17/12/23
Ella no era real. Era un disfraz. Una envoltura.
Esos ojos afilados y pequeños que parecían reflejar todas las estrellas del cielo, también eran falsos. Sus rojizos labios, delgados y suaves, eran mentiras que alborotaron mi corazón.
Su actitud un tanto hostil la delataba un poco, pero yo no lo quise aceptar.
Me quedé con mas ganas de ella, de conocerla, de saber su sombre, su edad, su música favorita, las películas que más disfruta, el color que prefiere, los lugares que suele visitar, sus pasatiempos. Pero ver como ella alejaba a los chicos que se le acercaban me desánimo, ellos eran lindos y yo soy yo ¿Cómo alguien tan hermosa como ella se fijaría en una chica como yo?
La miré de lejos, sin llegar a acercarme. Solo veía como maquillaba su boca de un intenso rojo y acomodaba su cabello. Nunca me miró, aunque me consolaba pensando que quizá notaba mi presencia.
Me imaginé que tendría una voz dulce pero imponente. Le puse un nombre que quizá no era el suyo, le escribí una historia que quizá jamás vivió y le cambié el género.
Nunca me había gustado una chica, es que ninguna era como ella. Miles de quejas y preguntas llenaron mi mente cuando noté que no solo me parecía bonita, me gustaba y mucho.
Quisiera decir que vivo feliz esperando encontrala otra vez, que suelo ir a aquel lugar con la esperanza de verla de nuevo y quizá tomar el valor de acercarme, pero la realidad es otra. Debo vivir con una desilusión que jamás creí que tendría, yo misma lo pensé durante un fugaz segundo: si ella fuera él, estoy seguirá que sería más fácil. Quizá conocerla durante una fiesta de disfraces no fue una buena señal desde el inicio.
Vi como rechazaba a todos esos chicos, ví como ellos daban media vuelta con solo oír su voz; pero después llegó una chica y ella no la rechazó, la dejó sentarse en su regazo y le dijo cosas al oído y la besó. Mi corazón se estrujó tan fuerte cuando sus labios chocaron, sentí un dolor insoportable en mi garganta y tomé de un solo trago mi bebida tratando de apaciguar el dolor.
No suelo pasarla bien el las fiestas, pero aquella fue la peor. Me alejé de ahí segundos después, tratando de aceptar que jamás podría gustarle a una mujer como ella. Pero si esa escena fue difícil de ver, nuestro segundo y último encuentro fue peor por razones que aún no comprendo, quizá porque supe que jamás volvería a verla, que jamás podría conocerla...porque ella no existía.
Cuando la fiesta acabó, ella se quedó junto a la otra chica, fué ahí cuando entendí todo. Se quitó su labial, limpió el maquillaje de sus ojos, se quitó el disfraz que llevaba y arrancó su cabello.
Ahora quisiera poder recordarla mejor, al menos quisiera tener un recuerdo suyo, una foto, un vídeo, algo, porque no puedo aceptar que ella era en realidad era él.
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