Capítulo 14: Enfermo
Itachi Uchiha
Cada vez me costaba más tener que marcharme de Suna, tener que dejar a Temari aquí sola. No soportaba estar separado de ella mucho tiempo y menos ahora que sabía lo de mi enfermedad, ahora que estaba empeñada en buscar una solución, pero no la había, Konoha tenía el remedio pero yo no podía volver. Pensaba en las palabras de Temari mientras me marchaba de allí, decir la verdad era la solución a mis problemas, pero no protegería entonces a la villa, la pondría en peligro con un Sasuke muy enfadado. Además... ¿Quién me creería a mí? Pasó hace tantos años aquella misión que los altos cargos lo negarían todo y las nuevas generaciones no sabían nada, estaba perdido, para mí no había solución alguna.
Le había dicho a Temari antes de irme que no sabía cuándo podría volver y es que por mucho que la desease, Pain había decidido que nos trasladásemos a la base del Norte y eso quería decir que me quedaban unos días de camino hasta llegar allí, no quería volver a Suna por si Akatsuki ya me estaba buscando y acababa llevándolos donde no quería. Tenía que tener cuidado durante unos días y encima seguramente después de la jugada de Konoha, nos mandarían a alguna misión, a atacarlos, a asustarlos o incluso nos mandarían quedarnos un tiempo en base para no ser descubiertos mientras nos reagrupábamos, a saber qué decisión tomaban, pero yo por si acaso, ya había prevenido a Temari para que no se preocupase por mi ausencia.
Odiaba el desierto, pocas veces había hecho misiones por estos lugares pero lo odiaba mucho, el intenso calor de día, el intenso frío de noche, la molesta arena que se colaba por todos los lugares y era como una lija que no dejaba de picar y escocer, la falta de vegetación sin poder tener ningún punto de referencia, porque hasta las dunas se movían con el viento, las tormentas de arena que te hacían detenerte y refugiarte hasta que pasaban... odiaba el desierto, no me extrañaba que Temari tuviera tanto carácter habiéndose criado en un clima tan hostil, este territorio estaba muerto, no había nada en kilómetros y kilómetros a la redonda, sólo arena y sol.
Tres días tardé en llegar a la base de Akatsuki y no estaba nada bien, mi abdomen lo revisé todos los días y aunque Temari lo había cosido muy bien, tanto moverme y correr tratando de avanzar lo más rápido posible, había abierto un poco la herida y me tocaría volver a coserlo, pero aquí no tenía nada. A veces me tocaba la herida y podía ver mi mano con algo de sangre, pero no podía hacer mucho hasta que no llegase a la base.
Cuando llegué, todos se sorprendieron de verme, más que nada porque yo era el último en llegar y aunque todos habían escapado ilesos y se habían juntado, yo no había tenido tanto tiempo, me había ido a la otra punta de donde habíamos quedado. Deidara fue el primero en verme y vino corriendo ayudándome colocando mi brazo por encima de su cuello y metiéndome hacia dentro.
Me llevó a la enfermería y me hizo tumbarme mientras buscaba algo para desinfectar la herida y una aguja con hilo para volver a coserlo. A veces me preguntaba cómo podía preocuparse tanto por mí este chico rubio cuando yo le había vencido y metido en la organización, siempre decía que me odiaba pero creo... que era su faceta, porque luego siempre me ayudaba y decía que mis ojos eran arte, aunque trataba de diseñar ese ojo mecánico tan raro diciendo que vencería a mis ojos algún día, no sé si lo haría, quizá ahora que cada vez estaba más débil era posible.
- No te esfuerces mucho estos días – me comentó Deidara – tendrás que descansar hasta que esa herida esté cicatrizada.
- Lo sé – le dije - ¿Han explicado qué planes hay?
- Escondernos un tiempo, dejaremos que Konoha se marche y luego volveremos a nuestros planes.
- De acuerdo – le comenté – Gracias Deidara – le dije.
- De nada, pero cuídate un poco más, no tienes buena pinta.
- Cierto – le dije sonriendo – no me queda mucho ya – le confesé.
- ¿Tus ojos?
- Y mi corazón – le dije – está fallando cada vez más, quizá debería empezar a pensar en encontrar a Sasuke – le comenté.
- Lo buscaré para ti si es lo que quieres, aunque no sé si la organización dejará que vayas a por tu hermano, sabes que eres demasiado preciado para ellos.
- Lo sé, pero yo no tengo intención de morir en esta organización, quiero que sea mi hermano quien me mate, quiero que cumpla su sueño, su deseo y pueda volver a la villa tras conseguirlo.
- Eres muy raro Itachi – me dijo – siempre preocupado por tu hermano.
- Es mi única familia, lo prometí, mi hermano es lo más importante para mí.
- ¿Y tú chica? – me preguntó.
- La amo – le dije – pero tanto ella como yo sabemos que este es el camino que yo elegí, soy un ninja y moriré siéndolo.
Pain entró en aquel momento y ambos nos callamos. Observé como Deidara dejaba las cosas en la encimera y se marchaba hacia la puerta para irse, era algo normal, seguramente el líder quería hablar conmigo a solas y él ya lo había notado, aunque yo no tenía muchas ganas de dar explicaciones.
- Has tardado bastante en llegar – me comentó.
- Lo lamento – le dije – me hirieron y me ha costado bastante recuperarme para poder venir
- Déjame ver esa herida – me dijo y levanté un poco mi camiseta.
- Tiene mala pinta, se te ha abierto.
- Sí, mientras venía.
- Entonces descansa unos días Itachi – me dijo
Salí de la enfermería y me fui hacia mi habitación. Estaba cansado y me dolía todo, aunque puede que lo que más me doliera era tener que quedarme aquí en base hasta nueva orden sin poder escaparme a ver a Temari, porque ni siquiera tendría la excusa de ir a entrenar con esta herida, no se lo creerían y aunque se lo creyesen, no me lo permitirían.
Pensaba también ahora en Naruto, él me había ayudado a escapar y supongo que debía agradecérselo a Temari, porque fue ella la que acabó contándole lo nuestro y por esa decisión... me dejó escapar. Tampoco entendía aún por qué la villa le ocultaba quien era su padre, pero tenía derecho a saberlo, por eso preferí decírselo, creo que le debía algo a cambio de que me dejase marchar, porque había mentido a sus compañeros, me había ayudado a mí, a un criminal y todo por Temari, porque se lo había prometido a mi chica. Cómo deseaba que ese rubio consiguiera llegar hasta el frío corazón de mi hermano y le convenciera de que dejase estas venganzas, de que fuera feliz en la villa, que encontrase una chica que quisiera y formase una familia, justo lo que yo deseaba.
Temari me había dicho que ella llevaría a mis hijos y me encantó escuchar aquello, pero yo sabía que eso era un gran problema, si se quedaba embarazada en algún momento de un Uchiha, irían a por ella, tratarían de matarla a ella y a ese niño todos los de Konoha, no querrían a ningún Uchiha, las otras villas podrían quererla muerta o apoderarse de los ojos de ese niño, era un riesgo tener un hijo mío, más si era mío que si era de Sasuke, porque yo era el genio Uchiha, todos me querían a mí, querrían a mi hijo.
Yo tenía claro que quería formar una familia con Temari o habría querido si no tuviéramos todos estos problemas en contra, quizá si yo hubiera estado en plenas condiciones me habría atrevido, pero estando enfermo no podía arriesgarme, no podía protegerles como me gustaría y ese niño lo iba a necesitar, Temari la iba a necesitar, todos irían a por ese niño. No podía permitirme tener niños, no yo, mi sueño desaparecía aquí y lo sabía. Supongo que le tocaría a mi hermano volver a crear el clan, volver a hacer resurgir al clan Uchiha, porque yo no iba a poder.
Me dormí enseguida y es que estaba muy cansado, no había podido dormir bien estos últimos días, Temari me tenía preocupado y encima dormir al aire libre mientras venía hacia la base estando herido tampoco me hacía mucha gracia, me dejaba tenso y acababa durmiendo con un ojo abierto por si acaso había enemigos cerca, al fin y al cabo, yo era eso... un criminal buscado, el dinero que pagaban por mi cabeza era demasiado alto, todos me querrían ver muerto. Sólo en la organización estaba a salvo y era el único momento en que podía relajarme y dormir tranquilo.
Cuando me desperté al día siguiente, busqué a Deidara que estaba en su habitación. Me dio permiso para entrar y le pedí si podía encontrar a mi hermano, porque iba siendo hora de arreglar nuestro problema, iba siendo hora de terminar lo que habíamos empezado hace años, creo que ya debería tener mis mismos ojos, que ya debería de tener odio suficiente contra mí para venir con todo su poder.
Deidara resopló y me preguntó tres o cuatro veces si estaba seguro de lo que iba a hacer, pero sí lo estaba, estaba completamente seguro. Quería que encontrase a Sasuke y le dijera que fuera al lugar de los Uchiha, iba a darle la batalla que tanto había deseado, iba a darle mi vida pero tenía algo que hacer antes... iba a salvar su vida, iba a quitarle a Orochimaru de su interior para evitar que esa maldita serpiente pudiera controlarle más adelante. Para ello... iba a gastarle todo su chakra, tenía que aguantar la batalla contra él, tenía que ir con todo lo que tenía para poder agotarle y que sacase el poder completo de ese sello, iba a darle su libertad a cambio de mi vida.
Aquella tarde escribí una carta para Temari, le había prometido que volvería, pero no iba a poder volver, era imposible, mi vida acabaría en esa batalla y lo sabía, mi corazón no aguantaría la fuerza de mi hermano, yo ya no aguantaría más batallas si no venía Konoha a salvar mi corazón y no lo harían.
Jamás imaginé que acabaría despidiéndome por una carta, jamás imaginé que aquel sexo contra la pared después de nuestra única cena romántica, sería mi última vez con ella. Estos meses que había estado a su lado habían sido los mejores, hasta había perdido la cuenta de las veces que había ido a su habitación y habíamos tenido sexo, me encantaba esa chica, me volvía loco, pero no podía hacer nada más, ya no podía ofrecerle nada sin romper mi promesa con mis padres y es que tenía que proteger a Sasuke y con Orochimaru en su interior... tenía que salvarle sí o sí, no podía esperar más con mi enfermedad.
Deidara tocó mi puerta a los pocos días para decirme que había encontrado a Sasuke y ya le había dado mi mensaje, ya no había vuelta atrás. Suspiré y le di la carta para Temari que tenía en el cajón de mi mesa.
- Dáselo a Temari – le dije.
- ¿A quién? – me preguntó extrañado.
- A la hermana del Kazekage de Suna – le aclaré – pero dásela en mano.
- ¿La hermana del Kazekage? ¿No podías enamorarte de una chica más fácil? – me preguntó sonriendo y yo negué con la cabeza – ya decía yo... que el resto de chicas serían demasiado fáciles para el genio Uchiha – me dijo de forma irónica y yo sonreí.
- Dáselo, por favor.
- Lo haré pero... ¿Tú estás seguro de todo esto Itachi?
- Sí – le dije – esto es lo que tengo que hacer... nací para proteger a Sasuke, es mi hermanito, no dejaré que le ocurra nada malo nunca.
- No creo que él tenga la misma actitud que tienes tú con él.
- Mejor, porque tengo que hacerle creer que quiero robarle sus ojos.
- No será difícil, piensa que eres un cabrón, un asesino que sólo busca su propio beneficio.
- Sí, lo sé – le dije
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