Capítulo 17
"I wanna live a life from a new perspective . You come along because I love your face."
El lugar lucía magnífico. Bueno. Tan magnífico como una habitación a medio decorar y un par de luces en la puerta podrían lucir.
Pero viniendo de Harry y Niall. Era épico que hubieran encontrado la forma de mantener el árbol de pie. Y sin incendiarse. De nuevo.
Niall, Oliver y Louis jugaban tranquilamente en la sala. Cuando Harry apareció cargando un trozo de postre a medio comer.
Inmutablemente. Sin preocupación alguna se sentó en el sofá y siguió comiendo. El sonido que el chocar del plato con el tenedor causó. Provocó que los tres restantes se enfocaran en él.
—Harry...—Llamó el rubio. El susodicho le vio de soslayo.— ¿...De dónde sacaste ese Pastel?
—Del refrigerador.—Dijo suave.
—¿Compraste un pastel y no ibas a decirnos? ¿Ibas a comértelo tú solo?—Preguntó Louis sonando dolido.
—¡Maldito Cerdo egoísta!—Secundó el rubio.
—No lo compré. Lo hice. Hay más en la mesa, vayan por el.—Soltó. Y los tres restantes lo vieron incrédulos.
—Espera.—Dijo Niall.—¿Tú hiciste un pastel?—Preguntó y el rizado asintió con la cabeza.
—¿Comestible?—Ahora Louis.
—Algo está mal aquí. ¿Seguro que no es nocivo...?—Reprochó Horan.
—¿...O está crudo?—Continuó el castaño.
—Si les causa tanta desconfianza. No lo coman. No me haré responsable de ningún intoxicado.—Dijo Harry
—Yo sí confió en ti, Tío Harry. Dame un poquito.—Parloteó el Niño.
—No. Tú no. Debes ir a dormir.—Demandó.
—¡Pero no tengo sueño!
—Pero tu hora se dormir es a las 8:30 P.M. Y faltan 10 minutos para las 9:00. Ya tendrías que estar roncando.
—No es justo. Mañana no hay escuela.—Musitó el niño.
—Pero necesitas dormir.—Estiró sus brazos para luego cargar en ellos a Oliver.—Dile Buenas Noches a los chicos.
—Buenas Noches.—Rindiéndose.
Harry caminó hacia el pasillo. Desapareciendo de la vista de los otros. Pero su voz aún estaba presente.—Cepíllate los dientes.—El sonido venía del baño de su habitación.
—¿Voy a quedarme aquí?—Asintió. Mientras buscaba la pijama del pequeño.—¿Por qué?
—Porque usamos tu habitación como bodega. Otra vez.—Dijo entre risas. Oliver frunció el ceño y se cruzó de brazos.—Tranquilo, Enano. Solo será por un par de días.
—Bien. Pero debería cobrarles por usarlo.—Aún molesto.
El rizado rió. Mientras le colocaba al niño sus prendas para dormir.—¿Mucho dinero?
—Mucho. Mucho.
—A la cama. Niño capitalista.—Terminó Harry. Oliver le obedeció. Hundiéndose entre el edredón. Y los grandes almohadones.—Bien. Veamos. ¿Dientes limpios?
—Oki.
—¿Pijama limpia?—Oki.
—¿Cabello cepillado?—Oki.—Todo está bien. ¿Qué cuento quieres hoy?
—No el de las ranas robot otra vez, por favor. Es malísimo.
—No volveré a contarte una de mis historias otra vez. Mal agradecido.—Ofendido.
El niño rió fuerte. Pero luego se quedó callado. —Espera. ¡Falta Hugo!
—Cierto.—Dijo Harry.—Voy a buscarlo. Vuelvo pronto.
Salió de su habitación para dirigirse a la del niño. Se arrodilló junto a la cama para buscarle. Revisó allí. En la mesa y por todo el cuarto. Luego se movió a la sala.
—¿Alguien a visto a Hugo?—preguntó ansioso.
—¿Qué mierdas es un Hugo?—Ahora el rubio. Quien recibió un golpe en el estómago de parte de Louis.— Ya. Ya. No diré más groserías.—Aclaró su garganta.—¿Qué mangos es un Hugo?—Se corrigió.
—Uhm. Regordete. Suave. Pequeño. Melena café. Trae puerta una camisita azul.—Harry buscaba debajo del sillón.
—¿Seguro que no hablas de Louis?—Recibió otro golpe.—¡Deja de golpearme!
—Deja de ser tan idiota.—Le respondió el castaño.
—Cállense. Y ayúdenme a buscar al muñeco.—Louis se puso se pie y revisó a su alrededor.
—¿Qué se supone que buscamos?—Dijo Lou.
—Un león. Su león. No va a dormirse sin ese muñeco.
—¡Oh!—Exclamó Niall. Sacando el peluche detrás de su cuello.—Lo siento, estaba usándolo de almohada.—Rió. Y se lo entregó a Harry.
—Mangos contigo, Niall.—Tomó el juguete y corrió de regreso en la habitación.
—¿No crees que Harry está muy extraño?—Preguntó Louis al quedarse parado viendo el pasillo por donde se había movido el rizado.
Niall llegó a su lado.—Está evolucionando.
—¿En un monstruo?—Soltó sin pensarlo.
—Peor.—El rubio se acercó a su oído y dijo.—Un adulto.
Louis respiró profundo y luego se movió hasta donde los dos Styles se encontraban. Lentamente empujó la puerta. Entró.
Harry le ignoraba. Estaba muy ocupado discutiendo con Oliver.
—¿El patito feo?—No.
—¡Los tres cerditos!—Tampoco.
—¿Entonces, qué quieres?
—Inventa uno. Pero que sea bueno esta vez.—Demandó.
—Parece que alguien es muy exigente.—Comentó Louis recostándose un poco sobre la cama. Al igual que ellos. Pero sin entrar en las sábanas.
—Se cree mi guionista.—Louis rió.—Quieres un cuento, eh. Vamos a ver que puedo hacer. Había una vez en un reino lejano un príncipe.
—¿No debería ser una princesa?—Preguntó el niño.
—No necesariamente.—Le sonrió Harry.—Este príncipe era el chico más hermoso de todo el reino. De cabello castaño y ojos azules. Tan azules como el mar y cielo que rodeaban su reino. Brillantes como el zafiro. También era inteligente y muy muy astuto. Tenía a su cargo a un ejército de mocosos que le eran fieles y protegían su pueblo.
—Sé a donde quieres llevar esto. Y no. No va a funcionar.—Reprendió Louis.
—Shh.—Le calló.—Dejame terminar. Un dia, mientras el príncipe se movía con todos su súbditos por el pueblo ,un pobre campesino que tuvo el descaro de poner sus ojos en él. El campesino quedó totalmente encantado con la belleza y la bondad que su gobernante desprendía. Lo contempló. Disfrutó observar las facciones de su rostro, y ver la ternura con que trataba a los niños que atentos le escuchaban. Justo antes de marcharse el príncipe se giró en la dirección del campesino y le sonrió. Pero el campesino sintió vergüenza. Porque después de todo él era solo un sucio lacayo.
—Pero al príncipe no le importaba eso, ¿Cierto?—Preguntó el niño.
—No. En realidad.—Dijo Louis.—Pero aún así. El príncipe se mantuvo lejos cuanto pudo del recuerdo del campesino.
—Yo cuento la historia, Louis.—Chilló Harry.—Era imposible que un chico tan hermoso fijara sus ojos en alguien como él. Torpe y haraposo. Muy muy triste soñaba todas los noches con él. Y a escondidas le seguía.
—¡¿Le seguía?!—Exclamó Louis.
—O sí. Y le tomaba fotografías cuando estaba distraído.
—¿Creí que no había electricidad en ese tiempo?—Dijo el niño acompañado de un gran bostezo.
—No era electricidad. Era magia.—Le ayudó Louis.
—Sí. Magia. Una noche en la que el campesino no podía dormir. Escuchó un gran, estruendo afuera de su casucha. Así que salió a ver. Estando afuera se encontró con su hada madrina. O bueno, eso fue lo que la señora dijo que era. Agitó su varita un par se veces y ¡Listo! El campesino había sido transformando en un apuesto y elegante caballero. Aunque claro, no había echo más que asearlo. Porque guapo, ya era.
—Sí, aja.—Se burló el castaño.—Esa misma noche, el ahora caballero se presentó ante el príncipe. Y le invitó a bailar.
—Pero claro, la magia se acababa a media noche. ¿Cierto?
—Su hada era más liberal. Tanto que le dio hasta el día siguiente.—Mencionó Harry.
—El príncipe siempre supo que se trataba del campesino. Había algo en él que no le permitía olvidarle. Y no iba a seguir negándolo.
—¿A no?—El rizado enarcó una ceja hacia Louis.
—No. Pero necesitaba tiempo para ordenar sus pensamientos.
—¿Cuanto más?
—Hasta que la próxima primavera llegara.
—El campesino lo esperaría cientos de ellas. Y le sería fiel aunque fuese otoño.
La respiración del niño se alzó. Denotando que se había quedado dormido. Louis salió de la cama. Y Harry, se movió cubriendo al niño con la sábana.
—Hacemos un buen equipo. ¿No crees?—Mencionó el de ojos verdes.
—Eso no estuvo tan mal.—Suspiró el castaño sentándose en la esquina de la cama. El otro se sentó a su lado.
—Decente.— Rió.—Estoy mejorando. Tal vez sea bueno en esto.
—Lo noté. ¿A quién le vendiste tu alma para aprender a cocinar?
—Deja de burlarte de mí, quieres. Ese es el trabajo de Niall.
—Llorón.—Se mordió el labio luego de eso. Bajó un poco la vista y vio un par de libros tirados al fondo de la habitación.—No sabía que leías.—Dijo, y se levantó para tomar uno.
Harry brincó de donde estaba para evitar que llegara a ellos.—Solo a veces.—Rió nerviosamente.—No es para tanto.—Le tomó por los hombros.
—¿Por qué no quieres que vea?—Tratando de soltarse del agarre del más alto.—Son libros eróticos ¿O qué?—Se burló.
—¡Sí! Los más sucios que puedas encontrar.
—Deja de mentir quiero ver.—Se soltó y tomó el tomo azul que estaba encima de todos.—¿"Manual de Supervivencia del padre Novato"? Debe ser broma.
Completamente rojo.—No tendrías que haber visto eso. Nadie en realidad.
—¿Estás leyendo libros de autoayuda?
—...También cocina...—Musitó.—¿Crees que es raro?
—No. Creo que es dulce. Aunque en ese caso yo sería el raro.
—Tú siempre has sido así. Porque, se supone que quieres mantener tu distancia pero...—Dio un paso al frente.—Cuando me acerco a ti te quedas quieto. Como si estuvieras de acuerdo.
—Es inevitable. Me temo. Y no tengo una explicación lógica para eso.
—Yo tengo una teoría.—Louis se acercó un poco más.—¿Crees en el Karma, y la vida después de la muerte?
—Tal vez. ¿Por qué?
—¿Sabes por qué las personas creen en amor a primera vista y en las almas gemelas?—Negó.—Por Karma. Causa y efecto. Cuestión de atracción, y existen personas que en vidas anteriores estaban destinadas a ser. Se complementaban de tal forma que no podían negarse el uno al otro. Pero de cualquier forma, algo salía mal. Todo terminaba con un final trágico. Pero aunque sus cuerpos se desvanecieran, su esencia permanecía.
—Te refieres a que su legado permanecía.
—No precisamente. Esa esencia alimentaba a dos seres nuevos. Y ese seres podían sentir, de forma latente el deseo de encontrarse el uno al otro. Pero la historia se repetía una y otra vez. Lo haría hasta el final de los tiempos.
—¿Desde cuándo eres tan elocuente?—Dijo Louis sonriéndole.
—Siempre lo he sido. Creo.—Estaban peligrosamente cerca. Oh, como les encantaba tentarse entre ellos.
—¿Papi y Mami tiene tiempo para beber una cerveza?—Dijo Niall parado en la puerta irreverentemente.
Ambos asintieron apenados. Y le siguieron hasta la sala.
—¿A qué hora se supone que debemos ir a recoger a tus padres al aeropuerto?—Le preguntó Harry a su amigo.
—Su vuelo debería llegar a media noche. Sino es que antes.
—Bien.
—Erizo, ¿Quieres una?—El rubio ofreció una lata a Louis.
—Gracias.—La tomó.
—Tú también Styles. Ten.—Le dio una también.
Beber con amigos era divertido. Eso era seguro. Aunque en ese momento, marcaban las doce, y los dos de pequeña estatura se encontraban fuera de sus cabales.
Louis estaba intentando comerse el cuello de Harry. Mientras Niall grababa con su celular.
—Haré de esto una porno.—Declaró el irlandés.—Venderé miles de copias. Y seré rico ¡Rico!
—¿Qué te pabsa, Hadry?—Louis hipó.—Yo te veo como medio borroso.
—Yo también.—Le apoyó Niall.
Harry vio la hora en su celular.—Tenemos que ir a recoger a tu familia, Animal.—Refiriéndose al rubio.
—Mira. El problema aquí es que yo lo miro todo así en movimiento . Y me tiemblan las piernas. Así que no puedo ir. Pero me ofrezco a cuidar al niño en tu ausencia.
—Es tu jodida familia.
—Pero no puedes dejar a Louis así. Sólo. Lo cuidaré también.
Volteó a ver a Louis. El susodicho estaba hablando sólo. Negó .—Borrachos de Mierda.
—Gracias. Gracias. Te amamos, Jarrito.
—Yo iré por ellos. Pero ni se te ocurra molestar al niño. ¿Entendiste?
—Sí, mi Capitán. Ahora ve, ve.—Movió la mano indicándole que se marchara.
El rizado tomó su chaqueta. Y salió del lugar.
—¿Funcionó?—Preguntó Louis tratando de pararse.
—Sí.—Rió.—Igual y enserio no siento mis pies.
—Te bebiste media botella de Whisky. Tú solo. Ni siquiera vi cuando la sacaste. Solo te vi empinándotela.
—No eres un santo. Terminaste con el paquete de cerveza. Y con lo que quedó del Whisky.
—No entiendo como es que Harry se mantuvo tan sobrio.
—Simple. Él no puede beber tanto alcohol. No mientras siga bajo receta.
—¿Receta de qué?
—Toma antidepresivos y antiespasmódicos desde los 17 años.También otras cosas pero, no recuerdo el nombre. —Hipó.
—Yo lo he visto beber. La otra noche en el club.
—No pasa de medio vaso. Tal vez ni siquiera lo notaste.
—¿Para qué toma eso?
—Para el dolor. Para mantenerse tranquilo. Es como, estar drogado todo el tiempo. Se pone muy ansioso o se deprime de la nada. Tiene ataques de pánico. Y suda, suda mucho. Se siente atrapado dentro de su pecho. No respira. Tiembla, y se arrastra en el suelo. Se bloquea totalmente.
—Pero, ¿Por qué pasa eso?
—Crisis. Estrés. Tristeza. Sólo explota porque sí. Y ya. Aunque no ha tenido una en meses.
—¿En serio?
—Ujum. Desde que pareció el niño. Bueno, desde que empezó a liarse contigo. Así que vienes siendo más o menos un milagro. Pero shh.—Puso su dedo en la boca de Louis.— Se supone que no debía contarle a nadie.
—Me duelen los ojos por la luz.—comentó Louis.
Pero Niall respondió con algo totalmente aparte.—No quiero verlos.
—¿A quiénes?
—A mis padres. Mi imbécil primo. Mi hermano.
—Creí que ellos eran bastante geniales.
—Lo son. Por eso yo no encajo.—Ahora, por primera vez en todo el tiempo que Louis le conocía, triste.—No sé si lo entiendas pero, no es lindo crecer a la sombra de alguien más.
—Creo que lo entiendo. Un poco.
—Bien. Pero el punto es que,—Suspiró.—En el momento en que ellos crucen esa puerta. Todo se irá a la mierda. Al menos para mí. Será lo mismo. A mi hermano, realmente lo idolatran. Ahora vienen acá con su pequeño teatro de que me extrañan; Pero mientras yo estaba como ellos era escucharlos todos los días alabar a Greg. Porque él siempre fue perfecto. Lucía perfecto. Hablaba perfectamente. Era atlético, "inteligente", guapo. Todo lo que yo no era.
—No te gusta sentirte amenazado, ¿Es eso?
—No. Muchos padres cometen la misma equivocación. ¿Sabes cuánto daño les causa a los niños ser comparados con otros? Les marca un estatus que no pueden llenar. Y solo se quedan allí. Resignados.
—Entiendo ese punto.—Comentó.—No quieres que comparen con tu hermano de nuevo.
—Es tonto. Pero, no me gusta como se siente. Apuesto a que cuando esté aquí lo único que hará será refregarme su vida perfecta, su esposa perfecta con su hijo perfecto. Y resaltar el hecho de que mi vida apesta.
—Eso no es cierto. Tu vida no es tan mala. Vives tranquilo, Tienes buenos amigos. Un lindo novio. Eres brillante, aunque no lo aparentes.
—Espera.—Abrió grandemente los ojos.—¿Cómo sabes tú que tengo novio? No, no lo tengo. Pero si lo tuviera. ¿Cómo lo sabrías?
—Interesante.—Le vio malévolamente.—Creo que encontré la manera de manipular al gran Niall Horan.
—Sin joder, Erizo. ¿Qué viste?
—Sigo siendo maestro de su hermano, ¿Recuerdas? Te vi afuera y creí que tú recogerías a Oliver. Pero estabas esperando a alguien más.—Se burló.
—¿Le dijiste a Harry?—Inquirió nervioso.
—No me corresponde.—Vio el reloj. 2:00 A.M.—¿No crees que se está tardando demasiado?
—Sí. Estará bien, creo. Mientras no lo dejen solo con Nick.
—¿Quién es ese y por qué no tendrían que dejarlos solos?—Exclamó casi a gritos.
—Su ex.—Soltó desprevenido.
—¿¡Cómo que su ex?! ¿Cuántos de esos tiene?
—Solo dos. Tranquilo. Te pusiste salvaje.
—Lo siento. ¿Por qué no tienen que dejarlos solos?—Repitió.
—Harry es manipulable. Y susceptible al pasado. También es un poco crédulo. Hemos sido amigos desde que eramos niños. Sus papás decían que yo era una mala influencia. Me mude, poco antes de entrar a la preparatoria. Harry es menor que yo y eso. Pero un días llegué de la escuela y lo encontré sentado en la sala de mi casa. Nos contó a medias lo que había hecho. Y partir de allí pasó a formar parte de nuestra familia. Ese mismo año, en las vacaciones de verano. Como siempre. Mis tíos llegaron de Irlanda para visitarnos. Obviamente acompañados de su hijo. Entonces Nick, se centró en él. Parecía haberse obsesionado con Harry. Y el otro, como niño inocente cayó ante todo su palabrerío.
—Lo enamoró.—Declaró.
—Y luego lo desechó. Le gustaba su exterior. Una vez que lo tuvo. Se aburrió.
—Lo odio.—Farfulló Louis.
—Él sabe que cosas hacer para que Harry se derrumbe. Y las hará solo para entretenerse.
—Lo dices como si fuera rutinario.
—Lo es, de hecho. He intentado muchas veces que no pase. Pero cada año es lo mismo.
—No. No si puedo evitarlo.—Apretó la mandíbula
—Espero que tengas suerte.—Hipó.
—Siempre la tengo.—Terminó Louis. Decidido.
*
Había comenzado a clarear. 4:00 A.M. Cuando el jodido vuelo se dignó a aparecer.
¿Podrían haber avisado que cambiaron su horario de vuelo al siguiente dentro de 4 horas? No. Por supuesto que no.
La voz estruendosa de una mujer le llamó.—¡HARRY!
—¡MAURA!—Repuso él, en el mismo tomo eufórico.—Tanto tiempo sin verte.
—Lo mismo digo, hijo. Cuanto has crecido. Te ves como todo un hombre.
Rió.—Sí. Sí. Ya superé la pubertad.
El resto de la familia Horan apreció a sus espaldas.—¡Muchacho!—Le saludó Bobby.
—Sr.—Vio al resto.—Greg. Señora esposa de Greg. Niño hijo de Greg.—Dijo divertido.
—Niño amigo de mi hermano.
—No suena divertido cuando tú lo dices.
—No peleen en público.—Regañó Maura.—Por cierto, ¿Y Niall?
—Tenía que arreglar unas cosas. Lo veremos cuando lleguemos.
—Bien, si no falta nada. Vamos.—Ordenó Bobby.
—Falto yo.—Dijo Nick.—¿Me extrañaron?—Ahora viendo de pies a cabeza a Harry.
—Diablos, Nicholas. ¿Por qué tardaste tanto?—Bobby reprendiéndole.
—Problemas con mi equipaje.
—Supongo que son todos.—Mencionó Harry y les guió hasta la salida.
El trayecto en el taxi fue incomodo. Al menos para el rizado. No podía ignorar a ese tipo si sentía su mirada clavada en su espalda.
Llegaron al edificio. A tientas subieron todas las valijas hasta el piso de los chicos.
Para cuando entraron. El olor al alcohol que habían estado ingiriendo la noche anterior había desaparecido. Todo estaba limpio. Y arreglado.
Niall salió de la Habitación seguido de Oliver. Quien ya había tomado han ducha y sido vestido por Louis. (Seguramente.)
—¡Ven a saludar a tu madre, Bebé!—Vociferó la mujer. Y Niall corrió a abrazarla.
—¿Quién es este pequeño?—Preguntó Denisse. Al notar que Oliver estaba parado cerca de ella. Viendo al bebé que cargaba en brazos.
—Soy Oliver.—Saludó.
—Es mío.—Dijo Harry parado detrás de ella.
—¿Tienes un hijo?—Agregó Nick incrédulo.
—Algo así. Es hijo de Gemma. Pero vive conmigo.
—Oh, esa muchacha.—Sonrió Maura. Luego tranquila y armoniosamente pasaron a instalarse.
Harry se sentía bastante decepcionado. Louis no estaba por ningún lado. Entre el bullicio de los Horan se había quedado sentado en el sillón cuando el otro llegó a su lado.
—¿Podemos hablar?—Dijo Nick.
—Habla.
—En privado. ¿Puedes?—Harry bufó. Ambos salieron del apartamento. Estando en el corredor.
—Escucha. Sé que lo nuestro siempre ha sido algo ocasional. Y que he sido un idiota. Pero quisiera que todos esos rencores fueran eliminados. Empezar de cero. ¿Qué te parece?
Las cosas habían cambiando. Porque Harry ya no era el muchachito desprotegido que Nick recordaba. Dulce.
Ahora era todo un deleite verlo.
Aunque siendo sinceros, ¿Cuándo no lo había sido? Él era hermoso en todas sus etapas.
El rizado no tuvo que contestar ya que fue interrumpido.—¿Todo bien por aquí? —Dijo Louis entrando en la escena.—¿Quién eres tú?—
—Soy ah...
Sin darle tiempo para hablar.—Siento haber tardado tanto, Hazz. Hay un tráfico terrible.—Besó la mejilla del más alto.
—No nos han presentado. Soy Louis, mucho gusto.—Estiró su mano. Y sonrió tan hipócritamente como pudo.
—Nick.—Seco.
—¡Oh cierto! El primo de Niall.
—Sí. ¿Y tú eres...?—Dijo retándole. Como reprochando su presencia allí.
—El novio de Harry.—Dijo tranquilo. Como si se tratara de una verdad absoluta.
El susodicho se ahogó con su propia saliva. Y el idiota sobrante se quedó perplejo.
Su amigo el duende había pasado toda la madrugada contándole sobre las cosas que ese tipo le había hecho al rizado.Había llegado a la conclusión de que era rata. O lo más parecido a una perra trepadora. Sí, odiaba al maldito.
Y si creía que iba a aprovecharse de Harry es su presencia estaba muy equivocado.
No le importaba su imagen en ese momento. Pero la forma en la que Harry aún veía a ese tipejo le hacía sentir rabia. Y eso que solo había estado parado allí 30 segundos. Oficialmente, quería desgarrarle la cara al infeliz.
No. Respira Louis. Son celos innecesarios.
—Entremos.—Sugirió Louis. Nick le tomó la palabra y entró. Al momento en el que iba a seguirle Harry tiró de su brazo.
—¿¡Qué crees que estás haciendo?!—Articuló.
—No tengo idea.—Terminó y dejó un casto beso en la boca de Harry. Este sonrió sin creerse lo que había pasado.
¡Feliz año nuevo!
Manténganse con vida. J.S.
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