3. Extraña

Jungkook lo primero que visualizó en la habitación fue las paredes llenas de humedad que adornaban el lugar, seguido de aquella ventana cubierta de pequeñas maderas pegadas con clavos a la pared de la estancia, como si Eunha temiera que simplemente su hija asomara la cabeza y se arrojara. Primera señal de que algo no andaba exactamente bien.

No hacía falta ser un genio para saber que la tenía aislada y limitada de movimientos. Y a Jungkook le dió mucha pena. ¿Como podía vivir así la pequeña día a día sin sentirse horrible por ello?

Jungkook siguió inspeccionando la estancia alternando su postura entre la curiosidad y la cautela.

Y fue entonces, cuando la vió.

Sus ojos se abrieron de par en par y la respiración se atascó en su garganta al ver de golpe frente a él a una chica de su edad. Esta delgada y pálida como una hoja de papel y no supo que le sorprendió más, su aura frágil y débil o el hecho de aque apenas podía ser unos dos años menor que él. Todo ese tiempo creyó que era una niña de no más de 10 años y realmente se sintió tomado por sorpresa ante ello. 

Los ojos de la chica se abrieron de a poco, como si fuera una princesa que se despertaba de un profundo sueño. Solo que en vez de ser la princesa soñada parecía una pobre esclava de un horrible calabozo. Entrecerró los ojos acostumbrandose a la repentina luz de la estancia como si esta la molestara y no terminara jamás de acostumbrarse a ello. Parpadeó y frunció el ceño, como si todo alrededor se le tornara confuso.

Intentó incorporarse, pero no pudo. Algo la retenía a la cama. Jungkook bajo los ojos e inspeccionó el motivo de ello. Se sorprendió enormemente de ver que estaba amarrada a la cama con una esposa. 

Eunha se acercó y con otra llave la liberó de esas esposas. Lalisa en todo momento miró a Jungkook con curiosidad.

--¿Quién es él?

--Jungkook, el chico que vendría a cuidarte. Ya te lo había dicho. 

--Puedo cuidarme sola.

Eunha no contestó, incluso pareció molesta por su actitud. Jungkook sonrió ligeramente. Acaso estaba siendo... ¿irónica?

Lalisa entonces una vez liberada se incorporó y se estiró en su lugar. Jungkook inspeccionó toda su apariencia sin perder ni un segundo. Llevaba un pijama blanco limpio hasta las rodillas que dejaba ver sus palidas piernas con hematomas. Su cabello negro se encontraba revuelto, como si no le hubiera pasado una cepillada a este en días. Y lo que más le sorprendió a Jungkook fue ver que no parecía alarmada por su situación. Ni por su presencia.

--Hola, soy Jungkook.

Jungkook ofreció su mano. Sin embargo, Lalisa ni notó ese gesto. Se concentró en mirar un punto invisible en el suelo pasando totalmente por alto el saludo.

--Lalisa.--regañó su madre--sé mas educada y responde su saludo.

--¿Para que voy a hacerlo, si de todas formas se quedará a cuidarme?--recriminó en un hilo de voz.

--Para que puedan llevarse bien.

--No me interesa su amistad.--se asinceró la chica, masajeandose la muñeca maltratada por las esposas.

Dicho eso comenzó a caminar alejándose de ambas personas como si no quisiera compartir nada con ellos realmente.

Eunha suspiró viendo a su hija irse hasta el baño y abrir la regadera. Se volteó a ver a Jungkook e hizo una mueca, observándolo apenada.

--Siento su comportamiento. En realidad no confía en los extraños.

--Es entendible.--respondió Jungkook comprensivo.--descuide.

--Se da baños bastante seguido ¿sabes? Dice que si el agua no toca su cuerpo, gusanos comenzaran a moverse dentro de ella. 

Jungkook sintió un escalofrío recorrerle todo el cuerpo. Sin embargo trató con todas sus fuerzas no sentirse adrementado por ello.

--Pues... dígame exactamente como es su enfermedad y que espera que yo haga. Es lo mínimo que puedo pedir. 

Eunha asintió. Unió sus manos en un apretón firme con nerviosismo. Parecía que en cualquier momento se pondría a temblar.

--Quiero que la cuides con tu vida ¿de acuerdo?--respondió con simpleza, aunque con un filo ansioso en su voz--necesito que la vigiles. Si ves algun objeto filoso cerca de ella quítalo de inmediato, aunque no creo que suceda ya que quité todo eso de aquí.--aclaró--si ves que comienza a hiperventilar, llámame. Si ves que tiene un ataque de ira o pánico, llámame también. Lalisa es poco interesada en las cosas y en la gente, pero cuando comienzan a aparecer sus brotes, allí comienza el problema. 

Jungkook de inmediato se preocupó. Un atisbo de preocupación se creó en su pecho y pensó sin poder evitarlo que aquello era una carga demasiado grande para él y que no tenía idea de como manejará la situación.

--Señora, yo...

--Está medicada. Dudo que tenga brotes.--aclaró suavizando sus palabras--no dejaría a nadie del cuidado de mi hija si no fuera así, Jungkook. No me atrevería a dejarte una carga tan pesada.

--¿Y porque busca cosas filosas?¿Porqué cree estar muerta?

--A veces le da miedo creer en su inexistencia en este mundo.--respondió con simpleza-- Incluso siente que su cuerpo huele a podredrumbre. Cuando no siente sus brazos, se lastima para sentir algo, un estímulo. Ella es así, así funciona su mente y hay que estar pendientes de ello. ¿entiendes?

Jungkook pasó saliva con dureza. Mierda, no le gustaba nada como sonaba eso. E incluso sintió muchísima pena por ella. No podía imaginarse el infierno que vivía día a día.

--¿Podrás con esto, Jungkook?--insistió la mujer.

--Sí.--respondió, aunque no sonó seguro--prometo hacer lo mejor posible.

O al menos intentarlo.

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