Capítulo 10
"Mommy won't lie, cause if she did, I would've died."
—¿Van a decir algo o qué?—Dijo Oliver a las expresiones en los rostros de los adultos.
Harry, Louis y Niall se encontraban sentados en alrededor de la mesa de la cocina. En silencio. Los tres intercambiaron miradas.
—Está bien. Si quieren que me vaya, díganlo. Porque no entiendo si solo se la pasan viéndose entre ustedes.—Dijo molesto y salió de la habitación.
Los amigos voltearon su vista al docente.—¿Entonces....?—Continuó Niall esperando una explicación. Harry y Louis intercambiaron miradas otra vez. Soltó aire.—Eso significa que yo también debo irme, ¿Cierto?
Asintieron. Y él se fue cabizbajo.
—Ya está. ¿Sobre qué se supone que debemos hablar? ¿La forma en que me has ignorado injustamente toda la semana? O tal vez, ¿El hecho de que aún tienes puesta mi sudadera?
—Ninguna.—Se rascó la nuca.—Oh, bueno. Sobre la sudadera, uhm. También venía a devolverla. Pero sentí frío en el camino.
—Finjamos que te creo.
—¡Es cierto!—Exclamó Louis. Tratando de excusarse.
—Claro, por eso la has usado toda la semana.
Louis bajó la vista.—Es que...hace frío. Y-y es enorme.
El otro sonrió de lado.—Entonces, ¿Aceptas que te adueñaste de ella?—No respondió.—Bien, ¿De qué querías hablar?—Harry cambiando de tema.
—Cierto.—Respiró pesado.—Sólo quería pedirte que tengas mucho cuidado.
—¿Te preocupas por mí?
(Sí).—Me preocupo por Oliver. Hoy Carl Hughes pareció en la escuela. E hizo una escena. Es un idiota. Y no debería acercarse al niño.
—Me perdí.—Dijo ladeando la cabeza.—¿Quién es ese tipo?
—¿No sabes?—Lo vio confundido.
—Aparentemente no.
—El ex esposo de tu hermana.—La mente de Harry seguía intentando procesar la información.—El papá de Oliver. Joder, ¿Cómo es que no sabes?
—Oye, mi familia no es precisamente la más unida. Yo ni siquiera recordaba la existencia de Oliver.
Suspiró. Y vio fijamente al más alto.—No sé si sepas las cosas que sufrió cuando vivía con él. Pero fueron malas. ¿Entiendes? Y si, él se acerca demasiado a ustedes debes llamar a la policía.
Lo vio serio.—Louis, yo nunca en mí vida he visto a ese señor. Además, no creo que sea tan estúpido como para incumplir con la Orden de restricción. No será problema.
—Eso espero.—Dudoso.—¿Qué pasó con su mamá?—Harry soltó aire.
—No está.
—¿A qué te refieres con eso?¿A dónde fue?
—No lo sé. Llevo casi tres meses intentando averiguarlo. Sólo se fue. No sé si lo abandonó. Si está en problemas. O si sólo quiere joderme. —El castaño notó el cambio en su voz.
—Tranquilo, todo estará bien.
—No, no lo estará.—Colocó sus dedos pulgar e índice en el puente de su nariz.—Cuando yo me involucro en algo, siempre sale mal.—Terminó.
—Eso no es cierto.
—Lo es, y no tienes nada para probar tu punto.
—Estoy seguro que podré probarlo.—Rió.—Algún día.
Sonrió.—Al menos tienes fe en mí.
—La tengo.—Vio la hora en el reloj de la pared.—Oh, y también tengo que irme.—Se giró hacia la puerta.
—Espera.— Louis volvió su vista a él.—Solo quería saber si vas ignorarme está semana también. Digo, para prepararme psicológicamente.
—¿Te afecta en algo?
—Sí, joder.
—No debería.
—¿No debería?—Ofendido.—Perdón. Ya tendría que estar acostumbrado a que las personas me rechacen. ¿Cierto?
—No, no es eso. No lo entenderías. Es complicado, simplemente.
—No tiene que serlo; Pero tú lo complicas.
—Siempre ha sido difícil, Harry. Y como respuesta a tu pregunta. Sí, quiero mantenerme al margen.
—¿Al margen de qué? ¿Notas eso? Te enredas sólo.—El bajo rodó los ojos.—¿Acaso temes que te vean hablando conmigo? ¿Te molesta?
—Sí.—Dijo seco.—Me molesta. Porque n-no puedo puedo actuar normal cuando estoy contigo. Es todo tan incómodo. Siempre estoy nervioso, por alguna razón. Las demás personas lo notan y no quiero tener más problemas por tu culpa.
—¿Problemas? ¿Desde cuándo tienes problemas por mi culpa?
—Muy seguido recientemente.—Bufó.—Escucha. La cosa es que haces que me comporte extraño. No sé si entiendes lo que quiero decir. Pero bueno. Tengo que irme.
Harry se quedó parado en la cocina. Escuchó a Louis despedirse de los chicos. Y luego lo escuchó cerrar la puerta.
No se había despedido del castaño. E impulsivo, salió de apartamento para seguirlo por el pasillo.
Detuvo el elevador. Y tomó aire.
—¿Ahora qué?—Dijo un Louis frustrado.
—Yo, uhm.—Sonrió bobamente. Su motivo era muy tonto.—Buenas Noches, Lou.
—Buenas Noches, Harry.—Terminó. El susodicho soltó la puerta y le dejó marcharse.
Regresó a su intento de morada. Y pasó el resto de la noche. Con sus chicos.
*
El sábado por la mañana, Oliver y su tío intentaban hornear un pastel. Niall había tenido el descaro de plantarlos. Con la excusa de tener "Compromisos previos" los había dejado solos.
Durante el transcurso de la semana. Harry estuvo en contacto con las otras madres. Y habían acordado vender pasteles caseros para la recaudar fondos.
Pero Harry no sabía ni encender el horno.
Estaban desde las 6:30 A.M. Intentando hacer algo comestible. Pero solo habían desperdiciado la mezcla.
Harry se estaba decepcionado de los tutoriales. Porque mientras la chica del vídeo lograba hacer un Pastel magnífico, de 10 niveles y diferentes sabores. Ellos apenas lograban llenar el molde.
—Vamos a intentarlo otra vez.—Dijo Oliver.—Lee la receta.
Harry asintió.— 5 huevos.—El niño los quebró y vertió su contenido en el razón.— 1 taza de azúcar. 1 taza de leche.—Agregaba los ingredientes.
—Esto es un fracaso. ¿Recuérdame por qué hacemos esto?
—Por tu culpa. Así que apúrate.—Dijo Harry. Oliver lo vio molesto. Y lanzó sobre él el tazón. Embarrándolo.
—¿Por qué hiciste eso?—Harry le lanzó toda la bolsa de harina.
El pequeño chilló. Y luego empezó a toser.—Eres un tonto.
—Eres un tonto.—Repitió Harry con voz fina. Burlándose. Oliver se cruzó de brazos. Frunciendo el ceño.—Ayúdame a limpiar quieres.
Después de limpiar el lugar y arreglarse. Salieron del apartamento.
No les quedó de otra, más que comprar un Pastel, y fingir que ellos lo habían hecho.
Llegaron hasta la casa del maestro donde ya había varias mujeres. La puerta estaba abierta, así que entraron.
Dejaron el postre con los demás. Y cada quien se dirigió a buscar a los suyos.
Harry vio a Louis desde la puerta de la cocina y se acercó a él.—Hola.
—¡Oh, no! ¿Qué haces tú aquí?—Inquirió.
—Vine a apoyar a los "Osos". ¿No es obvio?
—¿Ahora formas parte del grupo de madres?
—Sí. Y somos tan unidos.—Louis rió.—Es en serio. Algunas señoras son muy agradables. Hasta tenemos nuestro Grupo de Whatsapp.
—Eso es raro.
—Lo que digas, gnomo.
Después de organizarse. Se dispusieron a iniciar la venta. No muy lejos de la casa del castaño había un pequeños parque. En el que habían colocado mesas para la ocasión.
El postre de Harry y Oliver opacaba a los demás. Recibían elogios de parte de las mujeres. Y no era para menos, ya que su tarta tenía calidad de pastelería profesional.
—¡Harry, Cariño!—Dijo Michelle al verlo. Lo abrazó frotando su busto contra el pecho del otro. —Creí que no vendrías.
—Creíste mal.—Rió.—Aquí me tienes.
—¿Ya tienes compañera de mesa? Porque, está libre con nosotros. —Mordió su labio.
—De hecho.—Louis lo veía serio desde el otro lado.—La tengo. Pero gracias por haberme incluido.—Terminó sonriente. Y se alejó de allí.
—¿Podrías no ser tan zorra frente a mí?—Dijo Connor. Quien había estado atrás todo el tiempo.— Respétame al menos.
—Cierra el pico quieres. Te traje aquí para ayudarme. No para criticarme.
—No, yo vine porque me obligaron. Papá necesita que cuide a su pequeña perra.
Ella lo vio retadora. Y rió.—Estoy segura que aquí la pequeña perra eres tú. Porque yo puedo hacer lo que se me antoje. Pero si tú intentas algo. Él jala tu correa.
—Recuerda que eres la No.3 Y en algún momento va a aburrirse se ti. Espero que No.4 sea más agradable
Niall prometió compensar su falta de ayuda por la mañana ayudándoles a vender. Así que apareció en el lugar casi al medio día.
Él y Connor habían estado saliendo. Y el chico, no quería que el rubio supiera nada de su familia. O edad real.
Se cubrió el rostro. Y antes de que alguien lo notara. Salió de allí.
—¿Cómo vamos?—Preguntó el Rubio. Llegando llegando hasta Harry.—¿Cuánto dinero tienen?
Harry torció la boca.—No mucho. Poco más de £.150.00
—A este paso, va a ser más difícil de lo que pensé.—Intervino Louis.
—Deberías considerar vender tu cuerpo, Harry.—Dijo Niall.
—Ya vienes tú a joder.
—Oye, sólo fue una broma. No tienes que tomártela tan literal. Que princesa eres, Harry.
—No.—Dijo Louis.—Neil tiene razón. Es una buena idea.
—¿!Qué!?—Gritaron al unísono.—No voy a prostituirme.—Continuó Harry.
—No. Pero me dieron una idea. Voy a venderlos a los dos.—Sonrió de oreja a oreja. Y ellos se vieron entre sí.
*
Harry no estaba de acuerdo con esto.—No voy a vender mi integridad.
—No es para tanto. Además dijiste que estabas aquí para apoyar.
—Pero no así.
—Nos faltan como £300.00 Lo único que tienes que hacer es pararte allí y esperar a que alguien se acerque.
—¿Por qué no lo haces tú?
—Sería un mal ejemplo para los niños. Vamos, deja de quejarte. Tu amigo parece estarlo disfrutando.
Harry soltó aire. Y se colocó sobre la acera. Tanto el como Horan. Tenían pegado un cartel en el pecho con la inscripción "Besos a £5.00"
Niall había comenzado a vender desde hace media hora. Y el dinero que tenían había comenzado a crecer.
En cuanto Harry apareció. Esa cantidad se multiplicó.
Una chica morena se acercó a Styles. Sin mediar palabras. Se empujó contra el chico sagazmente. Besándolo con furia. Puso las manos en el cuello del rizado. Presionándolo aún más contra ella. Parecía estar intentando hacerle la endoscopia con la lengua.
A Louis no le gustó eso. La mayoría de las niñas que llegaban apenas y rozaban con él. Eso les era suficiente. Pero a esta no.—Si sigues así. Serán £10.00—Interrumpió. Tocando el hombro de la chica.
—Que sean veinte.—Dijo ella y siguió en lo suyo.
Louis los separó después de unos pocos minutos. Ella le entregó el dinero al castaño y se alejó autosuficiente.
—Puedes tomarte la libertad de celarme todo lo que quieras.
—No estoy celoso.—Repuso.
—¿A no? Casi tiras del cabello de esa chica.—Dijo divertido.
—Ya dije que no. ¿Tengo algún motivo para estarlo? Ella estaba dañando mi mercancía.
—No lo sé. ¿Lo tienes?—Hizo una pausa.—Espera. No soy un objeto.—Bufó molesto.—Al menos conseguí el dinero de 4 besos, con uno solo.—Presumió.
Louis iba contestar, pero los interrumpieron.—¿Cuánto por un beso del bajito?—Se volvieron hacia la voz.
Era un chico. Alto. Bastante guapo.—Nada. Él no está a la venta.—Dijo Harry, sabiendo que eso había sonado estúpido.
—Pagaré lo que sea.
Louis lo pensó. El tono de voz con el que Harry le había hablado le sonaba a reto. Y él, no era ningún perdedor. Vio a hacia los lados. Las madres de sus alumnos ya se habían retirado. El único niño allí era Oliver. Pero él estaba distraído.
Se detuvo un poco a examinar al chico.
¿Qué haces cuando quieres saber cuánto dinero tiene una persona? Simple. Ves su zapatos. Si están limpios y si son caros.
Todo puede aparentarse. Excepto eso.
Harry estaba discutiendo con el chico.—£50.00—Gritó Tomlinson desde atrás. Arriesgándose.
El rizado lo vio incrédulo. El chico lo vio incrédulo. Hasta Niall, se giró a verlo.
El tipo se acercó.—Pero paga primero.—Dijo. Y él, sin ningún problema sacó el billete. Sonriéndole burlón a Harry.
No había durado tan siquiera diez segundos. Había sido un pequeño y casto beso. A penas un pequeño frote de labios.
El muchacho se alejó. No sin antes dejarle su número descaradamente (Según Harry) a Louis.
—Conseguí lo diez besos. Así que cállate y llora.—El alto lo veía molesto.—¿Y ahora qué?
—Uhm. Nada, Señor "Me creo heterosexual pero ando besando tipos desconocidos por dinero".
—¿Ahora quién está celoso, eh?
—Tú.
—¿Y tú no?
—No. Porque estoy seguro que no tendría que pagar para conseguir uno de esos.—Haló el cuello de su camisa, mostrando las marcas ya casi invisibles de los dientes de Louis.—Y tal vez, otra de estas.
—Te odio. Y no quieras tocarme, donde me pongas un dedo encima te tiro los dientes.
—No puedes.—Se rió.—Porque Oliver te está viendo. Y escuchando.
Lo ignoró.—Oye. No te enojes. Soy sólo un hombre.
—Pues pareces Chango.—Intervino Niall.
—¿Por qué siempre eres tan inoportuno?
—Es un don.
Al final de la tarde, habían llegado a su meta. Así que sin más. Se retiraron cada quien a su morada.
Harry ya había notado lo mucho que el castaño odiaba equivocarse. Así que le gustaba confundirlo. Y jugar con su sentido común.
*
Gemma se había resignado. No podía seguir dependiendo de las transfusiones.
Tenía los labios secos y escamosos por el frío. Pero aún débil. Salió a la calle.
Manténganse con vida. J.S.
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