Capítulo 01
Me resulta increíble como una simple palabra puede significar tanto.
"Problema"
Aunque ciertamente puede ser difícil definirlo en abstracto, si acudimos a un diccionario veremos como define esta palabra como una cuestión que debe ser aclarada, resulta ser que parece sencillo de entender.
A nivel académico los problemas solamente tienen su propósito ante la sociedad para ayudar a los jóvenes a crecer y de vez en cuando lo utilizamos en la vida diaria para trabajos académicos o simplemente para saber si el cambio es el correcto después de haber terminado de pagar un artículo en específico, pero los problemas de la vida parecen cobrar una definición un poco más compleja.
Cuando un determinado asunto o cuestión requiere una solución, la desesperación, estrés, preocupación e incluso la tristeza se hace presente, a pesar de que existen muchas variaciones y tipos de problemas siempre tienen un efecto en uno, que a veces se vuelve para bien o para mal.
No importa las vueltas que le des al tema todo requiere de una solución donde uno tiene que poner toda la confianza en si mismo y al final esa confianza es la que carece en especial cuando nadie cree en ti o cuando simplemente uno mismo no cree en sí mismo, tomamos decisiones pensando que es la correcta resultando que es la incorrecta, al final se convierte en otro problema más para agregar en la lista.
Llega un momento donde la vida parece llenarse de muchos problemas. Sin importar cuanto uno lo evite o si tratas de mantenerte tranquilo en un solo lugar los problemas llegan a uno, es algo difícil de asimilar.
Al final sin importar si logras tomar una decisión correcta o incorrecta tienes que ser consciente que los problemas jamás desaparecen por completo, tienes que aprender a ser parte de ellos a darte cuenta que no todo es tan malo como lo aparenta ciertamente a nadie le gusta tener problemas pero eso nos hace fuerte, nos hace madurar, nos hace darnos cuenta que la vida no se trata solamente de buscar las mejores soluciones si no también a aprender que no todo tiene una respuesta...
Aprendí por la mala que algunos problemas es el tiempo quien define como solucionarlo y que lo mejor es ser paciente.
Ahora mismo quiero creer que realmente todo estará bien con el tiempo y que solo es cuestión de paciencia para encontrar la solución pero se sentía tan agobiante el tener que volver al lugar donde todas las cosas empezaron mal.
Solté un largo suspiro mientras observaba a través de la ventana del auto mi antiguo hogar de la infancia, no importaba cuantos años hayan pasado todo seguía absolutamente igual o al menos por fuera lo era. La casa ún seguía teniendo esa decoración de ladrillo con las ventanas blancas, la puerta seguía siendo de madera incluso podía ver aquel viejo tapete de bienvenida enfrente de la puerta, el aro de baloncesto seguía colado en la pared donde se encontraba abajo la cochera, el jardín seguía intacto y el viejo árbol que alguna vez causó tantas molestias debido a las hojas permanecía en su lugar, esta casa si que traía tantos recuerdos aunque no todos eran tan agradables.
—¡Corey! —oí que gritaron mi nombre a mis espaldas una vez que decidí bajar del taxi, giré para observar a la vecina del frente, la señora Mei Wang, quien portaba su típico delantal de cocina me saludaba con bastante euforia gesto que correspondía mientras bajaba mis pertenencias del taxi. Desde que tengo memoria ella siempre ha usado delantales de cocina, desde diseños sencillo con un solo color hasta algunos exóticos que parecía salidos de algún tipo de cuadro bastante abstracto pero en especial ese entusiasmo que seguía intacto era lo que me alegra mas de ver que su colorido delantal.
—Siempre es bueno verla señora Mei, me gusta su delantal de cerezas—cruce la calle una vez que deje todas mis maletas en la cera.
—Realmente extraño tus halagos, pero mírate, oh Dios, cada vez que vienes de visita estás más alto —menciono mientras alzaba su vista para mirarme mejor —pero no tan alto como tu hermano, se volvió un monstruo desde que empezó a practicar ese deporte.
—Es normal después de todo en nuestra familia es la altura lo que predomina.
— Al igual que la belleza—apretó una de mis mejillas por un segundo para cruzar sus brazos- ¿Y qué te trae de visita? Pensé que vendrías hasta las vacaciones de invierno o al menos eso escuche decir a tu hermano después de que nos dejaras plantados tantas veces.
—Decidí venir antes ya sabe para compensar mi ausencia—me limite a decir al no tener alguna excusa, la señora Mei me observó con duda y no la culpaba después de todo siempre suelo entrar en detalles.
—Claro, entonces dejo que entres a casa para que te instales parece que ahora realmente vienes por un largo tiempo —inclino un poco la cabeza para mirar las maletas que había dejado en el olvido a media cera también mire de reojo por un segundo para volver mi atención a la señora Mei para encontrarme con su mirada de sospecha -. Prepare galletas así que ven al rato, me parece que tenemos que hablar.
Con una invitación cordial que más bien a mi parecer era una orden me despedí de la señora Mei Wang. Mi vista volvió a aquella casa donde me seguía trayendo buenos y malos recuerdos, y con un gran suspiro de pesadez cruce nuevamente la calle tome mis maletas y me dirigí a la puerta. Levante mi dedo índice para tocar el timbre pero la puerta fue abierta antes que mi dedo llegará al aparato, observé a una chica castaña, sus ojos verdes me recorrieron de pies a cabeza antes de sonreír.
—Nos vemos mañana—se limitó a decir la castaña mientras me guiñaba un ojo antes de salir por completo la casa, la observé confundido y cuando volví mi mirada al frente miré a mi hermano quien solamente portaba unos pantalones.
—Llegaste antes—Dallas no dejaba de observar a la chica que había salido de casa y a pesar de que aquel comentario venía hacia a mí ni siquiera me miraba, yo no pude evitar sentirme molesto, me era increíble en lo idiota que una persona se podía convertir en tan poco tiempo. Entre a casa con mis cosas y cerré la puerta.
—También me da gusto verte de nuevo Dallas—comenté sarcástico mientras subía las escaleras.
—Oh vamos, hermanito. Madura un poco y diviértete.
—Nuestra versión de diversión es diferente —argumente antes de perderme por el pasillo para ir a mi antigua habitación.
—De acuerdo, entiendo, no comentaré nada al respeto —gire para ver a Dallas quien me había seguido, se recargo en la puerta de mi habitación y con una media sonrisa me observo —pero de antemano te digo que esa chica sabe quién soy en realidad y ella misma es la que viene a mi sin ningún tipo de compromiso así que si algún día quieres relajarte puedes hablarle sin compromiso alguno.
—Gracias por tu linda recomendación sobre tu...-guarde silencio tratando de encontrar alguna palabra correcta para esa chica, pero ninguna apropiada venía a mi cabeza —tu conocida.
—Papá llega hasta las seis, así que ponte cómodo y haz todo lo que quieras antes que él llegue, porque créeme cuando te digo que estas en problemas.
Y eso era algo que sabía perfectamente, aun recordaba cómo se había sobresaltado por teléfono y todas sus amenazas, si había sido así por un aparato tecnológico no quería saber lo que sería tenerlo frente a frente. Tenerlo a él y su furia era una de las tantas razones por las cuales no quería llegar a este lugar, pero al no tener otro lugar al cual llegar no tuve otra opción.
Dejando mis cosas de lado miré hacía la ventana para observar aquel árbol frondoso que quitaba toda la vista a cualquier otra cosa, esto sí que traía buenos recuerdos de mi infancia. Mire las maletas y decidí dejarlas al lado de mi antiguo escritorio no podía creer que aún estuvieran las viejas revistas de deporte, al igual que la entrada de la casa mi habitación seguía intacta, incluso aún estaban los posters de las viejas caricaturas que miraba de niño, ya luego me ocuparía de ordenar mi habitación después de todo necesitaría algo para entretener mi cabeza durante la noche, sabía perfectamente que no me sentiría cómodo, no después de todas las cosas que pasaron.
Salí de casa y al estar en la cera al otro lado vi al vecino de enfrente y amigo de la infancia. Él me observo sorprendido pero después aquel rostro de confusión se convirtió en una de felicidad.
—Pero que tenemos aquí, pero si es Corey Coxx—menciono una vez que llegue a su lado.
—En vivo y directo, Bao Wang.
—Dame esos cinco amigos —ambos chocamos nuestras palmas y el me dio una mirada rápida - Tu presencia siempre es un verdadero honor de ver pero estamos a punto de iniciar exámenes, tu estas aquí y algo me dice que no es por cosas buenas. Tengo que preguntar o me dirás por tu cuenta.
—Digamos que me metí en unos cuantos problemas—confesé.
—¿Qué tantos?
—Lo suficiente como para que tenga que quedarme en casa de mi padre hasta que todo se resuelva.
Bao hizo un gesto fingiendo horror mientras miraba la casa que se encontraba cruzando la calle luego volvió a mí. Él sabía perfectamente el sentimiento que me invadía cada vez que tenía que volver.
—Algo me dice que a las seis en punto todo el vecindario oirá los gritos de tu padre.
—Tu presentimiento es muy acertado.
—Pues antes de que mueras entra a mi casa a comer galletas—bromeo palmeando mi espalda en forma de consuelo.
—De hecho, esa es mi intención, tu madre me vio llegar.
—Entonces si no eres asesinado por tu padre mi madre lo hará —bromeó Bao mientras entramos a su hogar. Lo escuché decir algo en su idioma natal su madre de inmediato salió de la cocina con una sonrisa y una canasta llena de galletas.
—Sus galletas si que son las mejores —mordí una saboreando el chocolate de estas.
—Es bueno ver que aun hay jóvenes que soy un encanto, no como otros—la señora Mei miró a su hijo quien solo comió una galleta fingiendo no escucharla.
—Corey dice que se quedara durante un largo tiempo con nosotros —comentó Bao cambiando el rumbo de la conversación.
—Eso pude notar.
—Entonces, ¿qué fue lo que sucedió? —pregunto mi amigo mientras se tiraba en uno de los sillones de su sala fui detrás de él tomando lugar frente a él—. Claro si es que se puede saber.
—Es una larga historia.
—Apenas en medio día y tienes hasta las seis antes morir por tu padre, así que sueltalo, Corey.
—Digamos que me metí con personas equivocadas por ayudar a alguien.
—¿Por qué no me sorprende? Todos tus problemas siempre son por ser una buena persona.
—No me considero alguien bueno.
—Sabes Corey se suele decir que las cualidades de las personas se encuentran en la espalda y por eso uno nunca logra verlas, por eso de deben aceptar los halagos, créeme cuando te digo que eres la persona con el corazón mas bondadoso que conozco.
—Gracias señora Mei.
—Puedes llevar al caballo al río, pero no puedes obligarlo a beber, así son las personas puedes intentar ayudarlas pero solo depende de esas personas si quieren aceptar o no esa ayuda... Esta bien si no quieres contarnos lo sucedido pero trata de no ser una persona consumida por sus propias ideas de culpa, puedo notar en tu mirada que ya tienes demasiado.
—Mi madre tiene razón, deberías escucharla.
—Y tu también deberías hacer lo mismo, espero que tu habitación ya esté ordenada como te lo pedí.
—Tu no quieres estar en tu casa y yo tampoco en la mía, ¿que tal si nos vamos a rentar a otro lugar?
Me susurro Bao lo cual me hizo reír, su madre le miró de mala gana antes de hablar en su idioma natal le vi darle un pequeño golpe en la cabeza antes de retirarse para hacer una llamada telefónica.
—Creo que ya hace falta que mi padre vuelva, esa hace mujer no deja de prestarme demasiada atención.
—Es bueno ver que algunas cosas no cambian.
—Lamento que no sea lo mismo en tu situación.
—Esta bien, la verdad es que te acostumbras a esa nueva vida.
—Aunque me alegra que si hay algo que no ha cambiado eres tu, aun sigues siendo un imán a los problemas.
—No tienes ni la más mínima idea.
—Espero que haya válido la pena.
Mire el tatuaje de golondrina que me había hecho en la mano para sonreír recordando el significado de este, no pude evitar sonreír al recordarla.
—Lo vio, sinceramente creo que ella lo vale.
—Vaya pero que sorpresa, fue por una chica ahora estoy en verdad interesado, ¿quien fue la persona que doblegó tanto a mi amigo?
—Supongo que sería bueno empezar desde el principio, fue a principios del verano cuando la conocí.
Cerré por un momento los ojos trayendo su imagen a mi mente para comenzar a contar nuestra historia aunque no entre en tantos detalles quería evitar el recordar mucho como fue que la lastime sin darme cuenta, como fue que la obligue a beber del río cuando ella no quería, me di cuenta que había cometido tantos errores pensando que eran las mejores decisiones pero al final todo terminó tan mal para ambos, aunque creo que fue ella la que terminó más herida.
Al terminar de contar la historia un silencio nos invadió a ambos, escuche a mi amigo soltar una breve maldición antes de soltar un largo suspiro.
—Lo que pasó no fue tu culpa, solo un trágico accidente de varios sucesos imprevistos.
—Aún así siento que pude haber hecho las cosas de manera diferente.
—Si pudiéramos ver el futuro de nuestras decisiones créeme que eso evitaría muchos problemas. ¿Donde está mi madre cuando se necesita de un consejo?
Aquello me hizo reír.
—No importa si no tienes las palabras correctas, la verdad es que se siente bien el ser escuchado sin ser juzgado.
—Somos amigos desde que tengo memoria y mejor que nadie se que no haces nada con malas intenciones, chico repara todo.
—Pensé que ya habías dejado ese apodo en el pasado.
—Tenía que volver a resurgir de algún modo.
—Al menos suena mejor que el apodo que me dieron en Londres.
—Eso suena a algo que también quiero escuchar.
—No lo creo.
—Se que lo mencionaste a propósito para que me diera curiosidad.
—Créeme no fue así además yo —guarde silencio al escuchar el rechinido de un auto ambos nos levantamos para mirar por la ventana el auto de mi padre, llegó antes.
—Y que se abren las puertas del infierno, sabes si quieres quedarte no hay ningún problema estoy seguro que mi madre estará encantada.
—No quisiera ocasionar más problemas además tarde o temprano tendré que enfrentarlo.
—Bueno entonces me encargaré de poner música para que el vecindario no sepa la razón por la cual Corey Coxx tuvo que volver.
—Me resulta a una buena idea.
—Ahora amigo no te metas en más problemas mientras estés aquí.
—Créeme que es lo último que quiero.
Salí de aquel hogar sintiéndome un tanto nervioso no quería perder el control después de todo le había prometido a mi madre que me mantendría al margen al cruzar la calle vi como la puerta se abrió de golpe mi padre estaba de pie totalmente furioso.
—Padre.
—Corey, adentro ahora
—ordenó furioso mientras me daba la espalda entre a la casa cerrando la puerta detrás de mi para tomar asiento en el sillón en espera de sus gritos los cuales llegaron en cuanto me miro.
—¡¿En qué demonios pensabas?! —gritó mientras podía escuchar música de fondo, quise reír pues sabía el porqué de la música pero si lo hacía él se iba a enojar así que solo mantuve la calma mientras agradecía internamente que Bao si haya puesto aquella canción o si no todo el vecindario si se hubiese enterado de la razón por la cual Corey Coxx había regresado a Portland.
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