5: Sangre

Pov Yuki:
Quizás no era la casa de Wayne pero podía estar cerca de ella como si estuviéramos solamente los dos en su casa.

Los chicos habían salido para comprar comida; excepto Naruki, Wayne y yo. Estaba en la cocina junto a Wayne para ayudarle a Moniko a lavar sus platos sucios ya que no tuvo tiempo para lavarlos cuando la hora de reunirnos llegó.

-¿Dónde está Naruki? -preguntó Wayne después de preparar todo para poder lavar los platos y cubiertos-.

-Naruki está... -lo busqué en la sala principal y después volví con ella-. Está dormido en el sofá.

-Bueno, no quiero despertarlo, supongo que deberemos lavar esto solo tú y yo -sonrió-. Bien, Yuki, necesito que levantes las mangas de tu suéter para que no se mojen.

-Estoy bien -tenía demasiados cortes como para mostrarlos-.

-Anda, Yuki -me miró-. No quiero que mojes tu suéter.

-Pero estoy bien, no hay problema si se moja.

-No, Yuki.

Tomó rápidamente mi brazo y levantó la manga para después cambiar su expresión a una de sorpresa y algo de miedo. Apretó con un poco de fuerza mi brazo y miró con detenimiento los cortes que tenía.

-Y-Yuki -me miró-. ¿P-Por qué lo haces?

-No es nada de que preocuparse -me encogí de hombros-.

-Yuki, ¿estás bien? -puso una mano en mi mejilla-. ¿Tienes algún problema? Puedes contarme lo que te ocurra.

-No tengo ningún problema -negué con la cabeza-. Tengo un gato.

-Oh, ¿de verdad? -su expresión mostraba curiosidad pero volvió a ver mis cortes-. Perdona -me miró-. Tienes razón, los cortes son demasiado desordenados al igual que los de un gato -sonrió-. ¿No te preocupa que te pueda cortar una vena o algo?

-Tranquila, eso no pasará.

[•••]

Los chicos seguían sin regresar y nosotros casi terminábamos de lavar los cubiertos que quedaban al final. Wayne se quejó de la nada y se alejó un poco del lavaplatos mientras sujetaba con fuerza su mano.

-D-Duele -se quejó-.

-¿Qué pasó? -me acerqué a ella-.

-Me he cortado con el cuchillo que estaba lavando.

-Déjame ver.

Su dedo estaba sangrando, era hermoso ver como la sangre salía de ella mientras se quejaba por ello. ¿Se quejaría igual con un corte más profundo?

-Perdona, Yuki, no puedo terminar de ayudarte.

-No te preocupes -besé su dedo-. Ve al baño y lava tu herida, los chicos no deben tardar, les diré que te consigan una bendita adhesiva.

-Gracias, Yuki -me abrazó y se fue corriendo hacia el baño-.

Un poco de su sangre se había quedado en mis labios, la limpié con mi lengua y saboreé ese líquido color rojo carmín.

Wayne, sabes exquisita.

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