Capítulo 12



"Kiss me 'til you're drunk and I'll show you. All the moves like Jagger."


Harry no podía conciliar el sueño.

El reloj marcaba las 2:00 A.M. Mientras él se removía tranquilo en su cama.

Estaba recostado de lado. Con la vista en la ventana.

Escuchó ruidos. Seguidos de un par de pasos. Sintió su cama hundirse debido al peso. Y luego le quitaron la sábana.

Recompuso su cuerpo. Y vio a su sobrino.

—Oliver, ¿Qué haces aquí?—Dijo con voz ronca.

— Pesadillas.—Borboteó.—¿Por qué estás despierto?

—Mi cerebro piensa muchas cosas tontas.

—Dile que no lo haga.

—Ojalá pudiera.—Dijo tácito.

Veía el techo.—¿Crees que mamá regrese pronto?—Soltó.

—No sé.

—Tío Harry. Extraño mucho a mi mami. Q-quiero volver con ella.— Masculló el niño. Tratando de no llorar.

—Y lo harás. ¿Si? Sólo se paciente.—El pequeño lo abrazó.— Pareciera que solo la recuerdas cuando está oscuro.—Dijo tratando de sonar divertido.

—Porque sueño cosas feas. Y ella sabía cómo calmarme.

—¿Sí? ¿Qué hacía?

—Cantaba para mí.

—Eso es bastante común.—Se burló. Sintiéndose mal al instante. Al notar que sollozaba contra su cuerpo.—¿Quieres que cante?

—Tal vez.

—¿Y qué quieres que cante?

—Lo que tú quieras.

—"Calla mi vida, no hay que llorar, duerme y sueña feliz."—Pasó su mano por el cabello negro del niño.—" Siempre tú debes mi arrullo llevar, así yo estaré junto a ti."—Cantó casi susurrando.—"Vuela a la luna, trae una estrella para mí. Yo la pondré en mi tocador. Junto a mi collar de perlas. Para brille, con toda su bondad. Como tú lo haces mí vida."

Escuchó una risita débil.—Mi mami cantaba esa canción.

—La mía también.—Terminó y ambos durmieron tranquilamente.

*

Cuando estás en la escuela los maestros te presionan, te obligan a entrar a clases. Cumplen la función de padres. Aparentemente se preocupan por ti. Inclusive, apelando a su lado amable lograbas segundas oportunidades.

Pero en la Universidad no. En la universidad todo eso se termina. Y ganar el semestre se convierte en una verdadera lucha por sobrevivir.

Niall había estado saltándose clases.

Simplemente esperaba que Connor saliera de su facultad para "Toparse" con él casualmente. Luego lo invitaba a cualquier lado que se le ocurriera. Con tal de ocupar la tarde del chico.

El método de conquista Horan era el mismo desde hacía años. Convertirse en parte de la rutina de la persona para asegurar terreno.

Y sí. El chico le gustaba. Pero, ¿A quién vergas le importaba? No estaba casándose. Sus cosas eran suyas. Y de nadie más.

Estaba parado cerca de allí. Fingiendo ver su teléfono. Cuando la voz de un hombre le llamó.

—Sr. Horan. Creí que estaba muerto o algo parecido.

—Casi.—Rió.—¿Cómo le va?—Preguntó a su Profesor.

—No tan bien como a usted al parecer. ¿Ya vio la lista de Reprobados de mi clase?

—¿La lista de qué?

—Sr. Horan, faltó a la mitad de clases en este semestre. Reprobó por inasistencia.

—¿¡Qué!? ¡Pero su curso es filosofía! ¡Nadie reprueba filosofía en mi carrera!

—Eso es lo divertido. Usted es la única persona de la lista.

—Oh, vamos. ¿Hay algo que pueda hacer?

—Sí, presentar la justificación a sus faltas.

—¿Las Crisis existenciales cuentan como falta justificada?

—No. Y bueno, si no la tiene creo que tendré que verlo el próximo semestre. Irá a la clase de hoy, ¿Cierto?

—Acaba de decirme que reprobé. ¿Para qué se supone que voy a ir?—Vio a Connor salir. Con la vista en el suelo como siempre.—Tengo cosas que hacer. Así que, lo veré en enero.

—Ordene sus prioridades, Joven.—Dijo pero el rubio ya no le escuchó.

Niall buscó al chico con la mirada. Encontrándolo sentado ente el llano. Leyendo.

Se acercó por detrás. Se sentó Y puso la barbilla en el hombro del otro.

—¿Qué lees?

—Crímenes.

—¿Eso debería asustarme?

Rió.—No. Sólo estoy estudiando. Hoy nos hablaron de varios casos. "Delitos de Guante Blanco". "Testaferros" y esas cosas.

—Lo de los guantes Blancos me hace pensar en Mickey Mouse asesinando a alguien. ¿ Es algo como eso, No?

—Ni de cerca.—Rodó los ojos.—Está en la rama de crímenes financieros. Se refiere a aquellos delitos monetarios manejados por personas de alta índole. Magnates y empresarios.

Niall negó.— Moriría de hambre siendo abogado. No entendí mucho. Solo que tiene que ver con dinero.

—El dinero es la base de todo mal. Todo el dinero se produce entre líneas.

— Cierto. Y es tonto porque se supone que "El Dinero no compra la felicidad".

—No la compra. Pero sí la mantiene.—Niall lo vio interesado.—El dinero te da estabilidad. Y comodidades. Sin ellas serías infeliz. ¿Entiendes?

—Eso creo. Pero, si dependes de eso para ser feliz. Significa que no lo eres realmente.

—Tal vez.—Dijo suave.

—Es definitivo. Sería un terrible abogado.

—De hecho.—Secundó.

—¿Tomamos algo en la noche?—Soltó de repente.—Abrieron un nuevo club en el centro. Dicen que es genial.

—No me gustan mucho esos lugares.—(No me dejan entrar en esos lugares.)

La noche de Halloween. Cuando recibió un mensaje del desconocido que le había ayudado el día anterior. Se había espantado un poco. Porque no recordaba haberle dado su número. Pero el chico tenía su nombre. Y al parecer con eso había sido suficiente para ubicarlo. Aterrador.

El texto era una invitación. Y sin saber por qué, la aceptó. Se apareció en la dirección prescrita. Y entregó un billete de £100.00 como identificación.

Pero no podía sobornar a nadie si estaba acompañado.

—Entonces...Veamos una película. ¿Vienes a mi apartamento en la tarde?

—Amén.—Dijo. Quedando como idiota. Sin reaccionar por unos minutos.

Niall rió.—Aleluya.

—Oh, Dios. Lo siento. Sí. Sí, te veo allá.

—Hoy estás muy religioso.—Se burló.

—Más de lo que he estado en toda mi vida.

—Si algún día me arrestan. ¿Irías a sacarme?

—Quizás.

—¿Quizás? ¿Tendrías el corazón para dejarme morir en una celda?

—Sí.—Rió. Y Niall lo vio ofendido.—Vamos, tú no matarías a una mosca.

—¿Escuchas eso?—Susurró.

—¿Qué cosa?—Dijo en el mismo tono.

—Es mi corazón rompiéndose en mil pedazos. Por tu culpa, maldito insensible.

—Ya. Ya. Sí, te sacaría de allí. ¿Feliz con eso?

—Encantado.—Terminó. Y se recostó totalmente entre la grama.

*

—Podríamos llevarla a la lavandería como las otras veces. Y luego sonreírle a cualquier chica para que nos ayude.

—Oliver, no sé si lo sepas. Pero te informo que somos pobres. Además, la dueña de ese lugar ya se dio cuenta de eso. Dijo que molestamos a sus clientes.

—Podemos buscar otro lugar.

—No.—Dijo Harry.—He tomado una decisión. Y hoy vamos a lavar la ropa solos. En el cuarto de Lavandería del edificio.

—No creo que estemos listos para eso.

—Tampoco yo. Pero tu uniforme está tan asqueroso, que empezará a hablar pronto.—Respondió.—Trae el jabón. Yo llevaré la ropa.—Ordenó. Y el pequeño tomó entre sus brazos el frasco de detergente. Abrazándolo para que no cayera al suelo.

Salieron del apartamento. Harry llevaba una canasta grande llena con ropa de ambos. Oliver caminaba a su lado.

Vagaron por los pasillos buscando el cuarto de lavado. Llegaron hasta el primer nivel.

—Bien. ¿Ahora qué?—Preguntó Oliver.

—No lo sé. Nunca había llegado tan lejos.

—Pregúntale al Tío Niall.

—¿Desde cuánto es tu Tío?—Dijo acusador.

—Desde que me obsequio £20.00

—¿Te regaló dinero?—El niño asintió.—A mí no me presta ni cinco billetes. Me siento desplazado.—Sacó su teléfono y marcó el número.— Contesta, Rubio.

—¿No contesta? Tal vez está en clase.

Bufó.—Seguramente.

—A mi no me gustaría ir a clases los sábados como él. Me moriría de sueño.

—A mi no me gustaría ir ni sábado ni ningún día.

Seguía viendo su teléfono. Intentó llamar a Niall otra vez. Timbró un par de veces. Y luego se cortó. Revisó su historial de llamadas.

Y pensó en Louis. Porque sus llamadas eran unas de las más recientes. Obviando a su amigo teñido. También su primer chat en varías redes de mensajería.

El rizado se dedicaba a enviarle chistes malos. Louis respondía con notas de voz riendo a carcajadas.

No porque realmente las bromas le causaran gracia. Sino por lo terrible de estás.

Así que presionó el botón junto su nombre. Y pasados unos segundos contestó.

—¡Hola!—Dijo Harry.

—¿Qué quieres?—Respondió Louis duro.

—Uh. Alguien está gruñoncito hoy.

—Iba caminando. Y Choqué con un cartel de 2x1 por tu culpa.—Harry rió.—¡No es divertido, idiota! Ahora me duele la cabeza.

—Es divertido para mí.

—Voy a colgar. ¿Qué querías?

—Oh, cierto. Tengo 2 preguntas.—Oliver alzó tres dedos a su tío.—Tres preguntas. 1. ¿Cómo se enciende una lavadora? 2. ¿El detergente va en la máquina o en la ropa? 3. ¿Para que sirven los botones que tiene en el tablero?

—No entendí nada. ¿Qué se supone que están intentando hacer?

—Lavar ropa. —Ahora Louis reía.—¿De qué te ríes?

—¿En serio no sabes hacer eso?

—...No. Y la última vez tuvieron que suturarme un brazo por intentarlo.

Respiró profundo.—Estoy como a dos calles de allí. Voy y les ayudo. Pero sólo porque temo que se maten haciéndome sentir culpable.

—Bien, Cielo. Te esperamos.

—No me llames así.

—Lo hago porque quiero y puedo.

—No voy a discutir contigo. Porque eres un caso perdido.—Cortó.

Harry y Oliver se sentaron en la alfombra del cuarto. A esperar.

—Veo con mi ojito algo de color negro.—Jugaban.

—Mi conciencia de seguro.

—No, perdiste. Tu turno.

—Veo con mi pequeño ojito algo de color...—Oliver se rascaba los brazos.—Verde.

—Es mi camiseta.—Adivinó. Rascando ahora su cuello.

Harry notó los pequeños granos que tenía el niño en este. Pero les restó importancia. Porque su mente lo llevó a pensar en no en el salpullido que al parecer tenía. Sino en sus lunares marrones.

Disimuladamente mientras el pequeño seguía hablando, observaba sus rasgos. Buscaba parecidos entre el niño y su hermana. Pero era casi nulo. Le resultaba extraño, ya que nadie en su familia tenía tantos lunares como Oliver. Y su cabello, era completamente oscuro. Negro y encrespado. Su rostro era fino. Pero sus mejillas infantiles lo disimulaban bien. Y sus ojos eran azul claro, demasiado. Pareciendo grises. Aunque Harry no estaba seguro de si lo eran en realidad.

Oliver debe ser igual a su padre. Pensó Harry.

Louis llegó.—Bien, chicos. Estoy aquí. Veamos que podemos hacer.

—¿Cómo sabías que estábamos aquí? A nosotros nos costó demasiado encontrar esta habitación.

—Viví aquí hace como un año.

—Yo vivo aquí desde hace tres. ¿Cómo es que no te vi antes?

—Tal vez lo hiciste. Pero no tenías motivos para interesante.

—¿Eso crees?—Asintió.—Y según tú, ¿Qué motivos tengo?

—No lo sé. Tú dime.—Retándolo. Harry sonrió de lado.— Espera.—Le vio.—Hay algo que no está bien aquí.

—¿A qué te refieres?

—Todas las máquinas están desenchufadas.

—¿Eh?—Dijo Harry.—¿Eso significa qué...?

Ellos simplemente habían entrado. Ignorando por completo el cartel de "En Mantenimiento" de la puerta.

Louis, quien seguía parado en el marco de la misma lo notó.

—Algo me dice que se van a quedar sin ropa limpia.

—¿Notas eso? La vida me odia. Hoy, que quería ser responsable pasa esto. Ahora tendré que ir a coquetearle a las señoras para que me ayuden.

Sin gustarle eso último.—O pueden ir y lavarla en mi casa.

—¿En serio? Sí. Está bien, supongo. Vamos ahora antes de que anochezca.

—¿Tienes prisa?

—La idea de caminar con un niño y una canasta llena de ropa por la noche no me fascina.

—Buen punto.—Les ayudó a recoger las cosas.

—¿Qué pasó con tu auto?—Dijo Harry despreocupado.

Louis vio a Oliver distraído. Luego se acercó a Harry.—Un idiota lo destrozó. Lleva casi un mes en el taller. Y no creo que salga pronto.

—Dejaré de hacer preguntas.

—Excelente idea.

*

—Primero separas la ropa blanca de la ropa de color.

Harry anotaba lo que le decían en su libreta.—¿Por qué hay que separarla? ¿No es más fácil ponerla toda y ya?

—Si quieres que se arruine. Hazlo.—Le dijo molesto.

—Bien, bien. No es necesaria tanta crueldad.

—Lo haré yo.—Resopló.—Quítate de allí.—Gruñó a Harry, quien estaba sentado junto a la máquina.

Oliver jugueteaba con Max por la sala.

Harry aprovechó eso para arrastrar a Louis a la cocina.

—¿Por qué estás molesto? ¿Algo está mal?

—No.

—¿Entonces por qué traes cara de culo?

—¿Perdón?

—No mal interpretes. Tu rostro es hermoso pero algo te inquieta. Así que dime, Cielo. ¿Qué pasó?

—Es personal. Y-y está bien. Sólo... No quiero hablar de eso.—

Harry acercó su nariz a la de Louis. Para ver de muy cerca sus ojos.

—Lloraste. No creo que estés bien.—Le abrazó.—Quiero saber que tienes.

—¿Puedo confiar en ti?—Preguntó contra su pecho.

—Por supuesto.

— No estoy tan seguro.

— Ten la confianza de decirme lo que quieras. Cuéntame todo sobre ti. Cuéntame sobre esa mascota a la que amaste y luego murió en tus brazos. O tal vez sobre la vez que tenías gripe. Dime lo estúpido que es el gobierno. Joder, dime lo que quieras. Que yo podría memorizar lo que sea si tan solo saliera de tu boca.

Louis no respondió. Y empezó a llorar.—Mis padres murieron Harry. Lo supe hoy.

—Lou.—Subió su mano para pasarla por el cabello del otro.

—Murieron hace dos semanas. Y yo, no tenía idea.—Murmuró.—Soy un mal agradecido. Un mal hijo.—Su voz sonaba pesada, mientras luchaba por no quebrarse.

—No eres esas cosas.

—Yo los dejé en cuanto pude. Los abandoné.—Las palabras de Louis le ardían personalmente a Harry.

—Los hijos pródigos siempre tienen sus razones.

—Pude darles una vida mejor. Como la que intentaron darme. Pero los traicioné. Logré lo que querían. Pero no...

—Basta. Deja de llorar. Me duele. No me gusta verte así. La verdad, no sé que tipo de relación tenían pero estoy seguro de que estaban orgullosos de ti. Y no, no creo las cosas que dices de ti. Sé que duele, y joder. Soy un asco consolando personas pero no llores. ¿Si? Haces que me duela el alma.

—Es tu culpa por preguntar.—Trató de aligerar el ambiente.

—Vamos, Lou. Anímate. Bueno, no. —Se separaron.—¿Ya había mencionado que soy pésimo para esto, cierto?

—No hace falta decirlo.—Rió.

—Me gusta demasiado tu sonrisa. No la borres por favor.

No dijo nada.

—¿Sabes? Cuando era más pequeño y estaba triste, Niall hacía payasadas para que me riera. Tal vez pueda hacer eso para ti.

—¿Qué tienes en mente?

—Nada. Pero algo se me ocurrirá.—Y así fue. Sacó su celular de su bolsillo. Puso una canción cualquiera.—¿Quieres Bailar?

—No me gusta.

—A Louis borracho le encanta. Así que deja ya de mentir.

—Recordé lo mucho que te odio.

—Vamos. Bailar es divertido. Ya lo hemos hecho antes. Solo que ahora estando consientes será más divertido.

—Pierdes el tiempo con un chico como yo. Quien nunca quiere bailar.

—Tonterías.—Le dijo.—Espero que ames esta canción tanto como yo.

El silbido característico de "Moves Like Jagger" de Maroon5 sonó y Harry tomó la mano de Louis.

"...You wanted control, so we waited. I put on a show, now I make it. You say I'm a kid, my ego is big. I don't give a shit..."

Parecían unos tontos. O más bien, lo eran. Conscientes eran totalmente descoordinados. Y a simple vista se veía como si sólo estuvieran saltando tomados de la manos.

Harry estiró el brazo. Haciendo que Louis diera una vuelta. Y le jaló de regreso dejándolo pegado a él. Pero no. Louis no iba dejar que le dominara.

Le sonrió. Pero puso su mano encima, guiándolo. Harry enarcó una ceja levantándolo de la cintura. Y manteniendo sus manos en esa posición por unos momentos.

"...You want to know how to make me smile. Take control, own me just for the night. And if I share my secret. You're gonna have to keep it. Nobody else can see this..."

El universo jamás se cansaría de gritar la belleza de su diferencia de altura.

Porque sus manos encajaban perfectamente. Como si estuvieran hechos el uno para el otro.

La canción terminó y los dos estallaron en risas. Porque las cosas no siempre eran tan precisas con se supone debían ser. A plena luz del día, no eran más que un par de niños buscando un consuelo.

Oliver estaba parado en la puerta viéndolos. Había sido invocado por la música.

—¿Tienen hambre?—Soltó Louis. Y el niño corrió hacia el asintiendo.

—Yo no pienso comer nada que tú cocines.

—¿Y eso por qué, eh? ¿Temes que te asesine o algo?

—No, pero temo que me des lo mismo que le diste a Oliver y me convierta en un enano parlanchín.

—¡Hey!—Gritó el niño.

—No le he dado nada.—Se defendió.

—Y no solo a él. Su amigo, el otro enano hiperactivo es igual de raro.

—Oh. Debe ser por el tipo de estimulación. Y tal vez tengas razón. Cuando Oliver llegó a la escuela era mucho más callado.

—¡Lo sabía! Le hiciste algo.

—Por supuesto. Lo traté como una persona.—Rodó los ojos.—El problema de muchas maestras de preescolar es que creen que al ser los niños pequeños no entienden muchas cosas. Y solo juegan. Pero yo doy clases reales.

—Ilumíname.—Se burló.

—Cállate.

—Vamos. ¿Soy el único que piensa que Oliver se comporta como adulto?

Ambos lo ignoraron.

La noche llegó. Sin embargo no dejaron la casa del castaño. Harry no quería dejarlo solo. Así que durmieron allí. Sin importarle mucho nada.



Hola.

Creo que se merecen una explicación. En el capítulo pasado. Yo coloqué que estaba "Enfermo". Y lo cierto es que no es así.

Bueno, sí. Estoy muriéndome. Pero no soy hombre. Soy niña. Fue culpa del auto corrector. Porque, supongo, estoy muy acostumbrada a hablar en Fake.

Siento decepcionarlos.

Manténganse con Vida. J.S.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top