3. El reencuentro
Un pequeño Sasuke de 5 años se dirige a la cocina, donde su madre prepara el almuerzo, ya que es domingo. Itachi se encontraba viendo una serie, y la verdad es que, prefiere no ir con él por temor a que se trate de una serie de terror. No, ahora que Naruto no está con él, no puede arriesgarse.
Pero, eso también le entristece mucho.
-Mamá - ella voltea a verle, y el pelinegro le mira impaciente - ¿Cuándo iremos a Japón? Quiero ver a Naruto
-Ahora no se puede, Sasuke
-¿Porqué? Dijiste que iríamos a verlo pronto. No puedo romper mi promesa con él
-Es que ahora... Naruto se mudó de casa
-¡¿QUÉ?! - no evita gritar, totalmente alarmado - ¡¿Acaso ya no tenemos la dirección?! ¡Papá puede conseguirla con el señor Minato! - le toma de la mano, suplicante - O tú con la señora Kushina. Ustedes se llevan muy bien, por favor mamá
-Cuando me la den, te aviso, tú tranquilo - le calma mientras le acaricia la cabeza con su mano desocupada
-Está bien
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-Mamá - Sasuke aparece en la sala, luego de cambiarse de ropa, ya que había regresado de la escuela - ¿No te han dado la dirección? Quiero ver a ese dobe
-El aeropuerto de Japón está en renovación. ¿Me ayudas a poner la mesa? Ya casi es hora de comer - cambia de tema, para que no se ponga a pensar en eso y no se dé cuenta de la mentira
Sasuke suspira, resignado y triste.
-Sí
Por más que no le guste admitirlo, tiene miedo, ya que han pasado más de tres meses desde la última vez que lo vio.
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Otro de esos tantos días, Sasuke ya no aguantaba pensar que su madre estaba evitando cumplir su promesa. Ella no es así, pero no sabe qué pensar en este punto.
-¿Porqué no me dejas ver a Naruto? - le pregunta con un tono decepcionado - ¿Al menos podemos hacerle una llamada?
Mikoto detuvo su lectura, sacando su celular para fingir, dándole al pequeño la esperanza de que al menos hablara con Naruto así.
-No tengo señal. Tal vez después - guarda el aparato, regresando a su libro - Yo te aviso. Ahora ve a hacer tu tarea
Sasuke sintió que sus ojos le picaron, antes de alejarse. Ya subiendo las escaleras, fue que derramó una lágrima, la cual resbaló por su mejilla derecha, antes de que él mismo la limpiara con su mano, haciendo lo posible para no llorar.
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-¿Podemos ir a Japón? Quiero ver a papá - esto sorprende un poco a Mikoto, quien le mira en silencio unos segundos
Claramente él estaba fingiendo para que le dijera que sí. A su padre casi nunca lo ha visto, pero tal vez, el verlo le sirva para que pueda ver a Naruto después.
-Tu padre está ocupado - dijo ella finalmente, enojando al niño
-¿Por eso no quieres llevarme con Naruto? ¿Porque papá está ocupado y no podremos verlo? - antes de recibir respuesta, él se adelantó con una idea - Si es así, solo quiero ir para ver a Naruto
-Mejor cuando tu padre tenga más tiempo, para que valga la pena el viaje - al ver que iba a protestar, ella decide cambiar el tema, como siempre - ¿Hiciste la tarea?
-Ya casi la termino - contesta secamente, pero ella no se inmuta por ello
-Ve a terminarla
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-¡Mamá, ya deja de mentirme! - le grita después de recibir otra negativa, harto de las excusas de su madre - ¡Dime porqué no quieres que lo vea!
-No me levantes la voz - le regaña con un tono autoritario - Por ahora Naruto está castigado, y no podemos ir para nada. ¿Ya acomodaste tu cuarto?
Sasuke aprieta los puños, antes de alejarse de ella una vez más.
-...Ya voy
Subió rápido a su habitación, cerrando la puerta tras de sí. Luego se acerca a su cama, tomando entre sus manos el balón que el rubio le había regalado en su cumpleaños.
-Naruto... - susurró con la voz quebrada, ya no aguantando las ganas de llorar - te extraño mucho, dobe...
Abrazando ese balón, derramó varias lágrimas, mojándolo un poco con esa pequeña lluvia de esos ojos onix, los cuales, se ven tan apagados como los días lluviosos que él siempre tuvo cuando no conocía a Naruto. Y ahora... regresó a esos días, sintiéndose todavía peor al saber que podría no volver a verlo.
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Tantas insistencias, y ninguna resultó. Su madre siempre le decía que no, y tanto le cambiaba el tema, que simplemente dejó de preguntar, de quejarse, debido a que al alargar el asunto, ella le regañaba e incluso le llegó a castigar una vez. Y ahora, se da cuenta de que tantas negativas llegaron a ser efectivas, de una forma que le desagrada en sobremanera.
Cuando entró a la clínica, pudo ver a algunas enfermeras con los pacientes, los cuales traían camisetas y pantalones blancos, incluso vio a una persona en camilla con una camisa de fuerza, a la cual, parecen haber sedado hace poco por la presencia de un doctor y una enfermera. También vio a personas con ropa normal, las cuales, deben ser visitas de esos pacientes. Si no fuera por esas personas, todo sería completamente blanco y metálico a su vista.
Al ir a la recepción, encontró a una joven castaña, la cual traía en su gafete el nombre "Rin".
-Buenas tardes, joven
-Buenas tardes. Quisiera ver a un paciente
-Depende de la condición del paciente, ya que no todos tienen la libertad de visitas. ¿Es familiar suyo?
-Soy... su mejor amigo - ni siquiera sabe si con eso entrará. Simplemente fue sin pensar en algo antes -"Genial Sasuke, ahora sí mereces que te llamen teme"
-¿Me puede dar el nombre del paciente?
-Naruto Namikaze - ella escribió el nombre en la computadora, esperando el resultado
-Mmm... Tengo a un Naruto, pero el apellido no coincide
-¿Qué apellido tiene?
-Uzumaki
-Bueno, ese era su apellido materno. Es él
-Es el paciente de la habitación 7. Se encuentra dos pasillos adelante, dobla a la derecha, y verá los números de las puertas
-Gracias
-Solo una recomendación - le detiene al verle alejarse - puedo ver que es la primera vez que viene a verlo, así que, si él niega su presencia, no debe insistirle. De lo contrario, nos veremos en la penosa necesidad de sacarlo de la habitación
-Comprendo
Realmente no entiende porqué le dijeron eso, pero puede deducir que se debe a políticas de la clínica. Es obvio que sus pacientes están allí por sus problemas, y no todos pueden ser tratados como a cualquier persona.
Siguió la indicación, llegando en pocos segundos a la habitación 7, tocando la perilla de la puerta.
Dudó un momento si realmente esto es lo que quería, pero se hartó de su cobardía, y finalmente abrió la puerta.
Encontró una habitación de paredes blancas como todo el hospital, al igual que las sábanas y las cortinas. Había un cofre café que sobresalía por el color, el cual, si no mal recuerda, es el cofre de juguetes que su amigo tenía en su casa. Su vista viajó hasta una inconfundible cabellera rubia, perteneciente a una persona que le daba la espalda, sentada en la cama, al parecer muy entretenido con algo para no darse cuenta de su presencia.
Decide entrar en silencio, cerrando lentamente la puerta en un intento de no hacer ruido... Fracasando en el momento en que la puerta sonó al momento de cerrarla.
El rubio se da cuenta de que alguien está en su habitación, girando su cabeza, haciendo que Sasuke quede anonadado ante la mirada azul cielo que tanto le daba curiosidad de niño, la cual, ahora le observa con una inocencia que creyó jamás ver a esa edad.
No supo que hacer; esa mirada se clavó en él, haciendo que casi se le saliera el corazón. Sus marquitas en las mejillas seguían como antes, y su cabello estaba peinado de una forma idéntica a cuando eran pequeños. De no ser por el tamaño, juraría que está viendo a ese niño atolondrado y cariñoso que conoció.
-¿Sasuke? - la voz del rubio le regresa a la realidad, viendo ahora que Naruto deja de lado un cuaderno, gateando en la cama para verle más de cerca, viendo como su confusión inicial cambia a una radiante sonrisa, de las cuales hace muchísimo tiempo ya no había visto - ¿Eres tú, verdad?
-S-Sí, soy yo
En verdad no esperó jamás lo que ese chico hizo a continuación: se levantó de la cama con rapidez, corriendo hasta abalanzarse sobre él, abrazándolo con fuerza, eufórico.
¿Qué se supone que debe hacer? Jamás imaginó que estuviera tan contento a pesar de todo el tiempo que ha pasado. Simplemente, no se imaginó tal reacción en ningún momento.
-¡Sabía que vendrías! - frotó su mejilla izquierda en el pecho del pelinegro, como un tierno minino - Tú jamás romperías tu promesa. Estoy feliz de verte
-Naruto... ¿Seguías esperando mi regreso? - es todo lo que podía decir, aún sin hacer nada más que verle. Esa reacción, esas acciones, y esa calidez... son demasiado para él
El mencionado alza la cabeza, viéndole con esa misma emoción.
-¡Por supuesto que sí! Eres mi mejor amigo - dijo aún con esa sonrisa, la cual, de repente, cambia a una expresión triste, sorprendiendo enormemente al azabache - te extrañé mucho. Tío Kakashi no me deja salir de este feo lugar, y creí que no ibas a encontrarme por no estar en casa
-"En lo poco que no mintió mi madre, es que Naruto ya no vivía en su casa. Aún así, recordarlo me frustra."- trató de no pensar más en eso, enfocándose en el rubio que seguía abrazándolo
-Yo... decidí venir a donde sea que estuvieras - realmente no tiene idea de qué decir; todo esto le agarró por sorpresa
-Me haces muy feliz, dattebayo. ¿Te trajo tu mamá?
-¿Qué? - le mira incrédulo por un segundo - Naruto, yo vine solo
-¡¿QUÉ?! - se altera de repente - ¡No debiste hacer eso, Sasuke! Ella te va a regañar. ¿Recuerdas que hace unos días, te castigó por salir a jugar conmigo sin permiso?
-¿Qué? -"Hace unos días... ¡Si eso fue hace años! Esto no me agrada"- Naruto... ¿Cuántos años tienes?
-¿Ya se te olvidó? Tengo 5 años - le muestra todos los dedos de una mano, con orgullo - Los cumplí en octubre
-¿Dónde están tus padres?
Apenas hizo esa pregunta, se golpeó mentalmente. ¡¿Cómo se le ocurre tocar ese tema como si fuera el clima?! Con razón siempre le han dicho que es muy frío con los demás. Pero, el que no recuerde nada más allá de eso, no tiene buena pinta.
-Tío Kakashi dice que trabajando, pero... - baja un poco la cabeza - No han venido a verme... - sus ojos se llenan de lágrimas, las cuales no tardan en salir - me dejan solito con personas que no conozco y que me tratan muy feo...
-No llores... - le pide sin entender porqué su tono salió algo extraño, más sensible de lo que le gusta demostrar
Naruto intentó aguantarse, ya que Sasuke se lo había pedido. Pero, pronto rompió en llanto, no soportándolo más.
-¡Ya no quiero que te vayas, Sasuke! - se volvió aferrar a él, llorando con fuerza en su hombro - ¡Aquí nadie me quiere, nadie juega conmigo! ¡Me he sentido horrible sin ti!
Su corazón se estrujó con ese llanto, digno de un niño de la edad que dijo Naruto. Pero ese no es el Naruto que recuerda, al menos no del todo. Cuando sonríe, se ve radiante, como antes, siendo el día soleado que siempre le daba luz a los días grises y tristes de Sasuke.
Pero... ahora hace algo que el otro Naruto no hacía jamás: llorar. Naruto nunca lloraba, incluso cuando sus padres lo dejaban solo en casa con la niñera, Naruto seguía sonriente, porque lo tenía a él como amigo.
Recuerda lo que Itachi y su madre le dijeron... ¿Acaso este comportamiento se debe a ese trauma? Parece no recordar la muerte de sus padres, como si se negara a que eso siquiera sucedió.
-"Debo investigar qué es lo que tiene Naruto."- pensó el pelinegro después de un rato, sintiendo después como Naruto se separa de él
-¿Quieres jugar conmigo? ¡Aquí están mis juguetes, 'ttebayo! Mira - le toma de la mano y lo lleva a la cama, antes de ir a donde está el cofre, sacando algunos carritos, figuras y demás juguetes
-"En verdad cree que sigue teniendo 5 años. No puedo creerlo."- sus pensamientos son interrumpidos cuando ve que a su amigo se le iban cayendo los juguetes tratando de llevarlos a la cama
Se levanta y decide ayudarle, viendo que uno de los juguetes que se caen, es el zorro de nueve colas que Minato le compró, el cual, Naruto al reconocerlo, tiró algunos juguetes, agachándose con pánico.
-¡Kurama! Aquí estabas - apenas lo recoge, deja todos los demás juguetes tirados en el suelo, abrazando con fuerza a ese peluche
-¿Sigue siendo tu juguete favorito?
-¡Sí! Hace un rato pensé que me había dejado solito, pero la mujer mala me dijo que estaba durmiendo en el cofre. Me molesta que guarden a Kurama con los demás juguetes. ¡Kurama es también mi amigo!
-¿Porqué no lo sacaste de allí si tanto lo querías?
-Esa señorita me regañó; dice que debo guardar mis juguetes. Es mala, y no me deja dormir con Kurama. Pero yo me duermo con él aún así, porque sin Kurama no puedo dormir
-Lo sé. Cuando tuvimos la última pillamada en mi casa, llevaste a Kurama contigo. También lo llevabas a la escuela porque no querías separarte de él desde que te lo regalaron tus padres
-¡Tú si me entiendes! Aquí nadie más me quiere entender. ¿Verdad que no tiene nada de malo dejar a Kurama afuera si guardo los demás juguetes?
-No, no tiene nada de malo - decide seguirle la corriente, ya que realmente no ve el problema, viendo después que Naruto sonríe triunfal
-¡Se lo voy a decir a esa bruja apenas la vea!
-Naruto, no es bueno que le digas así a las personas
-Hmp - Naruto le evita un poco, antes de mirarle nuevamente - tienes razón; se deben respetar a los adultos
-Exacto
-¿A qué quieres jugar?
Sasuke intenta pensar en algo, pero descarta esa opción cuando su mente queda en blanco.
-¿Qué hacías antes de que viniera?
-Estaba dibujando, pero quiero que juguemos a algo
-Juguemos a lo que tú quieras - Naruto se puso más que feliz con esa respuesta
Se la pasaron unas horas entre juegos que al rubio se le ocurrían, ya que Sasuke no tenía mente infantil como antes, y simplemente no le venía ninguna idea de juegos, por lo que, todo el rato hicieron exactamente lo que Naruto quería.
No se hubiera dado cuenta de la hora, de no ser porque la alarma de su celular sonó, sobresaltando un poco al ojiazul.
-Tranquilo, es solo mi celular - aclara a la vez que lo saca de su bolsillo, apagando la alarma y viendo la hora
-¿Tienes celular? ¡A mí no me han comprado uno! Que suerte tienes
-Vaya, no sabía que ya era tan tarde - guarda el celular en donde estaba - Tengo que irme
-¿Qué? ¿Tu mamá va a venir por ti? - sintió algo de miedo por un momento. ¿Acaso... ya no verá a Sasuke? - ¿Te vas otra vez a Nueva York?
-No, mi papá vendrá por mí - decidió que lo mejor era mentirle en eso, ya que se alteró cuando dijo que había ido solo. Naruto cree que él también tiene 5 años, así que, es ilógico que venga y vaya solo a todos lados si supuestamente tienen esa edad - y no me iré a Nueva York; estaré en Japón un tiempo
-¿Entonces regresarás a tu casa?
-Sí - Naruto se acerca a él, con una mirada esperanzada e inocente
En verdad parece como si todo fuera como antes, y al mismo tiempo, sabe que nunca más lo será.
-¿Puedo ir a dormir contigo esta noche? Ya no quiero estar aquí
-No me dieron permiso para eso; solo me dejaron visitarte
-¡No es justo, yo quiero seguir contigo!
-Vendré mañana - el rubio niega con la cabeza
-¡No quiero, quiero que sigamos juntos ahora!
-Naruto, no puedo. Mi papá me va a regañar si no me voy ahora. Sabes que odio cuando mi papá me regaña
Naruto le agarra del brazo izquierdo, con terquedad.
-¡Lo sé, pero no quiero que te vayas!
-Naruto, no hagas berrinche - el ojiazul le suelta bruscamente, enojado
-¡Eres un mal amigo, ni siquiera le preguntaste a tu papá si te dejaban quedarte o que yo fuera!
-Bueno, si eso piensas, me voy - le da la espalda y empieza a alejarse, causando un horrible pánico en Naruto
-¡NO! - le jaló de la camisa, abrazándolo y aferrándose a su cuello, escondiendo el rostro en su pecho, sin dejar de llorar - ¡NO TE VAYAS SASUKE! Lo siento... n-no me dejes solo, no quiero que te enojes conmigo y dejes de ser mi amigo... yo te quiero mucho...
Por más que su mente se mostró renuente con fuerza, en su pecho una dolorosa punzada surgió ante tal llanto. Desde que recordó a Naruto, no pensó que esa necesidad de cuidarlo como de niños se cuidaban mutuamente, resurgiera. Solamente pensó que iba a verle por curiosidad y lástima, y ahora resulta que... en verdad le afecta un poco el estado del muchacho.
-"Por Dios... no puedo con esto. ¿En qué momento pensé que esto era una buena idea? No soporto verlo así. Por más que quise negarlo, esos recuerdos me afectaron como si hubieran sucedido ayer."
-Naruto... - suspira profundamente, tratando de calmarse, antes de acariciar su cabeza con la mano derecha, llamando la atención del rubio - yo nunca voy a dejar de ser tu mejor amigo, y lo sabes, pero debes entender que no puedo quedarme contigo esta noche, y tampoco puedo llevarte a mi casa, porque papá me va a regañar
-Pero... Snif... me voy a quedar solito otra vez...
-Tienes a Kurama contigo. Le voy a decir a esa mujer que te deje dormir con él para que ya no te moleste. Además, ya te dije que voy a venir mañana
-¿Lo prometes?
-Lo prometo
-Está bien... - le fue soltando lentamente, mirando hacia el suelo con tristeza, cosa que solo puso peor a Sasuke
-No estés triste
-Bueno - le dió una pequeña sonrisa, antes de que Sasuke le revolviera un poco el cabello - ¡Oye! Yo estaba peinado, teme
-Naruto, tu cabello siempre es así... usuratonkachi
-¡Te escuché!
-Lo sé. Nos vemos mañana
-Sí, te voy a esperar. Si te esperé unas semanas a que regresaras de Nueva York con tu mamá, puedo ser un poco más paciente
Sasuke ya no respondió, simplemente no supo cómo. Solo salió y cerró la puerta tras de sí, recargándose en ella apenas lo hizo.
-"Por más que fuera una amistad de hace tantos años, no puedo dejarlo solo ahora. Además... cada vez que me dice lo que esperó para verme, me hace sentirme el ser más despreciable de la tierra, porque él cada día esperaba a que lo visitara, y yo incluso me había olvidado de él."
-¿Usted es el joven que vino a visitar a Naruto? - una voz femenina le regresa a la realidad, viendo a una enfermera parada frente suyo
-Sí. ¿Usted es la enfermera de Naruto?
-Sí. Me sorprende que duraras tantas horas con él. Conmigo no tarda ni dos minutos en ponerse insoportable, en especial cuando quiere dejar afuera ese horrible peluche - comenta con desagrado, y Sasuke frunce levemente el entrecejo
-Oiga; deje que Naruto duerma con Kurama. ¿Qué le cuesta?
-¿Quieres que le cumpla el capricho a un chico berrinchudo que no pudo crecer mentalmente?
-No se exprese así de él: era mi amigo del jardín de niños
-¿Y dónde estuviste todo este tiempo? Porque apenas te veo aparecerte por aquí - Sasuke aprieta el puño derecho, conteniéndose para no hacer algo que cause el que le saquen a patadas de la clínica
-Apenas me enteré. ¿Qué es lo que quiere para dejarlo tener fuera a Kurama?
-Depende - ella extiende un poco la palma de su mano, con una leve sonrisa - ¿De cuánto estamos hablando?
El azabache aprieta un poco los dientes, sacando del bolsillo de su pantalón una billetera, dándole dólares, lo cual, deja sumamente satisfecha a la mujer. Odia a las personas interesadas como ella, pero, solo por Naruto se contiene.
-Tenga
-Vaya, entonces, voy a dejar que duerma con él y lo deje fuera cuántas veces se le dé la gana
-Como sea... - busca calmar su molestia, viendo como aprovechar la situación - ¿Qué es lo que tiene Naruto exactamente?
-Debido al trauma que le dejó el ver la muerte de sus padres, se cerró mentalmente, convenciéndose a sí mismo de que sigue en esa época feliz de su vida - él alza una ceja ante esa explicación
-Yo no lo veo muy feliz
-Es por el trauma. Aunque quiera creer que sigue en ese entonces, su personalidad y autoestima cambiaron. A este padecimiento se le conoce como el Síndrome de Peter Pan
-¿Habla de la película de Disney? - Sasuke está incrédulo. ¿Existe un Síndrome con nombre de película infantil?
Recuerda haberla visto de pequeño, mucho antes de ser amigo de Naruto. Pero, después ya no le llamó la atención ver películas como esa.
-Eso va más allá de esa película. Aún así, podemos tomar ese filme como ejemplo. ¿Quién era Peter Pan?
-Ese niño no quería crecer - empieza a relatar lo que recuerda - Se escapó de su casa cuando escuchó a sus padres hablar de su futuro, y llegó al País de Nunca Jamás o algo así, dónde jugaba y gozaba de ser un niño por siempre
-Ahí está: Naruto se negó a crecer mentalmente, y aunque su cuerpo físico cambia, su mente se niega a aceptar que tiene más de 5 años
-¿Hay cura para ese síndrome?
-Sí, y es convencerlo de la realidad. El problema, es que Naruto se niega por más que lo hemos intentado, y su tío se resignó a que se quede así
-Vendré mañana por la tarde - dijo sin esperar respuesta, alejándose de ella
Ahora, no solo tendrá que ir a la universidad por las mañanas, sino que ahora, se comprometió a visitar a Naruto por las tardes. ¿Porqué lo hace, cuando ese ya no debería ser su asunto?
-"Porque me siento culpable. Él seguramente estaría conmigo desde el principio si a mí me hubiera pasado algo así. Si yo hubiese estado con él, seguramente no hubiera caído hasta este punto. Quiero ayudarle, aunque no sé como."
Pobre Naruto, en verdad me duele mucho cuando escribo todo esto. Pero, ahora Sasuke es a quien le toca apoyarlo.
Hay más de una versión de la película de Peter Pan, pero Sasuke no se va a poner a ver todas esas jajaja. En todo caso, hubiera visto de muy pequeño la que hicieron de Disney, y ya después no hubiera visto nada más del tema.
He de aclarar que no todas las personas con Síndrome de Peter Pan son como Naruto. Las causas pueden ser desde una sobreprotección de sus padres y mimos que causen el temor de crecer y que eso acabe, una infancia triste que le haga ser infantil para tener la felicidad que en ese tiempo no tuvo, hasta un trauma que le hagan temer el seguir viendo "el mundo de los adultos". Los comportamientos también varían dependiendo de la persona.
Sakurita de Li
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