Capítulo 9: Sin Compromiso
Bella se encontraba viendo desde la sala a la nativa Leah y su acompañante, que si bien no comprendía el motivo de ambos juntos, no tardó en unir cabos en que ambos fueran familiares de la huésped de los Cullen. La humana se había enterado de todo al llegar a la residencia con Edward al día siguiente, era cierto que los Cullen aceptaban ayudar a los suyos pero no entendía como aquella mujer tenía a dos lobos tras de ella, algo en definitiva le llamaba mucho la atención y buscaría saber más acerca del misterio que está guardaba.
Si bien, con anterioridad el patria ca del Clan Cullen había logrado que la mujer volviera con cierto letargo a la realidad, sin embargo aún pereció los estragos de haber tragado agua, por lo que de manera extraña supo que esa vampiro desconocida había tenido un lavado de estómago para liberar el agua estancada, por ende, a eso se debía el motivo por el cual la mujer parecía estar durmiendo en la camilla. Ambos lobos debieron seguir sus aseos necesarios para seguir cuidándola, pero con la promesa de que el mismísimo doctor la cuidaría en su ausencia. Claramente ambos no estaban cómodos con dejar a su compañera e impronta en ese nido de vampiros, pero se habían encargado de ir lo más rápido posible a sus casas y volver antes de que esta sintiera sus ausencias.
Ninguno de los dos sabía del interés de la humana en aquella mujer. Solo Rosalie se había sentido incomoda en tener que vigilar a esas dos, una por el problema andante que era y la otra por no conocerla.
«¿Cómo es posible que se vea tan hermosa y a la vez tan misteriosa? Quién eres y como sabían de los Cullen?» eran las dudas que atacaban a la única humana.
Bella se acercó hasta el margen de la puerta para observar, debido a que la mayoría del Clan Cullen parecía estar preparándose para recibir a los lobos ante la primera práctica contra los neófitos, gracias a que podían recibir clases de Jasper, que podía prepararlos para proteger al pueblo y la reserva de aquellos vampiros novatos. Quería ser la primera en encontrarse cuando se despertara, tal vez así podría sacar más información a sus dudas o intrigas.
-Si te acercas un paso más, te aseguro que ser entrometida es la opción incorrecta que estás tomando en tu mediocre vida humana. -la voz rasposa, ronca y arrastrada sonó tan de repente que hizo sobresaltar a la humana, quien levantó la mirada con pánico ante dicha frase. -No se quien seas, pero Cullen no debería dejar que humanos se cuelen sin permiso a lugares tan privados como este.
Bella quería decir algo pero se sentía muy intimidada ante la postura tan despreocupada del vampiro, al igual que la mirada rojiza naranja que está poseía, todo indicaba que su alimentación era similar a la de la nómada Victoria, por lo que temió por su vida al percibir molestia.
-Y-yo... Yo no quise incomodarla. -tartamudea nerviosa Bella.
La mujer sabía que la humana podía ser curiosa y entrometida, pero no sabía hasta que punto era real esa característica que muchos libros hablaban de la protagonista del fandom de Crepúsculo. Sin embargo, no se entretuvo mucho en mirarla, sino que en buscar a sus acompañantes; ni su esposo ni su pequeña cachorra estaban, por lo que aquello la hizo fruncir el ceño en molestia, cual si fuera un conejo.
-Debería usted por cuidado propio no acercarse donde haya vampiros en general, no debería estar usted caminando como si fueras la reina inglesa y no corriera peligro, porque te aseguro que hambre si tengo... -suelta un gruñido ligero la mujer de aspecto punk.
Haciendo que Bella retroceda con pánico. Empezando a buscar a su novio con urgencia, estaba muy visto que no debería haberse acercado sin compañía, en verdad la mujer era de cuidado y no de broma. No demoró mucho en sentir el pecho y un abrazo de su novio protector tras ella.
-Bella. ¿Estas bien?
-É-Edward... Si.. Si estoy bien... Solo me asuste. -admite con timidez, refugiándose en su pareja.
Por esta vez, los planes de la humana entrometida habían sido frustrados.
-Deberías cuidar a la Tua Cantante, porque sangre no consumada se descompone en hipocresía. Un compañero es mejor, vampiro vegetariano. -comentó la mujer levantándose de la camilla algo mareada, sin embargo, en cuanto aspiró aire sin necesitarlo comprobó que el aroma de sus acompañantes era recién pero tampoco estaban con ella, aquello la preocupó. -¿Dónde están mis lobos?
Edward se encontraba teniendo otra jaqueca añadida, no podía leer la mente de la mujer tal como lo era con su novia, aquello lo tenía inquieto, ella bien podría ser una amenaza.
-Carlisle les recomendó que fueran a cambiarse y se asearan, no tuvieron la confianza ni ganas de oler más tiempo nuestro aroma por lo que fueron sin remedio, desconfiados pero volverán rápidamente. Prometió que te cuidaríamos en su ausencia. -expresó el cobrizo, tampoco le había agradado ante la mención de diferencia que había hecho hacía su pareja. -No es mi alimento, la quiero.
-Capricho de vampiro adolescente. Es lo que es, para que mentir. -murmura sólo para ambos mientras que la humana no entendía que diferencia había entre ambos términos, para ella siempre pareció ser el mismo-Señor Carlisle.
Tras aquellas palabras tan seguras el patriarca había llegado a su sala médica improvisada, para encontrarse con la vampiro en perfectas condiciones.
-Es un alivio verla recuperarse, señorita...
-Runa, es un agradable honor haber sido socorrida por usted. -sonríe ligeramente la pálida mujer-Le estaré agradecida por siempre pero mi deuda ya está disuelto, la pelirroja nómada ya exterminada. Un favor por otro favor, completado.
Carlisle y los demás integrantes que estaban próximos se sorprenden ante dicha respuesta, totalmente impactados al saber que aquella inmortal había hecho lo que tanto les había costado. Por lo que, el patriarca tan sólo asintió estando de acuerdo, esa mujer ya había hecho algo por ellos, por lo que le era imposible decir que le debiera un favor.
-Gracias señorita Runa, nos ha salvado de aquel estrés. -expresó con gratitud. -¿cómo supieron que era una amenaza?
-Nuestra residencia vacacional está cerca de donde hacia un vaivén, por lo que no nos gusta compartir lugar con otros que sólo exponen sin cuidado nuestra raza, comprenderá que los Vulturi no dan segundas oportunidades -expresó con total sinceridad además de proteger su propia información personal.
-Comprendo totalmente, estamos al tanto. Gracias por su discreción. -dijo Carlisle totalmente asombrado por la forma en que se expresaba la mujer, parecía más antigua que los Vulturi mismos.
Tras esa pequeña conversación, no se demoró en sentir las presencias de ambos lobos, siendo así como el reencuentro de los tres trajo tranquilidad a la visita. Que sin dudar, se arrojó a los brazos del hombre de piel semi-morena y este tan solo se dejó abrazar, soltando un gruñido de satisfacción al sentir bien, sin embargo, la nativa no pasó por alto que su impronta había trastabillado un poco.
-Los extrañé, perdonen el susto que los hice vivir. Me asuste por un bicho en el mar, lo cual me hizo revivir un trauma antaño... No creí que hubieran esas cosas aquí... -admite con cierta timidez solo para oídos de criaturas sobrenaturales, por lo que la familia Cullen se queda enternece por ello.
-Temí perderte Runa, sino fuera por Leah te hubieras hundido... Debo aprender a nadar lo más rápido posible. -expresó el de piel semi-morena.
-Gracias Leah, te debo una.
-Te libero de ese favor si ya nos largamos. -expresa sin vergüenza alguna, no soportaba tanto hedor acumulado.
Al escuchar aquello, la mujer del hombre se separó un poco para observar a la familia que se había reunido en la sala, observándolo con curiosidad. Sin embargo, el Moreno en ningún momento la volvió a soltar.
-Muchas gracias por el auxilio. Nosotros nos retiramos, no deseamos ser una molestia más. Espero puedan comprender mi petición, no deseamos entrometernos en nada. -dijo Runs con total decisión, sin ninguna vergüenza.
-Descuide, comprendo su situación. Siempre que requiera ayuda estamos para ayudar. -expresó Carlisle amablemente.
Tras ello, los tres desconocidos se marcharon, los lobos no ibteraxtuaron más de lo necesario con aquel Aquelarre, no estaba aún en los planes hacerlo. Pero uns vez salieron, una cúpula de protección los cubrió a los tres quienes supieron que hablar entre ellos mismos estaba ya protegido. Siendo así como si problemas la nativa volvía a llevarlos a la reserva, aunque con la mujer en su espalda. Tal vez Runa había hecho creer que se encontraba en perfectas condiciones, pero eso sólo era porque no se fiaba de esa familia, por ende, se dejó cuidar.
Deberían trazar un plan pronto, en caso de intervenir contra los neófitos.
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