🍄Día 01🍄
La vida es difícil, eso Hanagaki Takemichi lo sabía bien.
Pero ¿qué tan difícil era ir a su primer día de trabajo?
Él diría que está bien, que ha estudiado y ya tenía el trabajo, que solo debía presentarse ante los padres y niños para así darle forma a un buen sueldo.
Y claro que su esposo se negó, claro que se abrazó a su cintura durante media hora diciendo que quién necesita a Takemichi es él, diciendo y acusándolo por no cuidarlo y diciendo que Kenchin se puede ir a la mierda, eso no sabe de donde salió pero también estaba incluido en sus reclamos.
Y claro que el pelinegro le hace caso y lo convence de que no es malo trabajar, en su casita Mikey era quien mayormente hacia la limpieza pues el amor no le quita la manía a Takemichi de ser un cochinito (como le decía a veces) mejorar eso y poder contratar a alguien que hiciera la limpieza sería un gran alivio, aunque eso también lo rechazaba Manjiro, según él, vendría una gata rompehogares para intentar robarse a uno de los dos.
Pero estaban yéndose por la tangente, lo importante es que lo logró, tras unos besos y promesas Manjiro con un gran puchero le deseó que tuviera un gran día.
—A veces se te olvida quién soy yo Takemicchi~
Y es cierto, a Takemichi se le olvidaba que aunque Manjiro evolucionó sorprendentemente, también seguía siendo el Mikey sobreprotector y un tanto agresivo cuando alguien amenaza a sus seres queridos, pero esa es otra historia.
Pero no lo sabe hasta que tras el pérfido día encuentra a una mamá Karen, una que apenas iniciar el día lo criticó hasta por su ropa, su edad e incluso por su pasado como miembro activo de la ToMan.
Takemichi no se consideraba a si mismo como alguien débil, pero sí era un tanto sensible, porque que le griten sobre su ineficiencia y su poca experiencia sólo por dejar caer uno de los dibujos de los niños, era un límite extraño.
Aun así, si le dolió porque de cierta forma cree que no ha cambiado, que sigue siendo igual de llorón que en su juventud, pero esta vez ni para saco de boxeo servía, a veces realmente duele y casi siempre puede reponerse pero estando en un ambiente nuevo se sentía solo y perdido.
Las lágrimas inevitablemente se aglomeraron en sus ojos pero no las dejo derramarse pues los pequeños cuerpos, tan chiquitos, se abrazaron a sus piernas, tal vez cinco o más, una manera de cuidarlo, por eso le gusta admirar el corazón puro de los niños.
—Por favor, señores, esté es un jovencito inepto que ni siquiera puede lidiar con los reclamos, realmente ¿creen que esta bien dejar a nuestro pequeños a su mando?— Gruñe la mujer a los padres que ven con lastima a la nueva presa de esa loca mujer.
—Ay señora ya sientese— Una voz hace eco desde el fondo del pequeño salón y los padres no pueden evitar reírse y Takemichi se atraganta porque cree reconocer esa voz.
—Pero-
—Es verdad, señora, estoy nervioso, no creo que sea malo, también soy todo lo que ha mencionado pero también soy más que eso, estoy graduado, no voy a negar nada, pero he de añadir que soy completamente capaz de cumplir con esto, la enseñanza va mas allá de los años o la estrategia, la enseñanza consta de crear los momentos mas importante de un niño— Toma aire aun nervioso pero con su habitual aire heroico que lo convirtió en su momento en el capitan de la primera división, y continúa:—A esta edad traen un espíritu inocuo para adaptarse, para crear el molde donde se desarrollarán en un futuro, donde se crean las esperanzas y sus ganas de vivir, a esta edad ellos son invensibles, nadie debería apagarlos desde ahora, mi trabajo es no solo prepararlos, sino también educarlos y abrirles la mente, usted no sabe lo diferente que podría ser la vida de alguien solo por haber tenido un pilar a esta edad, no voy a renunciar.
Y tras ello los niños abrazados a sus piernas se acomodan mejor y sonríen pues Takemichi les acaricia el cabello.
Los padres solo lo miran asombrados, por no saber identificar ese aire a esperanza que ha nacido de la nada, como si ese chico lo destilara por sus poros, muy convencidos pues ellos no tendrían problemas desde el inicio solo que ahora su confianza se ha afianzado lo suficiente como para que hasta la mujer gritona se siente en silencio.
—Y he de decir también que yo no robo por ser parte de una pandilla en mi juventud, hay cámaras de seguridad, solo quería aclararlo.
Los padres ríen y los niños finalmente lo sueltan al ver que su maestro está a salvo, definitivamente trabajar como ayudante sirvió de mucho con esos niños.
Es así que le pequeña reunión y presentación termina.
—Mitchy alegre.
Una pequeña le pica la mejilla al despedirse y es que ese apodo ha nacido porque su primer día de ayudante, no sabe como pero así le dicen.
—Sí, estoy feliz Zira chan— Le dice sonriente dejando ir a la niña y así se despide de los demás.
El salón se vacía de a poco.
—No creas que has ganado— Le dice la mujer loca, dios mío ni siquiera la conoce y ya tiene una enemiga mortal.
Takemichi esta apuntó de decirle algo así como "Sí señora ahora vayase a su casa, me estresa"
Pero lo único que ve es la cara de la mujer perdiendo color gradualmente, cuando ella se va recogiendo al pequeño niño como alma que lleva el diablo se da cuenta de que ha pasado de nuevo.
—Mikey kun, deja de asustar a la gente— Dice suspirando.
—Es porque nadie debería tratar mal a Takemicchi— Responde sin ápice de vergüenza.
Y el ojiazul sabe que su esposo esta haciendo un gran puchero a su espalda pero no puede evitar sonreír.
—¿Y como entraste?— Pregunta rendido sacandose el mandil que le obligan a ponerse.
El rubio sonríe soberbio esperando un alago, inflando el pecho y poniendo sus manos en sus caderas.
Takemichi ríe al verlo, y es que Mikey ha cambiado tanto y a la vez sigue siendo el mismo mocoso burlón y tierno.
—No hay nada que tu esposo no pueda hacer, Micchi— Declara orgulloso.
El pelinegro no puede evitar acercarse y darle un pequeño beso en los labios a su pareja. Sigue sorprendiéndole lo protector que puede llegar a ser.
—Ya veo.— Dice al separarse y recogerle uno de los mechones rubios que caen por su rostro, el pelo de Manjiro ha vuelto a crecer y se lo sigue dejando rubio porque le queda bien.
Mikey lo abraza por la cintura y pierde su toque juguetón —Y esa mujer loca te hizo llorar— le acusa con esa aura amenazante que a veces a Takemichi se le olvida que es muy capaz de cosas muy feas si no fuera porque tiene mas control que antes gracias a las terapias.
—Sí, bueno, joder que vergüenza, sólo estaba nervioso— Susurra Takemicchi poniendose rojo por su desliz.
Recibe un beso y mira sorprendido a Mikey quien sonríe suavemente, real y hermoso como debe ser.
—Heroe llorón, el mejor del mundo— Le dice el rubio antes de abrazarlo como una muñeca de trapo sin poder evitarlo y es que a sus ojos Takemichi era el sol mismo.
El ambiente se vuelve rosa y entre regaños por seguirlo y desvergonzadas respuestas ambos se van a casa olvidando que Mikey tenía una reunión con un nuevo cliente personal.
A veces planeas una cosa y sale completamente diferente. Y maldición como amaba Takemichi a su esposo.
———[🌸]———
Porque ellos merecen su vida feliz.
Intento hacerlo dulce pues a veces es buena la dulzura jsjsjs.
Mikey sanito y bonito como debe ser, sí señor.
💜✨
Si ven errores corrijanme por favor, yo no edito mucho antes de subir, solo escribo cuando se trata de fics dulces y los subo rápidamente.
#No he aclarado los roles así que nadie me diga nada si termina versátil o no.
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