5. Helado de frutilla
--Buen día.
Jungkook ingresó a la habitación de Lisa, quien esta vez se encontraba con las rodillas pegadas a su mentón mirando la ventana oculta con maderas. Jungkook se sentó en la cama con una distancia prudente de ella y dirigió su mirada al mismo punto en el que se concentraba la mirada de la chica. Suspiró apenado.
--Extrañas salir... ¿cierto?
Sin embargo, Lisa no quiso contestar esa pregunta. En cambio, volteó su cabeza ligeramente y lo miró con brusquedad.
--¿que quieres?
5 segundos de completo silencio pasaron, hasta que Jungkook decidió finalmente hablar, comenzando a acostumbrarse a la hostilidad de la chica.
--Traje helado de frutilla...--comentó Jungkook inseguro.
Al ver que Lalisa frunció el ceño ligeramente curiosa por ello, mostró la bolsa como si fuera lo mas lindo del universo cuando en realidad era algo normal. Lisa entrecerró los ojos y se acomodó en su lugar, intentando no parecer sorprendida. Hacia tanto tiempo que no probaba el helado de frutilla que se sentía como una presa yendo directo hacia la trampa del enemigo.
--Te dije que no me interesaba.
Y era cierto. Jungkook en esos 10 días habia insistido en traerle todo tipo de dulces y bebidas. O juegos de mesa como el twister y damas chinas. Lisa se había negado a todo de manera firme. Y si bien Jungkook ya se veía por perdido, no queria rendirse aún. Él no era así.
Lisa por otro lado solo quería que parara. Quería estar sola, queria que él desapareciera de la faz de la tierra así podía estar a gusto en su propia piel sin sentirse amenazada por la presencia de Jungkook. Aunque no podía negar que luego de 10 días ya no lo veía tan amenazante. Parecía un niño de 5 años que luchaba sin descanso por un poco de su atención. Quizás eso si le daba un poco de gracia a fin de cuentas. Y le sorprendía porque a nadie le importaba tanto su aprobación, nisiquera a su madre.
Jungkook sonrió de manera entusiasmada, casi divertida ante la respuesta tajante de Lalisa mientras sacaba un pote de helado de la bolsa de compras, despertando inconscientemente el interés de la misma.
--Porque solo a alguien inhumano no le gusta el helado.--respondió Jungkook fingiendo indignación--a puesto a que cuando eras niña te encantaba comer helado de frutilla ¿o me equivoco?
Claro que Jungkook no lo sabía en realidad. Solo lo echaba a la suerte, como todos los días anteriores.
Lalisa aflojó su semblante duro y miró casi con añoranza el pote de helado entre las manos. Y para la total sorpresa de Jungkook, murmuró de forma casi inaudible hacia él:
--Tal vez.
Jungkook intentó ocultar su euforia por haber logrado su objetivo. No era una afirmación absoluta, pero era lo mas cerca a una conversación normal que habia tenido con ella en 10 días. Aun asi, se limitó a mirarla de forma inexpresiva mientras le dejaba el helado en la cama.
--Si quieres probarlo, hazlo con toda confianza. Iré al living, ya regreso eh.
Y así como lo dijo, Jungkook se fué de la estancia y Lisa a su vez miró el helado como si se tratara de un bicho de otro universo.
Sujetó la cuchara de plástico que descansaba en la tapa de plástico y la miró con nerviosismo. De pronto la idea de rasparse la piel con eso hasta lograr que brotara sangre le resultó una idea tentadora. Pero entonces, dandose cuenta de la locura que pensaba soltó la cuchara de plastico dejandola caer al suelo sin más.
--Necesito una cuchara de metal.--pidió a Jungkook desde la distancia. Su voz sonó distante, débil. Desvió la mirada de la cuchara en el suelo e inhaló hondo.
Jungkook se sorprendió por su pedido. Pero aún asi buscó entre los estantes cerrados una cuchara y se la entregó en mano con una sonrisa.
Luego frunció el ceño y borró toda felicidad en su cara al verla tan ensimismada en si, casi como si estuviera asustada. Jungkook no lo entendió, asi que intento bromear para aligerar el ambiente.
--¿Eres de las refinadas que prefieren cucharas de metal?
--Las cucharas de plástico...son anihigienicas.--respondió Lisa con un encogimiento de hombros, intentando sonar ligera.
--Así que eres de esas.--Jungkook ladeó la cabeza con una sonrisa maliciosa.
Lalisa no entendió a qué se refería con 'esas'. Y tampoco quiso saberlo.
Así que ignorando las rarezas de el chico, tomó una cucharada del helado y se la metió a la boca curiosa por su sabor. Cerró los ojos y degustó en silencio, como si fuera un pedazo de cielo y la gloria misma.
--¿No me convidas?
Lalisa rodó los ojos. Era tan pesado, pero le comenzaba a no disgustar un poco.
Sin decir nada devolvió el pote a las manos de Jungkook.
Lalisa intentó parecer molesta, pero no lo consiguió del todo. Jungkook como tal perro que necesita atención se sentó a su lado en el suelo, procurando dejarle su espacio.
Luego de sacar un gran pedazo de helado y meterlo en un vaso, le devolvió el pote a Lisa.
Esta metió una cucharada de helado en su boca y luego continuó ingiriendo el mismo como si fuera de su propiedad y Jungkook no mereciera ni un bocado.
--Considerando que yo te regalé el helado, me parece desubicado de tu parte que no me compartas.
--Yo no te lo pedí.--Lisa tuvo la necesidad de burlarse.
--Pero es una forma de demostrar gratitud.
--Yo tengo una forma mas sencilla de demostrar gratitud. Gracias.
Jungkook la miró con mala cara.
--¡Vamos!
--Solo cállate. Pareces un loro, no paras nunca de hablar.--se quejó Lalisa negando con la cabeza. Y Jungkook se sintió casi ofendido, pero no dijo nada. y el silencio incomodo los abordó a ambos.
Lisa por primera vez se sintió incomoda ante el silencio de Jungkook, como si supiera que se habia sentido herido, así que le devolvió el pote.
Jungkook vio perfectamente que aún quedaba un pedazo de frutilla para devorar. Y a juzgar por Lisa, quien se había levantado e ido de la habitación, Jungkook se dió cuenta de que le había dejado ese pedazo para el al instante. Habia decidido compartirselo.
Sonrió sin poder evitarlo.
Lalisa solo pudo pensar en lo mucho que quiso agarrar la cuchara de plastico y romperla, para hundirla en su piel hasta el fondo.
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