💜Todo empezó con leche de banana💜

Soobin sonrió cuando vió a Taehyung y Jimin llegar a la tienda porque eso significaba que su turno había terminado y él y Yeonju podían irse.

También estaba emocionado por mostrarle a su hyung, su nuevo color de cabello.

—¡Azul!— Tae exclamó en el mismo momento en que vió a su dongsaeng.

—Sí, me inspiré en ti— admitió Soobin tímidamente mientras se pasaba los dedos por el cabello.

—¡Aw! Son como unos mini nosotros—exclamó Jimin, quien colocaba sus pertenencias en su casillero, mientras miraba entre Soobin y Yeonju quien tenía el pelo rosa.

Los dos jóvenes sonrieron tímidamente ante el comentario mayor.

—Entonces, ¿Cómo ha estado el día hasta ahora?— preguntó Tae, poniéndose la camisa del uniforme.

—Lento, como de costumbre.— respondió Yeonju mientras se cambiaba de ropa.

Él terminó de cambiarse y después de que Soobin le entrega la caja registradora a Jimin, los jóvenes omegas se fueron.

—Nos vemos mañana Min-hyung, Tae-hyung.—  dijeron mientras se despedían de los mayores.

—Nos vemos, cuídense bebés.— respondió Minie con una sonrisa.

Vieron a través del vidrio de la tienda como  mientras caminaban Yeonju empujó a Soobin a un lado juguetonamente con su cuerpo.

—¡Son tan adorables!— Jimin exclamó mientras los observaba.

—Sí, lo son.— Tae observó mientras continuaban empujándose hasta que Soobin puso su brazo alrededor de los hombros de Yeonju hasta que desaparecieron de su vista.

💜✨💜

El alfa de cabello negro verificó la hora en su reloj Rolex; tenía un poco de tiempo antes de que tuviera lugar la "reunión".

Tenía antojo de leche de banana. No había tomado leche de banana en dos días completos y eso era demasiado tiempo para estar sin tomar la dulce bebida.

El único problema ahora era que todas las tiendas por las que pasaban estaban cerradas. Estaba a punto de darse por vencido. Llegaría tarde y no está de humor para escuchar a Yoongi quejándose de su tardanza y mucho menos a Seong.

Luego vió una tienda que todavía estaba abierta o al menos tenía todas las luces encendidas, le indicó a su chófer que se detuviera. Una vez en el parqueo salió del auto hacia la tienda.
Tan pronto como la puerta se abrió, un dulce aroma llenó su nariz, como dulces hechos de fresas y duraznos.

💜✨💜

El día había sido dolorosamente lento.

Tae miraba el reloj intensamente como si al hacerlo el tiempo pasara más rápido, así que cuando la hora cambió a medianoche no podía estar más feliz.

—¡Finalmente!— exclamó Tae, este estaba a punto de cerrar la puerta con llave cuando se abrió.

Inmediatamente un fuerte olor a alfa llenó sus fosas nasales. Olía como una fábrica de chocolate, como todo tipo de chocolate delicioso combinado y a dinero, entonces vió entrar al alfa.

Era ridículamente guapo. Llevaba un traje negro que le quedaba perfecto, le ajustaba en todos los lugares correctos. Hombros anchos, muslos fuertes, el cabello negro recogido en un moño que revelaba un corte sexy, su mano tatuada y esa cara... con ojos de gacela y labios deliciosos... pero si las miradas pudieran matar Tae estaría muerto.

—Lo siento, pero la tienda está cerrada.— dijo en voz baja, controlando el impulso de enterrar su nariz en el cuello alfa y aspirar su delicioso aroma, lamer su glándula de olor, desnudar su cuello para él y...  Pero ¿Qué me pasa?

El alfa solo le dedicó una mirada y continuó caminando hacia el refrigerador de bebidas.

Tae dejó escapar un exclamación de sorpresa mientras dirigía sus ojos a Jimin con una expresión de asombro en su rostro. Este último solo se encogió de hombros.

Vieron que el alfa regresaba con cuatro botellas de leche de banana, dos en cada mano y las colocó sobre el mostrador.

—Lo siento mucho, pero como mi compañero de trabajo te dijo la tienda está cerrada.—  Jimin evitó mirar directamente al alfa, haciendo todo lo posible para controlarse y no perderse en el maravilloso aroma. 

Estaba haciendo todo lo posible para no tomar tragos del increíble olor. Lo hizo sentir todo caliente por dentro. ¿Desde cuándo los alfas huelen tan bien? Nunca antes se había visto afectado por el olor de un alfa, bueno, al menos no hasta este punto.

El alfa le dió una mirada llena de fastidio.

—Ya estoy aquí, solo haz tu maldito trabajo.

Jimin tragó saliva ante el tono autoritario y grosero que usó el alfa con él, en otras ocasiones hubiera dicho algo, pero pensó que era mejor simplemente cobrarle por las bebidas  y terminar con eso para que él y Tae pudieran irse a casa y acurrucarse en el sofá mientras veían una mala película.

El alfa le entregó un billete de alta denominación, antes de que Jimin pudiera darle el cambio, el alfa ya caminaba hacia la puerta.

—¡Oye, tu cambio!— gritó pero el alfa se había ido.

—¡Qué idiota!— exclamó Tae viendo al alfa subirse a un auto negro de apariencia costosa mientras cerraba la puerta de la tienda para evitar que apareciera otro cliente nocturno con  necesidad de leche saborizada.

—Pero olía tan bien. ¿Verdad? —Agregó con una sonrisa cuadrada.

—¡Tae!

— ¿Qué? ¿Estoy mintiendo? ¿No lo oliste? Sé que lo hiciste.

—Sí, olía delicioso.— admitió Jimin.

—Y también estaba muy hot. — añadió Tae

—¡Tae! 

—¿Qué?

—Solo ayúdame a limpiar la tienda para que podamos irnos, ¿Ok?

—OK.

💜✨💜

Una vez en el coche mientras bebía su leche de banana no podía sacarse de la cabeza a los dos omegas de la tienda.

Eran extremadamente hermosos y su aroma era demasiado delicioso, fresas y duraznos. Su aroma era fuerte e invadía sus fosas nasales. Si olían tan bien, debían de saber mucho mejor y él quería probarlos.

Los deseaba y no había nada en el mundo que Jeon Jungkook deseara que no obtuviera, y quería a esos omegas así tan seguro como el infierno que los tendría.

—Debo saber todo sobre los dos omegas de esa tienda— Instruyó al hombre a su derecha.

—Sí, señor.

Llegaron al lugar de la reunión, un almacén en las afueras de la ciudad. 

Había dos guardias en la puerta; se inclinaron una vez que lo vieron e inmediatamente le abrieron la puerta.

Cuando entró, había un hombre al lado de la puerta, un hombre alto de unos treinta años. Un alfa con cara de alguien con el que no te quieres meter.

Había un hombre beta atado a una silla con una mirada aterrorizada en su rostro, con cinta adhesiva en la boca.

Yoongi estaba frente al tipo dedicándole una mirada aburrida, como si no hubiera nadie atado frente a él. A sus costados estaban dos alfas más, con una expresión sombría en sus rostros.

En una mesa detrás de ellos, había una variedad de herramientas, llaves inglesas, cadenas, alicates, martillos, cuchillos, escalpelos y varios objetos destinados a hacer hablar a la gente.

Namjoon también estaba ahí, algo que sinceramente lo sorprendió. Por lo general, no tomaba parte en este tipo de trabajo.

Todos en el lugar giraron la cabeza tan pronto como entró, bebiendo una botella de leche de banana.

—Miren quién finalmente decidió aparecer.— habló el tipo junto a la puerta.

—Vete a la mierda, Seong—Jungkook le echó una mirada retadora.

Seong estaba a punto de decir algo, simplemente no podía soportar al niñito este, pero antes de que abriera la boca, Yoongi habló.

—¿En donde diablos estabas, JK? 

—Leche de banana— respondió mostrando la botella ahora vacía de la que estaba bebiendo.

—¿En serio?— Namjoon se rió entre dientes y arqueó una ceja.

—¿Qué?— Jungkook levantó las cejas.

—Pongámonos manos a la obra.— Yoongi se arremangó la costosa camisa,

Jungkook se quitó la chaqueta y se arremangó la camisa, el miedo en el tipo atado a la silla solo crecía. Uno de los alfas a los lados de Yoongi quitó la cinta adhesiva de la boca del beta.

—Señor. Min, lo juro yo... yo.— Suplicó, luchando con las palabras, olía a miedo.

—¿Te di permiso para hablar?— Yoongi lo miró directamente a los ojos.

El beta cerró la boca inmediatamente. Yoongi era un omega, bajito, flaco con cabello teñido de blanco y cara de niño, pero aterrorizaba a la gente.

Tenía veintiún años cuando se hizo cargo del imperio criminal de su padre, habían pasado siete años desde ese día y la gente aprendió a temerle, no era el tipo de persona con quien meterse.
Alfas, betas y omegas le temían por igual.

—Entonces, Lee ¿Pensaste que era una idea inteligente robarme? No pensé que fueras tan estúpido.

—Señor Min yo nunca...

—¿Te atreves a negar lo que sabemos que hiciste?— Yoongi preguntó sin cambiar la expresión.

Namjoon le pasó a Yoongi una carpeta con algunos documentos, la abrió y los miró.

—Entonces, según tu, ¿No estás transfiriendo dinero a una cuenta personal?

El chico, Lee, permaneció en silencio.

—¡Joder, respóndeme!— Yoongi lo agarró por el cabello halando de este fuertemente.

—Yo le respondería si fuera tú—Namjoon se quitó las gafas y las colocó sobre la mesa junto a las herramientas.

—N.. no fue...

—Mira, Lee, te contraté porque eras un tipo inteligente, muy bueno con las computadoras y los números, pero nunca pensé que nos robarías.— dijo Namjoon, se agachó frente a él, su voz era tan tranquila y condescendiente que era aún más desconcertante que el tono irritado de Yoongi.

Namjoon era un alfa. Alto, musculoso, con un rostro atractivo y una sonrisa con hoyuelos, era el razonable del trío.

Había sido amigo de Yoongi desde que era un adolescente con un padre alcohólico que le debía una gran cantidad de dinero a la familia Min, su padre lo dió como pago; podían hacer lo que quisiera con él, pero el padre de Yoongi se dió cuenta de que el chico era bastante inteligente y sería más útil si iba a la universidad. Ahora trabajaba limpiando el dinero de Yoongi en su "compañía legítima"

—No hice...

— El hijo de perra no va a responder— Jungkook tomó la cadena en su mano y la envolvió alrededor de sus nudillos, no era del tipo paciente.

Lee observó esto con ojos llenos de terror; había visto a Jeon Jungkook solo un par de veces, rara vez visitaba la empresa, pero había oído hablar de las formas del alfa.

Se acercó a él y sin decir una palabra le dio un fuerte puñetazo en la cara, la sangre se derramó de su rostro, inmediatamente se hizo un corte en la mejilla y el labio, la silla se desplomó hacia atrás y cayó.

—Levántenlo.— Yoongi cruzó los brazos sobre su pecho.

Uno de los alfas al lado de Yoongi levantó la silla, la cabeza del beta colgaba baja.

—¿Sigues con nosotros, Lee?— Namjoon lo agarró con fuerza de la barbilla para mirarlo a los ojos, el beta asintió.

—Bien.

—Supongo que no hay razón para seguir negándolo.— Yoongi se apoyó en la mesa.

El beta permaneció en silencio.

—¡Por el amor de Dios!— Yoongi tomó una herramienta de soporte y lo golpeó en el lado derecho de la caja torácica.

El beta gritó de dolor, seguramente le rompió una o dos costillas con ese golpe. En otros casos, dejaría que uno de los otros hicieran el trabajo, pero este tipo Lee, simplemente lo puso de los nervios. Le había estado robando, durante meses, transfiriendo pequeñas cantidades de dinero casi desapercibidas a diversas cuentas, haciéndolo viajar de uno a otro haciéndolo casi imposible de rastrear, casi.

—Señor Min, lo siento, solo necesitaba el dinero.— El chico estaba llorando y sollozando en este punto —Mi madre, ella esta... 

—Muerta, murió hace dos años—dijo Seong mirando algunos papeles desde la puerta.

—Él cree que somos estúpidos— Jungkook tomó una llave inglesa de la mesa y la giró en sus manos como midiendola. 

—Vimos el nuevo guardarropa de tu novia.— suspiró Yoongi. —Ella es tan estúpida como tú, publicando todo en las redes sociales.

—¡Por favor, no le hagan nada!— Estaba jadeando, su olor se llenó de terror.

—No lo haremos ¿Qué clase de monstruos crees que somos? —Namjoon sonrió.

Sí, eran los malos, personas peligrosas, pero no le harían nada a la chica, su única culpa era salir con un idiota y si eso fuera un crimen, habría un montón de gente en la cárcel o muerta.

—Ahora que todo está claro, quiero que me devuelvas mi maldito dinero.— Yoongi estaba inspeccionando sus uñas.

—Lo haré, señor, le devolveré todo si me da un poco de tiempo, le juro que yo... yo...

—Por supuesto que lo harás.

Por un momento, Lee pensó que lo dejarían irse.

—Gracias, Señor Min—. Sonaba esperanzado y aliviado. Su olor era más tranquilo.

—¿Por qué mierda me agradeces?— Yoongi entrecerró los ojos.

El tipo tragó saliva, el miedo lo llenó de nuevo.

—No van a matarme, ¿verdad?— Levantó la cabeza y miró entre los hombres de la habitación.

—Debería matarte.—La voz de Yoongi era profunda y oscura, enviando escalofríos a la columna vertebral el tipo de escalofrío malo.

¿Este tipo realmente era un omega? El beta se preguntó a sí mismo.

—Pero si te mato, no me devolverías mi dinero, pero eso no significa que te dejaremos ir así como así.

Jungkook tomó la misma herramienta de soporte que usó Yoongi y golpeó contra las piernas del chico. El grito fue aún más fuerte que antes.

—Si lo dejas lisiado, no podrá pagarnos.— Namjoon miraba la escena sin inmutarse.

—Necesita aprender una lección.— Jungkook soltó la herramienta y miró la mesa para decidir qué usar a continuación.

Para cuando lo soltaron, el tipo no se sostenía solo, no podía hablar y estaba más inconsciente que consciente, tenía la nariz, los labios y varias costillas rotas, un corte en la mejilla izquierda y perdió un par de dientes, tenía la cara hinchada.

Dos guardias alfa tomaron al beta y lo metieron a empujones en un auto, sacándolo del almacén.

Jungkook y Yoongi se lavaron las manos, se arreglaron las mangas y se pusieron las chaquetas. Salieron afuera donde sus autos y Namjoon los estaban esperando.

Yoongi sacó un paquete de cigarrillos de su bolsillo y tomó uno, Seong inmediatamente se lo encendió.  Jungkook imitó su acción con la diferencia de que encendió su propio cigarrillo.

El omega se acercó al auto de Jungkook y tocó la ventana del conductor, el conductor era un beta masculino, bajó la ventana con manos temblorosas.

—Lleva el auto a la casa, JK se va conmigo—. El beta asintió.

—¿Qué? hyung— Jungkook casi se quejó. —Ya no vivimos juntos.

—Te estoy invitando a desayunar, mocoso malagradecido.

—Ni siquiera es de mañana.—murmuró Jungkook con el cigarrillo entre los labios.

—¿Vienes con nosotros Joon?—Yoongi le dió una calada a su cigarrillo. 

—No, necesito dormir un poco antes de ir a la oficina.— Verificó la hora en su reloj Patek Phillipe— También debo empezar a buscar el reemplazo de Lee.

Yoongi asintió. 

—Ok, te llamo más tarde.— El omega se encaminó hacia su auto. —Vamos mocoso.

—¡Deja de llamarme así!—Jungkook lo siguió hasta el auto.

Todos se fueron por caminos separados.

💜✨💜

Lejos de ese lugar, lejos de la violencia y la sangre, en un minúsculo departamento, dos omegas dormitaban en un sofá amarillo, mientras la película se proyectaba en la pantalla del televisor.

Jimin abrió los ojos perezosamente y miró a Taehyung durmiendo en su hombro.

—Tae Tae, despierta, vamos a la cama.— Lo sacudió suavemente pero el otro solo se acercó al omega mayor, murmurando algo que Jimin no entendió. —Tae te va a doler el cuello y no puedo sentir mi hombro.

Tae puso sus brazos alrededor de la cintura de Jimin.

—¡Llévame a la cama!— Hizo un puchero aferrándose a Jimin con los ojos cerrados.

—No te voy a cargar, eres demasiado pesado.

—¿Me estás llamando gordo?

—No eres el gordo Tae, solo vámonos a la cama, tenemos clases por la mañana.

A regañadientes se desenredó de Jimin y se levantó

Caminaron lentamente hacia el dormitorio después de guardar el tazón de palomitas de maíz y las botellas de refresco vacías.

Tae se lavó los dientes junto a Jimin antes de que ambos se pusieran la pijama y subieran a la cama.

—Voy a ser la cuchara pequeña.— Tae le dió la espalda a Jimin, el mayor solo sonríe con cariño mientras el omega más joven se acomodó en su cama compartida e inmediatamente envuelve su brazo alrededor de la cintura del más joven.

—Minie. . . —Tae se acercó al mayor.

—¿Qué pasa, baby bear?

—Perdón por mencionar el tema del peso— casi susurró. —Estaba medio dormido, no estaba pensando, lo siento.

El peso era un tema delicado para Jimin, había lidiado con desórdenes alimenticios en el pasado, razón por la cual suelen evitar temas relacionados con la gordura y el peso.

—Está bien Tae, estoy bien. Jimin frotó su mejilla con la de Tae. —Vamos a dormir ahora.—Tae asintió.

—Buenas noches Mimi, te amo.

—Buenas noches Tae-Tae, sabes que yo también te amo.

Compartieron un pequeño beso en los labios y cerraron los ojos.

Taehyung y Jimin no estaban saliendo. Si alguien les pregunta sobre la naturaleza de su relación, responderán que simplemente eran almas gemelas.

Vivían juntos, trabajaban juntos, iban a la misma universidad, tenían el mismo grupo de amigos, sabían todo el uno del otro y además tenían sexo de forma regular, en celo o no.
Algo no tan común entre los omegas, pero estaban felices así y decían que no necesitaban un alfa.

Nunca negaron el amor que se tienen y son capaces de hacer todo por el otro. Ni siquiera pueden soportar la mera idea de estar separados.

Había sido así desde que se conocieron, hace seis años atrás cuando Jimin acababa de llegar de Busan para estudiar en la Universidad de Seúl, Tae llevaba tres meses viviendo en la ciudad, había venido de Daegu para estudiar y ayudó a Jimin a sentirse cómodo en la ciudad Nueva.

No les tomó mucho tiempo hacer clic y darse cuenta de que estaban destinados a estar juntos. Compartían las luchas de una vida de estudiante universitario sin recursos, con poco o ningún apoyo de su familia debido a la carrera que eligieron, bellas artes en el caso de Tae y artes escénicas en el de Jimin.

Ellos no tenían citas. Lo habían intentado en el pasado, pero nadie podía entender la naturaleza de su relación. Los alfas eran demasiado posesivos y los betas que eran menos posesivos por naturaleza no entendían que puedes dejar cualquier cosa que estés haciendo si tu mejor amigo te llama.

Jimin era el menos interesado en tener citas, había tenido dos novios en el pasado, dos alfas que lo habían dejado pensando que el único alfa decente en este mundo era su amigo Hobi, pero eso no significaba que no pudieran ligar con gente en los clubes, pero eso era algo que rara vez sucedía últimamente y por lo general no iba más allá de una intensa sesión de besos contra la pared del baño.

Tenían mucho tiempo sin irse con alguien y nunca se llevaban a nadie a casa con ellos. Últimamente decidieron que si alguien quiere a uno de ellos, tiene que querer a los dos, porque siempre y para siempre estarían juntos.

Cayeron en un sueño apacible, sin saber que su vida de simple estudiante sin recursos estaba a punto de cambiar de una manera que nunca imaginaron.

💜✨💜

Fiel a su palabra, Yoongi invitó a Jungkook a desayunar.
El omega quería mucho al muchacho técnicamente lo crió de todos modos.

Conoció al chico cuando él tenía diecisiete años y Jungkook tenía solo doce.
Un niño fugitivo que intentaba sobrevivir en la ciudad por su cuenta. Yoongi era nuevo en la organización de su padre.  Solo un año antes había venido de Daegu en busca de su padre, el hombre más peligroso de toda Corea del Sur.

Jungkook era malcriado, hosco, no confiaba en nadie y apenas hablaba con la gente, pero no tenía miedo y tenía cierto fuego en los ojos.

Yoongi decidió acogerlo y le dió la oportunidad de una vida mejor, al menos mejor que dormir en las calles y robar para comer.

Trabajó para la organización desde el primer día. Una vez que Yoongi se hizo cargo del puesto de su  padre, para consternación de mucha gente, hizo de Jungkook su hombre de mayor confianza y el segundo a cargo.

Yoongi veía a Jungkook como el hermano que nunca tuvo. Formó un vínculo con el joven alfa raro en su línea de negocios, más fuerte que el que formó con Namjoon.

Cuando Jungkook se mudó solo, se dió cuenta de que extrañaba al chico, pero eso era algo que Min Yoongi no admitiría ante nadie, ni siquiera ante sí mismo.

Estaban comiendo en las habitaciones de Yoongi mientras repasaban la agenda del día. Eran personas muy ocupadas. Sin embargo, la mayor parte de su trabajo era de noche.

Alguien tocó la puerta, luego Baek, un alfa y el hombre de confianza de Jungkook entró en la habitación y después de disculparse por interrumpirlos, le dio a Jungkook una carpeta con algunos papeles.

La mirada de Yoongi viajó inmediatamente a la carpeta en las manos alfa, la estaba leyendo con mucho interés.

—¿Qué es eso?— Yoongi preguntó pelando una mandarina.

—Cosas personales.— murmuró Jungkook. Yoongi se puso de pie y se inclinó hacia Jungkook, arrebatando con éxito la carpeta de las manos del joven alfa.

—¡Maldición hyung!— Jungkook cuasi grito

—¿Park Jimin, Kim Taehyung? ¿Quienes son esas personas? parecen personas normales y corrientes.— Yoongi estaba leyendo los documentos— Son dos estudiantes universitarios en bancarrota, bellas artes y artes escénicas, no es de extrañar por qué están en bancarrota, uno es de Busan y el otro de Daegu. ¡Mierda, qué coincidencia!— Yoongi sonrió. —Trabajan en una tienda de conveniencia, sin marcas de apareamiento, solteros—Soltó los documentos y miró a Jungkook seriamente. —¿Estás traficando con omegas ahora?

—¿Qué? No, por supuesto que no.

Yoongi, siendo él mismo un omega, estaba en contra del tráfico de omegas, bueno, estaba en contra de cualquier tipo de tráfico de personas, pero sabía que los omegas eran más susceptibles a este tipo de trato.

Su madre era una mujer omega, una prostituta que fue embarazada por el jefe de la mafia Min Young-ho en una visita a Daegu. Su padre desconocía su existencia hasta que su madre falleció cuando él tenía dieciséis años y comenzó a buscar a su padre.

Sabía la vida que llevaban las prostitutas omega y estaba en contra de ese trato. Él era dueño de varios burdeles y clubes de striptease, pero nadie estaba en contra de su voluntad o forzado a la prostitución, él sabía que no era la vida ideal, y algunos de ellos estarían haciendo algo diferente si pudieran, pero las condiciones en los lugares poseía eran muy diferentes de otros lugares.

Era un criminal, sin duda, era un hombre frío, peligroso. No dudaba en matar a alguien si pensaba que esa persona lo estaba jodiendo. Era respetado y temido entre la mayoría de los jefes de Corea del Sur, pero tenía cierto sentido de la moral y un código de conducta autoimpuesto.

—Entonces, si ese no es el caso, ¿de qué se trata?— preguntó Yoongi, llevándose un trozo de mandarina a la boca. 

—Ya te dije, cosas personales. 

Jungkook tomó los papeles de la mesa. Yoongi lo miró con sospecha, no porque no confiara en JK, sino porque  estaba sinceramente intrigado por los chicos de los documentos y el interés de Jungkook en ellos.

💜✨💜

—Minie, solo echemos un vistazo— Tae estaba tirando del brazo de Jimin, arrastrándolo hacia una tienda de lujo.

—Tae, no, no podemos, sabes que no podemos—. Jimin estaba tratando de ser razonable.

Conocía la debilidad de su alma gemela por la ropa de diseñador y Jimin no podía negar que amaba a Chanel y no diría que no a las botas o joyas, pero sabía que no se los podían permitir.

Apenas podían pagar la renta y poner comida en la mesa todos los meses, sin tomar en cuenta sus gastos universitarios que eran un dolor de cabeza por la casi falta de apoyo que recibían de casa,  razón por la que aún no habían  terminado su carrera. Habían tenido que parar por periodos, pero por suerte ya casi la estaban terminando.

—Oh, vamos, no es como si estuviéramos comprando algo.—Tae siguió tirando del brazo de Jimin, con las manos clavadas en la tela del suéter lila que llevaba puesto el omega.
Jimin suspiró y siguió a Tae a la tienda. No había casi nada que pudiera negarle a Tae.

La tienda estaba llena de ropa cara. 

Las personas que trabajaban allí les echaron un vistazo, sabiendo perfectamente que no tenían dinero para comprar allí.

Los miraron de pies a cabeza, fijándose en sus jeans ajustados y rasgados, sus suéteres simples, las mochilas en sus espaldas. las zapatillas gastadas, definitivamente no es el tipo de persona que compraría allí.  Pero los chicos no se inmutaron por la forma en que los miraban, siguieron mirando la hermosa ropa, en fin, mirar no era un delito.

Tae se detuvo en seco cuando vio una hermosa camisa Gucci, una camisa beige con estampado floral, con mariposas y detalles verdes, sabía que le quedaría perfecta.

—Minie esto es hermoso— Tae no podía apartar los ojos de la camiseta.

—Y caro.— susurró el omega de cabello rosado, mirando el precio.

—Ah, y mira estas botas.— continuó Tae como si no escuchara a su amigo, arrastrándolo hacia la sección de zapatos mostrándole los botines de cuero negro de Chanel. —Y tienen tu talla.

A Jimin le gustaron las botas, no lo podía negar  los amaba y por supuesto los quería, pero sabía que no podía pagarlos.
Siguieron mirando aquí y allá, deteniéndose en los artículos que les llamaban la atención, fantaseando sobre cómo se verían en ellos.

—¿Puedo ayudarlos en algo, caballeros?— Preguntó uno de los empleados de la tienda, una mujer omega, que los miraba atentamente desde el mismo momento en que entraron a la tienda.

—Solo estamos mirando—Tae mostró una sonrisa cuadrada.

—Nos vamos.—Minie tomó la mano de Tae y salió de la tienda.

—¡Mimí!—Tae se quejó una vez fuera de la tienda.

—Se está haciendo tarde para ir a trabajar y no es justo hacer que los bebés se queden más tiempo.

—Lo sé. —Tae puso su brazo alrededor de los hombros de Minnie. —Necesitamos un sugar daddy.

Jimin se rió de la declaración de su alma gemela.

Caminaron charlando de diferentes temas, sin darse cuenta de los dos altos alfas que los seguían y tomaban fotos desde que salieron de la universidad.

💜✨💜

Tae estaba apoyado en el mostrador, Minie estaba detrás de la caja registradora, ambos estaban hablando con Hobi, su mejor amigo.

—¿Están seguros de que no quieren que los acompañe a casa?— preguntó Hobi tomando un trago de su sprite.

Hobi era un alfa un año mayor que ellos. Tenía el cabello teñido de rojo, una boca en forma de corazón y una sonrisa que podía iluminar una habitación entera.

Era alegre y un gran bailarín, se conocieron en la universidad debido a la carrera de Jimin, se hicieron amigos fácilmente y él se designó a sí mismo como el protector de los chicos.

—Está bien, quiero decir, seguro que se veía peligroso...— comentó Jimin.

—Y hot— soltó Tae, mostrando una de sus típicas sonrisas cuadradas.

—También olía a peligro y dinero—Jimin continuó mirando a Tae.

—Y delicioso.

—Pero no hizo nada, fue muy grosero, pero ¿Cuáles son las probabilidades de que venga hoy por leche de banana otra vez?—preguntó Jimin.

—Correcto—Hobi terminó su sprite y tiró la lata a la papelera junto a la puerta.

—Sabemos que tienes una clase mañana por la mañana, no te preocupes por nosotros.—Tae tomó una paleta de cereza del mostrador y la desenvolvió.

—Está bien, pero llámenme si pasa algo.— Hobi los miró a ambos.

—Está bien, ni siquiera sé por qué estás tan preocupado de que solo haya sido un cliente al azar

—No se con  esa descripción que me diste. . .— Hobi se encogió de hombros. —Me da un mal presentimiento.

—Oh, el gran alfa rudo teme por sus hermosos amigos omega— Tae le sonrió.

Hobi puso los ojos en blanco ante el comentario. Después de asegurarle mil veces que estarían bien, Hobi salió de la tienda, la noche transcurrió sin incidentes con solo unos pocos clientes, y antes de que se dieran cuenta, eran las doce menos diez minutos.

Las puertas se abrieron y antes de que lo vieran, lo olieron ese olor abrumador a chocolate y dinero, que inmediatamente les prende fuego por dentro.

No podían evitarlo, había algo en su olor que les hacía querer saltar sobre él y hacer todo tipo de cosas.

No estaba solo, también había un olor a omega masculino. El alfa entró con su traje negro y con él, un omega masculino de cabello blanco y bajito que también vestía un traje negro de apariencia costosa.

El omega los miró intensamente, su mirada los puso nerviosos.

El alfa caminó hacia el refrigerador como lo hizo el día anterior y tomó otras cuatro botellas de leche de banana, el omega finalmente dejó de mirar y tomó un paquete de cigarrillos y los colocó sobre el mostrador.

—Buenas noches— Jimin tomó el paquete de cigarrillos y los escaneó.

El omega no respondió solo le pasó un billete y espero su cambio, se hizo a un lado presumiblemente esperando al alfa.

El Alfa  pagó su leche de banana y como el día anterior se fue sin  su cambio.

Vieron a través del frente del cristal de la tienda como un auto negro y caro los estaba esperando, un chofer les abrió la puerta del auto y antes de que entraran el omega le dio una última mirada a la tienda y sonrió, el alfa no miró atrás.

—Está bien, eso fue extraño— Tae siguió mirando a través de las puertas hasta que el auto desapareció.

Jimin solo asintió, era realmente extraño.

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