Capítulo 18: Noticias viejas

      LEAH SE ENCONTRABA... mirando el paisaje, por la que su hogar actual era rodeado por la hermosura y pacífico ambiente del bosque de Forks. El territorio de los Cullen se había quedado para ellos, viviendo en una hermosa cabaña cerca del arroyo de división de ambos territorios.

Por influencias de ese cabeza hueca de su ex-prometido, el concejo había empezado a dudar de las palabras de su padre ante la tanta ferocidad de peligro en contra de su impronta, logrando que algunos empezaran a sentir inseguridad. Por lo que, toda la familia Clearwater había tenido que elegir por encima de la lealtad de la tribu contra su propia felicidad, el cual claramente estaba donde estuviera su familia e impronta. Leah pudo notar que sus padres querían rectificar sus actitudes a como lo fueron con el tema relacionado a Sam, con la fiel decisión de la felicidades de sus hijos por encima de la tribu Quileute. Convirtiéndose en traidores a la tribu, siendo expulsados de esas tierras. Suspiró con una nostalgia increíble, con este día se cumplía ya tres años de haber pasado aquello.

—¿Admirando la belleza?—preguntó de repente Runa, sentada encima de unas de las ramas de árbol.

Leah se lleva la mano al corazón, por el susto de muerte. Levantándose de un jalón de la hamaca de hilos coldados por dos arboles, en uno de los árbol es sujetos se encontraba la vocecita cantarina y aterciopelada de Runa.

—Maldita sea, avisa cuando estás mirando, Runa. —se queja la nativa mientras jadea tratando de recuperarse del susto.

—Te saludé, y cómo te vi perdida entre tus pensamientos. Asumí que solo deseabas compañía pero no me aguanté el hablarte, ese suspiro me preocupó. Lo siento —contestó Runa.

—Comprendo...—suspira ya mas calmada— ¿ y Thomas?

—Se quedó un rato, merendando con tus padres y Seth —respondió Runa.

—Vaya, al final si será cierto que siendo lobos somos los más glotones que un humano promedio. —bromea al verla con el estomago ligeramente abultado.

—Tienes toda la razón. No puedo competir con su feroz estomago y genética —admite Runa, con una sonrisa ligera— ¿Puedo saber qué te tiene tan pensativa hoy?

—Hoy se cumplen tres años desde que vivimos aquí, tres años donde mi familia heredó los terrenos de los Cullen y donde nos ha tocado cuidar a Charlie, los amigos nuevos de Seth...—contesta Leah tras un aire de nostalgia— Cuatro años del casamiento del Cullen y Swan...

—Y cuatro años que no sabes ningún chisme acerca de ellos. ¿No?—preguntó Runa con aires de despreocupada.

—Exactamente. En estos años te he visto concentrada en protegernos en todo momento, a todos, a mi familia y a los que te importan. Estás libre, ya no te involucras con ellos, sino que vives por nuestro bienestar perfecto...—responde Leah tras la extraña despreocupación de su impronta— ¿Porqué ya no estas pendiente de ellos? ¿Porqué tanta sobreprotección hacia nosotros?

—Hace cuatro años atrás, a finales de septiembre. El clan de vampiros que gobiernan y protegen el secreto de la inmortalidad, se enteraron de mi. De nosotros —admitió sincera y seria.

—¿Cómo? No has hecho ningún incumplimiento a la norma. Todo lo has hecho bien —gruñe Leah, molesta e incrédula. Sentandose en la hamaca.

Runa baja y se siente a su lado. En un pestañeo. Suspira sin necesitarlo, como necesidad biologica, al ser vampiro.

—Tal como lo dices, hice todo acorde a las leyes tan puntuales y leales, que produje una colisión en contra mía. Causé un aborto espontáneo en Bella, Edward la había embarazado en la luna de Miel, por ello Carlisle se fue de Forks, no por la falta de envejecimiento. El juicio que los Vulturi tuvieron con ellos, sentenció su muerte a dos parejitas del Clan Cullen; es decir, para Edward y Bella, como para Rosalie y Emmett —expresó Runa con una mueca de tristeza y decepción.

—Lo cumpliste...—susurró sorprendida por el plan que años atrás dijo mas nunca lo vio realizarlo.— ¿Cómo que la rubia y el oso también?

—Bella enloqueció y convirtió en vampiro a un bebé inocente. Mientras que Rosalie en compañía de Bella, logró encontrar un híbrido. Una niña hibrida que había sido creado por un vampiro renegado y buscado por los Vulturi, pero en el mundo de los vampiros ninguna opción es viable. Todo gen vampiro mestizo crea caos a la paz de la ignorancia en dirección a nuestra existencia inmortal, por lo que, tras no pertenecer al Clan Cullen, todos quedaron culpables a todo pecado —expresó Runa. Recordando lo que su fiel amugo Eleazar había comentado años atrás del chisme.

—Entiendo todo eso, pero... ¿Porqué te buscan a ti, a nosotros?—pregunta Leah consternada e incrédula.

—Porque mi esposo y yo podríamos servir bastante al Clan, nuestros dones juntos los beneficiaría para pasar invisibles por entre los humanos. Al igual que la protección de posible enemigos que ellos tuvieran, mi escudo es muy útil se le mire por donde se le mire... Y los envuelve a ustedes, porque son mi talón de aquiles. Si ustedes ... Me faltan, pueden llegar a manipularme a su antojo. Tal como lo hacen con el Rey Marcus, quién perdió a su compañera y es manejado en contra de su voluntad para permanecer en el Clan. Sé muchos secretos que merecen mi extinción —expresa Runa con una incomodidad creciendo bastante en su pecho— Saber mucho, a veces conlleva mucha responsabilidad sobre los hombros.

—¿Y como pretendes que no seamos encontrados? —pregunta Leah.

—Hace bastante tiempo que he logrado subir de nivel a mi don escudo. Si fuerzo el significado de protección puedo lograr conseguir la invisibilidad general tanto física como aromatica, pasando a ser uno con el ambiente natural —expresa bastante seria, aunque una sonrisa nerviosa le sale tras exponer su ampliación de don.

—¿Y... Cómo lo has conseguido así?

—Gracias a Thomas. Su don, y ... Ayuda de un poco de milagro, he podido lograr amplificarlo un poco hasta ese nivel a punto de fusión —expresa misteriosamente.

—¿De qué milagro hablas?

—Estoy genéticamente modificada.

—¿Cómo...?—preguntó incrédula y con los ojos empezando a lagrimear.

—A veces siento que te olvidas que soy en parte científica, esto yo... La mezcla de tu genética con la de Thomas me lo apliqué en cuánto estaba en estado humana, la espera dió fruto y tachan...—sonríe nerviosa.

—¿Y eso no te matará?

—Nou, ya estoy muerta, preciosa—responde divertida Runa.

—Uff, por un momento pensé que me dirías que estabas embarazada —suspira aliviada Leah, echándose aire a sí misma.

—No tengo merecido quedar embarazada con todo lo que ya he hecho solo por la paz general. Además, un vampiro no podría gestar un bebé, en todo caso, lo podrías tu... Pero Thomas solo sería feliz embarazandome a mi, soy su esposa en todo universo existente, y tu eres mi prometida de ensueño —expresa Runa.

—Cierto.

—Aunque espero que pronto llegue el momento en que los matrimonio tríos se puedan realizar, ya quiero que te cases conmigo oficialmente —expresa Leah divertida. Sabía que ellos eran marido y mujer, por lo que ninguna sabía como se daría en caso de un matrimonio entre ellas dos nomas.

—Ya veremos. Al menos por ahora, ambas tenemos un anillo genético de prometidos en mi sangre, y yo tu marca en mi cuello. Pero en nuestras tobilleras el lazo de promesa hecha en diamante puro y es lo que importa...—expresa divertida Runa.

—Creo que lo que te importa es que es el unico material que cuesta quitartelo de la tobillera —Leah bromea y ríe al escucharla decir aquello.

—También. Aunque si fuera humana, me hubiera gustado compartir un bebé entre los tres..—admite la vampira con un aura de anhelo.

—En otra vida o sueño será, lucharé porque sea así. —contesta Leah.

Ambas se extrañan ante esa frase, pero Thomas llega a ellas.

—Al fin las encuentro, ¿Que les pasó?

—Yo... No sé solo nos sentimos algo extrañas, creo —comenta Runa.

—Creo que estoy cansada. ¿Nos vamos a dormir un momento?—pregunta Leah.

—Vamonos, tengo antojo de eso.

Runa acepta y Thomas solo ansía el momento de que su impronta y esposa se duerma para comersela. Leah estaba muy cansada con las noticias recibidas, era demasiado para digerir.

«¿Pero que había ocurrido hace unos minutos antes de qué Thomas hubiese llegado? ¿Porqué esa frase había sonado tan extraño al decirlo y escucharlo?»pensó Leah adormilada.

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