After All; [Pequeño Tributo de ¿No te vamos a perdonar.... o si? ]
El argentino intentaba hacer que durmiera sus hermano menor. Siendo estos Salvador,(tan solo un pequeño niño) Panama, Guatemala y Cuba(siendo este el más grande de los pequeños). Habían pasado algunos día desde que su padre los había dejado.
— ¿Dónde está papá?— preguntó Cuba, por posiblemente doceava vez.
— Ya volverá.—dijo después de vacilar un momento de vacilación. — Apuesto que volverá cuando despierten.
— Me niego a dormirme sin la canción de papá.— se quejó Panama.
—¿Y si yo la canto?— le sugirió Argentina.
— Es aceptable.
Suspiro antes de empezar cantar esa canción que se sabía de memoria.
—¿Qué haría un padre por sus hijos? — empezó.
— ¿Qué longitud no iría una padre, para poder ayudarlos?— eso último se lo inventó,para no asustarlo, y de paso calmarse.
—Hay un vínculo que existe entre padre e hijo — agarro el oso y el cordero de peluche de sus hermanos pequeños.
—Sin fin a lo fuerte que puede crecer—lanzó al cordero hacia arriba.
—Es una promesa para la vida entre padre e hijo— extendió su mano para recibirlo.
—Comienza desde el momento del nacimiento y la muerte.— junto el oso de peluche junto al cordero.
—Y te sacudes hasta tu alma
con un dolor que nunca has conocido— eso era nuevo, pero así se sentía.
—Y los miras a los ojos— dejó el peluche de oso junto a Salvador, que dormía plácidamente en su cuna.
—Y descubre que estás buscando en tu propio ser~.— Posteriormente puso el cordero junto a Guatemala, que estaba luchando, junto a Cuba y a Panama, para no quedarse dormido.
Habían pasado algunas semana, y su padre no regresaba; a hora les cantaba de nuevo a sus hermanos.
—Y hay un dolor que no puedes imaginar.— las lagrimas empezaron a acumularse en sus ojos.
—Un tipo especial de tortura que puedes sentir.— Agarro el peluche de oso de Salvador.
—Un corte que sangra desde algún lugar profundo dentro de ti— casi se le rompe su voz. Pero no quería preocupar a sus hermanos.
—Un lamento pasado que no se puede curar— Agarro al corder de peluche, tratando de no abrazarlo.
—Y nadie adivina todo el tiempo
que estás deseando—justo en ese momento apareció Mexico, pensando que su padre le estaba cantando a eso pequeños.
—Que pequeño extraño grita por estar en tus brazos—alejo al oso lo más que pudo de ese cordero. Puso el oso junto a su dueño y repitió esta acción con el cordero.
—Pude crecer y salvarte después de todo—canto con voz fuerte con una sonrisa.
—Tal vez tendré que crecer y salvarte~.— su voz se quebró, el mexicano lo vio preocupado pero no tuvo el valor para hablarle.
Habían pasado ya dos meses. La esperanza de los mayores de que su padre volviera estaba prácticamente muerta. Sin embargo los más pequeño tenían una fe ciega en que su padre volviera.
—¿Qué haría un hermano por su hermanitos?— canto el argentino a sus hermanos pequeños. Cambio la palabra "padre" porque le quemaba por dentro decirlo.
—¿Qué alturas no subiría un hermano por ellos~?— alejo lo más que pudo el peluche de Salvador.
—Hay un vínculo que existe entre ellos. — se veía que el pequeño iba a llorar por eso, así que se lo dió.
—Y sólo va más profundo con el tiempo— se refería al peluche de oso. Cada vez que intentaban quitárselo lloraba como un demonio. Supuso que era por instinto de conservar algo que pertenecía a su padre.
—Es una promesa de vida entre ellos.— sin querer pensó en su padre, como es que el se fue.
—Y para romperlo deseas ver mayor dolor—Peru estaba en el pasillo evitando llorar, también pensaba en España.
—Y está retorciéndose en tu alma— ya todos sus hermanos pequeños habían caído dormidos, pero él seguía.
— Con un dolor que no puede borrar— justo en eso llego Mexico que a ver a Peru casi al borde del llanto se alarmó.
—¿Qué pasa?— le preguntó preocupado. Pero oyó el pedazo de canción de España.
—Como las lágrimas que nunca lloraste pero sigues frotando tu cara— El mexicano empezó a llorar, sin darse cuenta de ello.
—Porque hay un dolor que no puedes imaginar— estaba a punto de caerse a llorar.
Habían pasado cerca de un año, habían aprendido a vivir sin su padre. Sin embargo algunos todavía tenían esa fe ciega de volverlo a ver.
—Una pequeña charla que te mantiene despierto— Argentina cantaba, de nuevo.
—Que de alguna manera se convierte en una determinación audaz— se recordaba como tuvo que crecer rápido junto a Peru y a Mexico.
—Que nunca cometerás el mismo error— «de confiar en las mismas personas» complemento en su mente.
—Y entonces juras alimentar tu pequeño futuro— cantó con voz algo melancólica.
—Asegurando que su talento, su equilibrio y su encanto— Guatemala estaba todavía despierto, escuchando con más atención a su hermano mayor.
—Podría crecer y salvarte después de todo— estaba a punto de llorar.
—Debo crecer y salvarte después de todo— salió lo más rápido de ahi, no quería para preocupar su hermano menor.
Guatemala preocupado salió de su habitación. Encontró a Argentina, recostado en la pared llorando en el pasillo, lo abrazo.
— Espero que papá ya llegará.— le dijo su hermanito en ese abrazo. Él asintió y soltó una pequeña carcajeada... pero sonaba triste.
—Algunas esperanzas mueren sobre la vid— le dijo Argentina, separándose de ese abrazo.
—Algunas nunca tienen una oportunidad— siguió empezando a separarse de la pared.
—Más dulce que el caramelo más dulce— empezó a caminar hacia la habitación de su hermano junto a Guatemala.
—Esa mina se convierte en rey de España— canto en un susurro para él.
—Y hay alivio que no puedes imaginar— era otra noche, la misma canción cantada por el mayor.
—Eso llena cada tendón, hueso y nervio— Peru y Mexico estaban en el pasillo, escuchando la nueva parte de esa canción.
—Por saber que puedes salir de este agujero infernal— «que denominamos tristeza» siguió cantando.
—Y finalmente vivir la vida que te mereces— usaba el cordero de peluche de Guatemala, que el mismo se lo regaló.
—Y de repente te das cuenta sobre el pasado que sabías te perseguiría junto con todo el arrepentimiento que no mostraste— ¿Arrepentimiento sobre qué? Sus dos hermanos se vieron, no sabían a qué se refería.
—Podría crecer y... — su voz sonó triste.
—Podría crecer y... — continuó cantando, elevando su voz.
—Puede que sólo crezca, y te salve después de todo— al final su voz se quebró, se agachó y se hecho a llorar.
Habían pasado ya varios años, ellos ya habían aprendido a sobrevivir sin su padre y cuidarse unos a los otros. Ya nadie tenía la esperanza de volverlo a ver.
—¿Qué no haría un hermano por sus hermanitos?— canto en el parque, a petición de Salvador.
—¿Qué mentira no diría un hermano para protegerlos?— que lastima que atrás donde estaban sentados estaba España. Él quería hablar con ellos.
—Hay un vínculo que existe entre ellos.— España lo vio curioso, esa no esa la letra que les habían enseñado.
—Argentina, esa no es la letra que te enseñe— le dijo el español.
—Ah, ¿otra vez tú? — dijo mientras se levantaba con un soñoliento salvadoreño.
—¿Cómo tú lo sabrías?— dijo sin voltearlo a ver.
Y se fue.
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Créditos a la historia a
Me encanto! Perdón si no te agrada el capituló.
La canción es After All, Steven Univers.
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