Capítulo 26: Festivales.


Ren cogió el teléfono de su hermano con rapidez y empezó a teclear dando a conocer que era él quien hablaba en ese mensaje. Tai se sorprendió, creyó que volvería a pensar en sí mismo, en su reputación, pero no lo hizo... su hermano estaba cambiando. Al ver cómo su hermano le devolvía el teléfono y se marchaba, sus ojos fueron a ese mensaje que había escrito.

"Cuélgalo en la red y nos veremos en los tribunales, era menor de edad".

Tai sonrió con amplitud, su hermano siempre había tenido un cerebro privilegiado para pensar con rapidez y arreglar problemas. Era cierto que aquello pasó en el instituto, era fácil probarlo por el aula en la que estaban, por los calendarios de las paredes de las aulas, él era un menor... lo único que verían los tribunales sería a un profesor abusando de su alumno. Fácilmente Ren podría decir que le obligó a tener sexo con él, que pese a parecer que disfrutaba, estaba coaccionado. Su hermano nunca pasaba nada por alto... por eso nunca fue a la casa de Yon, por eso sólo lo hacía en el instituto, se protegía sus espaldas y siempre lo había hecho.

Los pasos de Ren volvieron hacia la cocina trayendo la chaqueta de su hermano. Ambos se miraron sorprendidos unos segundos, aunque la mirada de Tai era de total asombro y admiración, su hermano era increíble, su cerebro y su forma de afrontar las cosas le encantaba.

- ¿Qué? – preguntó Ren – Vamos, coge tu chaqueta y vete ya antes de que hagas esperar a Ritsuka, está fuera aparcando el coche.

- Eres el mejor – le dijo Tai al pasar por su lado.

- Ya... no me halagues, vete ya y deja de preocuparte por los demás. Ya te lo he dicho, es mi problema, no el tuyo.

Ren observó como todos se marchaban de allí y sacó entonces su teléfono móvil viendo que la "descarga" se había completado. ¡! Le había robado ese vídeo a su hermano, lo había copiado en su móvil y por una simple razón... necesitaba ver la clase de persona que era en el pasado, necesitaba darse cuenta de todos los errores que había cometido.

Miró sus dedos, llenos de tiritas azules plastificadas que sostenían ese pequeño móvil. Sus ojos se desviaron entonces a la cocina. ¡No se le daba bien y sus dedos lo demostraban! Pero estaba intentando aprender, que ya era algo. Chasqueó los dedos y apartó la olla del fuego apagando todo y quitándose el delantal para subir a su cuarto. No le apetecía hacer nada, sólo tumbarse y quedarse quieto en su soledad.

La casa estaba en silencio y a oscuras, no quiso encender las luces, le dolía la cabeza de tanto pensar en el problema que se le avecinaba con ese tipo. Creyó que la etapa de instituto quedaría atrás, que tras la ruptura con Ritsuka no volvería a ver a Yon, pero ahí estaba de nuevo, volviendo como un fantasma entre las sombras y el tiempo para atormentarle una vez más.

Se acostó en la cama, se acurrucó entre las colchas y le dio al "play" una vez más. ¡Qué bajo cayó entonces! Una lágrima salió de su ojo derecho resbalando por la mejilla mientras veía aquel vídeo, mientras veía a ese profesor metiéndole una y otra vez su miembro, viéndose a sí mismo agarrarse con fuerza al borde de la mesa del profesor mientras recibía aquellas lascivas caricias de la mano libre de su profesor. ¡Se sentía sucio y asqueado! Una cosa era saber lo que había hecho y otra... era verse en directo.

- Joder – susurró intentando limpiarse aquella lágrima aunque otra salió detrás.

Subió las piernas un poco más y se acurrucó todavía más si es que eso era posible. No quiso moverse de esa posición durante horas, viendo ese maldito vídeo una y otra vez. Tan sólo al escuchar una voz conocida, se alarmó ligeramente, pero tampoco soltó el móvil de la palma de su mano.

Escuchó los pasos por el parqué de la casa, las maderas rechinaban ante el peso de aquel chico que le llamaba pese a que él no contestaba. Toda su habitación seguía a oscuras, pero se iluminó ligeramente cuando la puerta se abrió y dejó entrar la luz del pasillo. Un resoplido se escuchó en la puerta antes de que se cerrase de nuevo.

- Ren... vamos, Ren... ¿Estás bien? – preguntó Shun acercándose a él y acostándose a su espalda, abrazándole con fuerza hacia su pecho y viendo entonces el vídeo que se reproducía en su móvil, observando las tiritas en sus dedos.

Shun respiró profundamente y soltó un segundo la cintura de su novio para apagar el vídeo y quitarle el móvil de sus lastimados dedos.

- Deja de ver eso, no te hace ningún bien – le dijo Shun.

- ¿Qué haces aquí?

- Tu hermano estaba preocupado por ti y me llamó. Me dijo dónde teníais la llave de repuesto, así que abrí la puerta.

- ¿Por qué no me preguntas nada? – lloró Ren – lo has visto igual que yo.

- Bueno... yo sólo he visto una parte – intentó sonreír Shun pese a que su corazón se había roto en mil pedazos al ver las escenas – no puedo negar que me duele, si hubiera sabido esto de ti antes de ser tu novio... quizá nunca me habría acercado a ti.

Ren derramó más lágrimas al escuchar aquellas palabras, sabía que era repugnante de por sí, pero que su propio novio le dijera que no habría aceptado jamás salir con él de saberlo, era más duro de escuchar que cuando se lo imaginaba simplemente.

- Pero te conocí antes de esto – le dijo Shun – ya te dije que esto es tu pasado, todos hemos cometido errores en el pasado, lo importante es que tú has madurado y recapacitado, que sabes que es un error y no quieres repetirlo, eso es lo que me gusta de ti, Ren.

- No deberías quererme – lloró Ren sin atreverse a mirarle.

- Ey... mírame – le comentó moviendo con sus dedos la barbilla del menor para que le mirase con esos ojos vidriosos y sus mejillas sonrojadas – te quiero. Ese vídeo me rompe el corazón porque sé que no has sido sólo mío, veo la persona que eras pero... verte así... tan hundido, eso es lo que de verdad me rompe el alma. Eres un chico muy especial, Ren, el problema es que tú no te valoras a ti mismo, pero yo sí lo veo.

- Lo siento – susurró Ren girándose hacia Shun y escondiendo su rostro en el pecho de su novio – lo siento mucho.

Shun le abrazó con fuerza, acariciando su cabeza y jugando con su cabello, intentando calmarle después de todo aquello.

- ¿Quién es ese tipo? – preguntó Shun.

- Se llama Yon – dijo Ren – era profesor de biología en el instituto. Me prometió subir mis notas y las necesitaba para la carrera de informática, no me dejarían acceder sin una gran nota.

- Te chantajeó – dijo Shun.

- No sabía qué hacer. Quise ir a la policía pero parte de ellos le conocían, no habrían hecho nada, no me habrían creído sin pruebas así que... simplemente... no supe qué hacer y cometí el error.

- ¿Qué te parece... si intentamos olvidar esto, dejarlo en el pasado y salir a disfrutar del festival?

- Pero... tú tenías cosas que hacer y...

- He cancelado todo – sonrió Shun – vamos, tengo tiempo para ir al festival de la nieve contigo y quizá nos encontremos con tus hermanos y Ritsuka. Podría ser divertido.

- Te llevas a matar con Ritsuka.

- Tú también – sonrió Shun – pero tendrá que tragarme si sigo saliendo contigo y él con tu hermano. No nos queda otra.

- De acuerdo... pero déjame arreglarme – comentó Ren al final, acercando sus labios con lentitud a los de Shun.

Por un instante... se detuvo. No supo si realmente Shun querría besarle después de haber visto ese vídeo, de saber los detalles morbosos que había llegado a hacer. Las dudas le asaltaron. ¿Debía acercarse a él o no? ¿Querría besarle o no? Estaba asustado y su cuerpo temblaba.

Los dedos de Shun se entrelazaron entre las tiritas azules de los dedos de aquel chico y sonrió acercándose con suavidad hacia su novio, uniendo sus labios con calma y ternura, tratando de conseguir al apretar su mano, que se calmase y se relajase, intentando mostrarle que todo estaba bien.

- Te quiero, Ren – susurró Shun mientras observaba la sonrisa triste de su novio – venga... llegaremos tarde.

Shun esperó pacientemente tumbado en aquella cama hasta que Ren se cambió. Ambos salieron juntos hacia el festival buscando entre las calles y los puestos de comida rápido y juegos, a sus compañeros. Una hora estuvieron solos, probando algunos manjares de los locales del festival.

Al llegar al parque, Shun apartó con sus guantes la nieve del banco para que pudieran sentarse. Ren aprovechó para taparse mejor la nariz con la chaqueta cuando Shun, al verlo, se quitó su bufanda y se la pasó por el cuello. Olía a él y le gustaba. Se miraron a los ojos con complicidad y dulzura, hasta que un quejido brotó de los labios de Ren al sentir cómo algo golpeaba su cabeza. Una bola de nieve que venía de Ritsuka.

- Ey... - se quejó Ren.

- Te la debía – le comentó Ritsuka - ¿Tienes alguna queja?

- No – dijo Ren viendo cómo Tai y Neul cogían también un poco de nieve y le daban forma redondeada – ni se os ocurra – les gritó pero ambos sonrieron y le lanzaron las bolas, llenando a ambos de nieve – ohhhh, os vais a enterar – dijo Ren cogiendo también nieve al igual que Shun.

La guerra inició entre ellos, una auténtica batalla campal donde sólo veían nieve volando hacia ellos mientras intentaban resguardarse tras los árboles, las papeleras y los bancos. Era la primera vez que escuchaba la intensa risa de Neul, ella disfrutaba de aquel momento, disfrutaba de lo que hacía años no podía disfrutar por su enfermedad.

El frío... la nieve, jamás pudo tocar todo eso, pero ahora mismo por fin podía, por fin el frío sólo era eso para ella, ya no era un problema para sus defensas. Disfrutaba de una nueva experiencia en su vida, disfrutaba de poder salir y jugar, de irse con sus amigos, de volver al colegio, de ir a los festivales, de pasar tiempo con la familia fuera de esas cuatro paredes, de no tener que volver al hospital.

Una bola de nieve fue a golpear a Tai cuando Ritsuka se tiró sobre él tirándole al suelo. Los dos cayeron en la fría nieve, pero no les importó, reían y estaban disfrutando de aquello. Poco a poco, las risas fueron cesando, fueron acercando sus rostros hasta que el beso llegó, un beso profundo y pasional, un beso en el que ambos disfrutaron.

Cuando se levantaron de la nieve, no podían creerse que Neul estuviera allí de pie intentando meterle una bola de nieve bajo la chaqueta a Eunji, quien reía y trataba de quitarse a la pequeña de encima para evitar el frío de la nieve.

Tai buscó a su hermano entre toda el área del parque y finalmente lo encontró, tras el tronco de un árbol, besándose con pasión con Shun. Sonrió y prefirió no decirles nada, sabía que su hermano ahora mismo necesitaba todo el cariño que pudieran darle, porque no estaba en su mejor momento.


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