cap 4

La noche había caído y ambos chicos no podían estar más cansados. Afortunadamente, habían terminado todo el trabajo que les mandaron y ahora estaban platicando amenamente en la habitación del menor.

Jimin miraba a su hyung sentado en la cama mientras éste le contaba todo lo acontecido durante el tiempo que se había ausentado en la preparatoria.

—¿De verdad?— abrió sus ojos sorprendido al escuchar las palabras del mayor —Entonces siempre estuvo enamorada de él— concluyó.

—Nadie lo sospechaba, pero sí, ahora están saliendo, hacen linda pareja ¿No lo crees?— se recostó de lado sobre la cama mirando fijamente al azabache.

—Supongo que sí— se encogió de hombros restándole importancia —Pero dime tú ¿No ha habido nadie?

Recibió una negación.

—Ninguno es digno de salir con un guapo hombre como yo— ambos soltaron una carcajada que resonó por toda la habitación.

Su madre hizo acto de presencia con una bandeja llena de comida en sus manos. Los dos sonrieron y recibieron la bandeja después de agradecerle.

—Si necesitan algo más, me avisan— sonrió cálidamente y salió de la habitación.

—Tu madre sigue siendo muy gentil— comentó el mayor mientras comía de la pizza.

—Vaya que sí, ella ha sido mi único apoyo desde ese día— sonrió tristemente.

—Y yo también, recuerda que cuentas conmigo para lo que necesites— le guiñó un ojo —¡Fighting!— alzó su puño en el aire sacándole una leve risa al menor.

—Te lo agradezco.

La habitación se quedó en silencio, el único ruido que se escuchaba era el que hacían los dos al masticar.

Por los pensamientos de Jimin pasaba la idea de contarle a su mejor amigo lo que le había pasado, quería contárselo a alguien pero sabía que si le decía algo de lo ocurrido a Mark, iba a salir de ahí regañado o posiblemente tendría que escuchar los típicos sermones de tres horas de su amigo.

—¿Por qué no me dices lo que estás pensando?— ante esto, toció un poco por la impresión.

—¿Qué?— logró preguntar después de desahogarse.

—Jimin, te conozco desde que estábamos en la primaria y sé que hay algo que quieres decirme pero por alguna razón no lo haces— terminó de comer su trozo de pizza y se limpió los dedos con una servilleta —Así que suéltalo.

Suspiró resignado. En definitiva no podía ocultarle nada a su hyung.

—Bueno, pero...¿Prometes que no me vas a regañar cuando te lo cuente?

—Ya me preocupaste ¿Qué pasó?— se cruzó de brazos.

Jugó con sus dedos un rato para luego hablar. Le contó todo con pelos y detalles al pelimorado, quien escuchaba todo con suma atención. Al terminar su relato, vio como el mayor se levantaba y le ponía seguro a la puerta para acto seguido, regresar a la cama.

—¡¿ESTÁS LOCO?!— gritó de repente, asustando al azabache.

Éste rápidamente le tapó la boca con ambas manos y lo miró de manera reprobatoria.

—Shh, mi mamá no lo sabe y no quiero que lo sepa— vio cómo el mayor quitaba sus manos de su boca y le empezaba a quitar la ropa —¿Pero qué haces?— preguntó con los ojos abiertos, viendo lo que su amigo hacía con él.

—Me aseguro de que no tengas heridas en tu cuerpo— el rostro de Mark era serio, por lo que el menor no tardó en ponerse nervioso.

—No me pasó nada...Tampoco me corto si eso es lo que piensas— luego de un largo rato, el mayor terminó de revisarlo.

—No estoy muy seguro— soltó un suspiro —Jiminie ¿Por qué hiciste eso?

Agachó su cabeza mirando sus piernas —No lo sé...Quería reencontrarme con Taehyung, lo extraño mucho— se vio siendo abrazado por el cálido cuerpo de Mark.

—Pero esa no era razón para que intentaras suicidarte— su voz sonaba preocupada, pero a la vez sentía que lo estaba regañando —Necesitas ayuda.

Jimin abrió sus ojos como platos y se deshizo del abrazo.

—¡Por supuesto que no! No voy a ir a ningún especialista para que me trate, no lo necesito— frunció su entrecejo, cruzándose de brazos.

—Creo que es lo mejor para que vuelvas a ser el mismo de antes.

—Lo estoy intentando, créeme— suspiró cansado —Te prometo que no lo volveré a intentar, lo juro— miró a los ojos a su hyung, el cual vio que en los ajenos habían lágrimas amenazando con salir.

—Espero no equivocarme— hizo una pausa mirando hacia sus piernas —Pero voy a confiar en ti.

—Gracias— sonrió y se refugió en los brazos del mayor.

Se sumergieron así en un abrazo que pareció eterno, pero que definitivamente Jimin necesitaba.

•••

El pálido dormía plácidamente en su cama. Era domingo, por lo que su plan era no despertar en todo el día. Y habría logrado su cometido sino fuera porque la molesta voz de su hermano hizo presencia en su habitación, obligándolo a abrir los ojos.

—Espero que tengas buenas razones para despertarme porque sino, me veré en la penosa necesidad de insertar mi navaja en tu preciado cuerpo— amenazó con cara de pocos amigos, señalando con el objeto a su hermano.

Éste alzó ambas manos en el aire en señal de paz al tiempo que soltaba un corto suspiro.

—No es algo de vital importancia— comenzó a decir, pero se arrepintió al ver cómo el pálido apretaba la navaja bajo su agarre —Pero debes asistir, hoy van a leer el testamento que dejó mamá.

Jungkook soltó el objeto y lo dejó sobre la mesa de noche —En seguida bajo.

Jackson salió del cuarto, dejando a Jungkook arreglándose para ir a tan aburrido pero importante evento.

🥀

—Ya estoy listo— escuchó decir a sus espaldas.

Se volteó y sonrió levemente al ver a su hermano vestido con traje negro. Siempre se vestía así para una ocasión especial y esta no era la excepción. Echó sus cabellos color morado hacia atrás y se ajustó bien la corbata.

Unos segundos después salieron de la casa con tres guardaespaldas detrás de ellos. Subieron en la camioneta y se dirigieron al lugar velozmente, Jackson sabía que Jungkook odiaba los retrasos.

🥀

Llegaron al lugar, se bajaron de la camioneta y caminaron hacia dentro del establecimiento con sus guardaespaldas detrás. No iban a ejecutar la reunión en su casa, era obvio, no llevarían a la ley a su único lugar de refugio.

Una vez ingresaron al salón, hicieron una reverencia ante el juez que los esperaba sentado detrás de una mesa con un montón de papeles sobre ésta.

Tomaron asiento y empezó el dictamen.

Mientras el juez leía todos los papeles, Jungkook sentía que iba a caer dormido por el aburrimiento, fue cerrando sus ojos poco a poco hasta que sintió un fuerte dolor en su brazo. Abrió rápidamente sus ojos y miró con cara de querer matar a su hermano por el pellizco.

Una eternidad después, a perspectiva del rubio, llegó la hora de establecer los bienes que les había dejado su madre.

—A petición de la difunta Jeon Sunhye, las propiedades en Seoul, las cuales constan de dos casas en la zona urbana y una en la zona de la playa, quedan a nombre de su hijo menor Jeon Jungkook.

Éste sólo se cruzó de brazos y miró en dirección a su hermano.

—En cuanto a la empresa, la cual fue heredada por la señora Jeon luego de la muerte de su esposo Jeon Jongsu, queda a nombre de su primogénito Jeon Jackson.

•••

Ambos regresaban a casa, un enorme silencio reinaba en el auto y de vez en cuando, Jackson miraba de reojo a su hermano, el cual desde que dictaron el testamento, no había quitado esa cara de querer apuñalar al primero que se le atravesara por el camino.

—¿Cuánto tiempo vas a permanecer enojado?— cortó el silencio con su vista al frente —Yo en tu lugar estaría feliz.

—Para ti es fácil decirlo cuando mamá te dejó a cargo de la estúpida empresa— se cruzó de brazos para luego soltar un bufido —Siempre fuiste el preferido.

Jackson negó con su cabeza con una sonrisa por la actitud de su hermano.

—Créeme que no estoy muy feliz de tener que estar a cargo de esa estúpida empresa, Jungkook— estacionó el auto —Ahora sí no voy a tener tiempo para nada, a partir de ahora, tú solito vas a tener que lidiar con la empresa de papá.

—Al menos algo bueno salió de todo esto— se bajó del auto —¿Quiere decir que ahora soy el jefe?

Vio cómo su hermano asentía levemente —A partir de ahora, eres el jefe de la OCM.

🥀

Jimin y Mark caminaban hacia un supermercado para comprar un par de cosas que necesitaban para el día de hoy. Habían resuelto hacer un mini cine en la casa del menor y ver películas toda la tarde, claro, con el acompañamiento de la azabache, ella también era parte de la diversión.

Mientras Mark empujaba el carrito, veía cómo Jimin metía en él toda golosina que le pareciera rica.

Parece un niño.

Sonrió y siguió empujándolo.

—Creo que deberías de ahorrar más espacio, aún tenemos que comprar las palomitas y los refrescos... Además no creo que mi billetera aguante todo— hizo una leve mueca al ver el carrito lleno de galletas, chocolates, gomitas, entre otras cosas.

—Oh— hizo un leve puchero y empezó a devolver la mitad de lo que había metido en el carrito.

—No estés mal, Mini— trató de animarlo —A veces, menos es más.

Jimin sólo soltó un leve puchero que le pareció muy tierno al mayor. Sino fuera porque sólo podía ver al menor como su mejor amigo de la infancia, en definitiva saldría con él.

Se dirigieron al área de refrescos y como siempre, el azabache fue empacando los refrescos que se le aparecían en frente.

—Sólo mete dos, bebé, no vamos a bebernos todo— Jimin soltó una risita y asintió. Le daba mucha risa y ternura cuando el mayor le decía así.

Terminaron de empacar todo y se dirigieron hacia la caja registradora. Mientras esperaban, una duda se instaló en el pelimorado y no pudo evitar decírsela a su dongsaeng.

—Oye, Mini— el nombrado se volteó —¿Cómo se llamaba aquel chico que te salvó?

—¡Hyung! No se llamaba, se llama, no se ha muerto— soltó una pequeña risa —Se llama Kook.

Al escuchar eso, inmediatamente abrió sus ojos como platos para unos segundos después, fruncir el entrecejo.

—¿Estás bromeando?

—No ¿Por qué?— esta vez, fue él quien frunció el entrecejo —No quiso decirme su nombre real, así que me dio un apodo.

Mark se quedó en silencio y no quiso seguir hablando más del tema, debía ser una confusión por parte de su bebé, no podía tratarse del mismo Kook.

Cuando terminaron de comprar, se fueron a la casa del azabache.

El asunto quedó olvidado, o por lo menos para Jimin, que ahora su única preocupación era vigilar las palomitas para que no se quemaran.

Mark lo miraba preocupado desde el otro extremo de la cocina. Mientras servía los vasos, se atormentaba la cabeza pensando en si el menor había tenido la tremenda mala suerte de haberse encontrado con Kook o había sido una confusión o malentendido. Pero bueno, tampoco podía ser malagradecido, al menos tenía que agradecerle que su pequeño Jimin siguiera con vida.

Se dispusieron a ver películas toda la tarde; unas cuantas de terror a petición del mayor, unas de acción por el menor y un par de amor a petición de la mujer.

Cuando su tarde de películas terminó, ya había llegado la noche y estaba realmente tarde, ambos jóvenes estaban que se caían del sueño. Mientras Mark estaba recostado en el sofá, Jimin estaba recostado contra el cuerpo de su hyung, casi dormido. Su madre al verlos, sonrió tiernamente y los tocó suavemente en sus cabezas.

—¿Por qué no te quedas a dormir hoy, Maiky?— propuso con una cálida sonrisa.

El chico asintió y se levantó del sofá, despertando a Jimin.

—Se lo agradezco mucho.

—Quédate en el cuarto de Jimin y mañana se van temprano a la escuela.

Ambos chicos asintieron y se dirigieron al cuarto del menor. Como él no tenía dos camas, resolvieron dormir en la misma. Apenas Mark se recostó en el mullido colchón, cayó dormido. Su dongsaeng sonrió y se acurrucó en su pecho para acompañarlo a los brazos de Morfeo unos segundos después.

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