Capítulo 22



"Anything you say can and will be held against you, So only say my name."

No comprendía nada. Naturalmente.

Niall no entendía la facilidad que poseía su amigo para meterse en problemas. Como si fuese un imán para las desgracias, porque todo al rededor de Harry siempre era complicado. No pretendía juzgarle; pero era inevitable buscar una línea coherente para la situación.

Estaba agitado, después de haber llegado a la escuela en tan poco tiempo. Porque sí, el chico que jamás corrió o movió un músculo en la clase de atletismo de la escuela había corrido desde el límite de la ciudad hasta el centro, en pocos minutos.

Estaba rondando la escuela, no tenía ningún pretexto para entrar, mucho menos para hacer salir a Louis. Joder, tampoco podía sacar a Oliver se allí. Tendría que recurrir al secuestro, de ambos.

Esperó unos instantes hasta que la campana sonó anunciando el inicio del receso, pasados unos minutos los pequeños niños comenzaron a salir al patio de juegos. Niall estaba parado detrás de una de las vayas metálicas que rodeaban el mismo.

A la distancia puedo ver al castaño a través de una ventana, de la que era aparentemente su salón, los demás niños jugaban en el patio, pero el docente se estaba atrasando. El rubio comenzaba a desesperarse.

—No pienso negociar, chicos. Oliver, quita las manos de tu boca en este instante.—Louis hablaba severo, con sus manos apoyadas en su cintura, aparentando estar molesto.

El niño de cabello negro se acercó a su amigo, para susurrar en su oído. Luego este transmitió el mensaje.—Oliver dice que no quiere y que no puedes obligarle.

—Oh, que pena que no quieras cooperar. —Dijo Louis.—¿Pero sabes qué? Tengo el presentimiento de que Hugo va a desaparecer esta noche.—El niño abrió los ojos exageradamente. Él amaba, en verdad, amaba a su león de peluche, Hugo.

Y sí, el castaño no estaba utilizando una técnica razonable para un maestro. Solo actuaba como el padre chantajista que era, además, la relación maestro-estudiante que ellos dos tenían se había roto desde el día en que Oliver mojó la cama mientras dormía con él y Harry.

El niño repitió sus acciones, susurrando en el oído de Tobías.—Oliver dice que no te atreverías.

—¿Estás retándome?

—Oliver dice que eres malo.—Declaró el pequeño.

—Claro, claro.—Louis flexionó las piernas para quedar a al altura de los chicos, serio.—Vamos, cuéntame. ¿Por qué no quieres que vea tu boca?

—Le duele un diente.—Contó Toby, respondiendo inocentemente.

—¡Traidor!—Gritó Oliver. El otro, apretó los ojos percatándose de su error.

—Oliver.—Demandó Louis.—Abre la boca.

Este obedeció, después de todo. No había mucho que pudiera hacer para oponerse.

El castaño entrecerró los ojos para evaluarle, y efectivamente. Uno de sus pequeños dientes inferiores estaba vencido ligeramente hacía el frente.

—Voy a morir.—Llorisqueó el niño.

—¡No puedes morir!—Exclamó angustiado Tobías. Lanzándose a abrazarle.—No quiero quedarme solo.

—Tranquilos.—Habló el maestro con voz apacible.—Es normal.

—¿Normal?—Preguntaron al unísono.

—Claro, los dientes que tienen ahora son llamados "Dientes de leche" y todos ellos van a caerse. Pero está bien, no hay que alarmarse, a todos les pasa. Es parte de los cambios de tu cuerpo, es natural.

—Oh...—Se limitó a decir el niño.

—Bien, luego hablaremos de eso, ahora, vamos a recreo.—Les instó y los tres salieron al patio.

Sonrió inconscientemente, Oliver había cumplido 6 años no hace mucho. Era habitual que empezaran a caerse sus primeros dientes, pero no podía dejar de pensar en aquello como todo un evento.

Además, sería gracioso cuando Harry se enterase, porque él le temía al hada de los dientes, Louis iba a divertirse mucho asustándole.

Se movía lentamente por el patio, procurando que todo estuviese bajo control. Normalmente correría a jugar con sus alumnos, pero en ese momento parecía como si todos estuvieran en sus propios asuntos.

—Louis.—Escuchó su nombre, y vio a los lados buscando a quien le llamaba, sin encontrarlo.—Louis.—Llamó la voz de nuevo, el castaño entonces se enfocó en seguirle. Llegando hasta un pequeño árbol que estaba plantado cerca de la malla que rodeaba el lugar.—Oye, Louis, por acá.

Ladeó la cabeza y se acercó al árbol.—¿Qué rayos...?—Dijo en tono bajo, buscando en los alrededores a alguno de su niños.

—Idiota, soy yo. Estoy detrás de la malla.—Le dijo Niall moviendo los brazos, Louis se sobresaltó.

—¿Qué haces allí?—Preguntó desconcertado.

—Tienen que venir conmigo, ambos. Oliver y tú.—Ordenó, evadiendo la pregunta.

—¿Enloqueciste? Estoy trabajando, no molestes.—Tajante, naturalmente hacía el rubio.

—Probablemente enloquezca pronto; Ya, ve por el enano y vámonos.

—No entiendo a qué quieres llegar con esto, o por qué estás allí escondido como un pedófilo.

—Joder, ¿Podrías sólo darte prisa? Debo que ir por Harry, pero antes tengo que sacar a Oliver se aquí.

Niall tenía el semblante serio, sin una pizca de humor en ella. Con el ceño fruncido.

—Ir por Harry...—Dijo Louis, analizando.—¿Que sucedió?—Preguntó, Niall no le respondía.—¿¡Él está bien!? ¡¿Dónde está!?

Suspiró.—No, no está bien. Y no puedo decirte donde está. Sólo necesito que salgan, por favor.

—¿No puedes decirme?—Dijo arqueando una ceja para el otro.

—No. Repito, necesito que salgan.

—No podemos.—Declaró Louis.

—Demonios, Louis. Trata de entender la situación, maldita sea.—La voz del rubio había subido de tono.

—No, me refería a que no quisiera. Si no a que realmente, no podría. No puedo salir de aquí a media mañana y con un alumno con el que no tengo ningún aparente nexo familiar. No, los dos no podremos cruzar esa puerta.

Niall parpadeó, tal vez tenía razón.—¿Hay una ventana en tu salón?—preguntó buscando una solución.

—Sí, pero es pequeña.—contestó el otro.

—Supongo que tampoco puedes dejar a los niños solos. Bien, tengo una idea. Lleva a Oliver al salón.

Louis se alejó de la valla y se movió con velocidad a donde Oliver y Tobías jugaban.

—Oliver, ven. Ayúdame con algo.—Dijo.

—No quiero.—El pelinegro alzó los hombros.

—No quiere.—Secundó Toby, imitando sus movimientos.

—¡Es una orden!—Declaró entono áspero, logrando que Oliver asintiera despacio, como temeroso. Louis se arrepintió de inmediato. Tomó la mano del pequeño sonriéndole dulcemente, aún despeinó un poco la cabeza del otro antes de despedirse y regresar al salón.

Oliver estaba callado.—Louis.—Llamó Niall por fuera del edificio. Un poco lejos de la ventana, su teléfono sonó. El castaño contestó a la llamada de Horan.—Toma sus cosas y sácalo por la ventana, yo me encargó del resto. Y tú, inventa una emergencia familiar o algo. Vamos a esperarte a dos calles de aquí.—Cortó.

—Bien. Escucha, Oliver. Tu tío Niall está allá afuera, vas a irte con él. Pero es tan perezoso que no puede recogerte en la puerta.—"Bromeó".—Ten tu mochila. Debemos darnos prisa.—Le dijo, mientras buscaba la chaqueta del pequeño.

Aún sin responder, Oliver asentía a las indicaciones del mayor. El docente se movió hacía la reducida ventana para abrirla, y luego hizo señas.

Oliver no dijo nada, simplemente siguió las instrucciones. Mientras Louis le ayudaba a llegar a fuera, donde Niall le esperaba junto a la rejilla que había improvisado en la malla para que el chico saliera completamente del terreno de la escuela.

Soltó aire con fuerza, tomando ahora su propia chaqueta, su celular y sus llaves. Corrió hasta la oficina de Miss. Ethel, su jefa para justificar su salida.

—Señorita.—Dijo recuperando el aire.—Disculpe que interrumpa de esta forma pero mi hermano sufrió un accidente automovilístico, tengo que salir hacia allá...

Interrumpiéndole.—Vuelve el lunes a primera hora. Le diré a Rut que cubra tus clases.

—Gracias.—Terminó para luego abandonar el lugar. Sintiéndose hasta un poco frustrado por la forma tan fácil con la que obtuvo el permiso, una persona normal no se preocuparía por algo como eso.

Niall y Oliver caminaban presurosos, alejándose de la escuela. Louis llegó acercándose a zancadas unos minutos después, alcanzándoles.

—¡Chicos!—Les llamó.

—Al fin llegas.—Dijo un Niall pensativo.

—¿Vas a explicarme qué pasa?—Inquirió.

—No.—Seco.

Molesto.—Oh, Dios. Niall, por favor. ¿Al menos a dónde vamos?

—Oliver y tú a casa de los padres de Harry en Holmes Chapel.

—¿Eh?—La expresión de Louis variaba conforme sus cejas se elevaban sin entender qué pasaba.—¿Es por lo de Gemma? Se supone que íbamos a ir a verla por la tarde.

Niall se detuvo, y volteó exaltado.—¿Gemma? ¿¡Saben dónde jodidos está!?—Oliver se había sentando en la acera de la calle, sin prestarles atención.—¿¡Desde cuándo!?

—Hoy llamaron a Harry de madrugada. Está recluida en un Hospital Mental.—Louis bajó su tono de voz por miedo a que el niño escuchara.—Dijeron que Gemma intentó suicidarse anoche.

—Wow. ¿Por qué? Alto.—Frotó el puente de su nariz con sus dedos pulgar e índice.—¿Qué hace ella allí?

—Llegó por voluntad propia, según dijo la señorita. Además registro a Harry como su responsable, pero él jamás revisa correspondencia o su e-mail, nada, por eso le llamaron.

—No me jodas. Hemos estado buscándola por seis meses y me dices que pudimos encontrarla si tan solo se nos hubiera ocurrido revisar el buzón del animal ese.—Louis asintió.

—¿Harry se puso ansioso y fue por ella, cierto?—Oh, Niall Torció el gesto.

—Iremos a la estación de autobuses, llegarán allá por la noche. Anoté la dirección de la casa por acá.—El rubio parecía buscar algo en sus bolsillos evadiendo la pregunta.

—¿Harry está con su hermana?

—Yo no tenía idea de que le hubieran encontrado. Es...

—No empieces, Horan. ¿Dónde mierda está mi novio?—Niall abrió los ojos exageradamente. Era raro que Louis dijera groserías.

—Lo tienen detenido. No sé por qué, y tengo el presentimiento de que él tampoco lo sabe.

—Detenido...¿¡Está en la Cárcel?!—Louis, totalmente alterado comenzó a sacudir de sus hombros el cuerpo del rubio.

—Cálmate, Baboso.—Dijo golpeándole en la cabeza.—Se supone que no debía decirte nada. Estar detenido y estar encarcelado son dos cosas diferentes. Así que ahora, solo tengo que ir a la comisaria y averiguar por qué la confusión.

—¿Harry está preso y no ibas a decirme? Además, ¿Cómo pretendes que me calme?

—Ese es el punto, no iba a decirte para que estuvieras calmado.

Louis apretó los ojos con fuerza.—Bien, hay que pensar esto despacio. Si Él está en problemas aquí, ¿Por qué se supone que tenemos que irnos?

—Escucha, yo no entiendo lo que pasa por su cabeza; pero creo que su plan podría funcionar, claro, si es que la conclusión a la que llegué es correcta.

—¡Explícame antes de decir cosas como esas, bestia!—El rostro de Louis lucía totalmente preocupado.

—Es que no sé cómo. Sólo son suposiciones mías.—Niall vio la hora del reloj en su muñeca.—El próximo autobús sale en 20 minutos. Tenemos que correr, vamos.—Se movió para tomar a Oliver en brazos.

—No.—Reprochó Louis.

—¿No qué?—Dijo confundido.

—No vamos a dejar a Harry. No puedo simplemente irme y dejarlo allí.

—Tú puedes regresar si quieres, pero Oliver tiene que estar con sus abuelos.

—Ellos no le conocen, está más seguro con nosotros...

—¡No, joder, no! No tenemos ningún tipo de respaldo. Sin Harry, no hay nadie que pueda hacerse cargo de él, sencillamente porque nos falta el apellido. Piénsalo bien, dices que ya saben donde está Gemma, pero que está imposibilitada mentalmente o no sé que mierdas. Harry fue arrestado. ¿Con quién crees que irá a parar el pobre niño?

—¿Qué tiene que ver Carl en esto?—Respondió el castaño, captando el mensaje.

—Harry dijo que le vio cuando lo estaban deteniendo, estaba con su jefe y su supervisor. También dijo otras cosas pero hablaba rápido y no entendí mucho.

—Esos Hijos de puta.—Masculló Louis.

—La cuestión es que estoy seguro de que el tipo ese está involucrado porque quiere llevarse a Oliver. ¿Por qué el jefe de Harry le está ayudando? Aún no lo sé.

—De cualquier forma, no vamos a dejar que se lo lleven.

—¡No tienes el apellido!—Gritó Niall.—Eres ajeno a él, ante la ley. Te lo pondré desde otro punto de vista, estamos secuestrándolo.

—No importa lo que digas, no voy a irme. Nos quedamos aquí.

—Terco.—Recalcó el rubio.—¿Qué planeas hacer?

—Necesitamos un abogado.

—No tenemos tanto dinero.

Movió la cabeza desesperado, buscando una solución.—Déjame pensar en una solución. Necesitamos ayuda, alguien que sepa de cosas así.

—¡Lo tengo!—Declaró Horan.

—¿Tienes un abogado?

—Casi.—Respondió sincero.—Tengo un mini abogado.

—¿Qué rayos es eso?—Achinando los ojos.

—Un estudiante de leyes de segundo semestre.

—Deja se jugar, Niall.—Repuso Molesto.

—Lo digo en serio.—Niall cargó por fin al Niño.—Vamos enano.—Terminó y empezó a correr hacia el frente. A Louis no le quedó más remedio que seguirle.

Las decisiones que tomamos, ya sea por valentía o terquedad, son lo que nos define. Porque ellas repercuten en nuestra vida y quedan atadas a nosotros por siempre.

Después de que los tres tomaran un taxi para llegar hasta Kensington, se encontraron tocando a la puerta de la estética y moderna casa de los Lahey.

—Toca el timbre.—Indicó Louis a Niall.

—No, de hecho. Vamos a entrar por la puerta trasera.

—¿Qué sucede contigo e invadir propiedades privadas?—Reprochó el castaño.

—Las empleadas de la casa me conocen y no van a dejarme entrar.—Louis rodó los ojos.

—Está bien.—Aceptó. Niall cargaba a Oliver para poder moverse más a prisa. Los tres atravesaron el jardín de la entrada, burlando la garita. Llegaron hasta la parte trasera de la casa donde se introdujeron a esta sin ningún problema.—¿Cuántas veces has entrado aquí de ésta forma?—cuestionó.

—Ninguna.—Respondió sincero el joven.—Nunca había llegado tan lejos.

Caminaron por el interior de la casa, atravesando la cocina, la sala de estar hasta llegar a las escaleras, no había señales del menor, aún. Así que se dispusieron a subirlas.

Una vez a arriba, caminaron cautelosos buscando por los anchos pasillos a Connor. Llegando así, a la única habitación que carecía de una puerta, encontrando al chico en pijama cambiando aburrido los canales de su televisor.

—Iba a empezar a reclamarte el haberme estado ignorando.—Dijo Niall irrumpiendo completamente en el cuarto. El chico se sobresaltó de inmediato.—Pero me intriga más saber por qué estás en pijama a las 11:00 A.M.

—¿¡Qué haces tú aquí!?—Vociferó.—¿¡Quién te dejó entrar!?

—Yo lo hice.—Se burló.

—Hay más de 10 personas de seguridad y mantenimiento en ésta casa y ¿Ninguno pudo verte entrar?—Molesto.—Yo apenas salgo al jardín y comienzan a seguirme.

—Debe ser la hora del descanso.—Rió. Connor se levantó furioso de la cama, preparado para empujarlo; más se detuvo al notar la presencia de Louis y Oliver (El cual Niall había dejado en el suelo hacía unos minutos atrás.)

—¿Qué hacen ellos aquí?—Pregunto ahora con voz más baja. Apenado.

—Escucha. Realmente no quería incomodar de esta manera, pero necesitamos ayuda, y no sabía a donde más ir. Intenté llamarte, pero siempre cortas antes de que pueda decir algo, era obvio que no ibas a responderme.

—¿Cortar la llamada?—Inquirió el castaño claro.—No encuentro mi teléfono desde hace casi tres semanas.

—Pero....—Niall le vio dudoso.—Juro que cada vez que llamo se corta. Incluso me marca el "visto" en los mensajes, como si me ignoraras.

—No he sido yo, créeme. Por favor, no hay internet en toda la casa.

—¿Por qué?—Niall achinó los ojos. Louis seguía parado atrás de él, mientras Oliver se paseaba libremente por la habitación.

—Estoy castigado.—Contestó sincero.—No tengo ni mi laptop, ni mi teléfono y nada que me comunique con el exterior, solamente este televisor. Tampoco puedo salir a la calle, ni siquiera tengo puerta aquí.

—Es un poco extremo, ¿No crees?—Dijo Louis. Interviniendo.

—Mí papá es demasiado excéntrico.—Dijo derrotado.—Pero eso no importa, ¿Por qué están aquí?

—Cierto. Necesito que saques a alguien de la Cárcel.—El chico dibujó una expresión cómica en su rostro, hasta que notó que lo que Niall decía era serio.

—No soy un abogado, aún. Me falta mucho para hacerlo.

—Pero tal vez puedas encontrar algo en tus libros que ayude, o tal vez sepas de alguien que lo haga.—Rogó el rubio, Connor bufó.

—Bien.—Soltando un fuerte suspiro.—¿De qué delito hablamos?

—No lo sé.—Dijo Niall. Tanto Oliver como Louis permanecían en silencio.

—¿Cómo esperas que los ayude si ninguno sabe por qué está preso? No soy psíquico.

—Yo, agh.—Niall chasqueó con la lengua, frustrado.—Jodido, Harry.—Mencionó.

—¿Harry?—Inquirió el chico.—¿Te refieres a Harry Styles?

—¡Sí, sí! Él, Harry Styles.—Exclamó Louis, saltando cerca de Connor.

—¿Cómo sabes tú sobre él?—Dijo ahora el rubio.

—Salió en las noticias, fue todo un escándalo.—Tranquilo.

—¿Y qué sabes sobre eso?—Louis le hablaba a la defensiva.

—Pues, se supone que el tipo estaba involucrado en lavado de activos o algo así. Que había estado extrayendo cantidades pequeñas de diner de la cuenta de un cliente y transfiriéndolas a otra cuenta externa.

—¿¡Qué él hizo qué!?—Exclamó el castaño.

—Lo sé, parece mentira que el inepto de Styles haya hecho algo tan inteligente. Bueno, casi inteligente.—Connor sí conocía a Harry, así como conocía al resto de empleados de su padre.

Ninguno de ellos le agradaba, y no era por menos, porque el sentimiento de rechazo era mutuo. Los pobres trabajadores nunca pudieron verle con naturalidad, mucho menos cuando él era el hijo de "Satanás".

Además no podía desmentir ese título, cuando él mismo había sido realmente frívolo con muchos de ellos.

Los niños son como esponjas, absorben todo lo que está a su alrededor. Todas sus experiencias diarias y sus relaciones le retroalimentan. Por eso, cada ser humano es distinto, porque cada uno tiene un patrón de crianza distinto, esto influye en su carácter directamente.

La personalidad, el carácter y el temperamento son tres cosas distintas. Connor, quien no había conocido a su madre, que desde pequeño había sido atendido a sus anchas, lleno de sus caprichos y fastidiando a sus madrastras. Y quien, además, tuvo por ejemplo a seguir a un hombre inestablemente emocional.

—¿Inepto?—Louis le vio molesto.

—Casi Inteligente...—Masculló Niall reflexionando las palabras del chico.—¿Por qué dices que fue así?

Lahey se dejó caer sobre su cama otra vez.—Porque, por lo que escuché, solo estaba transfiriendo los intereses que generaba esa cuenta además estuvo moviendo sólo centavos, por lo que era casi invisible el movimiento. Pero todo se jodió cuando el dueño de la cuenta notó la diferencia sin maquillar en el estado se cuenta.

—Harry es incapaz de hacer algo como eso. Difícilmente pude entenderlo yo, Harry no p....—Niall cerró la boca antes de terminar un comentario completamente fuera de lugar.

—¿Puede ayudar o no?—Dijo Louis hastiado a Niall, refiriéndose al otro.

Connor respondió por sí mismo.—No hay mucho que pueda hacer, los delitos financieros tienen normalmente una fianza, lo que es irónico en realidad. Y pues se purgan de 4 a 6 años de cárcel.

—Pero lo están inculpando.—Alegó el castaño.

—En pleno siglo XXI es bastante fácil saber cuando una persona delinque o no.—Dijo Connor, restándole importancia. Tal vez, una de las razones por las que congenió con Niall, fue porque ambos eran igual de irreverentes.

—A eso me refiero, podríamos buscar la forma de demostrar que se equivocan.

—Acéptalo ya.

Airoso.—Esto es una pérdida de tiempo. Vámonos, Niall. Es obvio que el Niño no va a ayudarnos.

—Claro, y tú eres todo un hombre, ¿No? Irradias de sabiduría.— Niall parpadeó un par de veces al notar el parecido entre ambos. Solo eran tontería suyas, pero Louis y Connor lucían similares el uno junto al otro. Por el cabello castaño y las facciones delgadas del rostro. Aunque claro, el chico era más alto que Louis, al menos para su edad.

—Así es. A diferencia de ti, puberto. —Con tono prepotente. Louis nunca había hablado con Connor fuera de su ámbito profesional, en el cuál se había limitado a simplemente entregarle a su hermano y sonreír de forma amable. Pero ahora, mientras Louis se mostraba molesto y el chico desprendía terquedad, quizás no era el mejor momento. Además, el castaño sólo estaba resentidos porque el muchacho había ofendido a Harry.

— Yo no limpio mocos para vivir.—Sus palabras mostraban que dentro él, aún había una pizca de inmadurez. Y no solo las suyas, también la de Louis al generan un problema innecesario de la nada.

—Al menos yo tengo un vida propia.—Terminó, dejando a Connor indignado. Estaba a punto de contraatacar cuando le interrumpieron.

—¿Toby duerme aquí?—Oliver, quien había permanecido callado hasta ese momento intervino, tomando el peluche de Oso grizzli de felpa que yacía en el sillón, el cual estaba extrañamente cerca de la cama de connor.

—¿Sigue triste?—Preguntó Louis, el podía detestar a Connor; (Acaba de descubrir que lo hacía, es más, había algo en el que le inquietaba.)Pero el castaño, siempre estaba al tanto de los asuntos de sus pequeños. De esas cosas que les lastimaban.

—No había estado tan mal, hasta que su mamá llamó ayer.

—Alto.—Niall se sentía incómodo al estar en silencio.—¿Tú padre volvió a divorciarse?—Preguntó el rubio.—¿Cuándo?

—Lo hizo hace dos semanas. Es rutinario, sinceramente. Te dije que solo era cuestión de tiempo para que el encontrara un remplazo viable para ella.

—¿Está con alguien nuevo?—Sí, a Niall le encantaba el drama ajeno.

—No lo sé. Pero es muy probable.

—Oh...—Seco.—Pero, regresando a nuestro problema, ¿Crees que puedas hacer algo?—Rogó Niall.

—Podría investigar y sacarle información a papá. O al supervisor, pero no creo que pueda hacer mucho.

—Bien, Con eso basta.—Bajando su tono de voz.—Y con respecto a el otro asunto...

—Amigos. Respondió divertido.

—Gracias, con eso también basta. 

—Creo que deberían irse, ya es casi medio día.—Mencionó, con intensión de enfatizar el hecho de que su padre volvía siempre a esa hora.—Vete y saca a Tutankamón de aquí.—Se burló.

—Adolescentes.—Terminó bufando Louis, saliendo de la habitación. Niall se despidió y seguido a pequeño pelinegro salieron del mismo modo en el que habían entrado.

Una vez en la calle, comenzaron no solo a moverse rápido, sino a correr.

—A partir de aquí nos separamos.—Dijo Niall serio.—Tú, seguirás las instrucciones y llevarás al enano a Holmes Chapel. Mientras yo voy a la comisaria.

—Niall, yo no....

—No discutas.—En tono duro. Entregándole una bolsa pequeña de papel con billetes.—Ve, llámame cuando estés allá, para darte la dirección. Nos vemos.—Dijo el rubio, aún se arrodilló para abrazar a Oliver con fuerza.—Te quiero, Enano.

Dejándolos a la mitad de la acera solos, Niall Horan continuó corriendo. Ahora en dirección hacia la Estación de Policía, donde tenían retenido a su amigo, y donde lo tendrían hasta que pudieran abrirle un juicio.

Jodido, Harry. Pensaba el joven, por su culpa había sudado como nunca antes en su vida. Y es que el rubio odiaba el sudor, al menos ese que generaba correr bajo el sol radiante.

Cuando por fin llegó se detuvo en la puerta. Acomodando un poco su cabello, calmándose para que no notaran que estaba agitado. Ingresó a la estación de policía y se movilizó dentro de ella con ayuda de las flechas que indicaban que dirección tomar.

Mientras caminaba por uno de los pasillos se topó con Carl, quien salía de una de las oficinas.

—Oh, pero que coincidencia verte por aquí, ¿Cierto, Wesley?—Altanero.

—No tengo motivos para hablar contigo, Hazte a un lado.—Dijo el pelirrojo hastiado, esquivando a Niall.

—Te crees muy listo, Maldito enfermo.—Al rubio no le importaba demasiado lo que el tipo dijera. La percepción que tenía de él era terrible.

—¿Cómo me llamaste?—Carl, que había seguido caminando paró en seco.

—Maldito Enfermo.—Repitió alargando el sonido de la "R" en la última palabra.

De dos largos pasos regresó al lado de Niall. —Cuida tus palabras, Duende.

Niall odiaba que le dijeran así, no sabía si las personas se lo decían porque era Irlandés o por su estatura promedio.

En cualquier caso. ¿Por qué Carl sabría que él nació en Irlanda?

—¿Y si no quiero hacerlo?—Achinó los ojos, levantando la cabeza.

El otro comenzó a reír a carcajadas, cuando uno de los oficiales llegó junto a ellos.—¿Todo está bien aquí?—Les dijo.

Carl se recompuso.—De maravilla.—Terminó.—Tenga un buen día, Oficial.—Se dio la vuelta y caminó de nuevo en su dirección.

—Chico, no puedes estar aquí.—Dijo Serio el oficial.

—Oh, de hecho yo, venía por información de una persona detenida y...—Intentaba dar las explicaciones precisas para que le dejaran ver a Harry.

—¿Niall? ¿Eres Niall Horan?—El susodicho le vio al rostro. Sin entender cómo o por qué sabía su nombre. Últimamente las personas parecían saber demasiado de él.

—Sí, soy yo.

—¿Me recuerdas?—Preguntó el hombre. Niall parpadeó un par de veces intentando ubicarle. Leyó su apellido bordado en su camisa.

—Devine....¿Josh Devine?—Dios, había pasado algún tiempo.

—¡El mismo! ¿Cómo has estado?—Preguntó alegre.

Niall le vio intrigado.—He estado mejor.—Respondió.—Espera, ¿Cómo es que un imbécil cómo tú resultó siendo oficial de policía?—Porque sí, Josh no era nada más que su "Bully" de preparatoria. El chico que se había encargado de hacerle un lavado facial en el baño de la escuela a diario.

Justo después de que Niall se mudara a Londres, siendo nuevo en una ciudad desconocida, se convirtió en el blanco perfecto para los abusadores de la escuela, aún a sus 17 años.

Eso sumado a la repentina aparición de Harry en Londres y las reacciones que causaba. Porque el rizado parecía atraer a todo aquello que tuviera vida.

—No tienes que ser tan grosero.—Reprochó Josh.

—¿Yo soy el grosero? Deberías disculparte por todo lo que me hiciste en la escuela.—Niall intentaba sonar como un adulto maduro. Sin éxito.

—Tienes razón. Fui un mal nacido y lo siento.

¿Era real? Porque el rubio no imaginaba ese momento.

—Comienzas a incomodarme, sabes.—Dijo rascándose la nuca.

—¿Aceptas mi disculpa?

—Uhm...sí.—Impaciente.—¿Podrías llevarme con mi amigo ahora?

Asintió. Ambos comenzaron a caminar.—¿Sigues siendo amigo de Styles?— Josh estaba enterado de todo.—Vaya, esa sí que es una gran amistad.

—Lo es...

—¿Sales con él acaso?—Curioso.

—¡No!—Exclamó avergonzado. Aclaró su garganta.—No, es decir. No podría es como mi hermano.

—Bien, bien. Entiendo, es aquí.—Dijo, indicándole en que puerta entrar. El rubio se dispuso a atravesarla pero le detuvo.—Alto allí, si quieres entrar primero debes darme tu número.

—Esto es tan poco profesional de tu parte.

—Definitivamente.—Secundó. A Niall no le importaba dárselo, es decir lo había dado a extraños dentro de bares por años. Dárselo otro idiota no haría la diferencia. Claro, su número. Terminó accediendo.

Después de unos minutos y tras obtener información sobre el caso de Harry, entró valientemente a la oficina donde tenían aún esposado a su amigo.

Harry tenía el semblante serio, perdido, Como en otras oportunidades de su vida. Y Niall quería correr a abrazarle, porque sabía que el rizado probablemente estaba asustado y confundido; más no lo hizo, porque sabía que les estaban vigilando.

—Hermano, ¿Estás bien?—Pregunta estúpida, Niall.

—Físicamente supongo que sí. ¿Hiciste lo que te pedí?

—Sí, su autobus debería haber partido hace 10 minutos.

—Bien, ¿El dinero?

—Tienen suficiente para llegar allá el resto está conmigo, porque necesitaba conseguir un abogado.

—Supongo que la corte me asignará uno de oficio.

—¿Corte? ¿Cuándo piensan procesarte?—Dijo asustado.

—Se supone, que es un delito financiero. No es como si tuvieran que buscar un cuerpo o un arma homicida.

—Entiendo.—Niall revisó los documentos que le habían facilitado.—¿De qué dijeron que te acusan?

—Fraude, Malversación de fondos. Según extraje dinero de la cuenta de Hughes de forma clandestina. O al menos eso fue lo que entendí.

—Ese hijo de puta...

—¿Entiendes por qué hace esto, cierto? Si tengo antecedentes penales no puedo pelear la custodia del niño. Peor aún si estoy en prisión.

—Eres el único que podría hacer eso.

—Gemma podría haberme entregado la custodia, yo realmente no entiendo mucho de términos legales. Pero por eso necesito que Oliver vaya con mis...padres. Porque mientras siga bajo el resguardo de la familia materna ese maldito no puede acercarse a él.

—Entiendo.

—Ahora. Espera a que asignen al abogado y luego dale la información que necesite. ¿Si?

—Claro, claro.

—Es posible que me trasladen a la penitenciaría no pueden tenerme aquí demasiado tiempo.

—Prometo que voy a sacarte de aquí.

—No te preocupes tanto por mí, estaré bien. —La mirada de Harry lucía oscura. Sus ojos color jade lucían profundamente eclipsados.—Pero cuida a Oliver, no dejes que le lastimen de nuevo.

—Harry...—Niall no sabía que decir. Su tiempo había terminado, tenía que dejar a su amigo.

—Y Niall, dile a Louis que...—Paró de hablar. ¿Qué quería que le dijera? Era una lista interminable de cosas. Sabía que el chico merecía una explicación; pero no tenía una buena.

Niall le extendió una servilleta y un bolígrafo pequeño.—Escríbelo, rápido.

Harry los tomó asintiendo de inmediato. Harry estaba dolido, avergonzado era una mezcla de emociones que le atosigaban.

El impotencia mata la voluntad de los hombres más fuertes.

Después de unos minutos regresó ambos objetos a Niall. Despidiéndose velozmente de él.

Niall dejó la habitación. Frustrado. Un hombre,  Con cabello blanco esperaba afuera con su maletín.

—Muchacho.—Le llamó. Niall fue hacia él.—Mucho gusto, Mi nombre es Arthur Ryder y soy el abogado a cargo del caso del caso del Sr. Styles.

—Mucho gusto.—Tomó su mano en saludo.—¿Fue asignado al caso?

—De hecho No, más bien. Recibí la llamada de un chico excéntrico que dijo que necesitaba ayuda, y bueno, estoy aquí. No se preocupe, ya me he hecho cargo de los términos para llevar este problema.

—Connor...¿Connor le pidió que viniera?—Dijo Niall sacando conclusiones.—¿Y usted aceptó?

—Es un excelente alumno, se lo merece.—Dijo.—Si me lo permite, debo ir a hablar con mi cliente. Tenga un buen día, joven.—Terminó entrando a donde yacía el rizado.

Niall sonrió a la mitad del pasillo. El chico se las había arreglado para hacer un llamada aún cuando no tenía cómo.  Connor no era una mala persona, solo un idiota demasiado mimado que aparentaba madurez.

Los caminos que toman nuestros ante pasados no pueden definirnos, a menos que elijamos seguirlos.

*

A medio día Martin Lahey se dirigió a la escuela preescolar para recoger a su hijo menor. Con su otro hijo castigado y su ahora ex esposa en otra ciudad, no le quedaba más remedio que pasar por el pequeño él mismo.

Entró a la escuela con total normalidad, llegando hasta donde normalmente recogía a Tobías. Cuando notó que era otra maestra la que estaba con la clase de su hijo.

Se exaltó, buscando al castaño por todos lados con la vista. Luego buscó a Oliver. Joder, tampoco estaba.

Sin respetar su turno, sacó a su hijo de entre los demás niños y caminó presuroso hacia la salida.

—Oye, Campeón. ¿Dónde está tu maestro?

—Se fue antes. Miss Rut dijo que tuvo una emergencia familiar.

—Oh, ya veo. ¿Y tu amigo?

Tobías era demasiado inocente como para saber que le estaba interrogando.—¿Oli? No lo sé. Estaba con Louis pero jamás regresó.

El hombre chasqueó con la lengua.—Hijo, súbete al auto.—Ordenó, sacando su teléfono de prisa.—Contesta.

—¿Hola?

—Estoy en la escuela.—Dijo a Carl a través de la línea.—Tu hijo no está, y el maestro tampoco.

—¡¿Qué?!—Gritó.

—Creo que es el momento preciso para que vayas y hagas un drama colosal.

—Podría; Pero Aún no me han dejado ver a mi esposa.

—Los billetes arreglarán eso, amigo.—Dijo antes de cortar la llamada.

*

Louis estaba en el apartamento de Harry, él no iba a irse.

—No has dicho ni una sola palabra desde hace rato. ¿Estás bien? ¿Te duele la boca?

Cruzado de brazos.—Estoy molesto. Y también adolorido.

—¿Y eso por qué?

—Me gritaste.—Dijo finalmente, la memoria de Oliver era en efecto, muy buena. Era demasiado difícil que olvidara algo como eso.

—Cielo, no fue mi intención.—Louis se arrodilló frente a él.—¿Podrías perdonarme?

Antes de que el niño respondiera,a puerta se abrió. Revelando a un Niall al borde de un colapso de nervios.

—¿¡Qué hacen aquí todavía!?

—Te dije que no iba a irme, No aún. Oliver, ve por tu chaqueta.—Ordenó Louis.

—Deja de ser tan malditamente testarudo. Estás poniendo en riesgo todo.

—No, hay algo que no me cuadra.

—Si no lo has notado, hay muchísimas cosas que no lo hacen.

—No, Me refiero a Gemma. Iré a ver a Gemma.

—No van a dejarte entrar.

—Tengo un plan, descuida.

Irritado.—Más te vale que funcione.—Dándose por vencido.—No dejes que vean al niño.

—Está bien.—Dijo. Oliver regresó a su lado y ambos se dispusieron a salir.

— Louis.—Le llamó Niall. Simplemente extendió su brazo e entregándole el trozo de servilleta.

Tragó duro, y lo guardó en su chaqueta.

El castaño lo leyó en el taxi, mientras intentaba que Oliver no se durmiera en el camino.


Louis:

Cada vez que cierro los ojos.












Hola. :)


Una chica me dijo que mi  historia sería mucho más famosa si yo actualizara más seguido. Y yo me quede así de: :'v  Ahre.

Si les gusta compartanla con sus amigos. Recuerden que me encanta leer los comentarios. (Sí, los vigilo a todos.) *Guiño, guiño.*

Mi  Profesor de Estadística está leyendo el fic. Va terminar súper traumado así que #PrayingPorElProfe .

Manténganse con Vida. J.S.

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