La historia sigue así


—¿En que estaba?

—En que te estaban comiendo el mandado en las narices —comentó el menor de los hermanos con burla.

—Tk —gruñó molesto Matt.

—Ya, me calló, continua.

—Tai regreso muy animado gritando algo acerca de unos huevos dulces que francamente no entendí. Lo mire un rato mientras se tragaba todo su almuerzo y comencé a preguntarme ¿cómo rayos alguien había sido lo bastante idiota para fijarse en él?

—Aparte de ti.

—Tk.

—Ya, no interrumpo más.

—En fin. Mira Ichi es un desastre, su ropa siempre huele a chocolate no sé si por su loción o porque se la pasa consumiéndolo, pero de algo estoy seguro, no la plancha, nunca usa zapatos sin importar si utiliza ropa formal siempre tiene que llevar tenis, no creo que conozca el peine y jamás hace la tarea, es un completo neófito en cuanto a números se refiere y... todo, todo Tai es un desastre andante.

—¿Por eso te molesta que alguien más lo notara? —preguntó Tk llevándose un par de botanas a la boca.

—Tai es un desastre, pero es MI desastre. Soy yo quien le ayuda en aritmética, quien se desvela intentando meter algo de ciencia en esa cabeza dura y lo aguanta en sus perores momentos. Sus compañeros de equipo sólo ven al deportista y nada más.

—Pero Matt, Tai sabe todo eso y en mi opinión no creo que estés en posición de decir que los jugadores ven únicamente eso, quizá...

—¿Qué? ¿Insinúas que lo espían? —gritó Yamato poniéndose en pie casi ofendido por la sola idea.

—No dije eso —apaciguo con las manos en alto.

—Sería la única forma, yo siempre estoy con él, menos cuando... siempre estoy con él —afirmó Matt muy seguro.

—Eso da miedo, lo sabes ¿verdad? Y por ejemplo, en este preciso instante no estás con él, que tal si... — y Tk se quedó mirando como su hermano tomaba el celular y apretaba el botón, el de remarcar, luego:

—Hola Tai ¿En dónde estás? —un silencio hizo y Tk probó ver si tenía poderes psíquicos para así poder saber que era lo que contestaba el otro muchacho; una vez visto que no funcionaría se contentó con escuchar la parte de la conversación que estaba dentro de su rango auditivo. —Ya, si piensas salir o llega alguien a tu casa avísame, y más vale que lo hagas porque de lo contrario me enterare, sabes que es cierto, y en tal caso tu castigo será terrible.

Tk tembló ligeramente, su hermano era un poco obsesivo y posesivo, y su gesto de sádico no mejoraba en nada la opinión que se formo de una manera que jamás pensó descubrir.

—¡Eh! ¿Cuándo? —exclamó Matt apretando el aparto de comunicación.

Tk paró los oídos. La plática se ponía interesante por lo cual ameritaba escuchar de cerca, ahora con quince años y gracias al basquetbol era por escasos tres centímetros era más bajo que Matt, tan así que con acercar la oreja bastaba.

—Pero si... ¿en qué momento? ¡Como que en el baño! Espérame. No salgas, es más pásame a Kari... Tu sólo dale el teléfono...

Tk le miró fijamente al escuchar mencionar el nombre de su mejor amiga. Una cosa era Tai y otra muy distinta era la menor de los Yagami se viera envuelta en aquella pelea.

—Kari, pase lo que pase no dejes que nadie entre a tu casa, ni que hable con Tai hasta que llegue; es cuestión de vida o muerte.... ¿Cómo que vas de salida? ¿No te puedes esperar veinte minutos? —casi suplico Matt ante la situación.

Tk se aproximó al oído contrario por el que Matt usaba para escuchaba por el auricular y susúrrale que le pregunte ¿con quién?

—¿Con quién sales? ¡Eh! Pues es... no para nada sólo no salgas hasta que llegue. No. Kari te prometo que te llevo a esa galería en donde se exponen las fotos de la loca esa que tanto te gusta, pero quédate ahí y haz lo que te digo... Si, si lo que quieras. Te veo en media hora.

Y corto la comunicación tomando su chaqueta del respaldo del sillón a las carreras.

—Me voy —declaró Yamato. 


Continuará...  

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