Capítulo 11
" I'm blue."
El apartamento no era grande. Para nada. La cocina y la sala, dos baños, la habitación principal y una de servicio. Un clóset extremadamente pequeño en el que apenas cabían unas cuantas cosas.
Harry utilizaba la habitación de servicio como bodega. Simplemente como un sustituto del clóset miniatura.
No estaba acostumbrado a compartir nada con nadie. Nadie que no fuera Niall. Pero Oliver ocupaba la mitad de su cama. Se rociaba con su perfume y quería usar su ropa.
Así que decidió que le daría la habitación sobrante a su sobrino. Para mantenerle alejado de sus cosas.
Se sentía raro. Quería creer que la estancia del niño era temporal. Pero siendo sinceros, la idea de la madre que rechaza a su propio hijo le dolía. Después de vivirlo, después de correr sin rumbo. Para él, encontrar un abrigo, había marcado la diferencia.
No mentía al decir que era descuidado. Torpe en muchos sentidos. Pero él jamás sería cruel. No a propósito.
Y justo ese viernes por la tarde, él y Oliver se encontraban sacando cajas viejas de esa habitación.
—Tienes muchas cosas raras aquí.—Dijo el niño.
—Son raras para ti, porque nunca tuviste que usarlas. Y realmente no tienen mucho sentido ahora.
—Quiero ver si tienes algo para cazar dinosaurios aquí.
—Yo nunca he cazado dinosaurios.
—¿No te daban miedo de chiquito?
—Voy a ignorarte.
—Ya. Ya. Lo siento.—Saco un par de Cintas de una caja de plástico.—Creo que éstas cosas son inútiles.
—Alguna vez fueron alta tecnología. Esos tiempos eran diferentes. Y estoy hablando de apenas 15 años.
—No entendí.
Respiró fuerte. Ambos estaban sentados en el piso. Le vio.—Por ejemplo. Cuando yo tenía como 5 años, recuerdo que mi mamá tenía una caja llena de cintas VHS. Eran unas cosas de plástico, tenían cinta adentro. Podías grabar videos en ellos. Y los recuerdo bien porque yo creía que eran las cosas más geniales del mundo.—Sonrió.
—¿Algo así como los DVD's?
—Sí, pero ultra grandes.—Rió.
— También recuerdo que tu mamá y yo vimos todas las temporadas de "Malcom in The middle". Y que adorábamos los dibujos de "The Rugrats".
—No sé que es eso.
—A lo que quiero llegar es que antes todo era una novedad. y aún no dependíamos de los aparatos.
—Pero ahora tienes acceso a todo. Puedes investigar y hacerlo todo en un segundo. Eso sí es extraordinario.
—Hasta cierto punto.—Oliver revisaba el interior de algunas cajas.
—¿Cuál es tu mayor recuerdo de la infancia?
—Mi infancia fue diferente. Vi muchas cosas, pero nunca fui parte de ellas. Mi mayor recuerdo sería que nunca pude salir a jugar. Y es que, frente a nuestra casa había un parque, y en el habían columpios. Yo amaba demasiado esas cosas. Pero nunca pude subirme a uno. Solo los veía desde la ventana de mi habitación.
—¿Por qué no podías ir?
—Porque mamá era muy sobre protectora, conmigo al menos. Decía que era muy peligroso. Según ella, todo podía lastimarme.
—¿Nunca has subido a un columpio?
—No, nunca.
—¿Por qué no lo haces ahora?
—Porque soy un adulto.
—¿Y eso qué?
—Los adultos no hacen eso.
—Los adultos pueden hacer lo que se les de la gana. Pueden dormirse a la hora que quieran, y comer lo que se les antoje.
—Los adultos tienen que pagar las cuentas. Ellos trabajan. No tienen tiempo para eso.—Repuso Harry.
—Tonterías.—Masculló el menor. Y siguió buscando entre las cajas.—¿Qué es esto?—Preguntó y El otro se acercó.
Tomó ambos botines en mano.—Son patines. Si ves acá.—Señaló la parte inferior.—Tienen las cuchillas cubiertas, pero sirven para el patinaje sobre hielo.
—¡Yo quiero hacer eso! Deberíamos ir. Por favor.—Rogó.
—No, tenemos mucho que hacer. No los uso desde hace años. Además, dudo que haya una pista por aquí .
—Esto es Londres, amigo.—El alto lo vio curioso.—Vamos, te lo suplico.
Suspiró.—Bien. Pero solo si prometes no hablar en el camino. Ve a ponerte suéter.—Ordenó y también él mismo fue en busca de su abrigo.
El niño cerró la boca. Y permaneció así.
Durante 5 minutos.
Terminaron de ordenar la habitación y pasada media hora salieron.
Oliver no se equivocaba, debido a la proximidad de la navidad,(Poco menos de un mes), lugares como ese estaban habilitados.
Llegaron y Harry tuvo que enseñarle a su sobrino a mantenerse de pie. Era demasiado terco, poco paciente. Trataba de correr con los patines—los cuales habían alquilado—y por ende caía de bruces cada dos metros.
El rizado apretó fuertemente las cintas de sus patines. Y entró a la pista. Ayudando al pequeño moverse por el lugar.
—¿Divirtiéndose?—Dijo una voz desde la barda de seguridad.
Harry se giró. Y vio a Louis parado allí. Con los patines colgados de su cuello.
—¿Qué haces aquí?—Dijo demandante. Confundido.—
—Uhm. Vine a patinar con ustedes. Creo.—Rió. Y Harry lo vio confundido.
—¿Estuviste siguiéndonos?—Louis lo vio extrañado.
—Yo lo llamé.—Le comentó el pequeño.—Para que nos acompañara.
—¿Por qué hiciste eso?—Se arrodilló a la altura del niño.
—Porque Niall siempre nos deja plantados. Y-y creí que necesitábamos un nuevo amigo.—Dijo tácito. Harry sonrió.
—Bien. Pero sabes que no me gusta que toques mi teléfono. No lo hagas.
—No sabías que iba a venir. ¿Cierto?—Intervino Louis.
—De hecho no.—Sonrió.—Pero es una increíble sorpresa.—Se puso erguido de nuevo.—¿Vas a entrar o qué?
—Es que...Necesito ayuda para amarrarlos.
Harry soltó una carcajada.—¿Es en serio? ¿Quién no sabe atar los cordones de esas cosas?—Oliver levantó la mano detrás de él.—No me refería a ti, Enano.
Louis gruñó al tipo alto.—Cállate y ayúdame.
Harry levantó ambas manos en señal de paz. Se deslizó hasta la salida. Y trastabillando, se arrastró hasta la pequeña banca que había en la parte de afuera.
Se sentó.
—Ponte el botín y sube la pierna acá.—El castaño le vio con desagrado.—Ni creas que voy a agacharme, cuando a duras penas puedo moverme con éstas cosas acá afuera.
—Eres un idiota. Lo sabes, ¿Cierto?—Louis obedeció.
—Me lo han dicho.—Guiñó un ojo hacia el bajito.—Ahora, venga esa pierna.
Flexionó su extremidad. Dejando su pie al alcance del rizado. Este pasó la mano por su pantorrilla. Y la deslizó hasta llegar a la rodilla donde presionó fuerte.
—¿Qué haces?—Preguntó el otro al sentir el agarre.
—Nada.—Le vio confuso.
—Tu "Nada" va a dejarme una marca morada allí.—Harry le soltó y se enfocó en su cometido.—Gracias.
—¿Es la primera vez?—Inquirió. Tirando duro de ambas cintas. Y continuó con el otro pie.
—¿La primera vez que alguien me manosea? Sí.
—Patinado.—Intervino.
—Oh.—Rió.—También es la primera vez en eso.
El rizado negó. Y lo ayudó a ponerse de pie. Lentamente entraron a la pista.
Oliver no dominaba la "Técnica" totalmente. Después de todo, era un niñito. Por lo mismo, solo lograba moverse unos poco metros sin sujetarse de nada. Y luego se aferraba del contorno de la pista.
—Lo primero que tienes que hacer es equilibrarte. ¿Entiendes? Si logras eso, todo lo demás será fácil.—Dijo Harry a Louis. Había estado sosteniéndolo. Pero en cuanto terminó la frase, le soltó.
El castaño extendió los brazos. Buscando algún respaldo. Al no encontrarlo, sus piernas cedieron ante el peso. Y los patines de deslizaron. Haciéndole quedar en el suelo.
—Tu trasero va a enfriarse si te quedas allí. Y no queremos que nada malo le pase.
—No puedo levantarme.
—Claro que puedes.—Extendió su mano. Louis la tomó. E hizo fuerza para levantarse.—Piensa que patinar es como andar en bicicleta. Solo que sin las ruedas. Y sin el volante. Los pedales. O el asiento. ¿Sabes qué? Creo que no se parecen en nada. Olvida lo que dije.
Louis estaba aferrado al torso de Harry como un Koala para evitar caerse.
—Intentémoslo otra vez. Primero coloca tus piernas firmes. Si no lo haces terminaras en el suelo de nuevo.—Lo separó de su cuerpo. Y le tomó una mano.—Después, trata de mantenerte en pie. Tu espalda está muy rígida. Relájate.—Pasó una mano por esta. Y soltó solo un instante su mano. Para moverse detrás suyo. Quedando la espalda del chico contra su pecho.—Baja los brazos.
—Si los bajo, voy a caerme.
—No dejaré que pase, tranquilo.—Los bajó despacio.
—Listo. Ahora, trata de mover los pies. Hazlo lento, no tienes prisa. ¿Recuerdas? Apoyate ligeramente en la punta del patín, para que la cuchilla haga lo suyo.
Se alejó de él un poco. Y le llamó.—Ven hacia mí.
—No puedo.
—Sí, sí puedes.
—¡No!—Chilló.
—Sólo hazlo joder.
Louis avanzó un poco. Y sintió su cuerpo ir hacia atrás. Pero se recompuso. Se deslizo para llegar hasta Harry. Eran—exagerando—dos metros y medio. Cerró los ojos, no quería ver la cara de las personas fijándose en su desgracia.
No puedes fracasar en algo si nunca lo intentas. ¿Cierto?
No estaba acostumbrado a fallar. Odiaba eso. Esa sensación de sentirte impotente, débil. Desnudo ante las críticas de las demás personas.
Louis Tomlinson tenían eso que la mayoría de personas quisieran tener.
Talento Natural. Para todo.
Pero eso no lo convertía en alguien extraordinario. Lo convertía en alguien inseguro. A veces arrogante (Encubiertamente.)
Era bueno para muchas cosas. Y cuando eres una persona como así. Te exiges demasiado. La mayoría de veces, tratas de cargar con todo. Pero simplemente no puedes. Terminas reprendiéndote a ti mismo. Con una actitud huraña.
Te cuesta relacionarte con las personas de tu nivel, porque tienes esa sensación dentro de ti que te dice que tú podrías hacer más. Juzgas todo. Basado en tu propia perspectiva.
Te aíslas para evitar dar un paso en falso. Porque estás demasiado acostumbrado a la "Gloria". Temes hacer o decir algo que te ridiculice. Entonces sólo te escondes tras un montón de palabras extravagantes.
Louis se aisló desde que era pequeño. Nunca le gustó la forma en que los demás lo veían. Siempre tuvo problemas para hablar con otras personas. Personas de su edad.
Pero Harry.
Hablar con Harry era como hablar con un niño. Era como sentirse comprendido.
Poco a poco y mientras flexionaba sus piernas. Logró moverse lo que él sintió fueron kilómetros.
—Louis, abre los ojos.—Dijo el rizado. Y pudo sentir su respiración chocar con su cuerpo.
Abrió los ojos. Levantó un poco el rostro. Para ver a Harry. Estaban increíblemente cerca.
Le sonrió.—¿Lo logré?
—Sí. Y estás listo para las Olimpíadas.—Bromeó. Ganándose un falso golpe. El más alto tenían ambas manos en su espalda. Sujetándolo.
Entonces Oliver exclamó.—¿¡Alguien va a levantarme?!—Los dos volvieron su vista hacia él. El cual estaba en medio de la pista.—Llevo tirado aquí como media hora. Ayúdenme.
Harry abrió rápido los ojos. Y dejó a Louis para luego moverse a ayudar a su sobrino.
Sólo escuchó el golpe seco detrás de él. Y graznido de dolor que indicaban que Louis se había caído. De nuevo.
Se marcharon de allí, porque la noche amenazaba con volverse profunda.
Caminaban lento. Oliver se encontraba en el medio tomado de las manos de ambos.
—Teacher Lou. Cantemos la canción del Azul.—Propuso el niño.
—¿"Canción del Azul"?—Dijo divertido Harry.—¿No tienen una canción del Verde, acaso?
—De hecho. Sí. La tenemos.—Dijo Louis.—Tenemos una para cada color. También para cada letra. Hasta para las frutas.—Terminó inocente.
—¿Cómo soportas eso?
—¿Cómo soportó qué?
—Todo. Los niños, las clases. Fiona, tu jefa.
—No lo sé. Me gusta pasar tiempo con los niños.
—Pero, todas tus compañeras son chicas. Yo me sentiría al menos un poquito incómodo.
—Bueno, no me acerco mucho a ellas porque la mitad me odia.
—¿Y la otra mitad?
—No se acerca porque creo que están enamoradas de mí o algo.
Harry rió.—Disculpe usted. Señor Conquistador.—Se detuvo.—Oye, ¿Sabes qué? Recordé una canción.
—¿Por lo de las chicas?—Arqueó una ceja.
—No. Por lo del Azul. Hace unos años había una canción que sonaba en todos lados. Y todo el mundo sabía la letra.
—¿A si? ¿Cuál era?
—Espera, la cantaré para ti.—Aclaró la garganta.—"Listen up here's a story. About a little guy that lives in a blue world. And all day and all night and everything he sees. Is just blue. Like him inside and outside..."
—¡Oh no! No esa cosa por favor.
—"...Blue his house with a blue little window. And a blue Corvette. And everything is blue for him. And himself and everybody around. Cause he ain't got nobody to listen..."—Oliver se reía por lo bajo. Mientras Harry se movía de forma extraña a mitad de la acera.—Yo sé que sabes la letra. Es fácil. Vamos canta conmigo.
—" I'm Blue da ba dee da ba daa. Da ba dee da ba dee da ba dee da ba daa."—Cumplió el castaño.
—Joder. Sí la sabes.—Se burló.
—¿Quieres cantar alguna otra canción? No sé. Alguna menos vergonzosa.
—Me sé una donde podríamos cantar los dos. Yo digo:—Haciendo más grave su voz.—"Hi, Barbie". Y tú respondes.—Ahora con voz fina.—"Hi, Ken".
—Dios, ¿Esto es en serio?—Pasó una mano por su rostro.
Indignado.—Está bien. Ya no diré nada.
—Estoy cansado.—Intervino Oliver de Nuevo.—Cárgame, por favor.—Dijo a Louis.—Tengo.—Bostezo.—Mucho sueñito.
—Claro, Cielo.—Dijo y lo alzó en sus brazos.
Harry lo vio incrédulo.—¡Está manipulándote! Sabía que yo no iba a cargarlo ni a mimarlo ni nada.—Tomó aire.—Niño Oportunista.
—Es pequeño. No hace las cosas premeditadamente. Solo tiene sueño. Déjalo en paz.—Oliver recostó la cabeza sobre el hombro de Louis. Y en cuanto logró cruzar miradas con su tío. Sacó la lengua y se la mostró burlón.
—¿¡Ves!? Está molestándome.
—Harry, por favor. Tienes 21 años. Él 5.
—6. Mi cumpleaños es la próxima semana. Así que ya casi tengo 6.—Interrumpió.
—Cierto. Lo había olvidado.—Le dijo Louis al niño. Dulcemente.
Styles estuvo callado todo el trayecto hacia su edificio.
Oliver había caído preso de Morfeo. Así que, al llegar. Louis subió con ellos. Para dejarlo en su—temporal—Habitación.
—Puedes quedarte. Si quieres.
—Gracias. Pero no. Tengo cosas que hacer mañana.
—¿Cosas como cuáles?
—Cosas del trabajo. Tengo que preparar las clases de la semana.
—¿Qué en preescolar los niños sólo iban a jugar?
—No. Es más complicado que eso. Por cierto, quería saber si están repasando las lecciones que le he dejado.
—¿Lecciones de qué?
—De refuerzo. Porque tiene problemas al leer y escribir.
—¿Problemas? Yo lo he visto leyendo el Periódico. Además, me ha escrito cartas. Su ortografía es horrible. Pero no creo que se le dificulte.—Louis lo vio extrañado.—Te dije que era un Niño Oportunista.
—Tal vez sólo le guste la atención.
—No le gusta. Le fascina.—Ambos rieron. Y luego quedó en silencio.
—Hora de Irme.—Rompió el ambiente llegando hasta la puerta.
—Oye. Yo quiero un beso de despedida.
—¿En serio acabas de pedirme eso?
—Sí.—Ladeó la cabeza. Si a Oliver le funcionó, ¿Por qué a él no?—Dame Un besito.—Terminó sonriendo ampliamente.
Louis negó.
Se acercó al más alto. Y luego de empuñar sus dos manos. Las presionó ligeramente contra el pecho de este. Se acercó. Parándose de puntillas. Dejó un corto beso en la mejilla de Harry. Justo donde su hoyuelo intentó formarse.
—Buenas Noches, Lou.—Dijo el alto satisfecho.
—Dulces Sueños, Harry.
Y se marchó.
Según Harry.
Esperó un poco. Después de que la puerta estuvo cerrada para constatar que la persona siguiera allí. Porque Harry tenía razón. Alguien los estaba siguiendo.
La silueta con capucha gris había tomado fotografías de ellos. Y Louis, solo quería verle de cerca.
Cuando llegaron la persona permaneció en el Lobby. Pero al empezar a subir, les imitó.
Ahora, sabía que estaba parado/a en la continuación del pasillo. Así que lentamente se acercó. Y cuando le tuvo a escasos metros. Intentó jalar la capucha. Pero este salió corriendo. Y aunque le persiguió. Al llegar a la calle perdió su rastro. Lo único que pudo ver fue un trozo de "cabello" color verde.
Hola.
Estoy enfermo. :c
Manténganse con vida. J.S.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top