cap 3
—¿Pero qué mierda?— exclamó Changbin asustado al ver a uno de sus compañeros desangrándose en el suelo.
—¡¿Quién les dijo que lo mataran, partida de imbéciles?!— volvió a alzar su arma apuntándole a Minhao quien alzó sus manos en el aire.
—L-lo lamentamos mucho— se disculpó —Fue un accidente.
—Qué accidente ni que ocho cuartos. Con esto me demostraron lo poco profesionales que son— frunció su entrecejo y le disparó al hombre que estaba frente a él.
—¡Por favor, basta!— Changbin se tiró al lado de sus compañeros y los examinó, notando que ambos tenían heridas graves a la altura del pecho y el abdomen.
—Hubiéramos podido seguirles sacando dinero a los Kim y lo arruinaron— apuntó el arma a la cabeza del contrario.
—¡Todavía quedan los señores!— abrió sus ojos y se quedó viendo preocupado aquella arma que amenazaba con arrebatarle la vida.
—No seas estúpido, esos señores andan con guardaespaldas todo el tiempo, ya no queda forma de sacarle dinero a esa familia y todo por culpa de su negligencia, trío de idiotas.
Iba a jalar el gatillo pero en un rápido movimiento, el tipo le arrebató el arma y con la misma le apuntó a la cabeza.
—No voy a dejar que me mate a mí también por una simple equivocación— con el poco valor que le quedaba, apretó el gatillo y disparó.
•••
La camioneta se hacía paso entre la nieve para regresar, había comenzado a nevar nuevamente.
Los hombres que habían ido con Jackson se limpiaban la sangre que manchaba sus nudillos, una vez terminado esto, tomaron sus armas y las limpiaron cuidadosamente para borrar todo rastro de ADN que hubiera en ellas. Uno de ellos soltó un suspiro y miró por el retrovisor a la persona que conducía, recibió una mirada devuelta antes de escuchar la voz de su jefe.
—Les agradezco que me hayan salvado— soltó un largo suspiro —Si no hubiera sido por ustedes, ya estaría en el lugar de esos desgraciados.
—No hay de qué, señor Jackson, usted puede contar con nosotros incondicionalmente— respondió otro —Menos mal iba con nosotros, si no le hubiésemos disparado en el momento exacto, la bala no le hubiera pasado por encima y hubiera terminado incrustada en su cráneo.
—Lo sé, ni lo menciones, estoy en deuda con ustedes— apretó su agarre en el volante.
—Ni lo diga, sabe que cuenta con nosotros señor.
Rascó su cabeza y siguió conduciendo, ahora tendría que pensar en contratar a nuevos hombres para que le ayudaran con aquellos trabajitos.
🥀
Jimin abrió sus ojos y miró hacia la ventana. Los recuerdos de la noche anterior seguían vivos en su mente, aún no podía creer que si no hubiera sido por ese extraño, estaría en ese preciso momento en un ataúd.
Junto a Taehyung.
Sacudió su cabeza para sacar ese pensamiento y se levantó de la cama. Se dirigió al baño para asearse y miró su rostro en el espejo, las ojeras que tenía contrataban con la palidez de su piel, tenía los ojos hinchados y los labios de un color bastante pálido. Enjuagó su rostro y se lo secó para luego ir con su madre al comedor.
La mujer al verlo, le sonrió cálidamente y fue hacia él para abrazarlo, él apoyó su cabeza en la de la, ahora azabache y correspondió a su abrazo. Sentía el alma quemarle por dentro al recordar que estuvo a unas milésimas de segundos de causarle un gran dolor a la mujer que lo trajo al mundo.
Sin decir nada, dejó que las lágrimas brotaran de sus ojos y se permitió sollozar como lo había hecho toda la semana.
—Ya, pequeño— sintió una mano suave recorrer desde su cabello hasta su espalda —Cuentas conmigo para lo que sea ¿Lo sabes, verdad?— se alejó un momento para apreciar el demacrado rostro de su hijo, el cual sorbió su nariz y asintió débilmente —Bien, vamos a desayunar, no te has alimentado bien últimamente.
La mujer lo jaló del brazo y lo sentó en la silla del comedor para después poner un plato con pancakes y fresas frente a él.
—Come, te va a hacer bien— acarició con suavidad su cabello y se fue a la cocina para servir su plato.
Jimin sólo se quedó mirando el plato con anhelo; hace tanto que no comía que al ver el plato, se le hizo agua la boca. Sin pensarlo dos veces, empezó a comer con todo el gusto del mundo.
—Veo que está rico— comentó la fémina al tiempo que colocaba su plato sobre la mesa junto a dos vasos de jugo —Si quieres más, me avisas— el azabache asintió y siguió comiendo.
Luego de un largo silencio decidió hablar.
—Mamá— la llamó, a lo que ella dejó de comer para prestarle toda la atención a su hijo —¿No has sabido nada de papá?
La mujer agachó su cabeza y negó.
—La última vez que lo vi fue para esclarecer los bienes que le tocaban a cada uno, después de ese día no lo he vuelto a ver— su rostro se puso serio —Pero ya no pienses más en él— miró a Jimin con una leve sonrisa —Lo único que debe importarte ahora es establecer cuando vas a volver a la escuela.
—¿Voy a volver?— la azabache rió un poco y asintió.
—Por supuesto que sí, no puedes quedarte más aquí haciendo nada, además debes seguir adelante cariño— llevó una mano a la suave mejilla del azabache para limpiarla de restos de masa que habían en ella —Prométeme que vas a tratar de salir adelante ¿Puedes?
Jimin lo pensó por un minuto, cerró sus ojos y con pesadez asintió, por mucho que le doliera el corazón, tenía que seguir adelante.
—Ese es mi niño.
Cuando terminaron, Jimin se levantó y lavó los platos para luego meterse nuevamente en su habitación.
—Bueno, es un progreso, Jiminie— la señora Park miró hacia el cuarto de su hijo para luego irse a hacer sus quehaceres.
Mientras tanto, el azabache buscaba en su red social algún perfil que tuviera el nombre de "Kook". Buscaba y buscaba, pero por más perfiles que encontraba, ninguno lo terminaba de convencer.
—Qué idiota eres— exclamó para sí mismo —¿Si ni siquiera le viste la cara, cómo planeas buscarlo?
Pero como Jimin era un chico bastante terco, se la pasó el resto de la mañana tratando de encontrar a aquel chico que le había salvado la vida.
•••
Dio un largo suspiro al tiempo que cerraba su laptop decepcionado, la colocó en la mesita de noche y se estiró en la cama. Había pasado la mayor parte del día buscándolo por todas las redes sociales que tenía y no había dado con su paradero. Decidió levantarse y salir de su habitación, ya no quería seguir pudriéndose en esas cuatro paredes.
Su madre al verlo salir, inmediatamente se levantó del sofá y fue hacia él.
—Cariño ¿Tienes hambre?— la azabache examinó el rostro de su pequeño, pero que sin duda alguna era más alto que ella.
—No mamá, estoy bien, sólo quiero salir de mi habitación, estoy aburrido— contestó con simpleza.
—¿Quieres salir a alguna parte? Te llevo a donde tú quieras.
Jimin sonrió un poco y asintió decidido. Después de todo, necesitaba reponerse y una salida para despejarse no le haría nada mal.
Su madre lo llevó a dar un paseo por casi toda la ciudad, a perspectiva del menor; fueron a comer, luego a un parque y caminaron el resto del día por toda calle que se les atravesara. Pasaron el resto del día recorriendo Seoul y ésto sin dudas le había levantado un poco el ánimo al azabache. Ver personas y escuchar las risas de cada una de ellas lo contagiaban y lo hacían olvidarse un poco del tormento por el que estaba pasando.
Llegada la noche, ambos entraron a su casa exhaustos por todo lo que habían recorrido. Pero pese al cansancio, agradecía que su madre lo hubiera sacado de la casa, se sentía con un poco más de vida. Además de que había aprovechado aquel paseo para tratar de encontrar a aquel chico de ojos Bambi, pero dio con la mala suerte de no encontrarlo.
Cenaron muy amenamente y luego se fueron a dormir, había sido un día agotador.
Pero cuando iba a cerrar sus ojos, un pensamiento atravesó su mente y no lo dejó dormir. Lo pensó por lo que parecieron horas, aunque sólo hubieran pasado unos cuantos minutos. Sonrió ante la idea y se quedó dormido. Mañana le diría su idea a su madre.
•••
—¿Que quieres qué?— la azabache se atragantó con el desayuno, por lo que Jimin tuvo que ayudar a desahogarla.
—Que quiero volver a la escuela, mamá— repitió. Lo había pensado bien y tras meditarlo mucho, decidió que quería volver a ser el mismo chico de antes, aunque sabía que no sería exactamente igual, debía hacer un esfuerzo.
—Pero por supuesto que sí— la mujer sonrió —Me alegra que hayas tomado esa decisión, estoy segura de que vas a retomar tu vida tal cual era antes.
Jimin sonrió amargamente.
—No va a ser igual, pero tengo que tratar de no pensar tanto en Taehyung, estoy seguro de que a él no le hubiera gustado verme así.
La fémina se levantó para ir hacia él, acarició sus cabellos y le dio un cálido beso en la mejilla.
—Lo sé, Taehyung siempre se preocupaba por tu bienestar, dale el gusto de verte recuperado, Mini.
—Eso haré, mamá— sonrió para segundos después, terminar su desayuno. Se levantó y salió corriendo hacia su habitación para acto seguido, salir con su maletín.
La mujer se quedó un momento estática sin poder procesarlo.
—Espera... ¿Vas a ir ahora?— recibió un asentimiento y una sonrisa con un diente torcido como respuesta —¿No deberías esperar a que estés más recuperado? Aún estás algo desnutrido.
—Descuida mamá, voy a estar bien— le dio un beso en la mejilla y se dirigió a la salida —Vuelvo a las tres, te amo.
—Te amo— alcanzó a decir antes de que la puerta se cerrara delante de ella.
🥀
Al llegar, todas las miradas se posaron sobre él, no sabía si era por su apariencia o porque se habían dado cuenta de lo que había pasado con su novio.
Decidió ignorar todas aquellas miradas que en su mayoría de veces, iban acompañadas de comentarios maliciosos. Fue hacia una banca que estaba al frente de su salón y allí esperó a que tocaran el timbre de entrada.
Se sobresaltó al sentir unas manos detrás de él.
—¡Minie! Estoy muy feliz de que... ¡¿Pero qué te pasó?!— la sonrisa que traía el chico fue reemplazada rápidamente por una mirada de preocupación.
—Descuida Mark, estoy bien— sonrió para tranquilizarlo, pero el nombrado se sentó a su lado y lo tomó de ambas manos.
—Minie, no me digas que estás así desde el funeral— lo miró a los ojos.
—No puedo mentirte— soltó un largo suspiro y agachó su cabeza —Así es.
—¿Por eso no contestabas mis mensajes ni mis llamadas?— el azabache asintió.
Sin esperar nada, lo abrazó acomodándolo en su pecho. La gente que pasaba los veía pero ninguno decía nada. Toda la preparatoria sabía lo que le había pasado a Taehyung, pero la mayoría no era capaz de acercarse a Jimin para darle el pésame.
—Descuida Mark, ya estoy bien. Por eso vine, quiero salir y reponerme de todo— dijo apenas se separó del abrazo.
—Pues hiciste bien, no es sano que te atormentes, por tu apariencia se ve que estuviste a punto de morir— aunque aquellas palabras no hubieran sido dichas con maldad, el menor tragó grueso y sonrió como si no hubiera pasado nada.
El timbre de entrada sonó y ambos entraron a su aula. Para suerte de Jimin, su mejor amigo estudiaba en el mismo salón que él, así que podrían estar juntos el resto de la mañana sin ningún problema.
🥀
Cuando sonó el timbre de salida, todos los estudiantes salieron como alma que lleva el diablo de la institución; les habían dejado tarea hasta para vender y tenían que llegar a sus casas a hacerla para entregarla al día siguiente.
Jimin y Mark salieron con los demás, pero decidieron irse juntos hasta la casa del menor para hacer la tarea, como siempre había sido.
El pelimorado hacía de todo para hacer sonreír a su pequeño, cosa que lograba una que otra vez. La risa del azabache era una de las melodías más hermosas para sus oídos y no iba a permitir que nada ni nadie volviera a arrebatársela.
No pasó mucho para que ambos llegaran a casa. La señora Park se sorprendió mucho al ver a Mark, pero eso no quita que le alegró en demasía tenerlo de vuelta en su casa. Lo invitó a almorzar y cuando hubieron terminado, se sentaron en la sala para hacer las tareas que les habían dejado hoy.
La mujer tenía una buena corazonada de que su hijo volviera a ser el mismo de antes.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top