—Al día siguiente—.

Escuché algunas quejas. Abrí los ojos, encontrándome con un rubio tallándose los ojos.

Bostecé y me senté en la cama, para comenzar a besar su espalda.

—¿Lawliet? —se volvió a verme.

—Si, soy yo. —reí.

Mi risa se esfumó, al ver como Daryl comenzaba a llorar.

—¿Daryl...? —me vi interrumpido.

Él me abrazó, ocultando su rostro en el hueco de mi cuello.

—¡Pen-pensé que había sido un sueño! —me miró.

Le brindé un beso en los labios y antes de que pudiera responder, el sonido de la puerta principal, nos interrumpió.

—¡Mierda! —murmuró el rubio. —Dormí aquí...

Se levantó, para luego tomar su ropa y comenzar a vestirse.

—E-espera... —dije, mientras imitaba su acto.

—Vaya... Me duele la cintura... —se quejó.

—¿En-enserio? Lo siento...

—No importa. —sonrió. —¿Cuantas veces fueron? ¿Cuatro? ¿Cinco?

—Ó más... —dije burlón.

Una vez listos, salimos de mi habitación, para luego bajar las escaleras.

Fuimos a la cocina.

—¡Vaya, vaya! —exclamó Fear. —¡Miren quién se dignó a aparecer! ¡Daryl!~

El rubio frunció levemente el ceño.

—¿A qué hora llegaste anoche? —cuestionó.

—Eso no importa, oxigenado. —se le acercó. —El punto es, que el no llegó a dormir anoche, fuiste tu.

—Tenía que arreglar algunos asuntos...

—¿Con tu amante?

—¡No! —exclamó. —¡Ah, eres imposible!

—¿¡Yo soy imposible!? ¡Tú lo eres!

—¡Claro que no!

Retrocedí algunos pasos, no me gusta presenciar —ó ser el causante— de una pelea "matrimonial".

—¡Claro que si! ¿Cuánto tiempo llevamos juntos, Daryl?

—Ca-casi 3 años...

—¡Exacto! Y no has dejado que te toque ni un sólo cabello.

—A-aún no estoy listo... —murmuró con orgullo.

—¿Por qué no? —lo tomó de la cintura.

—¡Ah! —se quejó. —Vamos, Fear... —puso sus manos en el pecho de mi hermano. —Déjame en paz.

—Sí. —lo soltó. —Y el imposible soy yo.

Miré como el peli-azul comenzó a subir las escaleras.

—¡Vamos, Fear! No te pongas así...

—Primero fueron los chupetones. —el rubio se detuvo. —Y ahora ese dolor en tu cintura.

—¡Oye! —exclamó molesto. —¡Yo no te digo nada cuando llegas con otro perfume ó esos besos marcados en el cuello de tu camiseta!

—Es una situación diferente, Daryl... —comenzó a subir las escaleras.

—¡No lo es! —gritó. Mi hermano se detuvo. —¡No es una situación diferente! ¿¡Por qué tendría que ser diferente!? ¿Sólo porque eres tu?

—Entonces... ¿¡Me estas siendo infiel!?

Me sobresalte.

—No es nada que tú no me hagas. —se cruzó de brazos.

—¿Sabes algo...? —se vio interrumpido.

—¡No! ¿Tu sabes algo? ¡Yo sí! —se quitó el anillo. —Esto, es un completo infierno, Fear. —bajó la mirada. —¿Alguna vez me quisiste?

Y un silencio inundó aquella escena.

—Lo suponía...

—¿Dejarás todo lo que hemos construido?

—Dime tú, ¿Qué hemos construido?

Mi hermano lo miró sorprendido.

—Esta bien, entiendo. —suspiró. —Cancelaré todo.

—Bien.

—Pero esto no termina aquí, Pines.

—Soy un Cipher. —respondió.

—Voy a encontrar a esa persona con la que me fuiste infiel. —dijo algo molesto.

El rubio se volvió a verlo.

—No vas a encontrar a la persona con la que te fui infiel. —sonrió. —Vas a encontrar a la persona que me hizo feliz.

Y se retiró.

—¡Ah! ¡Es un... Idiota! —exclamó Fear. —¿¡Puedes creerlo, Lawliet!?

Me sonrojé.

—No si... —reí con nerviosismo. —E-eso estuvo mal...