11: Obedecer

Pov Yuki:
Ella llevaba el control siempre, me gustaba pero también lo odiaba. No podía obtener lo que quería si ella seguía sin estar de acuerdo.

Odiaba que Satori le haya enseñado a jamás querer dañar a los demás.

A veces podía convencerla cuando le daba amor dulce pero me aburría ese tipo de amor.

Quería sus maltratos.

Debía enseñarle a obedecer aunque eso me tomara tiempo.

Estábamos bien siendo pareja, bien en términos de relación.

Pero no bien en nuestra privacidad.

La quería solo para mí, sin que Satori pudiera decir algo por ver cortes en la piel de _____.

La observé conversando con Moniko, últimamente se llevaban bien y eso me molestaba mucho.

Sonreían y reían juntos.

-¿Desde cuándo ustedes se llevan bien? -preguntó Satori regresando al aula luego de ir al baño-.

-Tenemos temas de conversación en común -respondió Moniko con una sonrisa-. Además suelo ayudar con su... tarea -me miró rápidamente y después miró de nuevo a Satori-.

¿Acaso ella hablaba de mí con Moniko? ¿Exactamente sobre qué? ¿Debería encargarme de Moniko? Debía saber que estaba pasando pero no tenía una respuesta en concreto, tendría que sacar la respuesta directamente de _____.

Esperaría hasta la salida.

~~~

Satori ya no se iba con _____, ahora ella se iba conmigo y yo me encargaba de llevarla a su casa. Así que por eso estábamos los dos solos en el aula.

Mientras ella guardaba sus cosas en su mochila, yo caminé hacia mi mochila sin hacer demasiado ruido, saqué mi cuchillo y finalmente fui hacia ella.

El frío filo del cuchillo acarició su pierna luego de que subiera un poco su falda, vi como se tensó pero no me detuve.

Sabía que había prometido no hacerle daño pero la tentación era demasiada y no pude evitar hacer un delicado corte en su muslo.

-¡Y-Yu...! -la interrumpí poniendo mi mano en su boca-.

-Shhh, no queremos que alguien venga a ver de dónde vienen tus gritos, yo solo quiero quitarte el control que debería pertenecerme.

No quité mi mano de su boca, sabía que haría todo lo posible para detenerme. Era delicado con los cortes, aún asi sus manos sujetaban con fuerza mi brazo para evitar que siguiera.

-Déjame ser el dueño de tu mente -besé su cuello-. Y dejaré de hacerte estos lindos cortes.

Así es como accediste a todo.

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