velocidad y al estar lo suficientemente cerca se aseguró de ser lo bastante obvio cuando miró su reloj, para luego ver el camino frente a él y finalmente volver a ver su reloj antes de terminar por detenerse al lado de la vereda.
—¡Gracias! — dijo animadamente la joven, acomodando un rebelde mechón de cabello que había escapado de su lugar, KyungSoo observó sus estilizadas manos.
—Voy a un complejo de departamentos cerca de la salida este de la ciudad— comunicó KyungSoo de manera inmediata, rogando que su suerte fuera buena.
—¡Nosotras también! — aseguró la joven con alegría.
—¿Ustedes? — preguntó KyungSoo, viendo a una única persona parada en el camino.
—Mi amiga— dijo con una sonrisa de por medio —Fue a hacer una llamada.
KyungSoo asintió, temiendo que su sonrisa fuera demasiado obvia.
—¿Puedo esperar adentro? Esta helando— quiso saber YuNa antes de poder abrir la puerta del copiloto.
—Siéntete con libertad— KyungSoo apagó el motor del coche.
La joven abrió y de manera inmediata se sentó a su lado.
—¿Vives ahí? — preguntó la chica.
—Uh— dudó un momento —Si— respondió sin chistar —Fui con mi mecánico pero no tenía tiempo para mí.
—Jajaja eso suele pasar, mi auto también está en el taller, se suponía que debían entregármelo ayer, pero se retrasaron— la chica puso los ojos en blanco.
—Es una lástima— se limitó a decir.
—¡YeonJae! — gritó la chica, asomando la cabeza a través de la ventana, agitando la mano para indicarle que se acercara.
La amiga de YuNa lucía un par de años más joven, poseía un aspecto mucho más preocupado y escéptico, su rostro denotó desconfianza desde el primer instante, pero no queriendo llegar tarde a la reunión con sus amigos, se apresuró a subir al asiento trasero.
KyungSoo encendió el auto y emprendieron el camino. Durante la travesía, YuNa no tuvo dificultad para seguir charlando animadamente con KyungSoo sobre nada en especial, mientras YeonJae en los asientos traseros no le quitaba el ojo de encima al joven Do, esperando el mínimo error para gritar por auxilio, su madre siempre le había advertido sobre subirse al auto de desconocidos, pero su amiga había insistido hasta el hartazgo pedir un viaje gratis.
—Conozco una ruta por donde podremos ver un paisaje maravilloso— contó KyungSoo después de que YuNa le contara que le encantaría vivir en aquel complejo de departamentos por las naturales vistas de las montañas.
—¿En serio? — preguntó la chica con emoción.
—Podríamos desviarnos un poco del camino— comentó KyungSoo.
—No lo creo— YeonJae desde atrás se aseguró de hacerse escuchar —Es mejor si seguimos la ruta.
—Oh vamos, YeonJae— YuNa se giró ligeramente para dedicarle a su amiga una sonrisita y de sutil manera sugerir que estaba disfrutando de la compañía de KyungSoo.
—Como sea— la chica musitó aquello y acto seguido, KyungSoo tomó el nuevo camino.
KyungSoo y YuNa seguían charlando sin tener en consideración a YeonJae, quien permanecía en silencio observando detalladamente todos los lugares por los que iban pasando.
No había sido mentira, la nueva ruta tenía vistas asombrosas de los bosques, era como si se hubieran sumergido en un gélido cuento de hadas. KyungSoo disminuyó la velocidad y terminó por estacionar el auto en un punto alejado, no había ni siquiera ruido de los animales.
—Más adentro del bosque hay un claro— comentó el joven Do girando la mirada hasta la chica sentada a su lado —¿Quieres ir a verlo?
—¡Si, claro! — la joven dejó sus pertenencias al interior del auto y salió del interior al lado de KyungSoo —Si demoro, no vayas a buscarme— dijo discretamente a su amiga en la parte trasera.
YeonJae los vio partir y perderse entre los árboles y a los pocos segundos observó a KyungSoo regresar, escuchó como abría la cajuela y tras largos dos minutos regresó al camino acomodando su chaqueta.
La verdad era que el paisaje no lucía desagradable, era de hecho pintoresco y de pronto a YeonJae le apeteció tomar aire fresco, pero se percató que KyungSoo la había encerrado adentro.
Mientras tanto, el joven Do conducía a un alejado lugar a la chica Kim, quien veía maravillada la naturaleza a su alrededor.
—Da un atmosfera romántica ¿No lo crees?
—Mh— musitó KyungSoo, con una sarcástica sonrisa —Seguro.
Los dos siguieron caminando durante un par de metros más hasta que estuvieron a escasos pasos del claro mencionado por KyungSoo, YuNa quedó encantada por la pequeña pradera llena de una inusual vegetación invernal —Es precioso.
—Si— KyungSoo se había quedado un par de pasos atrás y aprovechó el momento para sacar una de las pistolas que llevaba consigo, empuñó el arma y apuntó en dirección a YuNa, esperando que se diera la vuelta para empezar a decirle que hacer.
—¡¿...?! — la chica se había dado la vuelta, con la esperanza de comenzar a entablar una táctica de coqueteo, pero ver al sujeto apuntar en su dirección la había dejado sin palabras, levantó las manos en el aire como acto reflejo.
—Quítate la ropa— indicó el criminal.
Pero la chica se quedó plantada en el mismo lugar, con el terror recorriendo su cuerpo.
—Que te quites la ropa— volvió a hablar KyungSoo. Sin embargo, la chica estaba petrificada —¡Quítate la maldita ropa!
La chica había salido de su estado de impresión y con torpeza comenzó a despojarse de su vestimenta prenda por prenda. La emoción crecía al interior del homicida, observaba cada movimiento ansiando acelerar el proceso, por lo que sin querer dejar pasar más tiempo, decidió ser más proactivo.
KyungSoo se abalanzó sobre la chica.
Y la joven no dudo en forcejear contra el criminal, lanzaba patadas y con claros gritos de ayuda, rogó por auxilio. YeonJae pudo escucharla pero no pudo hacer nada al respecto.
KyungSoo tomó las muñecas de la chica y apresándolas con fuerza, colocó sus brazos sobre la cabeza.
—Déjame ir, maldito pervertido, déjame ir.
Pero el homicida parecía no escuchar, el horror inyectado en las pupilas de su víctima lo excitaba cada vez más, soltó sus muñecas y apresando el cuerpo de la joven entre sus piernas, buscó entre su chaqueta una bolsa plástica que inmediatamente colocó sobre la cabeza de la joven.
Volvió a apresar sus muñecas, esta ocasión presionándolas contra el pecho de la chica quien aspiraba fuertemente, intentado no asfixiarse dentro de la bolsa transparente, el plástico llenaba su boca y sus narinas, mientras seguía luchando por su vida moviendo todo el cuerpo.
KyungSoo la observó con cautela, sentía su libido aumentar, pero antes de que pudiera cometer el siguiente crimen, Kim YuNa en un arranque de adrenalina, logró zafarse de la prisión de KyungSoo, se deshizo de la bolsa sobre su cabeza desgarrándola y continuó gritando por auxilio, dando puñetazos en dirección al agresor.
—¡Auxilio! ¡Auxilio!
—No importa que tan alto grites, nadie va a escucharte— habló KyungSoo con total tranquilidad, esquivando cada uno de los golpes lanzados en su contra.
Las lágrimas comenzaron a rodar por las suaves mejillas de la chica, KyungSoo experimentó algo parecido al éxtasis carnal, había manchado sus propios pantalones y para continuar con el circuito de excitación arremetió contra el cuello de la joven.
Mientras veía como la chica seguía luchando por su vida, reconoció los últimos esfuerzos por aferrarse al mundo terrenal, luego de unos cuatro minutos de ahorcar; Kim YuNa finalmente dejó de luchar.
KyungSoo se incorporó y con la punta de uno de sus pies, movió la cabeza de la chica para asegurarse del estado de inconsciencia y únicamente para estar seguro de haber hecho bien su trabajo, tomó el revolver que había usado para amenazar y sin un destello de misericordia, disparó contra la cabeza de la joven.
Regresó sobre sus pasos hasta el auto, donde YeonJae ya se encontraba llorando y arrinconada contra una de las puertas. KyungSoo abrió el auto.
—¿Dónde está YuNa? — preguntó con la voz temblando —¿Le hiciste daño?
KyungSoo se mofó de aquella pregunta con una macabra sonrisa sarcástica, empuñó la pistola nuevamente y sin esperar un minuto más, disparó a la más joven, provocando su muerte instantánea.
Lo había hecho, había logrado cruzar el limite nuevamente y no podía sentirse más extasiado, como parte de su inexperta habilidad como asesino, subió el par de cuerpos al portaequipajes de su coche y pasó extensas horas buscando rastros de forcejeo en el bosque para eliminarlos todos.
Había visto cientos de horas de programas policiacos, había escuchado de los mismos agentes de policía decenas de historias, había leído un montón de testificaciones. Sabía perfectamente que hacer.
Incluso se aseguró de limpiar los rastros que su auto pudiera dejar.
KyungSoo partió a su departamento, donde a altas horas de la madrugada pudo meter los cuerpos de las difuntas chicas a su cuarto.
El joven Do, experimentaría una nueva filia al corromper los cadáveres en varias ocasiones. Gracias al clima que iba descendiendo, los cuerpos pudieron conservarse bien durante un par de días, en los que aprovechó para seguir abusando de las víctimas.
Hasta que el hedor empezó a ser notable, KyungSoo decidió que la mejor manera de desaparecer la evidencia era descuartizar todas las partes del cuerpo y esparcirlas por la ciudad, en los lugares más recónditos que sólo él conocía.
Las únicas partes que conservó por más tiempo habían sido el par de cabezas para continuar con el desahogo sexual. Usaba los orificios naturales y para cuando temió contraer alguna enfermedad, enterró los restos a las afueras de la ciudad, en el extremo opuesto a donde había cometido el crimen inicial.
KyungSoo estaba sorprendido, había resultado muy conveniente la situación de las chicas, incluso no llegó a ver afiches de búsqueda hasta luego de varias semanas de haberse deshecho de los restos.
Se sentía realizado, había logrado burlar todos los filtros y se sentía el dueño de la vida de todos a su alrededor.
KyungSoo decidió seguir afinando los detalles de su modus operandi, quería ser impecable.
Y la siguiente víctima en la mira, sería la encargada de experimentar un nuevo patrón de ataque.
—¿Tienes la hora? — KyungSoo se había acercado a una chica que caminaba a mitad del concurrido bosque, la joven lucía apurada.
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Todos en la sala habían quedado asqueados por los hechos contados.
—¿Cuáles fueron los lugares donde dejarte los restos? — preguntó ChanYeol.
—Eso ya lo sabes— respondió el de menor edad —¿Quieres saber algo que no sepas aún?
El abogado Kim abrió los ojos escandalizado, mientras negaba con la cabeza y discretamente movía las manos para impedir que su cliente dijera algo mucho más incriminatorio.
—Dijiste que seguramente la persona que descuartizo el cuerpo lo había hecho como un reflejo de la ira que sentía— explicó KyungSoo cuando le repitió los hechos que él mismo le había contado.
—¿No fue así? ¿No asesinaste a ese par de chicas porque te hicieron sentir como que eras tú el que podía tener el control?
—No— respondió sin más —Iba tarde para mi cita con el psicólogo, así que debía apurarme si quería dejar esas partes por toda la ciudad antes de que llegara la hora de mi cita.
ChanYeol frunció el entrecejo.
—Sólo tenía prisa— siguió contando —No estaba enojado.
—Pero empezaste a enojarte después de eso...— contratacó ChanYeol, recordando lo crudo que habían sido los subsecuentes asesinatos.
—Es raro— habló KyungSoo, dejando salir un profundo suspiro —En verdad no quería matarlas... una de ellas era simpática, ahora me siento mal por ella...
—¿YuNa?
—YeonJae— respondió el contrario —Si hubiera seguido sus instintos, ella y su amiga seguirían vivas. Y porque yo seguí los míos, ahora están muertas.
El detective desvió la mirada, admitía que después de escuchar los terribles antecedentes de vida del más joven llegó a sentir compasión de su situación, pero ahora estaba ahí, hablando sin temor de la muerte de las víctimas que habían tenido el infortunio de topárselo.
—Necesito ir al baño— habló KyungSoo de pronto.
ChanYeol asintió con la cabeza, pausó la grabación y girándose en dirección del cristal de una vista le indicó con señas a su colega que buscará a los oficiales para que lo sacaran de la sala.
Él también necesitaba un respiro, su estómago se sentía vacío y dolía. En sus pensamientos se reproducían los primeros encuentros que había tenido con KyungSoo, siempre había lucido tan inocente e incorruptible pero mientras él pensaba eso, KyungSoo se las ideaba para encontrar el modo perfecto de huir justo frente a sus narices.
El par de oficiales de turno tocaron la puerta de la sala, abrieron y tras tomar a KyungSoo con precaución lo sacaron de la sala, teniendo como vigila al detective Byun que los seguía desde atrás.
ChanYeol se quedó a solas con JaeJoong.
—¿Él en verdad es todo un caso, no? — dijo JaeJoong —No me hace feliz representarlo, pero ya sabes...
El detective asintió. Y en medio de un silencio, siguió analizando cada pequeño detalle en su convivencia con KyungSoo, tratando de encontrar una pista por más diminuta que fuera, que le indicara que pudo haberlo detenido a tiempo.
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Me siento muy ansiosa por querer explicar todas esas pequeñas pistas y actitudes que pudieron predecir el comportamiento de KyungSoo... Pero todo a su tiempo jaja. ¡Aunque! Muchos se han acercado a esas pequeñas cositas y eso me emociona aún más.
uwu para todos.
Nos leemos próximamente.
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