Capitulo 7
El sol dorado de la tarde caía sobre los antiguos muros de piedra del castillo, bañando los jardines en una luz cálida mientras Lizzy y Charles paseaban entre las rosas en flor. Lizzy miraba alrededor con una mezcla de orgullo y nostalgia, sus ojos azul cielo brillaban con emoción contenida.
"Charles, este lugar... es mi hogar", comenzó Lizzy, su voz suave llevaba el peso de los recuerdos. "Crecí aquí, entre estas paredes llenas de historia. Mis padres, Simon y Marianella, siempre me enseñaron el valor de la humildad y el amor por nuestro reino. Mi hermana gemela, Nina, físicamente se parece mucho a mí, pero en personalidad somos opuestas. Mientras yo soy tranquila y suave como el sol, Nina es apasionada y fuerte como la luna. Gracias a ella, conocí al amor de mi vida, a ti. Fue gracias a ti que me convenciste de seguir mi corazón en esa fiesta de Fórmula 1".
Charles escuchaba con atención, sintiendo el amor y la gratitud de Lizzy hacia su hermana. "Estaré eternamente agradecido contigo por eso, Lizzy. Gracias a Nina, te conocí y encontré al amor de mi vida".
Lizzy sonrió con ternura, sintiéndose completa con Charles a su lado. "Y yo te amo a ti, Charles, por ser mi novio y mi compañero en todo esto".
"Y también quiero a Nina, por ser una amiga grandiosa que logró convencerte de ir a la fiesta, donde nos conocimos y nos enamoramos, y ahora por ser mi cuñada", agregó Charles con cariño. "Gracias a ella, he conocido al amor de mi vida, y siempre le estaré agradecido por eso. Además, Max será pronto tu cuñado, ¿verdad? Los hemos visto juntos aquí en el castillo, en la fiesta y en la presentación de Ferrari, y están muy felizmente enamorados. Son bonitos, pero no tanto como nosotros juntos".
Lizzy asintió con alegría. "Es verdad, legalmente ahora Nina es tu cuñada, y sé que pronto Max será mi cuñado, y eso me llena de emoción y ternura", comentó con una risita. "Tanto Max como Nina han sido grandes testigos y apoyadores de nuestro amor. Te amo, bonito".
Lizzy asintió con una sonrisa radiante. "Y te encantará conocer a Theo, mi hermano trillizo del medio", continuó Lizzy, emocionada. "Es como nosotros en personalidad, dulce, amable, romántico, y sé que te adorará tanto como yo".
Charles sonrió, imaginándose el encuentro con Theo. "Espero conocerlo pronto, Lizzy. Me encantará que me adoren tanto como tú lo haces".
Lizzy se acercó a Charles, tomándole las manos con suavidad. "Charles, cada día que paso contigo me hace sentir más afortunada. Tu amor y aprecio por mi familia significa mucho para mí. Tú has entrado en mi vida y has llenado mi corazón de amor y felicidad".
Charles acarició el rostro de Lizzy con ternura. "Y tú has llenado mi vida de luz y amor, Lizzy. Eres mi princesa, mi amor verdadero".
Los dos se abrazaron bajo el sol dorado del castillo, compartiendo el momento único y especial que habían creado juntos, rodeados de la historia y el amor de su familia.
Lizzy se acercó a Charles, tomándole las manos con suavidad. "Charles, cada día que paso contigo me hace sentir más afortunada. Tu amor y aprecio por mi familia significa mucho para mí. Tú has entrado en mi vida y has llenado mi corazón de amor y felicidad".
Charles acarició el rostro de Lizzy con ternura. "Y tú has llenado mi vida de luz y amor, Lizzy. Eres mi princesa, mi amor verdadero".
Los dos se abrazaron bajo el sol dorado del castillo, compartiendo el momento único y especial que habían creado juntos, rodeados de la historia y el amor de su familia.
Después de un momento, Charles rompió el abrazo suavemente y miró a Lizzy con determinación. "Lizzy, has compartido conmigo tu mundo y tus raíces con tanto amor. Ahora es mi turno de mostrarte el mío".
Lizzy levantó la mirada hacia Charles con curiosidad y anticipación.
"Quiero que conozcas mi mundo, Lizzy", continuó Charles con pasión. "El mundo de las carreras. Es mi pasión, mi vida fuera de este castillo. Quiero que sientas la emoción que corre por mis venas cuando estoy en la pista, cuando el motor ruge y todo se convierte en pura energía. Te llevaré a los circuitos, te mostraré mi auto, te enseñaré cada detalle de lo que amo hacer".
Los ojos de Lizzy brillaban con entusiasmo mientras escuchaba a Charles. "Charles, me encantaría experimentar eso contigo. Quiero compartir cada parte de tu vida, cada pasión y cada sueño".
Charles sonrió con ternura y tomó las manos de Lizzy entre las suyas. "Y yo quiero que estés a mi lado en cada curva, en cada victoria y en cada desafío. Juntos podemos conquistar el mundo, Lizzy".
Los dos se abrazaron nuevamente, sintiendo la promesa de un futuro lleno de aventuras compartidas y un amor que solo se fortalecería con el tiempo.
Charles llevó a Lizzy a Maranello, el corazón de Ferrari, donde le mostró el mundo de las carreras de autos de lujo. Caminaron por los talleres donde los ingenieros trabajaban en los autos de Fórmula 1, sintiendo la emoción y la adrenalina que impregnaba el ambiente. Lizzy observaba con fascinación cada detalle, desde los motores rugientes hasta los diseños aerodinámicos que hacían que los autos fueran tan rápidos como el viento.
"Es increíble, Charles", murmuró Lizzy, admirando un modelo de Ferrari. "Nunca había estado tan cerca de algo así".
Charles sonrió, disfrutando de ver su entusiasmo. "Quería mostrarte esto, Lizzy", dijo con ternura. "Es parte de mi mundo, algo que me apasiona tanto como tú".
Lizzy asintió, tocando con cuidado la carrocería brillante del auto. "Me siento afortunada de estar aquí contigo", admitió, mirándolo con amor.
Después de explorar los talleres, Charles llevó a Lizzy a un tranquilo restaurante italiano cercano, donde compartieron una cena íntima. Hablaron sobre sus sueños y deseos, sobre cómo sus vidas se habían entrelazado de formas inesperadas pero hermosas.
Mientras disfrutaban de la comida, Lizzy se inclinó hacia Charles con curiosidad. "¿Y qué hay de Mónaco?", preguntó con una sonrisa juguetona. "Está justo al lado de Italia, ¿verdad? ¿Es tan bonito como este lugar?".
Charles la miró con cariño. "Sí, Mónaco también tiene su encanto", respondió con una sonrisa. "Pero eso es algo que debes comprobar por ti misma, Lizzy".
Lizzy levantó una ceja, divertida. "¿Estás retándome?", preguntó con picardía. "O ¿simplemente no quieres responder?".
Charles rió suavemente. "No entendiste", dijo con calma, tomando su mano con ternura. "Lo que quise decir es que quiero invitarte a conocer Mónaco. Mi casa, mi familia, mi vida... quiero mostrártelo todo, Lizzy".
Los ojos de Lizzy brillaron de emoción mientras absorbía sus palabras. "Charles...", susurró, con una mezcla de amor y gratitud.
Sin decir más, Lizzy se inclinó y suavemente presionó sus labios contra los de Charles en un beso tierno y apasionado. Fue un gesto cargado de amor y promesas para el futuro, donde ambos sabían que estaban comenzando una nueva aventura juntos, explorando no solo lugares, sino también sus corazones y almas.
Después del beso, se quedaron abrazados, disfrutando del momento y sintiendo cómo el mundo parecía detenerse a su alrededor. Estaban felices y enamorados, listos para enfrentar lo que el futuro les tenía reservado, unidos en su amor y determinación de hacer que cada día fuera especial y significativo.
Después de una cena encantadora en un restaurante italiano en Maranello, Charles y Lizzy caminaban juntos por las calles iluminadas por las luces nocturnas. El ambiente estaba lleno de una mezcla de emoción y anticipación, como si ambos supieran que algo especial estaba por suceder.
Charles miró a Lizzy con una chispa traviesa en los ojos mientras se detenían junto a su auto, un elegante deportivo rojo brillante. "¿Te gustaría sentir la emoción de correr juntos?", preguntó, sabiendo que sería una experiencia que nunca olvidarían.
Lizzy sonrió con complicidad y sacó las llaves de su bolsillo, lanzándolas a Charles con un gesto juguetón. "Por primera vez, alguien más que yo va a conducir", dijo con una risita. "Correría contigo hasta el fin del mundo sin dudarlo. Solo porque es contigo, Charles".
Charles atrapó las llaves con habilidad y le devolvió la mirada con una mezcla de admiración y amor. "Eres increíble, Lizzy", respondió sinceramente. "Aceptaré ese desafío con gusto".
Pronto, estaban en el interior del auto deportivo, el motor rugiendo con potencia mientras Charles manejaba con destreza por las serpenteantes carreteras que rodeaban Maranello. Lizzy se aferraba al asiento, sintiendo la adrenalina de las curvas rápidas, el viento fresco acariciando su rostro y su cabello ondeando en el aire. Pero lo que más la emocionaba era la sensación de estar viviendo ese momento junto a Charles.
En medio de la conducción, Charles redujo la velocidad y se detuvo en un mirador panorámico con vistas impresionantes de Maranello iluminada por la noche. Lizzy lo miró con ojos brillantes de emoción y gratitud por haberle mostrado este mundo emocionante.
Charles se volvió hacia ella con una sonrisa suave pero llena de afecto. "Lizzy", comenzó, tomando sus manos con ternura. "Lo más hermoso de esta noche no es la adrenalina de esta carrera ni ninguna otra carrera. Lo más hermoso eres tú".
Lizzy se conmovió ante sus palabras, sintiendo la calidez y la sinceridad de su amor. "Charles...", murmuró, emocionada más allá de las palabras.
Sin esperar más, Charles se inclinó hacia adelante y la besó con ternura y pasión, sellando el momento con el amor que sentían el uno por el otro. Sus corazones latían al unísono, compartiendo no solo la emoción del momento, sino también la promesa de un futuro juntos, explorando y disfrutando cada momento de la vida.
Después de un momento, se separaron lentamente, pero sus manos permanecieron entrelazadas, como si no quisieran soltarse nunca más. Lizzy miró a Charles con ojos brillantes de amor y gratitud. "Gracias por todo, Charles", dijo con voz suave pero llena de emoción. "Por mostrarme tu mundo, por amarme así".
Charles sonrió con ternura. "Lizzy, eres mi mundo", respondió con sinceridad. "Quiero compartir todo contigo. Mi país, mi casa, mi familia, mi vida. Quiero que estés a mi lado en cada paso del camino".
Lizzy asintió con una sonrisa radiante. "Lo estaré, Charles", dijo con determinación. "Siempre".
Juntos, se abrazaron con fuerza, sabiendo que habían encontrado algo especial y que estaban listos para enfrentar cualquier desafío que la vida les presentara, siempre juntos.
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