Hermione se despertó en un mar de lágrimas. La noche anterior había discutido muy fuerte con Ron. Hubo gritos, acusaciones, lágrimas, insultos... ¿La razón? Ya ni se acordaba. Después de discutir, el pelirrojo se había marchado con un fuerte portazo de la casa de su novia. La castaña no había querido llorar, pero lo hizo. Siempre peleaban por tonterías, y esas pequeñas peleas se acababan convirtiendo en discusiones aún mayores, reprochándose todos los errores del pasado, pero siempre se disculpaban y no duraban enfadados más de una hora. Pero aquella noche, él se había ido simplemente y eso la dejó rota. 

No recordaba haberse quedado dormida. Sin embargo,  cuando despertó tenía la sensación de haber estado dormida durante mil años. Por unos momentos, pensó que la discusión tan sólo había sido una pesadilla. Pero cuando abrió los ojos vio que el lado de la cama que le correspondía a Ron estaba vacío. Tuvo que contener de nuevo las lágrimas cerrando fuertemente los ojos. 

Justo cuando se disponía a desayunar, alguien llamó a su puerta. Un chico alto, de nariz larga, de profunda mirada azul y de revuelto cabello rojizo estaba delante de suya. Una débil sonrisa temblaba en sus labios. Llevaba la misma ropa que la noche anterior y en las manos traía una pequeña caja. 

—Hola—dijo. 

Hermione sonrió para sus adentros al recordar la última vez que había visto a su novio así. Fue cuando volvió -tras semanas y semanas- durante la búsqueda de los horrocruxes. Parecía igual de nervioso, y su voz temblaba de la misma manera. La castaña cogió aire y lo soltó despacio, tratando de devolverle un ritmo normal a su desbocado corazón.

—Yo...—titubeó el chico.— No pude darte esto ayer...

Una vez dicho eso, le entregó la pequeña caja. Aunque a ella le hubiera gustado tirar al suelo su regalo, la curiosidad le pudo. La abrió con cuidado y reprimió un grito cuando descubrió lo que había dentro. 

—Ron...—susurró.— Es tu desiluminador... Es lo más importante para t...

La frase se quedó a medias, porque él le puso un dedo en los labios y la cortó. 

—No. Lo más importante para mí, eres tú— corrigió él. 

La chica abrió mucho los ojos. No porque dudara de su palabra. No porque no creyera que él la amaba. No por nada de eso. Le sorprendió porque él no era lo que se dice romántico. Y aquel gesto era lo más tierno que habían hecho por ella en la vida. 

—Pero Ron es...—trataba de decir ella. 

—Hermione, ¿sabes por qué le tengo tanto cariño a esto? Es porque me guió a casa cuando me desvié del camino. Me guió a mi hogar: tú. Pero ahora, no lo necesitaré para volver a ti...

—¿A qué te refieres?—preguntó ella incrédula, aún apretando con fuerza el desiluminador. 

Entonces, él se arrodilló y le mostró un anillo plateado, con la inscripción "Agitar y golpear". 

—Hermione, ¿me harías el mago más feliz del mundo casándote conmigo?

A la chica se le escaparon algunas lágrimas, al tiempo que murmuraba un débil <<sí>> con mucho poder sobre el pelirrojo. Le colocó el anillo en su dedo medio con delicadeza.

 El chico se levantó y abrazó a Hermione alzándola en el aire. Cuando la dejó de nuevo con los pies en la tierra, ella rodeó el cuello de su prometido y le besó. 

—Wingardium LeviosÁ— bromeó el pelirrojo contra los labios de la chica. Ella ni siquiera se molestó en corregirle, ya que en ese momento se sentía levitar.

***

¿Qué tal el One-Shot? Espero que les haya gustado. 

Y ahora, aprovecho para agradeceros de nuevo a todas las personitas al otro lado de la pantalla. ¡¡Ya somos 10.3K de estrellitas!! Muchas gracias ♥♥♥♥