Capítulo 9


"I'm on my way and I say. Things have changed for me and that's ok."


—La "M" con la "A" dice "Ma". Ma. Ma. La "M" con la "E" dice "Me". Me. Me. Con la "I" dice "Mi", con la "O" dice "Mo". La "M" con la "U" ¿Dice...?

Uno de los métodos más accesibles de la educación preescolar es la música. Porque le da al niño una base a la cual aferrarse. En especial cuando este está aprendiendo a leer.
Louis había dedicado todos los recesos durante el pasado mes a darle clases de Nivelación a Oliver.

Por eso estaba cantando con él las letras para recordarle como se formaban las sílabas. Y es que cuando él había llegado a la escuela no seguía el mismo sistema que sus compañeros.  Le costó adaptarse, y su deber como maestro era explotar todo su potencial. Sin importar el sacrificar sus descansos.

—Mu.—Terminó Oliver completando la frase.

—Recuerda que es solo un repaso. Tienes que concentrarte más.

—Sí, porque si repruebas ya no podré verte tan seguido.—Dijo Tobías quien se había negado a salir a recreo sin su amigo. Y ahora lo esperaba comiendo a su lado galletas con queso.

El castaño asintió. E iba a continuar hablando; pero fue interrumpido.—Louis.—Dijo Miss Ethel desde la puerta.—Uno de los padres quiere hablar contigo. Ve.—Ordenó.

El joven docente obedeció de inmediato. Y salió del Salón de clases no si antes enviar a ambos niños al patio de juegos.

Caminó por la entrada del edificio. Llegando por el área de espera. Donde normalmente se citaba a los padres.

Se acercó al hombre alto y pelirrojo que allí se encontraba.

—Buenos Días.—Le sonrió amable.—¿Puedo ayudarle en algo?

—¿Y tú eres.....?—Preguntó el hombre. Viéndolo de pies a cabeza con desagrado.—La verdad no me importa. Pero sí, puedes ayudarme. Vine a hablar con la maestra de mi hijo. Así que ve por ella.

Louis estaba contando hasta 15 mentalmente para así mantener su rostro sereno.—Disculpe, pero no estoy seguro a quién se refiere. ¿Cuál es el nombre del niño?

—Ya se lo había dicho a tu jefa. La anciana.—Bufó.—Oliver Hughes.—Dijo molesto.—Ahora ve, trae a la chica.

—Oh.—Dijo seco.— Yo soy el maestro de su hijo. Y, uhm. Ya estoy aquí. Así que cuénteme, ¿Qué lo trae por acá?

—¿Tú?—Dijo incrédulo. Louis asintió.—Pero...eres hombre.—Lo veía extrañado.—...Y pareces como de 15 años.

—Sí, soy hombre. Y no, no tengo 15 años.—Decía cortésmente tratando de no perder el semblante amable.

—Eso es raro. Bueno, como sea.—Agitando la cabeza.—  Vine porque estoy preocupado por mi esposa. Es mi ex esposa en realidad. Pero ella no está muy bien mentalmente y temo por la seguridad de mi hijo. ¿Entiendes?

Louis lo veía tranquilo. Conteniendo las ganas que sentía por golpearlo.

—He estado intentando ponerme en contacto con ella en estos días. Sin lograrlo. Pero soy consciente de que hay una persona a cargo de mi hijo.

—Bien. ¿Y a qué viene todo eso?

—Necesito la información de la persona con la que mi hijo ha estado quedándose. Además, vine por él. Voy a llevármelo.—Louis lo vio perplejo.—Apresúrate, porque no soy muy paciente. Y tampoco tengo mucho tiempo.

Dicen que cada cabeza es un mundo. Pero están equivocados. Es algo más grande que eso. Cada mente, cada persona es un universo. Formado por millones de ideas, de esperanzas y temores.

Cuando pasas tanto tiempo con una persona sueles aprender de ella. Lo que no le gusta, sus miedos, sus pasiones y llega un punto en el que reconoces hasta su forma de hablar. Por eso en el salón del castaño.  Los niños aprendían de Louis. Así como él aprendía de ellos.

El contacto cercano que tienes con esa persona desarrolla confianza. Y cariño.
Por eso, Oliver tuvo la confianza de decirle la situación por la que estaba pasando. Le contó la forma en que su padre lo había agredido física y psicológicamente.

Odiaba que idiotas como ese tipo. Se sobrepasaran con aquellos que consideraban débiles. Y peor aún siendo su propia sangre.

Aunque siendo sinceros, hay personas que jamás debieron ser padres.

—No, lo siento. Yo no tengo acceso a ese tipo de información.—No, claro que no. Sólo tenía el número de Harry, el de Niall, el del portero de su edificio, el del apartamento del rizado y el de Bert, de mantenimiento.

Algún punto de su mente recordó que estaba ignorando a Harry. Pero era imposible hacerlo.

—No me jodas. Es imposible que no tengas ningún dato de nada. Pero ya. Que importa. Trae a mi hijo.

—Tampoco puedo ayudarle con eso.

—¿Perdón?—Dijo en arcando una ceja.—¿No puedes o no quieres, idiota?

—Un poco de ambos.—Dijo divertido.

—Esto es basura. Hablaré con la directora de este lugar si no obedeces.

—¿Por qué tendría que hacerlo?—El castaño estaba faltando a su código de ética profesional. Aunque últimamente lo hacía muy seguido.—Suficiente, Creo que tendré que pedirle que se vaya.

—¿Es broma, cierto? No puedes echarme de aquí. Y tampoco puedes negarme ver a mi hijo.

—Yo no, pero la policía sí.—Lo vio confundido.—Sí, estamos enterados de su situación legal. Y si mal no recuerdo está bajo una Orden de Restricción. Lo cual significa que no puede estar aquí.

—¡Ustedes no saben nada!

—Oh, sí. Lo sabemos todo. Por lo mismo, lo invito a retirarse.—Dijo sonriendo tan inocentemente.

—No recibo ordenes de maricas.

—Buen dato.—El tipo empezaba a ponerse rojo de la cólera.

—Es todo. Bien, me voy. Pero te prometo que la próxima vez que me veas, estarás muy arrepentido.

—Eso es mucho rencor para haber hablado conmigo sólo 5 minutos.—Dijo torciendo la boca. El hombre lo ignoró y salió molesto de allí.

Regresó al salón justo al toque del timbre, para continuar con normalidad sus clases.

Ya a medio día, Harry llegaba a la escuela cumpliendo con su nueva rutina. Iba tranquilo en su camino. Las cosas habían cambiando para él. Y estaba bien.

Louis había estado ignorando sus llamadas, sus mensajes. E incluso cuando el rizado se acercaba a recoger a su sobrino. Este solo se limitaba a despedir al niño.

 En el fondo se sentía dichoso. Porque sabía que el suéter Azul que Louis traía puesto sobre su uniforme. Le pertenecía.

Harry sacaba su frustración ignorando a Niall. Y así, un círculo de sucesos que habían sido desencadenados por la noche de Halloween.

Louis sabía exactamente a lo que su jefa se refería cuando habló de sus "Actitudes Erróneas". También sabía que ella lo estaba vigilando. Por eso no dedicaba tiempo a Harry, para que pasara desapercibido. Aunque en ese momento quería correr a advertirle sobre el papá de Oliver. Y lo terrorífica que era su mirada.

Simplemente los vio irse.

Ya estando afuera, Harry escuchó que una voz chillona lo llamaba a la distancia.

Se giró hacía ella. Para encontrarse con una veinteañera que tiraba del brazo de Tobías.

—Hola. ¿Harry, cierto?—Asintió.—Soy Michelle, pero ya sabes puedes llamarme Michy.—Dijo ofreciendo su mano. Y sonriendo coqueta.

Harry la tomó. Amable. El prominente escote de la chica y la forma en que movía su cabello lo hacía sentir nervioso. Tan nervioso como debería sentirse al hablar con la esposa No.3 de su jefe.

—Iré al grano. No sé si ya te dieron la información de la colecta de  este año.— ¿La qué? Pensó Harry. Ella pareció captarlo.—Sí, la colecta. Verás, cada año la escuela dona de juguetes a una casa hogar por navidad. Pero para comprar esos juguetes cada aula debe ingeniárselas para conseguir el dinero.

Harry no le gustaba hacia donde iba eso.

—Así que las chicas y yo, nos preguntábamos si querías colaborar.—Comentó. Batiendo sus enormes pestañas.— Mi familia y yo podríamos donarlos todos pero se supone que va "Contra el espíritu de competencia".—Harry nunca le agradaron las personas interesadas. Y era tan obvio que ella se había casado por dinero. Además, estaba completamente seguro de estaba coqueteándole.—Por eso, ya sabes, nos vendría excelente la ayuda de un hombre.

—Creo que no es posible. Con el trabajo y eso. Uhm. No tengo mucho tiempo entre semana.

—No te preocupes por eso. Íbamos a reunirnos el sábado, en la casa del Teacher Louis.

Oh sí, esas eran las palabras clave.

Pareció pensarlo y luego se rindió.—Bien. Pero no creo que pueda serles de mucha ayuda.

—Ayudas sólo con tu presencia.—Le dijo y guiñó un ojo para él.

—Eh...Tengo que irme.—Apresurado porque no le gustaba esa situación.—Nos vemos luego.

—Nos vemos, Cielo.—Se despidió e intentó darle un beso en la mejilla. Harry retrocedió un poco dejándola en el aire.

Comenzó a caminar, trayendo a Oliver a su lado. Tras unos minutos llegaron a su apartamento. Entraron, se dispusieron a almorzar. Y ver televisión.

Frente a su puerta, en el pasillo. Se podía escuchar a alguien cantando.

Dos toques en la puerta y luego la canción.—¿Y si hacemos un muñeco? Ven vamos a tragar. Ya no te puedo ver jamas, Hermano sal. Parece que no estás. Solíamos ser amigos, y ya no más. No entiendo lo que pasó. ¿Y si hacemos un muñeco? No tiene que ser un muñeco.

El niño se reía bajito, mientras él y Harry observaban a Niall cantando por el picaporte de la puerta.

—¿Y si hacemos un muñeco? Con el enano hay que pasear. Tu compañía me hace falta aquí. Y con las porno ya empecé a conversar. No te rindas, Jake. Es algo aburrido solamente ver las horas decir Tic tac. ¿Y si hacemos un muñeco?

—¿Lo dejamos pasar?—Preguntó el más alto al niño en sus brazos. Este rió y asintió repetidas veces.

—Sé que estás adentro....—El rubio estaba en la parte más emotiva la canción. Cantando con los ojos cerrados cuando la puerta se abrió.

— Entra y cállate.—Dijo Oliver, Niall lo vio mal pero entró sin chistar.

Harry lo vio desde el sillón tratando de ser serio.—Oye, no sé que hice para que re enojaras tanto. Pero lo siento, ¿Ok? Y si es por lo de la otra noche tienes razón. No debí dejarlo solo.

—No estoy enojado.— Soltó una carcajada enorme.—Deja el mame.

—¿Entonces por qué me ignoraste toda la semana, animal?

—Ah, allí sí estaba enojado. Pero ya no y eso en lo que importa. Je.

—Idiota.—Dijo el rubio sentándose a su lado.

—No, idiota tú. Sé que me ocultas cosas.

—¿Cosas como cuáles?—Inquirió.

—Tuviste una cita. Y no quisiste contarme. Eso me ofende.

—No he salido con nadie. Tus acusaciones me ofenden.

—Pues a mi me ofende que te ofendan mis acusaciones.

—No. Me ofende que te ofendan que me ofendan tus acusaciones.

—Cállense los dos.—Dijo Oliver aburrido de su comportamiento.

Harry vio con los ojos entre cerrados a Niall.—¿Por qué estás tan seguro de que he estado viendo a alguien?

—Porque el día que traicionaste nuestra amistad. Cuando estabas en el club. Había alguien contigo.

—Hazza, por favor. Eso fue algo de una noche. Eres un dramático.

Se rió.—Y también lo he visto salir tu apartamento.—Niall negó rotundamente. Él otro sonrió victorioso.

Oliver y Harry estaban viendo algo en al computadora.

—Pon "Masha y el Oso". Ya vimos muchas veces la Película del Soldado Ryan. No más por favor.

—Ese programa es tonto. No tiene sentido.

—Mi tío Charlie dejaba que lo viera.

—Te recuerdo que no soy él. Así que vive con ello.

—¿Qué hacían?—Preguntó Niall.

—Buscamos algo que ver en Netflix.—Sin despegar su vista de la pantalla.

—¿Desde cuándo tienen cuenta en Netflix?—Dijo incrédulo.

—No tenemos.—Rió.—Es tuya.  Pero la estamos aprovechando.—Niall no sabía si golpearlo. O Tal vez cobrarle.

—Eso explica porque aparece "Teen Wolf" en mis series recientes.

Harry fingió demencia.—Nosotros nunca hemos visto ese programa, es para pubertas.

—Pero Tío Harry, ya vamos por 4ta. Temporada.—Dijo inocente.

Niall rió.—Oliver, deja de ayudarme tanto.

—Agh. Pon lo que sea. Yo iré a buscar algo de comer.—Dijo levantándose, dejando a su alcance la computadora.—Niall, ¿Vienes conmigo?

Obedeció.

—¿Qué pasó?—Le dijo a Harry ya en la cocina.

—Creo que alguien nos ha estado siguiendo.

—¿Cómo siguiendo? ¿Acosado?

—Algo así.—Se rascó la nuca.—Desde hace unos días hay alguien detrás de nosotros. Cuando vamos a caminar. La otra vez, casi alcanzo a ver quien era. Pero la persona salió corriendo.

—¿Por qué crees que sea?—Se tensó.

—No sé. Creí que quería secuestrar a Oliver. Pero solo nos observa.

—O sea que si has visto quien es.

—He visto su silueta. Además, anoche alguien preguntó por mí en recepción. Pero como no quiso dar su nombre.

—¿Ellos le vieron? Digo, de cerca.

—Sí. Era una chica rubia. Y creo que es la misma persona porque recuerdo haber visto su coleta cuando corrió lejos de mí.

—Eso es raro.

—Creo que es Gemma.—Niall volvió su vista a él.—Y no sé por qué, pero tengo el presentimiento de que está en problemas.

Su amigo parecía analizar la situación.—Bien, en el hipotético caso de que sea ella. ¿Por qué los acosaría? Sería más razonable que fuera una madre normal y regresara por su hijo. ¿No?

—Eso pensé.—Harry frotó su rostro con ambas manos.—Creo que deberíamos llamar a la policía. Reportarla como desaparecida o algo así.

—Pero sí resulta ser ella la chica que viste. Y si huyó. Quiere decir que no quiere ser encontrada. No te involucres en algo que no entiendes.

—No se si lo notaste, pero ya estoy hasta el fondo.—Suspiró.— Él la extraña. Necesito que regrese, tiene que hacerlo.

—Y si no, ¿Qué, Harry? Sabes lo que  pasará.

—No estoy listo para tanta responsabilidad. Si encontrara otro familiar podría...

—No.—Le interrumpió.—No puedes dejarlo.  Gemma confió en ti. Contra todo pronóstico. Y si lo hizo, debió tener sus razones.

—Yo no puedo con esto.

—Llevas dos meses en ello. Y yo creo—Rió incrédulo de lo que iba a decir.—Yo creo que lo has hecho muy bien.

—Casi le provoco un Shock anafiláctico, lo dejé solo en la calle. Le he dado de comer avena más de 10 veces en esta semana. ¿Crees que eso está bien?

—Sí.—Puso su mano en la espalda del rizado.—Escucha. Solo hay que esperar.  Nada más. El tiempo lo arregla todo.

—Eso espero.

El timbre sonó interrumpiendo su conversación.—Iré a ver.—Dijo Harry.

Atravesó la sala hasta la puerta principal y la abrió. Revelando al castaño que lo veía serio desde el otro lado.

—Tenemos que hablar.


*

Connor había estado llegando tarde a casa las últimas dos semanas. Estaba distraído, más callado. A su padre no me gustaba nada esa actitud.

Esa noche en la cena, estaba comiendo en silencio. Al lado de su hermano. La copia de "Jessica Rabbit" y su papá comían frente a ellos.

—Pero Margot dijo que no había de ese color. Y yo le dije que no podía ser cierto. Y luego dijo que iría buscarlo. Y yo me quedé con cara de OMG. Porque lo encontró y ese bolso era Di-vi-no.—La chica parloteaba sobre cualquier mierda. Pero nadie la escuchaba realmente.

—Eso es excelente, Linda.—Dijo el hombre. Posando su vista en sus hijos callados.—¿Cómo les fue hoy, Chicos? ¿Tobías?

—Pues bien, nada nuevo.

—¿Qué hiciste? Cuéntame.

—Lo normal. Ya casi salimos de vacaciones.—El niño rió.—Acabo de recordar que Oliver y yo estábamos jugando y él se cayó y se ensució toda la cara.

—Sabes que no me gusta que hables con ese niño. Es una mala influencia para ti.

—¿Ahora también eliges a sus amigos?—Soltó Connor.—¿Vas a convertirlo en tu robot, como lo hiciste conmigo?

El Sr. Lahey lo vio molesto.—¿Qué hay de ti? ¿Algo interesante en la universidad? Porque tus clases terminan a medio día. Y no veo  motivo alguno para llegues todos los días a las  8:30. P.M. Dime, ¿Qué haces toda la tarde?

—¿Es un interrogatorio?

—Tú empezaste con las preguntas. No puedes aparecerte cuando te de la gana. Tienes un horario. Esta casa tiene un sistema. Apégate a ellos.

—Me importa una mierda lo que digas.

Ya molesto.—Eso no es cierto.—Lo vio serio.— Veamos, tu ropa, tu teléfono, computadora. Todo lo que tienes es producto de mí dinero. Joder, tienes 16 años y tienes un auto del año. Así que mientras vivas aquí vas a respetarme. —El chico negó.— Deberías apreciar lo que tienes,  tu vida es excelente.  Ni siquiera eres mayor de edad y ya estás en al universidad. Tienes un excelente promedio. A veces pienso que solo eres un malagradecido.

—Es genial mentirle a todos sobre mi edad. —Suspiró.— Soy infeliz. ¿Sabes?

—No empieces con tus mariconadas.  No tienes que mentirle a nadie. Tendrías que estar  orgulloso.

—Quisiera ser normal.

—Ya me hartaste. Eres un malcriado de mierda. Fuera de mi vista.—Dijo y el chico salió de la habitación molesto.

Dicen que no se estudia para ser padre. Que aprendes sobre la marcha. Pero si tienes al menos un poco de sentido común, no será tan difícil.

Connor envidiaba a su hermano, porque él no tenía que llenar las expectativas de nadie. Aún. Y recordaba con nostalgia su niñez. Una niñez que vivió de forma apresurada. Porque cuando el tenía 6 años —La edad de su medio hermano—ya cursaba el 3er. Grado de primaria. Lo habían presionado tanto, y estaba realmente harto. De todo.

¿Era un adolescente idiota? Probablemente.  Pero por primera vez en su vida quería actuar por el mismo.


Hola.

Vean, el trasfondo de esta historia es la "La Paternidad de distintos ángulos".  Por eso. Es necesario que explique algunas cosas. 

No se preocupen, el Larry llegará pronto. xd.

Manténgase con Vida. J.S.


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