10: Juegos
Pov _____:
Era la segunda vez que estaba en la casa de Yuki, habíamos quedado para hacer algunos pendientes respecto al club, Moniko había recibido una invitación para formar parte de la exposición de clubes; los clubes con mejor reputación estaba allí y su propósito era buscarles más personas para que se inscribieran.
Todos teníamos trabajo que hacer, Yuki y yo hacíamos un poema para la exposición, después debíamos elegir un libro para leerlo entre todos con el propósito de hablar al respecto a los interesados con el club.
—¿De qué género quieres que sea el libro? Planeaba elegir alguno de terror o misterio —comentó Yuki, estaba sentado en el sofá—.
—No tengo alguna idea en concreto, quizás deberíamos elegir algo más sutil, ¿por qué misterio o terror?
—¿Por qué no? —frunció el ceño—. Es mi género favorito.
—Yuki, nadie querrá unirse al club con libros así, no a todos les gusta —suspiré—. ¿Qué opinas de alguna novela ligera o incluso comedia?
—Vamos, al menos misterio.
—No.
—Si le comentara a Moniko estaría a favor.
—Si le preguntara a Satori estaría a mi favor.
—Entonces nuestro voto de oro es Naruki —hizo una pausa—. Lo llamaré luego.
—Puedo preguntarle yo sí quieres —sonreí—.
—No —habló inmediatamente—.
—¿Por qué no?
—Yo le preguntaré.
—Yuki, puedo preguntarle yo —sentí el ambiente diferente—. ¿Estás ce...? —me interrumpió—.
—Ni te atrevas a mencionarlo -su mirada me intimidaba que ni siquiera pude responder—. ¿Te parece si hacemos un par de juegos?
Un escalofrío recorrió mi espalda cuando Yuki se puso de pie y trajo un cuchillo. Tenía miedo de cualquier cosa que fuera a decir.
Antes de poder hablar o hacer algún movimiento, puso el cuchillo en mi mano, se sentó de nuevo en el sofá y me tomó de la mano para hacerme sentar encima de él. Rápidamente quise quitarme pero me sostenía fuertemente.
—Dame dolor —aferró sus manos en mi cintura—.
—No -negué nerviosa—.
—Hazlo.
—No.
—Por favor —besó mi mejilla—. Estaré encantado de sentir tu dolor.
-Nadie debe sufrir ni sentir dolor.
—Mi dolor es que no accedas a lastimarme —besó dulcemente mis labios—. Sentiré tu amor con cada corte.
Mis manos se mancharon de su sangre.
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