cap 5

Realmente odiaba tener que levantarse temprano.

Con toda la pereza del mundo, se dio una ducha y se dirigió a su cuarto para vestirse adecuadamente. Unos minutos después, bajó las escaleras para encontrarse con su hermano en la sala.

—Ya estoy listo— llamó la atención del pelimorado, el cual apenas lo miró, puso una cara de espanto.

—Dios mío ¡Estás horrible!

Auch.

El menor frunció el entrecejo y se cruzó de brazos.

—¿Qué tiene de malo mi traje? Si siempre voy con él a las reuniones— caminó unos pasos hacia el mayor, el cual no podía dejar de verlo con una cara que lo estaba fastidiando.

—Ese traje está muy gastado, además eres el nuevo jefe ¿Qué van a pensar los hombres cuando vean a quien los va a dirigir a partir de ahora vestido en esas fachas?— negó varias veces con su cabeza, chasqueando la lengua —No señor, ahora mismo te voy a llevar a comprarte un nuevo traje.

—No quiero— torció su boca.

—Pues quieras o no, vas a ir.

Lo tomó por el brazo y lo arrastró hasta la camioneta, allí hizo que se subiera y luego emprendió marcha hasta el centro comercial más cercano.

—Te odio.

🥀

Ambos jóvenes caminaban a un lado de la acera devuelta a casa. Habían madrugado y hecho ese montón de vueltas desde la casa del menor hasta la del contrario, para resultar que hoy no había clases.

Jimin hizo un pequeño puchero mientras miraba el suelo, no pensaba en nadie más que en Taehyung. Quería ir a visitarlo pero no estaba seguro de que el mayor apoyara la idea. Siguieron caminando por un par de minutos más hasta que el mayor habló.

—Mini ¿Qué te parece si vamos a comprarte algo? Hace tiempo que no te veo puesto nada nuevo— revolvió con ternura su cabello, provocando que el menor cerrara sus ojos —Además también necesitas un corte, ese cabello ya te está cubriendo los ojos.

—Estoy bien, hyung— volvió a hacer un puchero, pero esta vez involuntariamente —No quiero comprarme nada y estoy bien con mi cabello.

—Anda, no seas necio, te voy a comprar algo— y así, se vio siendo arrastrado por su mejor amigo hasta el centro comercial.

No tardaron mucho en llegar, apenas lo hicieron, se dirigieron a una tienda de ropa muy fina que había en el lugar.

—Hyung, esto es demasiado caro— susurró apenas estuvieron en frente del almacén —Además, yo no salgo mucho, no voy a usar este tipo de ropa.

Mark negó divertido, sacudiendo el cabello de su menor.

—Ya te dije que no, para ti nada será caro, además tampoco es tan lujosa— dijo haciendo énfasis en aquella palabra —No puedes andar por la vida luciendo así, tienes que quererte.

Y sin dejarlo decir una palabra más, se internaron en el almacén. Allí, Jimin solamente veía cada traje de ropa y sonreía disimuladamente, no podía negar que la ropa en aquel lugar era bastante bonita. Alzó su vista para ver al mayor, notando que éste traía un conjunto que parecía de su talla.

—Anda, pruébate este— le pasó la prenda, a lo cual él asintió y se metió en los vestidores para probarse el atuendo.

Un par de minutos después, salió del vestidor y se dirigió al pelimorado.

—Hyung, creo que me queda algo grande— hizo pucheros mientras observaba cómo las mangas le llegaban hasta los nudillos de las manos y las botas de los pantalones casi se arrastraban por el suelo.

—Vaya— hizo una línea con sus labios y llevó una mano a su mentón —Veo que haber adelgazado tanto te hizo reducir de talla— soltó una pequeña risa al ver la cara que había puesto Jimin —Pero descuida, ya le digo a la encargada que te busque otro, espérame aquí— le guiñó el ojo y dejó al azabache solo en uno de los pasillos.

—Hyung bobo— hizo nuevamente pucheros y se dedicó a esperarlo.

En ese momento, entraron dos personas al almacén; no les puso mayor atención y sólo siguió mirando uno de los conjuntos que le había parecido bonito, pero que ya no era de su talla.

—Jack, sólo toma este y vámonos— dijo una de las personas que anteriormente habían entrado, frunciendo el entrecejo mientras tomaba uno de los trajes que habían colgados.

—Por supuesto que no, te voy a buscar algo más acorde y pobrecito de ti donde me dejes aquí botado— amenazó apuntándolo con su dedo índice y se dirigió al fondo del almacén en busca de alguna encargada.

Jimin no pudo evitar escuchar la pequeña conversación de aquellos dos extraños; claro, estaban al otro lado del pasillo donde él estaba. Iba a ignorarlo hasta que escuchó hablar nuevamente a aquella persona.

—Idiota, ya verás cuando estemos en la casa— aunque fue un suave murmullo, no pudo evitar abrir su boca y ojos sorprendido.

Era él.

En ese momento, le importó poco que el atuendo se arrastrara por el suelo y decidió rodear el pasillo en busca de esa persona.

Al verlo, lo reconoció en seguida y una pequeña sonrisa adornó su rostro. Aunque aquella vez solamente lo había visto con tapabocas y gorro, sabía que era él. Esos ojos de Bambi eran inconfundibles.

Se acercó un poco, avanzando a paso lento y cuando estuvo a sólo un metro de distancia del rubio, decidió hablar.

—¡Kook!

El nombrado abrió los ojos como platos y rápidamente se dio la vuelta, encontrándose con el menor. En un ágil movimiento, le tapó la boca y miró hacia algunas personas que habían volteado a ver.

—Mocoso, cállate— exclamó bajito, pero lo suficientemente audible como para que el contrario lo escuchara.

—¿Por qué?— ladeó su cabeza una vez logró apartar la mano del mayor de su boca.

—Porque...Estás llamando la atención— agachó un poco su cabeza —¿Cómo supiste que era yo?

—Te reconocí por tus ojitos— sonrió tierno, señalándose los propios.

El rubio negó suspirando ¿Ahora cómo se zafaba del pequeño?

—Mm, bueno— torció su boca —Yo me voy— señaló la salida y empezó a caminar hacia ella.

—¡Espera, Kook!

Apenas el azabache pronunció aquellas palabras, llamó la atención de todo aquel que estaba cerca y dentro del almacén. Jungkook miró a todos lados y al ver que no tenía escapatoria, optó por sacar su típico Jaz bajo la manga.

—Oye, ya te he dicho que dejes de llamarme así ¿Qué van a pensar los demás?— habló en un tono suficientemente alto como para que todos escucharan, al tiempo que se acercaba al menor y lo abrazaba por los hombros como si fueran grandes amigos.

Jimin no entendía lo que estaba pasando y mucho menos la actitud del mayor; se había quedado en lo shock . El rubio al ver que el azabache no le iba a seguir el juego, lo empujó un poco hacia adelante para hacer que empezara a caminar.

—Vamos, compremos algo en el siguiente local— trató de poner la sonrisa más natural posible y señaló hacia una tienda que vendía muffins.

El azabache sonrió y asintió emocionado, empezando a caminar por su cuenta y olvidándose completamente de su mejor amigo, el cual estaba teniendo un pequeño problema en el fondo de la tienda, dado a que había tirado al suelo un separador lleno de ropa fina y ahora se encontraba ayudándole a la encargada a recoger todo. Las personas que se habían quedado mirando al rubio sólo negaron con la cabeza y siguieron en sus propios asuntos, no era posible que un criminal tan peligroso estuviera en un centro comercial con el rostro descubierto y a plena luz del día.

Al llegar al establecimiento, Jimin sonrió tiernamente y se dirigió al mayor.

—¿Me vas a comprar muffins?— Jungkook lo miró y dejó de sonreír para volver a poner su expresión seria que por supuesto, asustó un poco al menor —¿Qué sucede?

—¿Cómo que "qué sucede"?— susurró en un tono que no le gustó para nada a Jimin —No puedes ir por la vida diciendo mi nombre a los cuatro vientos.

—Pero ese no es tu nombre— contraatacó —Es sólo un apodo o un seudónimo, yo que sé— se encogió de hombros —Y si lo dije a los cuatro vientos fue porque no me dejaste opción, me ibas a dejar solito— hizo un adorable puchero que a Jungkook sólo le causó molestia.

—Pues estoy ocupado— se cruzó de brazos —Déjame en paz— salió caminando en la otra dirección.

—No antes de que me des tu número— el rubio paró en seco y miró al menor.

—¿Qué dijiste?— definitivamente estaba perdiendo la audición. Él no pudo haber pedido eso ¿O sí?

—Dije que me des tu número, así me mantengo en contacto contigo— sonrió tiernamente mientras llevaba sus manos detrás de él.

—¿Y para qué mierda quieres mantenerte en contacto conmigo?— frunció el entrecejo y se volvió en su dirección.

—Pues...— agachó su cabeza, le daba un poco de miedo esa actitud por su parte, pero pese a esto, no olvidaba lo que había hecho por él —Quiero conocerte más... Quedé muy agradecido contigo por haberme salvado la vida— cerró sus ojitos, sonriendo un poco —¿Entonces sí me lo das?

Jungkook miró hacia el establecimiento donde estaban antes y se percató de que Jackson lo estaba buscando como loco. Rápidamente se dirigió al menor y negó con su cabeza.

—No tengo teléfono.

Justo en ese momento, ambos escucharon un sonido proveniente del bolsillo del pantalón del mayor. Jimin torció su boca y se cruzó de brazos.

—¿Y eso qué es?— arqueó una ceja, a lo que Jungkook sólo pudo poner una cara de frustración y sacar su teléfono para ver quién era.

Jackson.

Contestó el teléfono.

—Hola.

—¡¿Cómo que "Hola", Jeon Jungkook?!— apartó su celular de su oído para no quedar sordo y luego volvió a hablar.

—No grites, estoy afuera pero no me fui del centro comercial— suspiró y le dio una fugaz mirada al menor, quien lo veía con total atención —Dame un minuto, ya regreso.

Sin darle chances de responder a su hermano, colgó el teléfono y dirigió toda su atención a Jimin, quien lo miraba entre espectante y un deje de molesto.

—¿Por qué mentiste?— se cruzó de brazos.

—Escucha, no quiero tener nada que ver contigo ¿De acuerdo? Si te salvé únicamente fue porque tuviste la buena suerte de agarrarme de buenas, pero ya supéralo.

Aquellas palabras se clavaron como dagas en el frágil corazón de Jimin. Éste pudo ver cómo el rubio no se percataba de ésto y sin importarle sus sentimientos, se iba y lo dejaba solo, pero aún así, no perdió la esperanza. Corrió hacia él y lo tomó por el brazo, deteniendo su caminata.

—Por favor— agachó su mirada —Sólo quiero conocerte, Kook.

El mayor lo miró con su característica expresión fuerte. Quería mandarlo a la mierda pero por alguna razón, sentía lástima por el pequeño azabache. Rodando los ojos, soltó un bufido, sacó nuevamente su teléfono y se lo extendió al más pequeño.

—Ten.

Los ojos de Jimin se iluminaron en clara felicidad. Tomó el aparato, sacó el número del contrario, lo pasó a su teléfono y lo agendó. Segundos después, se lo devolvió con una sonrisa.

—Muchas gracias, Kook— sonrió mostrando su dientito torcido, a lo que Jungkook se limitó a asentir y guardar su celular en su bolsillo.

Sin decir nada, se fue caminando de vuelta al almacén para reencontrarse con su hermano. Al verlo, se acercó para notar que llevaba una bolsa de compras en su mano derecha.

—¿Y eso?— señaló con su cabeza lo que traía el pelimorado.

—Es tu ropa, anda y vístete— le entregó la bolsa y se cruzó de brazos —¿Dónde andabas?

—Me sofoqué aquí dentro y quise salir del local a caminar por ahí un rato ¿No puedo?— imitó la acción del mayor —Y ya no me des sermones, te pareces a mamá.

Jackson iba a refutar, pero el menor no le dio tiempo de hacerlo ya que se fue casi corriendo para no tener que escuchar su cantaleta.

—Este niño— masculló mientras negaba con su cabeza. Soltó un corto suspiro y sentó en uno de los muebles a esperar.

El rubio se fue hacia los vestidores y allí se internó en uno para cambiarse. A unos cuantos metros, a Mark casi le da un infarto por verlo, tanto que tuvo que esconderse dentro del vestidor estuviera más cerca.

No puede ser ¿Por qué tuve que encontrármelo?

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