Capítulo 02
Me resulta increíble como a veces la vida te puede resultar un completo fiasco con tan solo despertar por la mañana. Apenas abrí los ojos y sentí que todo iba a ir completamente mal en mi día, podía escuchar como mis vecinos discutían de una manera tan escandalosa eran peor que una pelea de perros y gatos, gire observando la hora para soltar un largo quejido apenas había dormido anoche sabía que había sido una mala el desvelarme pero aún así lo había hecho no vuelvo a tomar decisiones como estas solo para ver la repetición de una película, gire sobre la cama para caer de esta no me había percatado que me encontraba en la orilla de esta por lo que solo solté un largo quejido estando en el suelo, realmente no tenía ni la más mínima pizca de existir hoy.
Escuche el sonido de mi celular por lo cual me levante para tomarlo y ver las notificaciones de la página de la escuela al parecer un nuevo Coxx había llegado y con esta simple noticia sabía que todo ya había salido, nada bueno puede salir de esas personas solo son un montón de imán para los problemas, mire nuevamente la pantalla de mi celular para apagarlo a veces quisiera salir del maldito grupo escolar pero tenía que estar al pendiente de los anuncios que si eran importantes, lance mi celular a la cama para verlo rebotar y caer al suelo ni siquiera pensaba molestarme por esto, mi día ya estaba bastante mal y apenas eran las siete de la mañana.
Salí de mi habitación una vez que terminé de darme una ducha y vestirme, lo único que podía alegrar mis días era mi madre quien siempre me preparaba el desayuno pero me sorprendió al no verla en la cocina si no más bien en la sala.
—¿Que no dices todo el tiempo que el espiar solo es de gente pervertida?
—No estoy espiando me estoy actualizando de información a través de la venta, por fin Dina descubrió al ingrato de su novio con otra yo siempre le dije que ese muchacho me daba mala espina.
—Mamá ya deja de estar espiando a los vecinos, además ese par siempre discuten para luego volver.
—Pero ahora es enserio, ella no sólo le lanzó sus cosas también le quito la custodia del hámster.
—De Mochi, vaya que ahora si se puso intenso—dije mientras me acercaba a la ventana.
—No te imaginas lo interesante que estuvo, te perdiste de la paliza que le dio a la otra, esa maldita perra se lo merecía.
—Mamá, me sorprendes.
—¿Que? No dije nada que no fuese cierto.
—Como sea me tengo que ir si quiero comprar algo bueno en la cafetería ya que alguien no preparo mi desayuno.
—Ya estas grandecita, lo único sorprendente es que sigas viviendo con nosotros con todo lo que te quejas.
—Yo también te amo.
—Aja, te contaré como terminó todo cuando llegues.
—Más te vale que así sea.
—Por cierto cariño, no olvides el sonreír, esa mirada tan amargada solo te pareces más a tu padre, recuerda que también eres un encanto como tu madre.
Aquello me hizo reír, puede que mi día empezará con un extraño sentimiento de querer morir en ese instante pero no había duda que mi madre me alegraba los días.
Estacione mi auto al llegar a la universidad notando el bullicio que todas las chicas tenían, no podía creer que ya parecían gatas en celo tan temprano por la mañana pero algo de lo cual no me importaba solo tome mis cosas para poder dirigirme a la cafetería, un fuerte grito me sobresalto note como varias chicas se acercaron con prisa a lo cual lo me hice a un lado para evitar se aplastadas por ellas gire detrás de mi para ver aquel auto deportivo que conocía muy bien note como el bajo del auto con esa estúpida sonrisa arrogante vaya que quisiera romperle ese rostro a patadas pero no valía mi tiempo, me limite a acomodarme mi bolso para continuar mi camino hacia la cafetería enserio necesitaba un poco de cafeína en mi sistema para soportar tanto bullicio debido al nuevo Coxx.
— ¡Hey Itzel!, un nuevo Coxx llegó por qué no vas y le dices que...
El joven guardo silencio en cuanto el entrenador del equipo de fútbol americano hizo presencia en el pasillo.
Yo observé a mi tío con una media sonrisa, el hombre en sí que podía ser muy amenazante con su gran estatura sin mencionar su cuerpo musculoso que aún mantenía, aunque las canas adornando su cabello y una que otra arruga daba la evidencia algo cerca a la edad que tenía su mirada de tócame y te mato era tan intacta. El chico retrocedió lentamente para salir huyendo mire a mi tío para brindarle un pulgar arriba él arrugó más su rostro para entregarme un termo junto con un sandwich.
—Tu madre llamó dándome la orden de comprarte un desayuno, creo que ya estas muy grande como para que te den el almuerzo como si fueses de preescolar.
—Te quejas pero aún así lo haces, ¿ahora cuál fue el soborno?
—Usaré su jardín para la próxima comida con los muchachos.
—Solo te encanta usar nuestra casa para evitar cocinar y limpiar el lugar. ¿No crees que ya estás muy grandecito para...
—Calla pulga rabiosa.
—Deja de llamarme así, ahora mismo no estoy de los mejores humores —dije tomando un sorbo al café.
—Yo también escuché la noticia, esos malditos Coxx parecen plaga.
—Supongo.
—Tienes prohibido acercarte a ese nuevo Coxx.
— ¿Y cómo porque me acercaría a él en primer lugar? —cuestione y mi tío sólo se encogió de hombros.
—Eres tan salada como el mar que todo te sale por la...
—Ya basta, ni lo digas.
—Pero supongo que el ser tan salados como el mar es de familia me notificaron que el nuevo Coxx será parte de mi equipo.
—Parece que tendrás con que entretenerte.
—Ese maldito ni siquiera pisara el campo.
—¿Que si es un buen jugador?
—Como si me importara su trasero no dejara la banca.
—Pues mucha suerte con tu nuevo jugador.
—Si te sigues burlando pulga te prometo que te haré dar una vuelta completa al campo.
—Si, eso no sucederá, sabes que soy mala para los deportes y no entiendo como eso es posible si provengo de una familia muy deportiva.
—¿Alguna vez has visto a tu padre tratando de jugar? Por algo él es un simple contador y yo un entrenador.
—Eso explica mucho, tu eres la fuerza y él el inteligente.
—¿Acabas de insultarme pulga?
—Jamás me atrevería.
Comenté sarcástica mi tío soltó una gran carcajada para tomar el termo con el café para lanzarlo a un cesto de basura.
—Cuida tus palabras pulga.
—Eso fue cruel, eso no se hace a los estudiantes.
—Antes de ser un mal estudiante eres mi sobrina pulga, así que si puedo hacerlo.
—Tomare venganza de esto.
—Apenas y sabes prepararte cereal cómo si me fuese a preocuparme por ti haciendo un plan de venganza.
Mi tío alboroto mi cabello antes de marcharse le mire fingiendo molestia pero la verdad es que me agradaba su forma tan única para tratar de animarme incluso aunque el dice que todo es una completa molestia lo hacía con mucho gusto, si había algo que me hacía muy feliz era pasar tiempo con mi familia. Creo que este día no fue tan malo como pensé.
Entre al aula para dirigirme al asiento de siempre me gustaba estar cerca de la ventana para perderme por un momento era divertido ver a los estudiantes pasar mientras que algunos reían con sus compañeros había quienes cometían una que otra torpeza que casi siempre terminaba con su rostro besando el suelo pero lo que más me encantaba era el silencio que me brindaba cuando quería leer, si algo compartía con mi padre era el amor por la lectura y el nuevo libro que me había obsequiado vaya que me tenía súper atrapada, tanto era así que ni siquiera me había dejado dormir bien por prometerme a mi misma leer un último capítulo cuando era obvio que nunca lo haria.
—Hola— oí a alguien muy entusiasta a mi lado perturbando mi paz, giré para observar a un chico de cabello negro quien sonreía de oreja a oreja.
—Hola—respondí por educación para después volver a mirar mi libro.
—Soy Corey.
—Itzel.
—Wou que bonito nombre, jamás lo había oído, ¿de dónde es?
—Si quieres amigos búscate a alguien más, me resulta molesto que me hables.
Tal vez era la falta de sueño o el hecho de que me irritaba que alguien me hablará mientras me mantenía tranquila mentalmente en la lectura y aunque era consiente que aquel chico no se merecía tal cosa ya no podía cambiar mis palabras ni acciones.
—Ah, entiendo, yo lo siento, no volveré a molestarte.
—Y sin embargo te sigo escuchando hablar—dije sin pensar cuando me perdí en la lectura. La falta de cafeína también es mala.
—Perdona, yo ya no lo haré.
Mire de reojo a aquel chico que ahora sonreía con nerviosismo, se aclaró su garganta mientras se hundía en su lugar apenado, lo cual era chistoso ya que la grosera había sido yo y una reacción normal sería que él se molestara o pensará que era una grosera, ahora mi conciencia me estaba molestando un poco, lo justo y necesario era una disculpa pero me apena a hasta cierto punto el hacerlo, ahora no sólo pensaría que soy una grosera sino también una rara me acomode en mi asiento para mirarlo su rostro era un tanto desconocido, ¿tenía a un compañero como él en el aula? Abrí la boca con la intención de disculparme pero el profesor entro anunciando un rápido pase de lista ya que haría cambios en los equipos de proyecto.
—Corey Coxx.
—Presente —respondió el chico sentado a mi lado gire a verlo un tanto molesta, la culpa se había esfumado por completo haciéndome sentir agradecida por cómo había actuado con él cuando me habló, no puedo creer que casi me disculpo con él eso si que había sido bastante vergonzoso, ahora solo espera no volverme a topar con él pero le vi en la siguiente clase al igual que en la tercera y cuarta clase algo me decía que estábamos en la misma carrera con todas las asignaturas iguales.
Si de algo estaba segura es que el día de hoy sería bastante largo y que realmente tengo las peores de las suerte.
—Itzel Coleman —oí el sonido de mi casillero siendo cerrado, levanté un poco la mirada y observé una mano delgada sobre mi casillero.
—Gigi Parish —pronuncie su nombre de la misma forma que ella lo hizo con el mio, quite su mano para abrir mi casillero pero ella lo volvió a cerrar — ¿Qué quieres, Gigi?
—Estoy segura que sabes que llegó un nuevo Coxx.
—Es la noticia del día—reconocí.
— ¿Por qué actúas tan desinteresada?
—Tal vez porque en verdad no me interesa. Así que, si ya terminaste de darme las noticias del día, que tal si te vas.
—Tan arrogante y maldita como siempre.
—Gracias, tus halagos siempre son encantadores.
—Esta será solamente una advertencia, no te acerques a él.
—Es todo tuyo, Gigi —Le di una última mirada con hostilidad y ella a mi, se fue y yo por fin abrí de nuevo mi casillero —. Es una maldita como siempre.
Y vaya que en verdad hasta ahora había sido el día más largo de mi vida, lo único que oía por todos lados era el apellido de Coxx si de por si era malo el tener la presencia de uno ahora tener la presencia de dos era un completo horror. Cuando llegué a casa tomare una larga siesta.
Mamá:
Dile al haragán de tu tío Gideon que
no olvidé ir a comer,le toca llevar el postre .
Itzel:
De acuerdo. ¿Y a qué viene eso de haragán?
Mamá
Es un cumplido, pulga.
No pude evitar reír pues si había alguien que detestaba más el apodo que yo era mi madre supongo que en algún momento a mi tío se le salió el decirlo y ella ahora tomará venganza diciendo cualquier insulto cuando tenga que mencionarlo, si mi madre es alguien rencorosa cuando se lo propone.
Al responder el mensaje con un simple sticker de una carita riendo me encamine hacia el campo detestaba el tener que ir hasta ese lugar pero mi tío siempre ponía su celular en silencio así que no tenía otra opción más que dirigirme a ese lugar. Desde lejos podía oír los gritos de furia y adrenalina de los chicos. Mire hacia el campo y observe el color azul marino con el número veinticinco corriendo sin parar mientras era perseguido por un monto de chicos con uniformes color rojo a los cuales conocía como los corredores del equipo Vikingos de la universidad.
— Pensé que no iba a pisar tu campo—pregunté mientras seguía observando como el esquivaba ágilmente.
—Me deje llevar además tenía que aprovechar la oportunidad.
—¿Que oportunidad?
—La oportunidad de hacer que Coxx sude sangre y suplique que yo mismo lo mate —mencionó mi tío sin apartar la mirada de él.
—Si pues, mientras piensas como aprovechar esa "oportunidad", te recuerdo que tienes que ir a casa a comer y no olvides el postre o será mi madre quien te hará sudar sangre y suplicar por tu vida.
Escuche a mi tío maldecir sin parar por lo que lleve nuevamente mi mirada al campo sabía que la razón por la que mi tío hervía de furia era porque él en verdad era bueno en lo que hacía. Me cruce de brazos y por un momento note como su vista viajó hacia donde yo me encontraba, sus pasos perdieron ritmo y velocidad, sin ninguna explicación soltó el balón y fue entonces cuando fue derribado por el número treinta quien barrio literalmente parte del campo con el número veinticinco.
—Auch, eso debió doler.
—Recuérdame comprar una maldita pizza para Sullivan.
—Si, coach.
— ¡Levanta tu maldito trasero Coxx! ¡Sullivan maldita sea para la próxima hazlo mejor!
Era obvio que mi tío no pensaba ocultar su desagrado y al echar una rápida mirada a los demás jugadores ellos al parecer tampoco lo harían.
—Bien hecho Sullivan —felicite al jugador mientras se quitaba el casco.
—Lo haría de nuevo con mucho gusto —dijo antes de chocar su palma con la mía —. Créeme cuando te prometo que el coach no será el único que lo hará sufrir.
—Hasta estoy comenzando a sentir pena por él. En fin, dile al coach que no olvidé ir a casa a comer.
—Hace mucho que tampoco nos invitas a comer —dijo con cierta ofensa el número once.
—Tranquilo Duncan, le diré a mamá que organice algo para el equipo en su próximo partido. Si ganan haremos algo rico y si pierden bueno aun así celebraremos.
—Lo único que me encantaría ahora sería haber derribado yo mismo a ese Coxx —el número once lanzó su casco son furia y mire a aquel chico quien era ayudado por el número cinco también conocido como Bao Wang.
—Ya tendrás tu oportunidad.
Si algo tenía en común con los jugadores de los Vikingos y yo es que teníamos historia con Coxx y era algo que ninguno estaba dispuesto a volver a enfrentar.
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