4| Natasha.
CAPÍTULO 4
"Vamos a hablar de esto,
no es como si estuviéramos muertos"
•
Juntas en aquel auto, Natasha era capás de palpar su propia incomodidad con los dedos. Era poco decir que estar en presencia de una criminal voluble, psicópata y muy rencorosa ponía tenso a cualquiera, más aún si le sumas el hecho que el Rencorosa le podía aumentar en su presencia dado que la misma pelirroja había sido la que la metió en una celda. Se encontraba en un estado de alerta constante que crecía en cada semáforo en rojo en el que paraban, pendiente de cualquier movimiento sorpresa que se le pudiera ocurrir a su acompañante.
Por otro lado, la rubia en el asiento de copiloto no había pasado por alto la actitud que la ex agente trataba de disimular ante ella, por lo que se dedicaba a mirarle indirectamente y sonreír.
No era que se tuvieran miedo, sin dudas ese nunca seria el caso. Eran asesinas entrenadas que podían romperle los huesos a cualquiera de una sola patada. Tenerle miedo al enfrentarse era un mal chiste, sin importar que una de ellas era una poderosa mutante, estarían dispuestas a tirarse de los pelos si a cualquiera se le ocurría lanzar un golpe.
Pero en aquel momento a ninguna se le apetecía soltar un puñetazo, y esto era mucho decir si se hablaba de Ellionor.
La relación de ambas era extraña desde un principio, una amistad algo tóxica que se "desintoxicaba" un poco cada vez. Lo habían comenzado todo queriéndose matarse algunas veces, pero cuando se les complico la tarea cambiaron de ruta y decidieron solo tratar de herirse cada que se tenían al frente, con palabras o puñetazos, no median sus actitudes. En algún momento terminaron llegando a un mutuo acuerdo de Tú me dejas estar y yo te dejo estar, que sin dudas había dejado atónita a Natasha en su momento.
Claro, eso hasta que la pelirroja se vio envuelta en algunas cosas malas en las que, con mucha fuerza de voluntad, le tuvo que pedir ayuda a la rubia. Uno de esos favores que eran penados por la ley pero que Ellionor estuvo dispuesta a hacer con gusto. Desde hay su relación paso de ser de Simples conocidas que se detestaban de lejos a ser de Negociantes ilícitas, aunque Natasha se negaba aún a aceptar que por esto había surgido cierta amistad entre ellas.
Pero hubiere lo que hubiera ahora entre las dos, siempre estarían los recuerdos de cuando eran totalmente rivales, aquellos recuerdos en los que más daño le había provocado Ellionor a aquella mujer de sentimientos de acero y cabellos color sangre. El sadismo en la francesa podía llegar a un extremo que, con solo pensarlo, provocaba en Romanoff un estremecimiento que le hacia recordar con quien exactamente se estaba metiendo. Y eso se reflejaba en su nivel de tensión en aquel auto.
—Y, cuentame — la rubia habló subiendo los pies en el tablero, relajándose y estirándose buscando su comodidad en el asiento —Este trabajo que te haré, ¿Entra en el nivel rojo o negro en la escala de ilegalidad?
Sus palabras hicieron a Natasha rodar los ojos algo hastiada —Baja los pies de ahí — gruñó.
—Nop — respondió acomodando mejor sus piernas —Responde la pregunta, Jolie.
No sabia porque se molestaba en pedirle que hiciera algo que obviamente no haría, la convivencia con Ellionor aveces esa difícil. Difícil en el sentido de aguantar sus ganas de dispararle. Decidió pasar por alto su mala postura dentro del auto, así que solo dejo salir aire de sus pulmones y se concentro más en el camino y en el caótico trágico neoyorquino frente a ella mientras respondía su pregunta.
—No haré una escala de colores contigo.
Ellionor gimoteo como si fuera una niña a la que no le cumplían su capricho, luego se enderezó en su lugar y la miró con fastidio —¿No te duele? — preguntó, en su voz había un falso tono triste. Natasha la miro de reojo con una ceja alzada —¿No te duele ser tan amargada?... Ash, acelera el auto, me lanzaré de el a ver si me muero.
La pelirroja volvió a rodar los ojos —Por favor, ¿Te ayudo?
—Estas dando muchas vueltas para no responder mi pregunta — aclaro dándose cuenta rápido de lo que tramaba —Vamos, te daré un minuto para empezar a hablar si no quieres que empiece a cantar a todo pulmón Baby de Justin Bieber.
Natasha entrecerro sus ojos —No te atreverías...
—¡Ouuooh!...
—¡Okay, okay! ¡Cállate! — se apresuró a decir antes de que continuara —Rojo, el maldito color es rojo.
Ellionor se largo a reír con diversión por el poco aguante de la rusa. Minutos después, cuando calmo su risa, observo a la mujer alzando y bajando las cejas.
—Rouge.
—Y no es ilegal — aclaró haciendo una mueca, ignorando que Ellionor le hablaba en francés —No lo es... Tanto. Depende de tus métodos.
La rubia sonrió —Conoces mis métodos.
—Tienes razón, olvida lo que dije.
—Solo continúa, Jolie — animó mirando sus uñas.
La otra puso sus ojos en blanco por tercera vez en aquel día —Ya te lo dije — giró el volante tomando un camino más despejado de autos —Localizaras algo...
—No — le cortó alzando un dedo en el aire —Ya eso lo sé — hizo un además con una mano quitándole importancia —Lo que quiero saber es exactamente que jode tanto a tu club de héroes como para que necesiten ayuda de alguien como yop — resaltó el Yop dándole énfasis.
Natasha soltó un resoplido, si no estuviera conduciendo hubiera presionado sus párpados para calmar la creciente ansiedad que le empezaba a surgir. Habría preferido no tener que darle detalles de aquel asunto a ella, a exactamente ella, pero después de todo era Ellionor Andreotti con la que se estaba metiendo, los detalles venían si o si.
Suspirando con resignación, hablo —Queremos rastrear el cetro de Loki, hermano de Thor. El cetro es un objeto... —pausó girándose a verla para ver si le prestaba atención, así era —...Peligroso en las manos equivocadas. Necesitamos recuperarlo lo antes posible.
Ellionor parpadeo repetidas veces —A ver — la señaló —Rastreare una vara mágica usando medios que tus amiguitos los buenos no pueden por... ¿Buenos? — hizo una mueca —Se supone que esta cosa esta en malas manos, ¿No?
—Es lo que dije — gruñó.
—Sí, pero no entiendes el chiste, Ma cherée — le sonrió, una sonrisa que trataba de ocultar una malicia que revelaban sus ojos sin siquiera quererlo —Supones que ustedes son... — hizo comillas en el aire —... Esas buenas manos.
Natasha la miró sin entender —Somos los buenos.
—¿Segura? — su sonrisa creció cuan gato del País de las maravillas.
La pelirosa presionó los labios en una fina linea, sabía que no le gustarían sus siguientes palabras porque, lamentablemente, le conocía esa sonrisita.
—¿Sabes cuánta gente a aplastado, Hulk? Es realmente sensacional y excitante — sus ojos adquirieron un brillos burlón que inquieto a la rusa —¿Sabes a cuántas personas mataron las armas de Tony Stark en el pasado? Uff, yo sostuve algunas. ¿Thor? Provocó escándalos y destrozos que hirieron a más de un inocente.
Hablaba con rapidez, como si fuera un monologo ensayado. Pero Natasha sabía que no lo era, sobre todo porque sus pupilas se habían dilatado de tal modo que sus ojos grises casi se volvieron negros.
—Clinton... Oh, Francis. Él me cae bien, sobre todo por el número de sus bajas — soltó un suspiro —¿El Capitán? Su sed de patriotismo le ciega el sentido común cuando de prudencia se trata. Y tú — trató de tocar un mechón de su cabello con la punta de sus dedos, pero esta la apartó con molestia —...Rousse, tu historial combina con tu cabello... Así que no, Amour. Los buenos no son tan buenos.
Resoplo —Las personas puede redimirse, las personas se equivocan. Pero siempre hay que saber escoger el camino — sintió algo de alivio cuando la Torre apareció frente a ella —Y además, Ellionor. No te pedí una lista de nuestros pecados.
—Solo aclaró un punto — dijo con inocencia. Estaba demás decir que era fingida —Redimirse, sí... Salvas New york una vez y ya crees que tienes un puestito allí arriba con Diosito — se burló —¿Sabes? Una vez le regale a un vago unos cheetos. ¿Eso me libera de mis pecados? ¿Mis buenas obras?
Y hay iba la cuarta vez que rodaba los ojos —No te comportes desagradable.
—¡Ey! — hizo un puchero —¡No soy desagradable!
—Tú le disparate a un hombre solo porque se negó a darte un refresco...
El resoplido de la rubia se escucho con fuerza —Tenía tanta sed.
Cuando de hepátia se hablaba, aveces parecía que Ellionor Andreotti carecía de ella.
—Ya estamos — le avisó cuando al fin pudo estacionar el auto en su sitio de aparcamiento. Antes de que se le ocurriera a la rubia volver a hablar salió del auto mientras le indicaba con la cabeza que hiciera lo mismo.
Era un lugar enorme y espacioso con muchos puestos desocupados, como un estacionamiento privado lo era. Ellionor dio una vuelta completa sobre sus talones mirando todo el lugar con una sonrisa en los labios. Natasha no perdió tiempo y la empujo ligeramente para que se moviera mientras le tendía aquella maleta con ruedas que había traído y ella se había adelantado en sacar.
Caminaron de lado a lado hacia un elevador situado en una esquina del lugar y entraron a esté, fundiéndose en un incómodo silencio del que, como siempre, solo Natasha parecía darse cuenta. Era más seguro que Ellionor estuviera hablando sin parar a que no lo hiciera, porque sabía que cuando estaba muy callada era porque andaba maquinando cosas en su cabeza que no siempre eran muy buenas. Se tuvo que aclarar la garganta y cruzar sus brazos para quitarse la tensión.
Trato de volver a establecer una conversación, esta vez más amena con su contraria —¿Cómo has...
—Bien — respondió antes de que terminaran de hablar, sabia que le parecía sumamente gracioso interrumpirla cuando hablaba.
Natasha rodó los ojos dejando caer sus brazos a cada lado de su cuerpo —Odio que hagas eso — soltó un suspiró agotada mentalmente y se decidió por mejor ignorar su presencia mientras estuvieran en el ascensor —JARVIS, a la sala de reunión, por favor.
Ellionor miro con las cejas fruncidas a la pelirroja que mira el techó del ascensor como si buscará algo al soltar aquello en voz alta. La rubia repitió la acción de la mujer y empezó a buscar lo que sea que buscaba la rusa, pero casi cae al suelo de la impresión cuando una voz masculina respondió a sus palabras.
—Como guste señorita Ramonoff, ya he anunciado su llegada.
—Gracias.
Ellionor alzo las cejas alzando la mirada hacia donde miraba y entrecerrando los ojos. Aquello le parecía sumamente curioso.
—¿JARVIS? — preguntó aún con las cejas en alto —¿Esto es una especie de ascensor parlante? — le pregunta a la mujer con diversión, sin embargo es otra voz la que le contesta.
—Eh, no exactamente señorita.
—Wow... — alzó las manos tratando de tocar el techo —¿Entonces que eres Extraña voz del ascensor? — frunció el ceño —¿Una voz pre-grabada? No, me respondiste directamente, así que no — se respondió a ella misma —¿Un ascensor inteligente?
—Soy...
—Deja a la voz en paz — Natasha le corta negando con la cabeza y moviendo la mano delante de su cara para traer de vuelta su atención. Ya que la rubia se distraía tan profundamente que aveces era difícil atraerla de vuelta a la realidad lejos de su burbuja.
—Dejame hablar con la voz en paz — contraatacó rodando los ojos. Sonrió y volvió a mirar al techo del ascensor —Eh, amigo. ¿Te han dicho que tienes una voz realmente sexy?
—Ay, no puede ser — Natasha apretó el puente de su nariz con cansancio —Ellionor, ya... Eso lo discutirán después — dijo, o más bien gruño, en el momento exacto en el que el ascensor se detuvo.
Natasha dio dos pasos al frente saliendo del ascensor mientras la otra daba pequeños pasos cautelosos mirando todo a su alrededor con curiosidad, siguiendo a la rusa casi pegándose de su espalda. Esta se detuvo en seco al darse cuenta de su extraño comportamiento y eso ocasiono que la rubia chocara con ella, ambas tenían casi la misma estatura, así que Ellionor termino con más de un cabello de Romanoff en la boca.
—Fíjate — murmuró con fastidio enderezándose y acomodando mejor su propio cabello.
Ella la ignoro —¿Qué haces? — dijo entre dientes mirándola con las cejas fruncidas al voltear hacia ella.
—Esperando que entres primero para hacer mi gran entrada, duh — soltó como si aquello fuera obvió —Soy dramática, por lo que requiero de una entrada dramática — suelta una risita —O más bien quizás espero que me des la espalda para echar a correr y escapar.
La rusa alzo las cejas —¿Lo vas a hacer?
Como respuesta solo obtuvo un guiño y una sonrisa supuestamente inocente que le provocaron ganas de golpearla y solo arrastrarla dentro de la sala de reuniones de una vez por todas. Lastima que eso podría ocasionar que Ellionor causara una rabieta muy infantil en la que terminara hiriendo a alguien. Esa era la cosa de tratar con ella, aveces había que ir con cuidado. Sacarla de quicio hasta provocar una pelea, esas eran actividades divertidas para su toxica amiga.
No pudo soportar el no rodar los ojos y soldar un leve gruñido antes de detenerse en las puertas de cristal solo por unos segundos para contar hasta tres y seguir aparentando calma, tomo el pomo de metal pulido y tiro de estos para abrir aquellas puertas de una vez por todas, aceptando matarle el capricho a la insoportable persona que le seguía a paso de pingüino por detrás.
—Señores — Natasha entra en la habitación llamando la atención de todos los hombres reunidos en la larga meza de cristal. Estos cortaron sus propias conversaciones para quitar sus cabezas de forma unísona hacia ella. Soltó un suspiro agotado —Les presentó a Ellionor Andreotti.
Y con esa señal, y escuchando bien satisfecha el contenido tono de fastidio de la pelirroja, hizo su entrada en la habitación con una sonrisa pintada en su rostro sin dirigirla a nadie en particular. Nadie parecía sorprendido de su llegada, era obvio que ya las esperaban, pero de igual modo la rubia rodó los ojos he hizo un puchero fingiendo su molestia mientras le daba un rápido abrazo a la pelirroja por la espalda provocando que se la quitara de encima con rapidez. Contrario a molestarse por el rechazó, palmeo sus tensos hombros ignorando su cara de No me toques y dio dos pasos al frente dejándose ver mejor por las personas delante de ella.
—Ellionor es el contacto que nos ayudara a recuperar el cetro con toda la rapidez que sea posible — continuó Romanoff haciéndose a un lado para colocarse junto a la otra y no darle la espalda.
La mutante dio una rápida repasada comprobando que cada uno de los vengadores estuvieran ahí.
—Bonjour — saludó en su lengua natal y sonrió abiertamente a todos los hombres llevando sus dos manos juntas a su pecho, fingiendo el más cordial honor y satisfacción por verlos. Exagerándolo un poco de manera intencionada —Ella ya dijo quien soy — volvió a hablar señalando con un dedo a Natasha.
»Seria un honor, pero... — sonrió, pero su sonrisa se esfumo tan rápido como llego —No me gusta mentir... Mucho — el carraspeo que le dedico Natasha por ese comentario ni lo noto, fingió olisquear el aire he hizo una mueca de desagrado —Huele a grandisisimo idiota... — una sonrisa burlona creció en su rostro al girarse directamente hacia alguien —Conozco tu olor natural. Hola, Stark.
—¿Qué hace esta perra loca en mi Torre?
—¡Hola!
|EDITADO: 2019|
|SEGUNDA EDICIÓN: 22/03/2020|
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