Siempre he dicho que eras tú el que se iba y yo la que se quedaba sola y desamparada, pero esta vez soy yo la que se marcha, y ya no hay culpas, solo fantasmas. Que por fin entiendo que es el ciclo que está escrito para cada uno de nosotros, y que tú no podías evitar el no quedarte, igual que yo no puedo evitar el no irme ahora. Que nunca entendí aquello de vivir a través de memorias y miradas desesperadas en la calle, hasta que fui yo la valiente que salió por la puerta y no volvió. No volví no porque no quisiera, sino porque ya no correspondía, que mi cuerpo es demasiado grande en estas paredes y ya casi llego al techo, que me toca salir al mundo sin ti, pero contigo siempre a mi lado, eso ya lo sabes.

Y sé que no te importa si me quedo o me voy, pero aquí estoy, mientras todos mis amigos se van, pensando en ti y en solo un último baile, solos, tú y yo.