cap 14

Jimin tuvo que asimilar la información que acababa de recibir, lo cual le llevó varios segundos. Si era cierto lo que el mayor le estaba diciendo, ahora se sentía totalmente estúpido.

—¿Qué está diciendo?— preguntó incrédulo.

—Mira...— empezó —No estoy seguro de lo que siento ¿Bien?— recibió un leve asentimiento por parte del azabache —Pero sí sé que no estoy jugando contigo, de verdad cuando te veo, siento algo extraño en mi estómago que no me deja en paz— iba explicando mientras movía sus manos —No sé si me entiendes.

—Claro que lo entiendo, Kook Hyung— respondió —Es lo mismo que yo sentí cuando me enamoré de Tae— añadió con tristeza al tiempo que miraba sus zapatos.

—¿Amor?— resopló —Desde luego que no— contestó haciendo que Jimin alzara su cabeza para mirarlo mal —Es decir, no sé que se siente estar enamorado ¿Ok?— explicó un poco estresado.

—Si, lo entiendo— volvió a repetir —Pero ¿Qué planea hacer respecto a eso?— se cruzó de brazos, dándose un poquito de calor ante el frío de la noche.

—No lo sé— se encogió de hombros —¿Qué te parece si mañana salimos? Una salida de amigos— propuso.

Jimin lo pensó por unos segundos para después asentir no muy convencido. No quería darle falsas esperanzas a su hyung, él todavía no se creía capaz de enamorarse de nadie, la herida en su corazón por la muerte de Taehyung aún seguía presente.

Después de un intercambio de palabras más, el rubio se fue en su auto y Jimin se internó en su casa. Debía pensar muy bien lo que iba a hacer, pero por muy importante que fuera, no se lo iba a decir a su mejor amigo, no quería preocuparlo porque según le parecía, a Mark hyung no le caía bien Kook hyung.

•••

Otro día como los demás.

Ahora mismo se encontraba saliendo de la escuela, había sido aburrida o eso le parecía, no entendía porqué no se había podido concentrar en toda la mañana, sentía ansiedad, algo no muy propio de él. Su corazón latía rápidamente sin razón aparente y lo único que quería era que las clases terminaran para salir con su hyung.

Mark parecía extrañado de la actitud del menor, éste casi ni le había hablado, no porque no quisiera, sino porque estaba tan perdido en sus pensamientos que no era capaz de entablar o seguir una conversación. Por lo que solo decidió dejarlo así y esperar que aquello que mantenía a Jimin en ese estado, pasara lo más pronto posible.

Jimin corrió hasta su casa y luego de saludar a su madre, se cambió su uniforme escolar para ponerse una prenda cómoda y casual, no sabía a dónde lo llevaría su hyung pero quería estar lo más presentable posible. Claro, la apariencia no podía faltarle.

Se colocó una de las ropas que le ayudó a comprar su mejor amigo y se sentó en el sofá de la sala a esperar que el mayor hiciera presencia, habían quedado de verse a las dos en punto y ya solo faltaban un par de minutos para que esa hora diera en el reloj. Movía sus piernas de arriba a abajo rápidamente, llamando la atención de la castaña, quien desde que su pequeño había entrado, había notado que iba a salir con alguien, aunque no quería preguntar desde un inicio, su curiosidad le ganó y ahora se hallaba sentada al lado de su hijo preguntándole a dónde y con quién iba a salir.

—Solo voy a salir con Gg-...— paró en seco —Con Jungkook hyung— corrigió —Acordamos salir hoy.

—¿Y a dónde irán?— preguntó un tanto feliz. Jimin se encogió de hombros —No lo sé... Al parecer es una sorpresa porque no me dijo nada— cruzó una pierna sobre la otra restándole importancia.

Unos segundos después, el timbre de la casa sonó, dando a saber la llegada del rubio.

—Ya me voy mamá— avisó dándole un pequeño beso en su mejilla —Volveré temprano— sonrió y salió de la casa.

—¡Cuídate!— alcanzó a gritar antes de que saliera del todo.

El menor caminó hacia el auto donde estaba el mayor, éste estaba aún dentro del vehículo con ambas manos en el volante. Abrió la puerta y se sentó con una leve sonrisa al tiempo que abrochaba su cinturón de seguridad.

—¿Cómo está, Gguk hyung?— hizo una leve reverencia.

—Con sueño, pero bien.

Jimin no pudo evitar soltar una risa nasal, sabía que el mayor no había dormido muy bien que digamos, las ojeras que tenía se notaban de aquí a Ciudad de México. Tuvo que hacer un gran esfuerzo para no decirle "Dios mío, estás horrible" aunque la lengua le picaba por decírselo.

—¿A dónde iremos?— preguntó una vez el auto se puso en marcha.

—Te va a gustar— fue lo único que recibió como respuesta.

Torció un poco su boca y se cruzó de brazos, eso no le había ayudado en nada a su impaciente curiosidad por saber a qué lugar lo llevaría su hyung, estaba ansioso.

Mantuvo su vista en el paisaje, notando que cada vez más se alejaban de la ciudad, cosa que le empezaba a asustar un poco. Sin embargo no dijo nada y se dedicó a esperar, tal vez no era algo malo.

Treinta minutos después.

¡Que alguien me baje de aquí!

Jimin se encontraba más que nervioso, habían pasado no sé cuántos minutos y no dejaban de avanzar, ahora solo se veían fábricas viejas y uno que otro árbol. El paisaje no era muy prometedor.

¿Cómo aventarme de un auto en movimiento sin salir lastimado? Yahoo respuestas.

Pero lo peor de todo, era que no dejaban de avanzar y poco a poco, las fábricas viejas se iban quedando atrás y daban paso a un paisaje solitario, a pesar de estar a plena luz del día.

Una vez las ruedas del auto se detuvieron, Jimin pudo apreciar a dónde lo había traído el rubio, se sentía un poco mal por haber pensado mal de su hyung. Ambos se quitaron el cinturón de seguridad y bajaron del auto.

Los sonidos y olores del lugar eran totalmente gratificantes.

La brisa en su piel y el olor a sal inundó sus fosas nasales, la arena bajo sus pies le traían uno y mil recuerdos agradables. Aunque Jungkook no lo supiera en ese momento, había traído al menor al lugar perfecto.

A Jimin le encantaba el mar.

Ambos se fueron alejando más del vehículo para irse adentrando en la arena y acercándose cada vez más al enorme cuerpo de agua que tenían en frente. Al estar a una distancia considerable, se sentaron en la arena, importandoles poco que sus ropas se ensuciaran.

Jimin atrajo sus rodillas hacia su pecho y las abrazó, sin dejar de ver en ningún momento el apacible y cálido mar frente a él. Jungkook recostó las palmas de sus manos en la arena y se inclinó levemente hacia atrás, probablemente haciendo lo mismo que Jimin, en realidad en ese momento no pensaba en nada, solo admiraba el paisaje en total silencio, no sabía que decir y lo mejor que podía pensar en hacer era quedarse callado para no arruinar el momento.

Pero al parecer, a Jimin no le gustaba tal silencio.

—¿Por qué tan callado?— lo miró estando en la misma posición —¿Acaso no disfruta de la vista?

—Desde luego que lo hago, es solo que...— soltó aire por la nariz —Es todo tan apacible aquí que no dan ganas de irrumpir tanta paz.

Jimin no pudo evitar soltar una risa nasal, logrando que el contrario frunciera notoriamente su ceño.

—¿Y ahora por qué te ríes?

—Es solo que...— sonrió —Alguien como usted no aparenta disfrutar de la calma— rió.

—¿Alguien como yo?— interrogó con curiosidad.

—Si, ya sabe... Tan agresivo y serio— llevó su dedo índice al entrecejo del contrario —Por ejemplo, esto— suavizó su expresión hasta conseguir desaparecerla —¿Por qué es tan serio hyung?

—No es eso— trató de explicar —Es solo que no tengo la necesidad de estar sonriendo por todo.

El menor solo hizo un leve puchero ante la respuesta que había recibido, volvió su vista al mar en total silencio.

Cerró sus ojos y solo se dedicó a escuchar las olas golpeando las rocas y las gaviotas volando cerca de allí. Inmediatamente se transportó años atrás, cuando iba cada verano con sus padres a la playa a visitar a su abuela, era realmente gratificante. Lastimosamente eso ya no era posible, su padre ya estaba divorciado de su madre y ella ya no tenía razones para volver a la casa de su suegra, esto le deprimía bastante. De por sí, su abuela ya no quería verlo, no desde que su padre le comentó la razón por la que se divorció, y es que ésta era porque su hijo se declaró homosexual y su esposa se negó a mandarlo a una escuela cristiana fuera del país para que “se le quitara lo gay”. Triste, pero cierto.

Y ahí se encontraba, pensando en todo y nada a la vez, siendo visto por una única persona. Estaba tan concentrado que cuando el mayor lo besó, no tuvo oportunidad de reaccionar. Otra vez se estaba repitiendo la escena.

—G-gguk— habló entre el beso tratando de separarse pero le era imposible, el mayor lo tenía acorralado en sus brazos.

El nombrado no hacía caso a nada y solo se dejaba llevar por lo que sentía en esos momentos, su corazón lo impulsaba a besar los rosados belfos del menor y bueno, ahora quién mandaba en la situación no era precisamente su cerebro, quién normalmente le hubiera dicho que no lo hiciera y se mantuviera al márgen.

Se separaron por falta de aire, pero antes de que Jimin pudiera decir o hacer algo, volvió a tomar presos sus labios, esta vez intensificando un poco más el beso.

Delisiosos.

Así podría describir los labios del menor, eran totalmente deliciosos.

Lo empujó suavemente para caer de espalda en la arena y continuar besándolo. Nuevamente, las lágrimas salían por los ojitos del azabache, ahora no sabía que pensar, se estaba matando internamente por estar disfrutando del beso.

Perdóname Tae.

Abrió su boca dándole paso a Jungkook para que metiera su lengua en su cavidad bucal y así lo hizo, empezó a chupar un poco a lengua de su mayor manteniendo sus ojos cerrados, llevó ambos brazos al cuello del rubio para abrazarlo y así intensificar el beso.

Se separaron un poco para verse a los ojos, ambos estaban perdidos en la mirada del otro, era un momento simplemente bonito y perfecto.

—No deberíamos hacer esto— susurró.

—¿Y por qué no? Ninguno de los dos está comprometido ¿O si?— arqueó una ceja mirándolo fijamente.

—N-no— se relamió un poco —Pero que tal que alguien nos vea— miró a todos lados rezando porque no hubiera ningún mirón por ahí.

—No hay nadie, Jimin— su piel se erizó. Era la primera vez que se dirigía a él por su nombre y no lo llamaba "mocoso" ni nada por el estilo.

No dijo nada más y se quedó acostado en la arena con el cuerpo del mayor sobre él, no tenía intenciones de apartarlo, por lo que solo cerró sus ojos y dejó que se recostara sobre su pecho. Por alguna extraña razón, los corazones de ambos latían a mil por hora y sentían el impulso de no separarse nunca. Ninguno lo sabía, pero se estaban enamorando.

[...]

El sol estaba cayendo y los rayos pintaban el cielo de tonalidades rosas, naranjas y amarillas; ambos jóvenes ya se encontraban yendo a casa en total silencio y armonía, habían pasado un día bastante especial. Aunque no hubieran hecho más que hablar, tomar una que otra foto con el teléfono del azabache y comer un helado, para los dos había sido una gran tarde y ansiaban que se repitiera.

Minutos después llegaron a la ciudad y el ruido característico de ella se hizo presente, atrayendolos inmediatamente a su realidad. Llegaron a la casa del menor un par de minutos después, éste hizo una reverencia con una gran sonrisa en el rostro y luego de agradecer, bajó del auto y se adentró en su hogar.

Jungkook aceleró y se dirigió a su casa con una de sus características sonrisas, hace mucho tiempo que no se sentía tan feliz.

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