▬ PREFACIO

⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Ser agradecida con aquellas cosas que valían la pena agradecer fue de las primeras cosas que le enseñaron en esta vida. Los clásicos «por favor» y «gracias», el apreciar los buenos gestos y el esfuerzo ajeno; todo eso eran detalles que fueron inculcados en su educación.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀Inori agradecía la buena fortuna que tenía su vida, pero aborrecía todo lo que no. Agradecía tener techo, cama, ropa, comida y salud, mas rechazaba con carácter rebelde las cadenas a las que venían sujetas todas esas cosas.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀La vida bajo el grueso manto de una familia conservadora no era tan sencilla y maravillosa como se podía llegar a ver desde las pintorescas opiniones de afuera. Crecer dependiendo del permiso, con el juicio de por medio, la instintiva y natural desconfianza y, sobre todo, la asfixiante falta de libertad; eso era la escencia principal de ese tipo de vida.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀Inori estaba acostumbrada a ello, es lo único que ha conocido, mas no significaba que estuviese del todo a gusto. Si bien no vivía mal, había detalles que generaban en ella cierto hastío. Un buen ejemplo sería seguir mendigando de la compasión llamada permiso a sus veinte años. Aún con su mayoría de edad que la definía como una persona adulta, dependía de otro para poder cumplir algún deseo personal.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀Frustrante, agotador, desesperanzador, asfixiante; esas eran buenas palabras para describir cómo se sentía su tipo de vida. El ser suprimido llegaba a ser doloroso.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀Pese a eso, sus condiciones no eran terribles. Era hija única, niña de los ojos de sus progenitores, destinada a ser sobreprotegida y resguardada de lo que el malicioso mundo les otorgaba. Por ende, la llenaban de detalles materiales y le permitían estudiar aquello que quería pese a ser una licenciatura catalogada como inútil. Una serie de beneficios que sonaban maravillosos, donde la señalarían como egoísta, malagradecida y tonta por querer más, pero a Inori no le importaba ningún comentario de tal índole.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀Inori solo recibía las migajas de esa compasión que le daban sus padres a su joven y muy dependiente hija, permitiéndole probar en cucharas pequeñas un acercamiento a su independencia, estando sometida siempre por esa cadena invisible que los conectaba a ellos. Empero, la cruel mentira de que toda su vida iba a estar resguardada por la seguridad de la casa de sus padres pendía de un hilo que Inori podía ver. Un hilo que, con pulso fuerte —pero dudoso en su inicio—, tensaría hasta probar sus límites.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Esas pequeñas cucharadas se convertirían en grandes bocados, cuya astucia los mantendría ocultos en las faldas de la ilusión de la más pura obediencia.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀Inori Amakura no buscó aquel tacto pecaminoso que calentaba su piel con simples roces, pero aun así, lo consiguió y disfrutó de él sin arrepentimientos que la acomplejen.

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𝗖𝗥𝗘𝗦𝗖𝗘𝗡𝗗𝗢
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Puede definirse como el
aumento  gradual  de la
intensidad.

Porque crescendo es la mejor palabra
para  definir  el  sentimiento que Inori
experimentó  al encontrarse  con Toji.

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