Capítulo 15: A thousand years old


Edward e Isabella, después de dos años turbios de caos, al fin se habían convertido en marido y mujer. Por lo que todos los invitados se encontraban disfrutar de dicha ceremonia del matrimonio juvenil y unión familiar, los Swan ahora eran familia de los Cullen y viceversa. Por ende, de cierta forma amigos de los Swan estaban presentes tales como: Billy Black, Sue Clearwater y Harry Clearwater, con sus respectivos acompañantes en dicha ecuación. ¿Quiénes eran esos acompañantes? Seth Clearwater, Leah Clearwater y la parejita Rossel.

No es que fueran por el matrimonio. Mas bien por la comida gratis y pastel, al igual que Leah no sentía que fuera seguro para sus padres ir sin protección al nido de chupasangres.

—En unos años me gustaría renovar mis votos... —resopla con una aura de emoción infantil al ver la decoración y las luces, la elección de música. Pero su corazón y sonrisa decayó al darse cuenta de que su familia faltaría allí— Sería un evento lleno de nostalgia.

—¿Nostalgia? ¿Porqué? Se supone que es una fiesta para sonreír, vivir y bailar —comenta Leah con duda.

—Es sencillo de comprender, Leah —dice Thomas mientras acaricia sumamente suave la piel desnuda de la espalda en su compañera. Sintiendola menos tensa con ese gesto— Aún tienes a tu familia para que te vea disfrutar de este momento especial, de una nueva etapa más avanzando en la vida. Pero... Nosotros no tenemos esa familia que quisieramos que fueran parte de dicha ceremonia, todos estan en un lugar imposible de hacer un reencuentro con ellos... Posiblemente ya hayan muerto...

Leah al darse cuenta de ello, mira con vergüenza a su impronta. Entendiendo el punto de su nostalgia.

—Hubiera sido lindo ser entregada por mi papá en la boda. Pero falleció muy rápido... Y por el resto de mi familia, han de estar mejor sin saber de mi, como yo sin saber de ellos. Sabiendo que sus vidas siguieron el curso me mantiene viva, pero si supiera lo contrario probablemente me deprimiría un tiempo. —expresó Runa con cierta lúgubre emoción.

Leah toma dulcemente la mano de su impronta, viendo la mirada apenada de  su madre y padre ante la situación de la mujer del guardabosque.

—Tal vez no esté fisicamente para entregarte. Pero ellos siempre estarán en tu corazón eso al menos es lo que quiero pensar...—expresa intentando animarla, preocupada porque su ánimo decayera y luego esta se arrepientiera de haber aprovechado al máximo este acontecimiento. Runa quería bailar, comer a sus anchas y ver de cerca si todo el plan sería un exito o un fracaso.

—Así es, además... si algún día piensas en casarte, tu esposo podría entregarte a Leah y ese momento de igual modo sería especial como si fuera tu propio padre haciéndolo —comentó Harry mientras intentaba apoyarla cordialmente a la vampiresa.

—Ademas de eso, Runa, no estás sola. Desde que los ancestros te direccionaron a nuestras tierras, te volviste parte de la familia Clearwater. Si Thomas no te entrega, yo con gusto te acompañaría al altar querida —expresa Sue con aquel fuerte y directo caracter, digno caracter heredado en Leah.

Los ojos anaranjados casi bermejo, se cristalizan y su sonrisa se hace presente. Disfrutando de esa dicha, por lo que no pudo evitar levantarse e ir a abrazar a la madre de su cachorra.

—Muchas... Gracias por todo... Sue —susurra tras un sollozo, soltando un par de lágrimas de plena felicidad.

Mientras su esposo y compañero Thomas, estuviera cerca Runa podría expresar y pasar a ser una humana en cuánto a sus sentimientos como la capacidad de comer alimentos humanos. Solo gracias a ello, en esos momentos podía estar llorando.

Leah y Thomas sentía perfectamente la felicidad, gratitud y cariño que estaba haciendo llorar a su compañera. Por lo que no estaban preocupados sino que disfrutando de un momento familiar tan ameno. Aunque no duró mucho, enseguida Seth en compañía del padre de Jacob con varios postres dulces que encontraron ambos.

—¿Por que la joven Runa está llorando? ¿Nos marchamos ya de esta fiesta?—pregunta Billy preocupado y alerta.

—No, no. No se preocupe Sr. Billy. Solo son lágrimas de felicidad —comenta con un ligero rubor entre sus mejillas por la pena de causar un ajetreo pequeño de alerta en aquel hombre— ¿qué delicias encontraron? Por lo que veo no fueron pocas —se las apaña para improvisar e intentar dejar de ser el enfoque de atención.

Seth en cuánto lo menciona, la salva incondicionalmente.

—¡Encontramos de todo un poco, Runa! Mira estos macarrons, y estos pies de limón, como cupcakes de cerezas y frutos rojos del bosque. También torta de chocolate y brownies. ¡Por poco y no hay una dulcería allá!—exclamó con golosidad el pequeño hijo de los Clearwater. Con tan solo catorce años.

—Wow, ¡me pido los brownies! Hace años que no me como uno —exclama Runa emocionada como una joven de la misma edad de Seth.

Leah sonríe encantada tras su actitud. Mientras que Thomas se acerca ayudar a Billy y Seth para colocar las golosinas en la mesa. De paso cuidar que la azucar no se le suba a la cabeza en su esposa, ya que sabía que ocurriría después, ya se veía hecho un cerdo.

—Cuidado no te vayas a empalagar cariño, que luego yo lo sufro —expresa Thomas haciéndose ya a la idea.

—Pero... No me voy a empalagar —se queja como niña chiquita mirandolo mal, mientras se come un buen bocado.

—Ajam, ya te veo, cariño —expresa mientras busca en la mesa algo de gaseosa pero no lo encuentra— Iré por unas bebidas...

—¡Nof, nof te vafyasf! —exclamó Runa alarmada y metiendo de una el brownie a su boca. Sonó tan pastoso su frase que todos en la mesa se terminaron por reír. Runa miró con ojos tiernos a Leah— pofaf...

—Bien, bien, voy yo por las bebidas —expresa sin poder evitarlo entre una ligera risa— Coca cola, ¿verdad?

—O guaranzana si es que encontrás, pomelo o piña—expresó Thomas agradeciendo con la mirada por el sacrificio, porque se había acordado muy vergonzosamente que si se alejaba de su compañera. Todo lo que había en la boca de Runa, sabría a tierra.

Sintiendose super tonto por no haberlo pensado antes.

—Bueno... —correspondió Leah.

Ya después de un momento, Seth y Runa se habían vuelto mejores amigos, comiendo de todo. Pero así como lo iban disfrutando, y entre risas. También llegó el momento del encuentro con la parejita recién casada.

Edward y Bella se habían acercado a saludar. Mas por cordialidad que por conocer plenamente, Bella se acercó con la intención de preguntar a Billy por Jacob pero al notar la familiaridad que los señores se llevaran muy bien con aquella extraña mujer con la que habían coincidido hace unos meses atrás los incómodo rotundamente.

—Hola...

—¡Muchas felicidades, Bells! Esta todo muy bonito y muy rico, ¡Si que si!—expresa Seth super hiperactivo, se lo podía ver con diferentes tipos de migajas en su rostro.

—Muchas gracias por haber aceptado la invitación, nos honra su presencia —comenta el esposo de Isabella con respeto y educación. Aunque se notaba a leguas que estaba incomodo.

Thomas estaba super tranquilo y divertido al ver que este no podía escuchar sus pensamientos. Desde que habían llegado a la fiesta el campo de protección de su compañera había estado protegiendolos, por lo que no tendrían a un metiche lector de mente en su cabeza.

—Está todo muy bonito. Espero sus años se glorifiquen con una hermosa comunicación lleno de paciencia, comprensión y amor. —expresó Runa cordialmente mientras recomponía su actitud reservada y con cautela.

—No quiero tener ahijados pronto, Bella. A tu padre le daría algo si tuvieran un hijo poco después de casarse, al menos espera unos diez años. —bromea Billy con cierta advertencia en la misma.

Edward traga saliva y con educación sonríe tratando de llevar la advertencia en paz. Todos parecían estar viendolos como adolescentes hormonales.

—Yo..yo... Si... No traeré ese disgusto a mi padre, no aún...—bromea algo incomoda Bella. Aunque la joven esposa sabía perfectamente que eso no sucedería, Edward ni siquiera quería tener sexo con ella. Era muy anticuado.

—Si nos disculpan. Seguiremos saludando a los demás invitados, sigan disfrutando de la fiesta. —se despide con educación Edward, guiando a Bella hacia otros invitados.

—Creo que fuiste muy obvio —comenta Harry soltando una ligera carcajada.

—Por eso digo, cuando tenga novia esperaré unos años para poder presentarla a mi familia. ¡quién sabe si la ahuyentan! —exclama Seth avergonzado mientras trata de ocultar la verguenza que había sentido tras esa advertencia. Aunque todos en la mesa, sabían que aquello ocurriría en un próximo tiempo cercano.

—Ayayai, que inocencia la tuya, Seth. Disfruta mientras aun puedes —dice Thomas mientras le ofrece una bebida que Leah trae.

—Ten, preciosa...—ofrece Leah.

Runa deja su bandeja de brownie y chocolate directamente frente a Thomas. Lo había hecho discretamente.

—¡Gracias era lo que necesitaba!—exclama encantada tras poder tomar la coca cola bien fría. Aunque no iba a admitir que se había llenado.

—¿Qué te dije? —preguntó con cierta resignación Thomas.

Leah se volvió a sentar del lado derecho de Runa para al fin poder preguntar.

—¿Qué pasa si Runa se empalaga?

—Ella me da todo a mi, y luego engordo mientras que ella se queda bien delgada —contesta Thomas mientras empieza a comer los restos de los bocaditos dulces.

—Pero si nosotros no engordamos...—murmura Leah.

—No, pero se siente uno pesado tras comer mucho dulce... —se queja Thomas— además que luego me llega el hipo por haber comido tanto dulce.

—Excusas... —murmuró Runa mientras lo mira y luego se enfoca en Leah— Solo tiene vergüenza de que le de hipo después. Aunque tiene hipo hasta cuando tiene hambre, así que, en vano nio se queja.

Leah al escuchar como habla su impronta se queda totalmente extrañada, nunca antes la había escuchado así pero al ver la vergüenza y el sonido de consternación de Thomas, supo que había dado al punto.

—Shhh...— pide silencio Thomas ocultandose en el cuello de su impronta.

Logrando que Runa se ría tras las cosquillas que le causa.

—¿Ven? Claro que eres el adorable de la relación, si que sí ~ —bromea divertida la esposa de Thomas.

Logrando así pasar divertidos lo que resta de los aperitivos.

Aunque cuando sonó la canción de romance: A thousand years old. Runa como pudo, se aguantó moverse rapidamente hasta la pista, estirando a Leah para bailar primero tras dejar a su esposo que se recomponga de la vergüenza. Encontrando así a dos mujeres bailando tan románticas ambas al son de la guitarra y tan bonita de aquel tono de voz.

Leah sintió mariposas emerger de su estomago al ver a su impronta cantar la canción como si la supiera con el corazón entender.

Darling don't be afraid...

I have loved you for a Thousand years old ...

—I have loved you for a Thousand more...

Mientras su corazón palpitaba a mil, las manos y ojos de Runa se encontraban soltando lagrimas tras cantar esa hermosa música. Sintiendose tan especial este momento, disfrutando a mil, perdiendose juntas en esa melodía de amor profundo.

Una canción que ambas bailaron juntas por primera vez. Su primera canción juntas con el amor a flote.

Mientras que Thomas notaba aquello con la misma emoción de amor, viendo tan feliz a su compañera y esposa. Sus sueños se estaban haciendo realidad tras estar en este mundo ficticio.

Runa siempre le había confesado que hubiera sido un sueño haber bailado esa canción en la boda de Edward y Bella Cullen.

Una fantasía más había sido cumplida.

Por lo que, solo por eso, había dejado que Leah pudiera escucharla cantar.

Runa siempre había cantado solo para él, en el inglés. Justamente porque el ingles no era su idioma favorito, pero lo había aprendido a hablar solo para conseguir pisar Forks y vivir su historia de amor donde más le gustaría estar.

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