Te observo desde la esquina de la calle, soy como un fantasma, esperando que no me veas, pero deseando que sientas mi aliento cuando el aire roza tu nuca.

Te he observado desde la esquina solo para ver tu sonrisa e imaginármela, en mi oreja, mientras me coges de la mano y me dices que todo irá bien.

Te observaré desde la esquina como hablas con otras personas de tus y sus problemas, y me imaginaré que estas a un milímetro de mi lado, piel con piel, mientras nos decimos que todo saldrá bien, mientras lloras y yo río, mientras lloro y tu ríes, mientras hacemos lo que no estaba escrito, lo que nadie apostaba que haríamos, les demostraríamos que están equivocados y que sí, sí que podemos, de hecho, lo hemos logrado.

Pero sigo mirando unos segundos más y me voy.

Me voy porque sé que no nos merecemos.

Porque de las miles de noches que podríamos haber pasado abrazados la mitad la pasaríamos gritando, y no pasa nada, está bien, sigo sin arrepentirme de nuestro pasado.

Me voy porque todo esta tan muerto que ya nada puede florecer, y crear un nuevo ecosistema con la persona que te creó hasta mariposas en el estómago es el peor error que cualquier persona puede cometer. Porque intentar repetir lo que una vez pasó es como leer el mismo libro y esperar un final diferente, esperanzador y sobre todo, mata.