La luna es mi única guía, ella sí que da luz, me gusta su luz, alumbra más de lo que la gente cree, pero ella siempre desaparece por un tiempo y lo deja todo negro.

Solo pido una luz, una pequeña que me diga que todo está bien, que eres suficiente, que aportas cosas a este mundo... A veces solo escucho sus voces riéndose de mí (y mira que eso pasó hace tiempo)

Hubo un momento en el que sí tenía una luz, era una estrella, mi estrella. Pero como todo lo que toco, se pudrió mucho antes de que pudiese demostrarle lo mucho que la quería.

Y ahora miro cada noche al cielo, en las estrellas buscando tu cara, tu voz, tu risa, y siempre te encuentro, siempre has brillado entre tantas gente, al menos siempre para mí.

Y entonces, en ese instante en el que te veo, ya te necesito, necesito tu voz, tu olor y todo lo que siempre me ofreces y yo finjo no necesitar.

Lo malo viene cuando me acuerdo que ya no estás y entonces tu desapareces, y yo entre tanta estrella me sigo sintiendo vacía, triste. Sin luz.

Supongo que hace tiempo que ya no la tengo.