🍄Día 31🍄
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Este capitulo está hecho en base a un pedido así que no le hagan mucho caso, espero te guste aunque intenté hacerlo, siento que no pude entender la canción. Lo siento, espero no ser una gran decepción jaja.
El dolor y miedo hacen mella en cada persona, las inseguridades y terrores nocturnos orillan a las personas a temer por una situación especifica.
'Sé como te sientes' maldición no. Mentira, falacias, maldita sea, nadie entenderá en su totalidad el sentir de otro, nunca, importa una mierda haber pasado por lo mismo, no son la misma persona, ni tienen las mismas creencias o dudas, ni miedos o aspiraciones iguales.
Por eso, Takemichi a veces quiere golpearse porque pasa esto, ha enfrentado cosas como estas más de una vez, ha agarrado al toro por los cuernos, ha golpeado sin parar, ha resistido de manera inhumana, demonios.
Eso no significa que las inseguridades desaparezcan. De hecho pueden volver, no siempre se puede ser fuerte, las personas tienen derecho a entrar en desesperación, gritar en las noches con la almohada como único testigo de dolor desgarrador, una risotada llena de inimaginable felicidad absorbida por aquellos que lo merecen, todo es valido, el ser humano funciona así.
Pero llega un momento, ciertos momentos en los que no sabe como proceder, como cuando le declaran la guerra abiertamente, aún cuando tiene una mano sobre la de su esposo y la ropa a juego.
Bella dama de excelsas proporciones, preciosa cual diamante, hermosa e imparable. Ciertamente una preciosa señorita que le declara la guerra con guante blanco, aún cuando en gesto defensivo hace apenas segundos ha besado los labios de Manjiro en frente de sus narices y ella ni se ha inmutado.
Segura y preciosa, de un cabello rubio largo que cual cascada de oro brillante resalta hermosamente haciendo destacar de manera perfecta unos ojos oscuros, de un azul tan profundo y lleno de secretos que llama a la admiración, tal como sólo los ojos de Manjiro podrían demostrar, una cara preciosa y una piel tersa a la vista, clara pero bonita, besada por el sol para darle un toque vivaz y arriesgado. Definitivamente ella nunca ha perdido.
Y ¿Cómo podría ganar él incluso ahora?
Ella es la nueva alumna de Manjiro y Takemichi siente que va a llorar porque creé ser consiente que ni volviendo a su manto de inalcanzable, maquillado y arreglado con la ayuda de Koko podrá alcanzarla a ella que se expresa hermosamente.
¿Cómo podría ser tan bonito como ella?
¿Cómo podría impedir que su esposo sea robado?
Sabe que Manjiro no lo dejará, sabe que lo que los une va mas allá de ese amor de cuento.
Aún así, se frustra porque es como si simplemente podría retener a Mikey con la sortija y ella desea robar al menos una noche de su esposo.
Bebé llorón.
—¡Sí! Takemicchi es intocable, si alguien intenta arrebátarmelo lo destruiré.
—Veo que estás muy apegado a él, Mikey.
Puedo saborearlo, mi corazón se está rompiendo.
—Una pareja dispareja.
Ella sonríe amable fingiendo que no insinúa claramente que Takemichi se vea capaz de estar cerca a Mikey.
Takemichi siente las lágrimas intentando llegar, sabe que se ven extraños, Mikey tiene ese poder a primera vista, esa despampanante aura que se le nota a penas conocerlo, una aura que Takemichi no puede alcanzar al menos a primera vista, sabe que es valioso, el mismo Mikey lo está presumiendo pero le desespera no poder decir que es un modelo, que es un genio o algún tipo de perfecto lord.
—¿Lo crees? Dilo cuando él no esté, capaz y me deja por alguien mejor.
La aclaración dulce de Manjiro hace que Takemichi sienta orgullo, lo trata como si fuera la pieza mas bella, cuando no lo es. Aprieta los labios y sonríe con suficiencia aún cuando tiene ganas de llorar porque... No hay una razón, las personas se sienten felices cuando son defendidas a capa y espada.
—Dudo que esa posibilidad si quiera pueda llevarse a cabo, Mikey.— Asegura ella.
Le dice Mikey como si tuviera el derecho, cómo mejores amigos, cómo si se hubiera ganado eso, fingiendo que no sabe que el denominativo existe.
Creo que hablo demasiado, necesito escuchar, tal vez me esfuerzo demasiado.
—No, no podría, no lo necesito, le doy libre albedrío a mi esposo pues soy consciente de que lo nuestro va más allá del simple amor, podría decir que lo tengo amarrado a mi cuerpo, pero es mentira, tengo su corazón en mi mano y él lo sabe, lo disfruta más que nadie.— Presume.
Puede que no pueda ganar pero ¿Por qué debería sentirse humillado?
Manjiro lo ama sin reparos, su amor es infantil, dulce. Como si aprendiera a amar cada día a su lado así que aunque no se crea ganador sabe que no puede quitárselo.
—Mikey se ve como alguien amante del peligro.
—Lo es, creeme que lo disfruto.
Ella sonríe amable aún confiada, y Takemichi también lo hace, porque tiene una característica especial.
Bebé llorón
Es un llorón con algo precioso, unos ojitos azules llenos de determinación, una sonrisa que ablanda hasta el mismo diablo pues es todo el dolor expresado en calma.
Ambos ignoran olímpicamente a Mikey quien come alegremente un taiyaki, cortesía de la dama.
Takemichi se planta sobre el suelo, no está en su mejor ropaje pero... pues.
¿Quién dice que Mikey lo va a dejar perder?
—Espero tengas una buena experiencia, él es muy bueno en lo que hace, pero ten cuidado, si arruinas algo que ama él puede asustarte.— Susurra a modo de broma.
Ella parece por fin sentir un escalofrío pues irónicamente Mikey desvía la mirada y suelta un chasquido quedo.
El silencio reina por unos segundos hasta que ella cómo quien está adoctrinados para seguir una conducta especifica, alisa su bonito vestido y se levanta presurosa, de seguro con algunas cuantas dudas en la cabeza, aún así manteniendo una sonrisa altanera que Takemichi responde alegre al menos hasta que ella informa su salida y ambos esposos la acompañan hasta la puerta donde tras colocarse sus zapatillas se despide amable. Aún observadora deseosa de su esposo.
Takemichi se aguanta un grito.
Ella se marcha tras una corta despedida y la pareja de esposos la miran marcharse por la calle.
—Creo que ella aprenderá rápido, aunque es muy delgada para mi gusto. espero resista los entrenamien-
Es interrumpido.
—Creo que me esfuerzo demasiado...
—¿Por qué lo dices, cariño? —Preguntó Mikey con un tono preocupado hacia su esposo, no suelen usar apodos pero ciertamente es reconfortante.
—En como me veo, que hago, y que digo, simplemente soy....solo un bebé llorón, soy patético.
—No, no eres patético, yo... tengo ese sentimiento de ansiedad, pero este se va cada ves que estoy contigo, yo me enamoré de ti, por tu forma de actuar y todo lo que haces, eres perfecto, el único que sería capaz de amarme como lo haces, yo solo quiero que me ames tú.
La vocecita de Mikey es callada por un beso arrebatador, rápido y descuidado, y bueno, ¿Quién es él para negarse?
Mikey se ríe tras el beso y le sonríe antes de llevarlo dentro.—Para mí, mi llorón favorito.— Pregona.
Divertido y vergonzoso es cuando Takemichi le cuenta a Hina y a Chifuyu que la preciosa dama volvió justo para escuchar y ver esa conversación de amantes.
Dulce, dulce como las veces siguientes en las que Takemichi disfruta besar en los labios a su esposo delante de ella que admite su derrota con una linda sonrisa y un pulgar arriba.
Yo? Yo prometí este capitulo para alguien específico.
Literal, no puedo decir no.
Ignoren esto...
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