O buraco
7 am, día lunes.
Los inicios de semana no siempre son del todo animados para cualquiera; inicio de rutina, un día donde todo vuelve a tener un nuevo comienzo ya sea a través de un cuaderno o una pala. Entre esos pensamientos, aquella mujer de ojos avellana solamente mira a través de laventana conforme las estaciones van pasando de una en una, pensativa al compás que el clack de su reloj retumba en sus oídos.
A ella le gustaría volver a cuando no tenía que preocuparse de estas cosas.
Un bostezo deja en claro su estado: Somnolienta, habían sido ya varias semanas desde que había comenzado a visitar aquella capilla de vigilancia por las tardes ¿Con qué bjetivo? Trabajo. Ya habían pasado semanas desde que la habían aceptado para un puesto de vigilancia en una capilla de seguridad algo alejada de su hogar; no se quejaba, la paga le ayudaba a solventar la mayoría de sus deudas del día a día y ni siquiera era un sitio en el que realmente le tratasen mal o algo similar.
Simplemente... Se sentía quemada.
¿La flor de la juventud? Llegar a los 24 no habían sido lo que ella abría querido; Tras fracasar en una carrera en la que había perdido interes, ahora este era su nuevo día a día: Despertar a las 7 am, descansar de 2 a 3 pm y finalmente, retirarse a las 7 pm para un viaje de 30 minutos donde solamente escuchaba el susurro de la soledad en sus orejas. No era lo que quería, pero quejarse sería peor y hasta insultante para sí misma, incluso si era sincera hacia su propia persona, sabía perfectamente que no hubiera habido lugar para festejos de uno u otro modo.
Y ahora está allí. No había hablado con ninguno de sus familiares, amigos o conocidos desde hacía días; sencillamente admiraba hacía el frente la visión que le brindaba el metro antes de su entrada a su jornada laboral.
[Estación Lanús].
-La concha de mi madre...
Con un claro semblante amargo esta caminó ligeramente un par de pasos hacia la salida del metro, cosa que se complicaba al observar como las multitudes se acumulaban a montones para únicamente salir; no se acostumbraba a ello y gracias al tamaño de sus orejas, el problema empeoraba al poder percibir todos aquellos ruidos que emitían las personas y pokemon a su alrededor.
Sin esperar, sencillamente dió otros pasos para pasar entre las multitudes para subir las escaleras al exterior: Casi había quedado ciega ante la aparición repentina de la luz solar golpeando contra sus ojos, ya había llegado al sitio de su destino.
Con algo de pesadez miró con cautela a su alrededor, hoy el ambiente parecía tranquilo pese a ser ya la primera hora de la mañana para muchos, ni siquiera estaban los vendedores de medias o peatones que generalmente le preguntaban la hora de vez en cuando; un ligero suspiro de calma salió de sus labios ante la idea de finalmente tener un día tranquilo sin la necesidad de romperle el tuje a alguien con un fierro.
Dió dos pasos hacía su objetivo: Una capilla de vigilancia. Tendría que ponerse su uniforme antes de empezar, aunque igual había llegado mas temprano que de costumbre por lo que apurarse tampoco era una obligación por aquél momento. Sin embargo, eso no fué el motivo por el cuál ella palideció, sintiendo sus instestinos revolverse de forma violenta contra las peredes de su abdomen. Su cuerpo había comenzado a sudar al ritmo de sus pulsaciones, las cuales subían de forma ritmica con cada paso que intentaba dar hacia adelante.
La empanada de carne había cobrado su venganza.
Su cuerpo se retorció ante aquella sensación punzante; no podía creer que realmente a estas alturas algo así ocurriese, peor todavía en un sitio como este donde prácticamente todo estaba cerrado a tales horas, sin posibilidad alguna de siquiera entrar a algun negocio o a algún restaurante con baño.
Con angustia miró la hora: Tenía el tiempo para buscar pero ¿Su cuerpo aguantaría una búsqueda prolongada? Sentía la desesperación llenado su ser conforme pasaban los segundos sin recibir respuesta alguna a su petición. En su punto de mas profunda angustia, miró nuevamente hacia los lados, observando una edificación cercana.
Un coto.
Supermercado para ser específicos, no se había percatado hasta ese momento de la presencia de aquél sitio hasta que sus pupilas dilatadas se fijaron el letero de "Abierto". No había excusas para ese punto, no podía evitarlo ni aguantar, el llamado de lo salvaje exigía y ella no iba a seguir suprimiendolo.
[. . .]
Era mas espacioso de lo que había pensado.. Y con mejor olor.
Suspiraba con profunda calma al sentir las contracciones y dolores ir desapareciendo conforme pasaban los segundos; Arqueaba su espalda ligeramente al ir empujando con calma poco a poco hasta sentir aquella paz que anhelaba luego de la tormenta que había sentido. Ahora, todo estaba en paz.
-Fuá mono.. -Susurró para sí misma, mientras entrecerraba los ojos.
Con papel limpiaba cuidadosamente sus partes intimas luego de realizar su acto; con paciencia miraba hacia adelante con el único objetivo de levantarse y empezar su nueva jornada laboral como cualquier otro día común y corriente ¿Que podría ocurrir para arruinar este momento.
. . .
Su mente quedó estática, paralizada de pies a cabeza sin un sólo sonido que pudiese salir de ella. Aquello simplemente había aparecido frente a ella a través de un agujero en la pared ¿Cómo podría no haberse dado cuenta al entrar? Quizás las ancias la habían cegado durante lo que había sido una carrera para llegar al inodoro, carrera que bien, ahora había tomado un giro cerrado hacia otra dirección completamente diferente.
Esto... Era asqueroso, lo viera por dónde lo viera. Su primer pensamiento fué levantarse y Spatear con todas sus fuerzas aquél trozo de carne que había aparecido a un lado de ella, correr o hasta inclusive tirar cualquier cosa que tuviera cerca para salir de aquella situación; era asqueroso, algo que ni siquiera ella estaría dispuesta a hacerlo ni aunque fuera una recomendación de su propio novio.
Claro... Como si siquiera ella tuviese uno. Nadie había tenido interes en ella durante meses desde que rompió con su pareja, y si era franca, tampoco había tenido tiempo fuera de su trabajo o sus horas pendientes con la almohada y sus sábanas.
... ¿Quizás piensa que es otra mujer? Físicamente no resaltaba mucho y hoy ni siquiera se había tomado la molestia de vestirse bien para el trabajo siquiera, aunque para haber acabado como ahora está ¿Cómo podría haberse preparado antes?
-Te... ¿Parezco linda?
[¡¿QUE DIJISTE?!]
La pokemon tragó saliva con angustia tras haber dictado esa frase, quizás fué el momento, pero geniunamente aquella duda había aparecido en su mente tras sobrepensar su propia situación fuera de lo que sus labores u obligaciones le daban. Quizás fué estupidez, pero ahora la duda era sencilla: ¿Realmente ella tenía algo que la hiciera destacar?
Contra una respuesta grosera, ella escuchó como si alguien carraspeara la garganta desde el otro lado.
-Uh... ¿Si? -Escuchó ella en un tono dudoso.
-¿Posta? -Respondió ella con duda. -Siento que subí de peso la última semana, hasta me creció el busto.
¿Enserio estaba teniendo una conversación en este momento? ¿Incluso cuando una mosca ya se había parado en la punta del p..
-Entonces... Sonia, quieres o...?
La minccino aqueró la ceja inmediatamente al escuchar su nombre proveniendo del otro lado de la pared delgada. -¿Y cómo sabes mi nombre? -Pudo oír un ruido nervioso proveniendo del otro lado de la puerta, al mismo tiempo que el "Amiguito" de este parecía moverse, como si hubiera tropezado con algo del otro lado. Ella nunca había mencionado su nombre, no obstante, sabía que prescisamente tenía un gafete que la identificaba como empleada de la taquilla -¿Acaso me estabas viendo el escote, sinvergüenza?
Escuchó un murmurllo del otro lado, ahora que se fijaba, su voz era... ¿Algo ronca? No lo suficiente para ser alguien de edad avanzada, pero tampoco chillona como para ser la de algún adolescente o algo similar. Además aquella actitud le parecía extraña... ¿Qué acaso no había sido él quien había empezado con esto?
Del otro lado, un joven miraba con inmensa duda lo que recién había hecho.
[Soy un completo imbecil...]
Era correcto, él había comenzado con ello; Un viejo amigo del colectivo le había compartido el dato de que en aquella zona este tipo de cosas eran comunes, incluso para personas como él que "No habían debutado".
Sólo por ello había ido a aquél sitio, el contacto con un femoide era algo que jamás había experimentado, pero ahora que había llegado a tal punto solo por ello, no podía evitar sentir pura vergüenza de sí mismo por haberse dejado llevar por una idea como esa. Quizás la soledad de su casa lo había orillado, pero de haberse negado quizás se hubiera ahorrado tal momento, después de todo, él era un orgulloso taringuero diamond.
Él respiró hondo, dejando fluir su tristeza con un aire de desesperanza.
-... Olvídalo, voy a-
Un agarre fuerte casi le hizo gritar del susto cuando estuvo por retirar al legendario. Sus ojos se llenaron de pánico al mismo tiempo que su ritmo cardíaco aumentaba con rapidez, eso había sido demasiado rápido; el pánico inundó su alma al sentir como algo jalaba nuevamente sus partes intimas al agujero, no obstante, un suave sonido proveniente del lado opuesto a la pared hizo que su cuerpo dejara ir su tensión, entrando en un punto blanco sin retorno.
-No dije que no quisiera. -Dictó la minccino llamada Sonia, con un tono suave.
Él tragó saliva con una espina nerviosa tocando la parte trasera de su cráneo. Su prueba había empezado pero.. ¿Él era digno de ello?
-No te vas a ir hasta que me hayas dejado satisfecha aún si tengo que dejarte como marciano momificado. -Declaró ella con una seductora franquesa. -Quiero que me la metas hasta que sienta la punta de tu verga tocandome la clavícula mientras me dejas el orto roto como brasil con el 7-1; que sigas hasta que grite de dolor y me ponga en 4 solo para que termines dejandome llena como pavo de navidad al ritmo que contúas empujando sin piedad a pesar de mis súplicas solo para que al final sigas hasta perforarme el intestino delgado y sentir como mis interiores suplican por más con la presencia del plácer y la frustración perforando mi espalda y acabando en lo mas profundo de mi vientre.
Ante aquello, el hechicero SI se inmuta.
Y no es opción dejar a una dama esperando.
[. . .]
¿Cómo había llegado a ello? Ni le importaba, contra sus propios pensamientos simplemente dejaba que su cuerpo fluyera con naturalidad al ritmo que sentía sus interiores abrirse con suavidad mientras introducía una y otra vez aquél miembro en su delicada vulva desnuda. Había dejado de lado la idea de que siquiera alguien pudiera entrar a aquél baño, simplemente dejando que sus instintos calmaran lo que por mucho tiempo le habían exigido.
Sacaba su lengua al sentir la punta de aquél miembro besando con delicadeza la parte mas profunda de su intimidad: Su útero. Sentía extasis con cada empujon que daba hacia atrás, sin misericordia, dejando que algo mas allá de ella tomara el control y reaccionara por encima de cualquier norma o pensamiento cuerdo que gritara su cerebro.
Este era su momento, nadie se lo iba a quitar.
Podía escuchar algunos gimoteos desde el otro lado de la puerta, quizás él también estaba pasando por un buen momento ¿No?
Certero. Ni siquiera podía expresar la sensación de aquello mientras dejaba que aquella pokemon hiciera lo suyo, dejándole solo aquella sensación que no podía poner en palabras sencillas o en una frase siquiera. Quería decir algo, pero los nervios de arruinar el momento aún estaban presentes, los simuladores de 4pichu nunca habían mencionado nada como esto. A veces tomaba el valor y daba una fuerte embestida ciega; sonaba raro, pero el escuchar el gemido de su compañera no hacía mas que alimentar sus ancias por aquella sensación, él deseaba más, no podía permitir que aquella situación terminara de inmediato.
Si debía ser franco en algo... Ella era hermosa, sexy aunque no se lo hubiera dicho desde el principio.
Siguieron un rato, sentir aquello era adictivo; el sudor corría por la espalda de ambos al ritmo que la situción avanzaba y dejaban que el tiempo fluyera, escurriéndose de sus dedos cual agua de río. Por primera vez en meses Sonia se sentía bien, sonriente a pesar de lo bizarro de la situación; la idea de que era desagradable le había perseguido las últimas semanas, pero ahora, sólo sentía como si soltara un peso desagradable, algo que alimentaba su extenuado ego.
-V-Voy a..
No pudo evitarlo, su cuerpo se estremeció cuando sintió su entrepierna arder ante una embestida repentina; fluidos salieron con ligera fuerza de sus interiores mientras un fuerte gemido salía de su boca, indicando finalmente lo ya obvio: El orgasmo. Su cuerpo cayó de golpé tras el espasmo de su cuerpo, resonando como un golpe desde el otro lado.
-¡La concha! -Éxclamo el joven desde el otro lado ante el golpe. -H-Hey, está todo bien por...?
Una nueva sensación rápidamente lo calló incapacitándolo de la posibilidad de hablar o pedir auxilio para este punto.
Se sentía muy distinto, ahora algo acariciaba su miembro de arriba a abajo mientras un calor arropaba la piel de su pene. No podía creer que realmente estuviera ocurriendo..
"You are the blowjob mijo"
Las palabras de su abuelo reonaron en su mente, finalmente había logrado lo que por tanto había deseado, disfrutando de su recompensa ante las sensaciones que aquella minccino le daba; había escuchado historias de aquello por parte de sus familiares, todas ellas terminando con la misma duda para él: ¿Realmente es tan bueno? Ahora podía confirmarlo, y de hecho, ahora comprendía por qué su tío siempre se tiraba a la lopunny cajera del oxxo con el dinero de su jubilación (Extremadamente marrón en su opinón).
Adelante... Atrás...
Dejaba que su cuerpo experimentara aquel regalo mientras que por su parte, Sonia manoseaba cuidadosamente su extrepierna al ritmo que continuaba con aquél sexo oral, despojándose finalmente de las pocas ropas que le quedaban para masajear con suavidad uno de sus senos.
Algo venía, lo sintió en una palpitación.
Un gimoteó de sorpresa salió de la boca de su contrario, sin embargo, este no tuvo la oportunidad de expresarse ante la repentina "bocanada" de su compañera, introduciendo completamente su miembro en su boca para finalmente sentir aquello que tanto había esperado.
. . .
*Ah... Ah! ... ah... AHHHHHHHHHHHHHHHHHH*
Los líquidos cubrieron el suelo, mezclándose con la suciedad del suelo. Sonia retiró aquél miembro de boca solo para observar como este también experimentaba un orgasmo, dejando salir finalmente una descarga de semen por encima de ella, había sido buena idea alejar su uniforme de trabajo de ella, puesto, ahora sentía aquel líquido cubriendo sus senos mientras respiraba hondo, expresando su cansancio.
Eso... Había sido intenso.
Pero no suficiente.
Un fuerte golpe asustó al joven del agujero, habían abierto la puerta de golpe.
El horror llenó su rostro, creyó por un momento que finalmente había entrado seguridad o peor aún ¡Un motochorro! No podía perder el dinero que traía encima, menos cuando aún debía subirse a un autobus después.
Ante el miedo y la confusión, todo se aclaró ante aquella figura femenina frente a él..
Era ella.
Su figura con caderas exhuberantes la miraba de brazos cruzados mientras un seño travieso permanecía latente en su rostro; Sudor cubría la mayoría de su cuerpo mientras los gimoteos aún salían de su boca ansiosa, esto no había acabado para ella.
Él tragó saliva, mirándola con una expresión impactada.
-P-Puedo explicarlo...
-Vicente, si querías podrías habermelo pedido.. Siempre fuiste lindo. -Interrumpió esta, dejando mudo a su contrario, o mejor dicho, hermano menor de su expareja. -¿Creíste que no me daría cuenta de tu voz?
Este tragó saliva, observandolá acercarse otro paso más. no iba a detenerla.
-S-Sonia..
-Mami para tí.
Esta cerró la puerta de ese cubículo, cerrando su destino al compás que abría su vagina, exponiendo sus liquidos seminales y vulva.
-Te dije que no te irás de aquí sin hacer este travjo ¿Crees poder hacer cargo?
Vicente tragó saliva.
-... Si, mami.
Hora del round 2.
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