Érase una vez...

Ron, Ginny, Hermione y Harry estaban charlando en la cocina de la Madriguera. Eran los últimos que quedaban en la casa (salvo por Arthur y Molly). Los pequeños James (de 6 años), Albus y Rose (de 4 años) jugaban en el jardín. Lily y Hugo (de 2 años) estaban gateando en el salón jugando con los peluches. 

De repente, los tres niños irrumpieron en la cocina. 

-¿Podéis contarnos un cuento?- pidió Albus con ojos suplicantes.

-Vale- accedió su madre.- Pero primero, os llevamos a la cama. 

Los tres niños asintieron con la cabeza efusivamente y corrieron escaleras arriba a la habitación donde dormirían. Hermione corría detrás de ellos intentando seguirles el paso. Ginny llevaba en brazos a Lily y Ron llevaba a Hugo. Harry iba a la cola. 

Una vez estuvieron todos en la habitación de los pequeños, los adultos intercambiaron miradas de complicidad. Sabían exactamente que historia contar. Harry comenzó a narrar:

-Érase una vez un mago tenebroso muy oscuro. Él estaba obsesionado con el poder, y al enterarse de que un chico podría vencerle, quiso matarlo. Mató a sus padres, pero él sobrevivió. Su historia se convirtió en leyenda. Él fue a Hogwarts como cualquier otro niño y conoció a fantásticas personas.

Ron le tomó el relevo:

-Un torpe y hermoso pelirrojo- Ginny y Hermione rieron ante este comentario- y a una hermosa bruja- añadió el pelirrojo mirando a Hermione. Ella le sonrió alagada con ternura.- La más inteligente de su época. 

-Juntos- prosiguió Hermione-, descubrieron muchos secretos y se hicieron amigos al rescatar a la testaruda bruja de un troll. 

-En su segundo año- continuó Ginny-, la hermana pequeña del pelirrojo llegó a Hogwarts y el niño que sobrevivió la salvó. Eso hizo que la chica se enamorara más y más de él.

-Ese mismo año- añadió Ron-, a la bruja más inteligente la petrificaron. Y el bobo y hermoso pelirrojo se preocupó por ella, porque, a pesar de ser una sabelotodo insufrible, le importaba mucho. Aunque no lo admitiera.

- El siguiente año, el niño que sobrevivió- siguió Harry- conoció a su padrino y aprendió muchas cosas. 

-En su cuarto año- continuó Ginny-, el niño que sobrevivivó seguía sin hacerle caso a la chica pelirroja.

-Pobrecilla- comentó Rose.

-Y el chico pelirrojo se dio cuenta de sus sentimientos por la chica inteligente- dijo Ron.

-Aunque la chica pelirroja también era muy inteligente- se defendió Ginny.

-Pero sólo era la dulce hermanita- chinchó Ron.

-Al menos, la chica pelirroja era mucho más inteligente que su bobo hermano...

Harry y Hermione seguían la discusión como un partido de ping-pong. Los niños miraban sin comprender...

-En su quinto año- dijo la castaña interrumpiendo la discusión-, ellos formaron un grupo de defensa contra el mago tenebroso. Bueno, ellos y otros dos chicos más. Un chico algo torpe, pero muy valiente y una chica algo rara, pero muy sabia. 

-Siguieron descubriendo cosas- explicó el azabache-, como la razón por la que nadie había podido derrotar al mago tenebroso. 

-En su séptimo año- dijo la pelirroja-, fueron a buscar los horrocruxes (la razón por la que el mago tenebroso no había podido ser derrotado). 

-Pero la valiente chica pelirroja, el chico valiente y torpe y la chica rara y sabia, se quedaron en Hogwarts liderando el grupo de rebeldes- comentó Harry.

-Mientras tanto, - siguió Ron- el bobo chico pelirrojo había abandonado a sus amigos.

-¡Qué mal amigo!- exclamaron Albus y James al mismo tiempo. Al pelirrojo se le ensombreció la mirada por unos instantes. Luego volvió a sonreír, pero de forma muy forzaba.

-Pero lo que importa,- Hermione le dirigió a Ron una mirada llena de ternura y sin nada de reproche- es que él volvió. 

Ron levantó la vista y le sonrió complacido.

-Y todo gracias al amor que sentía por la chica y por un extraño cachibache.

-Y al fin, - continuó Ginny- se produjo la gran batalla. El niño que sobrevivió derrotó al señor tenebroso.

-Hubo muchas muertes- comentó Harry.

-Pero ninguna fue en vano- argumentó Ron, teniendo en mente una única muerte. El chico al que todos habían amado, que había conseguido sacar una sonrisa a todos en los momentos más oscuros, ese increíble chico que dio su vida por salvar a los demás. Su hermano Fred.

-Y por su puesto, a pesar de las dificultades, el niño que sobrevivió se casó con la preciosa chica pelirroja- dijo Harry.

-Pero tardó seis años en darse cuenta de lo que sentía por la chica- afirmó Ron. 

-Para lento, el chico pelirrojo. Que aunque sabía lo que sentía por la chica inteligente no hizo nada- rebatió Harry.

-Y ni siquiera dio él el primer paso- Ginny miró suspicaz a su hermano.

Rose, James y Albus no comprendían nada.

-Pero al final, se casó con ella. Y tuvieron dos maravillosos niños- contó Hermione con dulzura. 

-Y bueno- comenzó el azabache.

-Esa es- continuó su mujer.

-Nuestra- siguió el pelirrojo.

-Historia- finalizó la castaña.

-¿Eso pasó de verdad?- preguntó Albus con un brillo de admiración en los ojos. Los adultos se miraron con complicidad.

-Por supuesto que no, Al- respondió James.- No hay magos tan malos... ¿Verdad, mamá?

-Y ningún chico es tan lento como para tardar siente años en confesarle su amor a alguien- opinó Rose. 

Harry y Ron se miraron. Con esa mirada rememoraron todos los momentos que habían pasado juntos. Desde la primera vez que se vieron en king's cross, hasta la batalla de Hogwarts; pasando por la huida en el coche volador, su encuentro con Aragog, la Cámara de los Secretos, la casa de los gritos, los entrenamientos de Quiddicht, las tardes del E.D, la batalla del Ministerio, la muerte de Dumbledore, la búsqueda de los Horrocruxes. 

Hermione miró a los chicos y recordó ella también todos aquellos años. Cuando les conoció, cuando la rescataron del troll, cuando superaron las pruebas de la piedra filosofal, todas las peleas absurdas con Ron, su viaje en el tiempo con Harry, las conversaciones con Ginny, el baile de Navidad, el Torneo de los Tres Magos, la boda de Bill y Fleur, el regreso de Ron, la mansión Malfoy, la boda de sus dos mejores amigos, la suya propia...

Ginny miró a los niños y en ellos vio a la nueva generación. Rose era idéntica a Hermione, sólo que era pelirroja (como cualquier Weasley) y tenía los ojos azules. Era igual de inteligente que ella e igual de valiente. Albus era igual que su padre en todo. Los mismos ojos, el mismo pelo revuelto, la misma mirada sedienta de aventura... James era muy parecido a su padre, pero tenía sus ojos. Amaba las bromas, al igual que Fred y George. Lily era casi igual a Ginny. Y Hugo, bueno, en sus primeros años de vida había demostrado tener el estómago de su padre...

-¿Que si esta historia ocurrió de verdad?- dijo Hermione.- Es la historia más real que jamás oiréis. 

-Es tan real como nosotros- reiteró Ron. 

-Tan real como la tarta que tío Ron se ha comido él sólo- continuó Ginny para provocar a su hermano.

-Tan real como la magia...


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