🇺🇸13 Colonias (USA)🇺🇸
Antes de empezar: Habrá referencias del musical Hamilton.
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El país americano se encontraba en el Museo Nacional de Historia Natural, en la ciudad de Nueva York.
Visitar lugares históricos era uno de sus pasatiempos secretos. Era una forma para recordar los buenos momentos, al igual que lo hacía para no cometer los errores del pasado.
- Y henos aquí, ¡la gloriosa historia de nuestra nación!- Exclamó la guía del recorrido.
El norteamericano yacía alejado del grupo de turistas, en aquellas ocasiones prefería no llamar la atención, por lo que siempre portaba ropa y accesorios que lo cubrieran lo más posible.
- Como ustedes saben nuestro país fue alguna vez una conquista. En ese entonces, era llamado 13 colonias, nombre que le otorgó el gran Imperio Británico. - Imágenes aparecieron en la pantalla. Eran las representaciones más cercanas de los mencionados. USA miró detenidamente su ilustración, habían acertado en casi todo.
Río bajo al ver su estatura, no recordaba ser tan alto en aquellos tiempos.
- Los padres fundadores de nuestra nación fueron...
- Señorita, ¿quién es ella? -una pequeña colegiala señaló la antigua pintura de una mujer junto a la conquista en ese entonces.
- Bueno, ella es T/N Smith, pequeña. No sé sabe mucho de ella, pero de la poca información que tenemos, ella fue una pieza clave para la independencia de 13 colonias. Y existen rumores que describen a T/n como la mejor amiga de la colonia. – bajó su voz, como si lo último se tratara de un secreto. – ¡Muy bien! - retomó su postura. – Vengan conmigo, les enseñaré los uniformes y armas que se usaron...- la guía junto con el grupo se alejaron de aquella sección, dejando únicamente al estadounidense.
Él permaneció quieto, mirando la pintura de la joven fémina y él mismo.
- Y existen rumores que describen a T/n como la mejor amiga de la colonia- recordó las palabras dichas hace unos momentos.
- Amiga. - Río para sí mismo. – Tu fuiste más que eso. – Sonrió gentilmente a la ilustración.
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Flashback
14 de diciembre de 1780
La colonia se encontraba recargada en el balcón de un gran salón, el día de la boda de Alexander Hamilton y Eliza Schyler.
Aquella noche se encontraba repleta de estrellas, la luna era la única luz que iluminaba la oscuridad esa velada.
La colonia estaba perdida en sus pensamientos, la victoria no estaba a su favor. No quería simplemente sacrificar tantas vidas por nada. Habían llegado tan lejos y nada parecía mejorar.
Miró su copa semillena, las burbujas parecían hipnotizarlo al flotar a la superficie.
Unas risas surgieron en el balcón, provenientes de la fiesta en el interior. 13 colonias no se molestó en mirar a los soldados divertidos que llegaron.
T/n y John Laurence parecían muy concentrados en sus risas. El chico lucía más ebrio que la chica, pero ambos aún eran capaces de mantenerse en pie.
Ambos revolucionarios trataban de calmar sus respiraciones, apoyándose en sus rodillas.
La joven levantó la vista y notó a su mejor amigo solitario en el balcón.
- Laurence, ¿podrías dejarme unos minutos a solas con él?- señaló con la cabeza a la colonia.
El mencionado sonrió y le guiñó para luego retirarse y volver al alboroto en el interior.
La menor caminó silenciosamente hacia su compañero e imitó la misma posición que él.
- Linda noche ¿no crees?
- Sí.- suspiró cansado el norteamericano.
- Ya escupelo.
- ¿Que?- giró a ver a su amiga.
- Te conozco, algo te está atormentando. Dímelo.- sonrió gentilmente la fémina, transmitiendo confianza.
El chico miró a otro lado, no quería mostrarse débil ante la persona más importante en su vida.
- T/n... ¿Y si perdemos? ¿Y si toda esta guerra y sangre derramada fue en vano? Gran Bretaña no tendrá piedad, matará a todos, él... él... - apretó los puños, demostrando el miedo que le tenía a aquel imperio.
- Oye, no pienses eso.- la chica colocó su mano en la espalda del soldado. - Yo sé que lo lograremos. Serás libre América.
La colonia sonrió al escuchar su apodo que había creado T/n. No pudo resistir más y se lanzó para envolver a T/n en brazos.
- Gracias.- susurró en el oído de la chica, quién correspondió al abrazo.
Ambos rompieron su abrazo al escuchar aplausos dentro del gran salón. Los recién casados decidieron bailar en el centro de aquel lugar, mientras todos los rodeaban felices por su nueva unión.
- Siempre los he envidiado. - río levemente el mayor. - Sus uniones. Él poder tener a alguien.
- Pero... tú me tienes a mí.- habló la joven con un sonrojo.
La colonia no esperaba aquella respuesta, sus mejillas se tiñeron carmín al escuchar tal confesión.
- T/n...
Aquella noche un amor fue sellado en santo matrimonio, y uno nuevo surgió.
EL tiempo pasó y el americano forjó una promesa que juró nunca romper.
Cuando la guerra terminara y él fuera libre, quería ser libre al lado de la mujer que se adueñó de su corazón.
Ambos prometieron portar una cadena con el anillo de su contrario, para así nunca olvidarlo.
Y cuando todo acabara, se lo pondrían al otro. Sellando así su amor para toda la eternidad.
19 de octubre de 1781
Fin de la batalla de Yorktown
Las tropas de ambos bandos habían disminuido severamente, la sangre y masacre podía divisarse en todo el lugar. Cuerpos inertes esparcidos en todas partes, el sonido de armas siendo disparadas y cañones siendo lanzados.
Un escenario que demuestra lo que el poder y el hambre por libertad pueden causar.
13 Colonias luchaba cara a cara con su peor miedo, Gran Bretaña.
Ambos chocaban sus espadas, buscando apuñalar a su oponente.
La conquista se encontraba en desventaja pues su conocimiento con aquella arma era inferior a la de su contrincante.
Lo único que se habían causado ambas naciones era rasguños y cortadas superficiales.
- Realmente llegaste muy lejos trece colonias. - habló el británico. Su rostro demostraba impresión y al mismo tiempo enfado.
El americano no pensaba responder, pues su concentración estaba enfocada en los movimientos y ataques de su conquistador.
- Quisiera obligarte a ver como torturo a todos estos traidores. Pero en verdad me has hecho enojar hijo, así que te mataré primero.- una expresión de locura total se manifestó en el rostro del británico. - Voy a quitar tu asqueroso territorio del mapa.
Las palabras del imperio aterraron a la joven nación, tanto fue así que comenzó a debilitarse, permitiendo que la espada del británico comenzara a aproximarse peligrosamente al cuello del revolucionario.
La hoja de metal estaba tocando la carne de la colonia. Un poco más de fuerza y comenzaría a atravesar su garganta.
- Adiós hijo mío. - dijo de forma siniestra.
13 Colonias se había congelado, sabía que era su final, sabía que ya no había oportunidad.
De segundo a otro, el imperio británico pareció quejarse de dolor. Gotas de sangre mancharon el rostro de la nación casi vencida.
Gran Bretaña giró furioso, mirando directamente a su agresor.
A unos metros se encontraba T/n, con un fusil recién disparado. Había fallado el tiro, pero al menos había evitado la muerte de su amado, y ahora tenía la atención del Imperio.
- Vaya, vaya, vaya, qué tenemos aquí. - el inglés se incorporó, colocando el pie en el pecho del americano para evitar que se levantara.
- T/n, no. - jadeó la colonia.
- Ah, ¿así que la conoces?. - puso más presión en su pie. - Muy bien, empezaremos la tortura con ella, ¿que te parece?
La chica al igual que la conquista se aterraron, la joven comenzó a retroceder mientras intentaba disparar nuevamente su arma.
- No, padre, déjala en paz. - reclamó el americano con un hilo de voz.
El imperio solo miró con asco a su descendencia y clavó la punta de su espada en su hombro izquierdo, haciendo que el contrario se retorciera de dolor.
- ¡Déjalo! - gritó la mujer al borde del llanto. Tomó la espada de un cadáver y amenazó al Imperio.
- Mmh. - rió con la nariz. - Tienes agallas. - presionó un poco más el hombro del americano, profundizando la herida, y luego la sacó rápidamente, haciendo que el herido volviera a quejarse del dolor.
El Imperio caminó decidido hacia la chica, mientras ella retrocedía.
- T/n, huye. - dijo inaudible la colonia.
La soldado sabía que retroceder era inútil, mientras más lo alejara de América mejor.
Tomó fuertemente la empuñadura de la espada y comenzó a lanzar ataques que el oponente pudo esquivar fácilmente.
América le enseñó lo básico del arte de la esgrima, pero en estos momentos ni siquiera eso servía para atacar nada más y nada menos que a Gran Bretaña, experto del esgrima y maestro de 13 Colonias.
El conquistador no espero más y se abalanzó a la chica intentando acribillarla.
Por suerte la chica era rápida, así que lo único que se le ocurrió fue esquivar los ataques.
Fue más de una vez que por solo unos milímetros, la punta de la espada pudo haber tocado la piel de la revolucionaria.
- Ya me estoy cansando.- habló desesperado el mayor. Volvió a mover su espada hacia el frente, haciendo que la chica lograra evadirlo, levantó una pierna y golpeó en el estómago a la joven, quien perdió el equilibrio y cayó.
El inglés la miró por unos segundos con repulsión, la tomó por el cuello, levantándola del suelo y la colocó en frente a él.
- Esto es lo que pasa cuando intentas enfrentarme 13 Colonias.- Inclinó un poco la cabeza para ver al americano observar cómo su amada luchaba por zafarse del imperio.
La chica pateaba el aire, no iba a dejarse vencer tan fácil. De su boca salían quejidos y gritos ahogados, el enemigo no la estaba dejando respirar.
Fue hasta que sintió una gran punzada en su espalda. Pudo sentir su carne abrirse desgarradoramente desde sus adentros.
Un asqueroso sonido se emitió cuando la espada inglesa atravesó la piel de su pecho.
Sintió como la sangre hirviendo manchaba su uniforme, tiñiendolo de un color escarlata.
Miró como la espada pasaba a través de ella, cubierta de su sangre. Levantó la vista para ver una imagen que jamás olvidaría. Su amada nación estaba perturbada, sus ojos lucían rojos de la ira y tristeza, su boca temblaba sin control, intentando decir algo.
La espada salió del cuerpo de T/N de un rápido movimiento. El inglés soltó su cuello, dejándola caer bruscamente al suelo.
La colonia no paraba de temblar, de sus ojos brotaban mares de lágrimas. No despegó la vista de la mujer en el suelo, no podía moverse de la impresión.
- Esto, hijo, es tu culpa. - señaló con su espada ensangrentada a la fémina moribunda.
Esas palabras despertaron algo en él.
En ese momento dejó de importarle el terrible dolor en su hombro. Tomó su espada y se abalanzó sin piedad a su padre.
El contrario no tuvo tiempo para reaccionar, solo pudo cubrirse con fuerza detrás de su espada. Se impresionó al ver el rostro del americano lleno de ira.
Lo único que emitía la conquista eran gritos de rabia y desesperación, al no poder defender a la mujer que amaba.
Sus movimientos eran descuidados pero demasiado fuertes para su oponente.
El contrario retrocedía ciegamente, chocando ambos aceros. Jamás había visto a su colonia actuar de esa forma. La herida en el hombro seguía sangrando, pero el menor parecía no darle importancia.
Con un movimiento lateral, la espada inglesa fue arrebatada de su imperio, volando por los aires y aterrizando varios metros lejos.
La joven nación no perdió su tiempo y aproximó el filo al abdomen de su enemigo, enterrando completamente su arma.
El imperio se tambaleó para luego caer rendido al suelo.
Los soldados ingleses miraron la escena, querían defender a su líder, pero al ser una disputa entre naciones, tal vez ellos mismos obtendrían peores consecuencias. Así pues, lo único que se limitaron hacer los ingleses tanto como los americanos, fue observar a su país y esperar el momento en que su auxilio fuera necesario.
- Supongo que...- tosió sangre la nación inglesa.- No tengo otra opción.
La mirada de la conquista era sombría, claro que Gran Bretaña comprendió que su vida pendía de un hilo, si no tomaba la decisión correcta.
- De acuerdo.- sonrió débilmente. - Tendrás tu independencia.
El menor no expresaba ninguna emoción. Miró a los soldados ingleses detrás de su líder y con su mirada dio una señal, expresando que podían aproximarse para llevarse a la nación. Pero antes de que lo retiraran, sacó bruscamente su espada del cuerpo de su ex-conquistador.
Los soldados actuaron rápido ya que la herida comenzó a sangrar descontroladamente. Al ser retirado, el imperio gritó sus últimas palabras al nuevo independiente.
- ¡Pero recuerda esto. Cuando tu gente diga que te odia, no vuelvas arrastrándote hacia mí!
Solo necesitaron de un par de minutos para desalojar a su gente de toda esa zona.
El Americano dedicó unos últimos segundos al enemigo para devolver su atención a la chica postrada en el suelo un par de metros lejos.
Su rostro cambió a la preocupación mientras corría a toda velocidad hacia la soldado. Cayó de rodillas a su lado y tomó su rostro.
- T/n.- susurró.
La fémina abrió los ojos débilmente. Su piel ámbar había perdido tonalidad, su colorido rostro ahora era pálido, y el calor que solía transmitir se había desvanecido.
- Ame...- sonrió débilmente, luchando por mantenerse despierta.
- Ganamos... intentó sonreír el mayor, pero ver a su amor muriendo en su brazos, se lo impedía completamente.
- Lo sabía.- extendió su pequeña sonrisa, mostrando sus perlados dientes. - Eres... eres libre América.
- Quedate conmigo.- los ojos del americano se humedecieron, su voz comenzó a quebrarse.
- No puedo mi vida.- tomó gentilmente la mejilla de su amado, intentando transmitir su calor.
La ex-colonia tomó la mano en su mejilla, no quería apartarla.
- Por favor T/n.- chilló- No te vayas.
En esos momentos no le interesaba mostrarse débil ante su mujer.
- Lo siento mucho.- habló casi inaudible la mujer. - No pude cumplir la promesa. - Sacó de su uniforme manchado la cadena con el anillo de la nación.
- No digas eso, por favor no lo hagas. - suplicó.
- Te... te amo.
El americano aproximó su rostro al de la chica, uniendo ambos labios en un tierno beso.
Al separarse, la nación quería mirar esos ojos color ℅ que lo volvían loco. Pero estos yacían cerrados.
- T/n. - sacudió un poco a la joven, sin obtener respuesta.
Un grito desgarrador sonó por todo ese territorio.
Era el grito de un corazón roto.
[♡]
De vuelta al presente...
La potencia ya había salido del museo a realizar otra visita.
Pasó por un camino de concreto. A sus lados yacían decenas de lápidas, muchas de ellas, pertenecientes a hombres y mujeres que fueron parte de la historia. Por ahora, él solo buscaba una específico.
Al encontrarla, se arrodilló ante la pieza de cemento y depositó un ramo de flores.
Observó el nombre grabado de su amor en el pedazo de piedra y notó como el musgo se apoderaba de la lápida, dándole un bello toque.
Una de sus manos subió a su cuello y sacó la cadena que ahora tenía dos anillos. Cerró fuertemente su mano con ambos anillos dentro, como si temiera perderlos.
Las lágrimas comenzaron a cristalizar sus ojos y sin despegar la vista de la lápida, sonrió ligeramente.
- Esperame T/n.
Toda nación y organización sabe que su vida es mayor que la de un humano, pero no son eternos.
Al igual que a los humanos, ellos temen por la muerte y su extinción.
Pero... para USA...
Lo único que desvanece ese temor, es saber que su amor está esperándolo, para cumplir la promesa que él nunca olvidó.
Notas:
- Ahora sí morimos :(
- USA y UK ahora mantienen una relación neutral, después de todo han peleado juntos también. Pero si, la muerte de T/n es algo que nunca le iba a perdonar.
- LLEGAMOS A LOS DIEZ MIL!!!
- Para que les digo "Ya volví". Técnicamente nunca me fui y ya mejor decidí quedarme.
Lloré haciendo esta historia. Así que espero haber hecho llorar a alguien más.
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