cap 6
Jungkook terminó de vestirse, salió del vestidor y fue directo hacia Jackson. Éste al verlo se levantó y lo examinó de arriba a abajo mientras llevaba una mano a su mentón y asentía levemente.
—Muy bien, muy bien— caminó hacia él y le dió una palmada en la espalda —Ahora sí luces decente.
—Vaya, pues gracias— dijo en tono sarcástico —Ya vámonos.
El de cabellos morados asintió y se fue con él del centro comercial.
En ese momento, Mark decidió salir del vestidor y suspiró aliviado al ver que se habían marchado. Tomó las prendas que había elegido para el menor y caminó con él hacia donde supone, él estaría esperándolo. Frunció su ceño al ver que éste no estaba allí, siguió buscándolo y empezó a desesperarse.
—¡Jimin!— gritó haciendo que el nombrado entrara al almacén con un muffin en la mano y restos de éste en las comisuras de sus labios.
—Perdón hyung~— se disculpó con una sonrisa —Pero estos muffins están deliciosos— hablaba con la boca llena, ocasionandole un ataque de ternura al mayor —¿Quieres?— le ofreció uno de los que llevaba en su bolsa.
—¿Cuántos compraste, bebé?— miró con asombro la bolsa.
—Una docena, son muy ricos— sonrió.
Mark solo negó divertido y le mostró los trajes, a lo que Jimin dejó caer unas cuantas migajas de muffins que habían escapado de sus labios.
—¡Están lindos!— terminó de tragar —¡Voy a probarmelos, hyung!
Acto seguido le pasó la bolsa con muffins a su mayor, se sacudió sus manos y tomó los trajes para internarse en el vestidor.
Unos minutos después salió con uno de los trajes, que a decir verdad, le sentaba bastante bien a su figura.
—Que lindo te ves, Minnie— sonrió. A su amigo le quedaba a la perfección todo lo que se probaba.
Siguieron el resto de la tarde probándose ropa, porque hasta Mark había decidido comprarse algo de ropa para él. Salieron del almacén con un montón de bolsas de compras y de ahí se fueron al estilista para que le cortara un poco el cabello al pequeño. Al salir, Jimin hizo pucheros y siguió caminando.
—Extrañaré mi cabello largo— suspiró.
—Después crecerá, además ese corte no te queda mal— le guiñó y salieron del centro comercial para pasar el resto del día juntos.
•••
Al llegar al lugar donde todos se reunirían, Kook y Jack, que así eran conocidos por los hombres que estaban sentados en la mesa, se sentaron en la cabeza de ésta y empezaron la reunión.
Hablaron de cosas triviales, recordaron órdenes que debían de cumplir y dejaron para el final el nuevo anuncio que les tenían ambos chicos.
—Bueno señores, ahora para finalizar quiero hacer un anuncio muy importante y que es el tema principal de esta reunión.
Todos los hombres pusieron su mayor atención en su jefe, el cual tomó una bocanada de aire para después hablar.
—Ya no voy a ser su jefe. Dado que tengo que encargarme de una nueva empresa que está a mi cuidado.
Los rostros de todos los allí presentes eran indecifrables, aunque todos tuvieran rostros serios para mantenerse al margen, unos por dentro estaban algo tristes porque habían servido al de cabellos morados por bastante tiempo, a otros no les interesaba mucho y a una sola persona le agradaba mucho aquella idea.
Alguien decidió alzar levemente su mano para preguntarle algo a Jack, quién accedió inmediatamente.
—Entonces...¿Vamos a elegir un jefe para que nos mande a partir de ahora?
—No, el jefe ya está decidido— aquella respuesta le causó algo de decepción y rabia al mismo tiempo.
—¿Y quién va a ser, señor?
En ese momento, el rubio se levantó y miró a todos.
—Voy a ser yo.
Aquel hombre se quedó mirando a Jungkook con bastante rabia pero que trataba de disimular. No podía ser que ese maldito enano le hubiera quitado el deseo de mandar a esa manada de imbéciles de la OCM.
—Espero de que todos estén de acuerdo y que no haya inconvenientes con el nuevo jefe, ya que él empieza a mandarlos desde ahora— sentenció y guardó algunos papeles que habían frente a él —La reunión terminó, pueden irse.
Todos los presentes se fueron retirando, no sin antes hacer una reverencia como gesto de respeto hacia sus superiores. Por las mentes de todos ocurría de todo, pero en una en específico, solo transcurrían pensamientos de ira y odio hacia el rubio.
Te odio, Kook.
[...]
—Muy bien, te dejo a cargo— Jackson daba sus últimas indicaciones a Jungkook, el cual estaba recostado en el sofá de su casa —Por favor no te excedas con ellos, ya sé cómo eres.
Jungkook solo asentía y miraba su teléfono, le había dado el mismo sermón en la tarde y no se había calmado.
—Ya sé Jack, ve que se te hace tarde— suspiró algo cansado y solo vió como su hermano se despedía con un ademán y salía de la casa.
Y ahora qué me pongo a hacer.
No tenía muchas ideas de que hacer como jefe, lo único que entendía era que debía de dar indicaciones a los demás criminales acerca de como cometer los crímenes y a quienes y a qué horas debían de atacar. Sencillo ¿No?
Miró unos cuantos papeles que habían sobre la mesa, estos se los había dejado su hermano para que supiera que debía hacer esa noche. Empezó a leerlos y justo cuando iba a empezar a poner en práctica uno, su teléfono sonó.
Frunció su ceño mientras encendía el celular. ¿Habría sido que a su hermano se le olvidó algo? Abrió el chat de mensajes e inmediatamente descartó esa idea al ver que era un número desconocido.
Número desconocido.
¡Hola Kook! ¿Cómo estás? :3
06:56 p.m.
✓✓
Rodó sus ojos al darse cuenta de quién era, apagó su celular y lo dejó a un lado. Iba a volver a lo suyo hasta que su teléfono nuevamente sonó.
Decidió ignorarlo y tratar de concentrarse pero no pudo, el celular seguía y seguía sonando. Poco después se volvió tan insoportable que decidió abrir el chat nuevamente y mirar que quería ese niño que solo estaba interfiriendo con su trabajo.
Número descompuesto.
Ey, no me deje en visto, ya sé que miró el mensaje >:c
✓✓
Oiga, ¡no me haga eso!
✓✓
Kook, Kook, Kook.
✓✓
Puedo seguir toda la noche
✓✓
OIGAAAA
✓✓
Que descanses, Kook :3
✓✓
Soltó una leve risa nasal al ver los mensajes, debía admitir que el menor era gracioso.
Kook.
Gracias mocoso, tú igual.
07:00 p.m.
✓✓
El grito del menor se escuchó por toda la casa.
•••
Se despertó con unas ojeras en la cara que se le notaban a leguas. Se levantó y al encontrarse con su hermano, éste pegó un grito y se exaltó.
—¡Que feo estás!
Doble auch.
Jungkook rodó los ojos y se fue directo a la cocina para servirse un plato con cereal y leche, tomó una cuchara y se sentó en la mesa.
—No deberías comer eso a estas horas, te puede caer mal— Jackson se sentó a su lado con un plato de pan tostado y café.
—Déjame— siguió comiendo su cereal tranquilo.
Terminaron de desayunar y el mayor solo pudo recoger los platos e irlos a lavar.
—Por tu cara veo que te trasnochaste— comentó el más alto —¿Qué te quedaste haciendo?
—¿Pues qué más?— se encogió de hombros —Haciendo todas las tareas que pediste que hiciera para anoche.
Jackson frunció el ceño y dejó todo lo que estaba haciendo para mirarlo.
—¿A qué tareas te refieres?
—A las que dejaste sobre la mesa...— se quedó en silencio al ver la mirada de su hermano mayor —Jackson...No me hagas pensar que...
El nombrado soltó una carcajada y se acercó un poco hacia las escaleras. Jackson lo seguía con la mirada, con los puños cerrados.
—Jungkook...Creo que te confundiste— empezó tratando de no reír —Ese trabajo era para hacer en un lapso de cinco días.
Tuvo que salir corriendo escaleras arriba para que la navaja de Jungkook no terminara incrustada en su abdomen.
—¡Vuelve acá, Jackson!— apretó su navaja bajo su agarre y lo siguió hasta el baño, dónde el mayor se encerró —Sal, no te voy a hacer nada— apretó sus dientes tratando de que su voz sonara normal.
—Lárgate, Jungkook— escuchó del otro lado de la puerta —¡Se me olvidó especificar! ¡Lo siento!
—¡Pues tus disculpas no me sirven para nada!— golpeó la puerta —Tu "lo siento" no me va a devolver mis preciadas doce horas de sueño.
—Hagamos un trato...No te exasperes— trató de persuadirlo desde el interior del baño —Yo te dejo dormir hasta las cuatro y tú no me matas ¿Qué te parece?
Hubo silencio por un par de minutos hasta que escuchó un suspiro del otro lado de la puerta.
—Muy bien, pero si me despiertas antes de las cuatro te juro que te tumbo la puerta de dónde sea que te escondas.
Escuchó unos pasos alejarse y luego todo quedó en silencio. Para asegurarse, decidió esperar un cuarto de hora más para salir. Al hacerlo, caminó de puntitas hasta la habitación del rubio, notando que éste dormía boca abajo sobre su cama. Sonrió un poco y cerró la puerta para que al menor no se le perturbara el sueño. A veces no sabía cómo se lo aguantaba, pero lo veía en esas condiciones tan frágil y lo hacía recordar cuando eran niños. No podía dejarlo, ese tipo malo, ladrón y calculador seguía siendo su pequeño hermano y no podía dejarlo bajo ninguna circunstancia.
[...]
Había caído la tarde y Jackson había ido a despertar a su hermano, y hubiera salido golpeado si el mayor no hubiera llevado un reloj consigo, indicándole que ya eran pasadas las cuatro.
—Tienes que levantarte— palmeó su hombro —Te dejo comida en el horno, me tengo que ir ya.
Jungkook solo asintió y vio como el de cabellos morados le dejaba un papel con un número y una dirección.
—Ve con este hombre, él te va a enseñar lo que tienes que saber para dirigir la OCM— el rubio frunció el ceño y se cruzó de brazos —Es de confianza, Jungkook. Eso sí, no quiero que le digas a ninguno de los hombres que están a tu cargo que estás aprendiendo el oficio, debes de demostrar que sabes y estás completamente capacitado para dirigirlos.
Soltó un suspiro y asintió levemente, ahora no podía andar como un simple vago que le ayudaba a su hermano cuando se le venía en gana. Ahora era el jefe de la organización de su padre y tenía más responsabilidades. A sus cortos veintiséis años, ya tenía toda la OCM, a su completo mando y disposición.
Apenas su hermano se fue, decidió no perder tiempo y llamar al número que su hermano le había dejado. Cuando le contestaron, una voz gruesa contestó y tras unos minutos de plática, acordaron encontrarse en un lugar en específico. En el bar Kuruma del centro de Seoul.
Se arregló y vistió con uno de los trajes que le había comprado Jackson, comió un poco y antes de que cayera la noche, ya se encontraba conduciendo hacia aquel lugar que conocía perfectamente. Era el bar a dónde todos los mafiosos, sicarios contratados, ladrones y demás, iban a hacer tratos con organizaciones y otros menos profesionales.
Al llegar, se fue directo hasta el fondo y allí bajó unas escaleras que daban al bar subterráneo, por supuesto, no iban a negociar en donde todo el mundo los viera. Caminó hasta una mesa que había en una esquina y allí había un hombre de traje y sombrero negro esperándolo, muy elegante a su perspectiva. El hombre apenas lo vio, se levantó e hizo una reverencia, la cuál Jungkook imitó y acto seguido ambos se sentaron en la mesa.
—Eres el hermano menor de Jack ¿Verdad?— empezó a hablar.
—Si señor.
—Muy bien, me presento— se quitó el sombrero dejando ver su rostro. Éste tenía unas cuantas arrugas por la edad, un bigote y barba de un color cenizo y una pequeña cicatriz en una de sus cejas —Soy Kenichi Sinoda, líder de la organización criminal Yamaguchi-gumi.
El rubio abrió sus ojos en demasía. Se quedó mudo y solo pudo mirar un poco hacia la mesa, en ningún momento se habría imaginado estar frente al líder de la organización criminal más poderosa de los Yakuza.
—No tienes que tenerme miedo— soltó una carcajada, provocando que el más bajo torciera su boca.
Que egocéntrico.
—Si bien conozco a tu hermano, no te conozco a ti ¿Cómo te llamas?
—Soy Kook.
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