Despedida en el Puerto de Liyue

La noche poco a poco se apoderaba de la ciudad de Liyue, y los ciudadanos repletaban las calles con puestos de comida, juegos, y otros sin fin de preparativos.

Se celebrará el ritual de la linterna, un festival como ningún otro, y pensaba quedarme a disfrutar un poco de las festividades antes de regresar a Snezhnaya mañana.

Aunque nosotros, los miembros Fatui no éramos bienvenidos, había un hombre que me hacía sentir como en casa.

Hasta hace poco ese hombre ostentaba el título de Dios Arconte Geo, y era también un Adeptus... sin duda era una divinidad con muchas responsabilidades. Sin embargo, en parte por mi culpa, y en parte por un trato que él hizo con Zarina, Zhongli perdió su Gnosis y con ello su título como Arconte. Y para conseguir su cometido, fui engañado por mi gente y por Zhongli.

Reconozco que, el hecho de que me hubieran utilizado para algo de tal calibre, me hirió. De mis propios colegas me puedo esperar lo que sea... pero de ti... la persona que me trató con amabilidad y siempre estuvo pendiente de mi... había oído muchas veces que la gente decía que las traiciones duelen, pero yo nunca lo había experimentado hasta ahora.

Liyue luce hermosa esta tarde, pero seguro luciría aún más hermosa si pudiera estar a su lado...

Es un hombre ocupado, entiendo que no tiene tiempo para cosas mundanas tan básicas como, dar un paseo, o sentarse a beber del té que tanto le gusta.

—Ah Zhongli...

Los suspiros escapaban solos de mi pecho y era por él.

Realmente tenía la intención de encontrarme s Zhongli y pasar con él esta noche tan colorida, alegre y festiva. Pero tenía ya mucho tiempo sin verlo, y eso era un poco duro. Estaba extrañando a ese hombre como nadie más me hizo extrañarlo. Y, sin embargo, estos sentimientos por él no se iban.

El festival daba inicio, la música sonaba por todo Liyue, el olor de sus comidas, la pólvora que se quedaba en el aire tras encender algunos remolinos de fuegos artificiales... los pequeños disfrutando de los diversos puestos de entretenimiento... sin duda era algo que valía la pena ver.

El lugar en que estaba, era un rincón que nadie conocía, y que se había vuelto un espacio en que podía desahogarme y gritar cuando me sentía frustrado o enojado. Con una vista maravillosa de la ciudad, pero oculto a los ojos de los ciudadanos.

Di la espalda a todo eso con la intención de irme. Sin Zhongli, no resultaba tan divertido todo el espectáculo.

Pero al hacerlo, frente a mí, estaba él. Esa cabellera larga de puntas claras que agitaba el viento, aquellos ojos ambarinos que me miraron siempre con cariño... esa boca que tanto he deseado besar...

Me asusté al verlo tan repentinamente.

—¿Ya te vas? ¿No vas a quedarte y disfrutar del festival?

Su sonrisa, esa sonrisa que solo me dedicaba a mi...

—Si, me voy. Mañana regreso a Snezhnaya y quiero descansar...

La verdad si me estaba sintiendo un poco cansado. No estaba mintiendo del todo.

Su semblante se puso serio, ya no había rastro de aquella sonrisa.

—¿Regresas a Snezhnaya? ¿Por qué no me lo dijiste?

Al ver que expresión se volvía triste traté de evadir un poco estos sentimientos por él.

—No somos bienvenidos aquí.... Tu gente no nos quiere ¿Por qué me quedaría?

En mi mente me respondía a mí mismo esa pregunta.

"Por qué no puedo estar contigo, esa es razón suficiente para mí para no querer quedarme, ¿de qué me sirve estar en esta gran ciudad si no puedo estar a tu lado? Así que lo mejor para mí, lo mejor para mi corazón es irme... nada me retiene aquí"

Zhongli ante mi pregunta final no tuvo respuesta para lo que era mi realidad. Pertenezco a los Fatui, es lógico que nadie nos reciba con los brazos abiertos, no somos de fiar y no los culpo. Tampoco es que nosotros como organización seamos unos santos ¿o sí?

Al principio me uní a los Fatui por mi padre, él quería que dejara de ser un niño miedoso y cobarde y termine siendo uno de los Once de la organización, los ideales de Zarina hicieron que me volviera fiel a ella.

Pero eso cambió la primera vez que me enfrenté a Morax, un Dios con semejante poder en sus manos, vencedor de tantos enemigos y victorioso en tantas guerras... nuestro primer combate fue sin duda la mejor batalla que tuve desde que me uní a los Fatui... el reconoció mi fuerza y aunque no he podido derrotarlo, es un digno oponente.

Luego nuestros siguientes encuentros eran para mí una excusa, una forma de poder tocarlo sin parecer sospecho, de rosar su cuerpo cuando teníamos esas tan encarnizadas batallas.... Finalmente, Morax terminaba curando mis heridas, aunque en mi opinión, me gusta conservar esas marcas, aunque es extraño, siento que me alivia un poco el hecho de saber que esas marcas las hizo el hombre al que amo.

—Eso parece, pero debes reconocer que ustedes se formaron esa fama.

—No he dicho lo contrario, no somos personas de fiar, ¿verdad?

Traté de sonreír, pero esta vez no pude.

—¿Qué sucede? Sueles ser una persona muy alegre, y enérgica pero ahora...

—No es nada...

Agité mi mano indicando que no había nada de qué preocuparse, no quería que se preocupara por cosas triviales.

—Tus ojos suelen carecer de brillo, pero esta vez es diferente, lucen tristes.

No esperaba que su mano tocara mi rostro, eso no debía pasar.

—Bueno, la gente que quiero está lejos... aquí hay una gran celebración y mi familia no puede estar aquí disfrutando de todo esto... es normal que a veces me sienta triste por esas cosas ¿no crees?... seré de los malos Zhongli-Sensei, pero no he sido despojado de mis emociones.

Reí algo nervioso, pues su mano enguantada seguía acariciando mi rostro y jugando ahora con mi arete.

Pero creo que esa simple caricia estaba siendo superior a mí. Así que me separé un poco de ese roce.

—¡Debería irme ya! Mañana me espera un largo viaje... tu diviértete, después de todo estas festividades son en honor a...

Intenté marcharme pasando por su lado, pero su mano detenía con fuerza la mía.

—Zhongli-Sensei...

Tomaba mi mano como si temiera que si la soltaba me desvanecería, un hombre como él, estaba transmitiéndome su.... ¿Miedo?

—Vamos... llegaremos a tiempo para ver el festival, esto no es más que los preparativos finales, en unas horas más estaremos aquí disfrutando del espectáculo.

Jaló de mi mano y me obligó a seguirlo.

Tras tomar el P.T caminamos un poco hasta llegar hasta la funeraria.

—¿Qué estamos haciendo aquí?

Su mano al fin liberaba la mía, una vez más esa sensación se quedaba conmigo, tal y como cuando me enseñaba a usar los palillos. Estaba de espaldas a mí.

—Sé lo que ocurre contigo, pero quiero que me lo digas con tus propias palabras. No te dejaré ir si no lo haces.

—¿De... de que estas hablando? Lo que a mí me pase no es asunto tuyo.

Entonces se giró para verme, caminó hacia mí, obligándome a retroceder hasta quedarme pegado contra la pared.

—Bien, ya que lo pones difícil, haré que sea más fácil para ti hablar.

Una de sus manos tomaba mi rostro, mientras que él acercaba su boca a la mía, y con la otra me aprisionaba entre su cuerpo y la pared.

Cerró sus hermosos ojos ambarino y yo instintivamente hice lo mismo... ese hombre estaba besándome... lo que había estado deseando con tantas ganas al fin ocurría.

¿Para que querría que le dijera que estaba pasando, si él siempre lo supo?

Acaricié su antebrazo, hacía mucho tiempo que sentía que era un muerto en vida, y ese beso... ese beso me regresaba esa vida que creí perdida...

Empecé a responder el beso, ninguna de mis batallas contra él se había sentido tan bien como este beso...

Pero el recuerdo de mi partida a la mañana siguiente, hicieron que, de subir al cielo, cayera estrepitosamente a la tierra una vez más.

Me aparté de él, empujándolo por los hombros. Quería llorar, nada de esto estaba siendo justo. Nunca había dado alguna señal sobre este tipo de cosas. ¿Porqué lo hacía ahora?

—Puedes ser la deidad que quieras... pero eso no te da derecho a que juegues así conmigo...

Mis ojos se anegaban en lágrimas, no era justo, ni el ser más despreciable merecía que jugaran así con los sentimientos de los demás... no era justo.

Llevé los nudillos de mi mano hasta mi boca y lo miré suplicante, quería irme. Es cierto, había deseado tanto este momento, pero no lo imaginé así.

—Siempre te ha gustado pelear, estoy dándote motivos para que lo hagas ahora...

Su pierna rosaba entre las mías y de mi boca se escapaba un gemido.

Un cosquilleo empezaba a subir por mi parte baja hasta el ombligo, acompañado de un estremecimiento increíblemente agradable.

Una de sus manos, ahora se colaba por debajo de mi ropa.

—Si esto no es lo que quieres detenme, no continuaré si te desagrada...

Mi respiración ya se había vuelto agitada y difícil, ¿Cómo podía siquiera pensar que me desagradaría que sus manos me tocaran? Es solo que las cosas están sucediendo de forma diferente a como lo imaginé en su momento.

Mis piernas ya no tenían las fuerzas para sostenerme, y me deslicé por la pared hasta quedar sentado en el suelo y rodeando mis rodillas, en las que escondí mi rostro.

Mientras estuve en esa oscuridad que me proporcionaba mis rodillas, me di cuenta que Zhongli-Sensei tenía razón. De nada servía saberlo todo, si no podías confirmar los hechos de boca de los involucrados, en este caso, el involucrado era yo.

—Cada una de nuestras peleas, no eran más que una excusa para mí para poder tocarte...

Ya no me ocultaba entre mis rodillas, ahora solo cubría un lado de mi rostro. Quité también la máscara que tantas veces ocultó mi tristeza en esos combates y la dejé en el suelo junto a mí...

—Nobile...

—Yo... no puedo, no puedo seguir aquí viéndote y no poder tomar de tu mano y caminar a tu lado... y entiendo que es algo imposible para ti, pues como la deidad que eres, no puedes exponerte a estas cosas...

—Todo lo que dije en el banco, frente a Signora es cierto, te utilicé para llevar a cabo mis planes, y también es cierto que puse a Liyue en peligro para que los Adeptus y las Siete Estrellas trabajaran juntos y defendieran Liyue, también es cierto que ya era mi hora de tomar un descanso después de milenios de proteger esta ciudad y a sus habitantes, pero la verdadera razón por la que renuncie a mis títulos, eres tú.

Mientras hablaba, se inclinó también, e hizo que lo mirara como queriendo comprobar que no había mentiras en sus palabras, pero es un Dios, una divinidad, ellos no mienten.

—Aun soy torpe en cuanto a las emociones humanas, pero he aprendido unas cuantas cosas, y besar, fue una de ellas. Sin duda la vida mortal es difícil, y es por eso que decidí volverme uno, para entender esas emociones, para estar a tu lado...

Tomó mi mano y entrelazó sus dedos entre los míos.

—Caminar contigo así, y que cuentes conmigo siempre...

Su voz, esa voz grave y profunda que me enamora cada vez más de él... esa voz que me recorría como una cálida brisa, y al mismo tiempo me era tan erótica... ¡demonios! He fantaseado tanto con este hombre que todo en él me parece perfecto.

Con mis ojos nublados por las lágrimas, sostuve su mirada.

—¿Puedo abrazarte? En este momento todo lo que necesito son tus abrazos...

Su semblante ya no era serio, ahora era sonriente y amable, como siempre que estaba conmigo.

No terminé de hablar cuando sus brazos me envolvían con cariño, y una de sus manos, alcanzaba mi cabeza con la intención de que la apoyara en su hombro.

No me hice de rogar y me aferré a su cuerpo. Ahora podía tocarlo sin excusas de por medio, sin peleas que solo terminaban hiriéndome cada vez más...

—Te quiero Zhongli-Sensei... te quiero tanto...

—Nobile...

Nos quedamos así un momento, no hacía falta nada más, ya había sido honesto conmigo y con mi corazón, ya no había razones para sufrir en silencio... pero si había una cosa más por aclarar.

—¿Qué debo hacer? Hasta hace un momento solo quería irme de aquí pero ahora... no quiero... no quiero irme sabiendo que...

—Sabiendo que te quiero... y que te quiero más que a un título o una posición, tú siempre fuiste mi objetivo y fue la única forma de acercarme a ti... renunciando a ser un dios, pero si estás conmigo, todo valió la pena.

—Zhongli...sensei...

—Mi Nobile...

Pude sentir que me apretaba con cariño entre sus brazos, acaricié su espalda mientras repetía mi nombre una y otra vez.

Esta vez fui yo quién lo obligó a que me mirara.

—Siento haberte hecho pasar por todo este sufrimiento...

No lo dejé terminar, y besé su boca. No tardó en responder, y para ser un ser que empezaba a vivir como mortal, sin duda aprendió a besar muy bien.

Un resplandor despidió su cuerpo y pronto toda la funeraria era completamente aislada de ruidos. Conocía muy bien esa habilidad...

—No es suficiente...

Entre jadeos, solté sin querer esas palabras, pero no estaba mintiendo, necesitaba de ese hombre, quería que me tomara, que me hiciera completamente suyo.

—No estoy seguro de que pueda hacerlo debidamente

Nos separamos por segunda vez, pero rozando nuestros labios al hablar.

—Puedo guiarte...

Y mientras nos devorábamos una vez más, guie su mano hasta mis piernas y lo dejé continuar hasta que llegar entre ellas.

Se quitó sus guantes antes de seguir, y yo hice lo mismo.

Separó un poco más mis piernas y así obtuvo más acceso a mí.

Sus manos ahora se paseaban por mi cuerpo por debajo de la ropa, mientras que yo, empezaba a despojarlo de sus propias vestimentas.

Esa piel... esa piel tan... mis manos se deslizaban por su torso, descubriendo cada rincón de su cuerpo...

Sin separarnos del beso, sus manos comenzaron también a despojarme de mi ropa, y su boca abandonó la mía para besar mi cuello y descender por él hasta llegar a la hebilla de mi pantalón.

—¿De verdad no has hecho esto antes?

Mi voz sonaba jadeante.

—Jamás practiqué esto... pero oí muchas conversaciones al respecto, así que pondré en práctica la teoría...

Apretó mi entrepierna y de mi boca salió un gemido tan placentero que eche mi cabeza hacia atrás.

Nuestra ropa fue olvidada y ésta acabó esparcida por la sala. Sin embargo, era lo último que nos preocupaba.

No pude evitar mirar el miembro de Zhongli-Sensei, y eso que estaba entre sus piernas, era enorme. Era de esperarse de un Dios, dotado en todos los aspectos.

—Será todo un reto que eso entre en mi...

—Seré gentil, no tienes que preocuparte...

***

—Nobile... Nobile despierta...

A lo lejos oía su voz, y fue también sus caricias las que terminaron por despertarme.

Me había quedado dormido, y ahora estaba en el regazo de Zhongli-sensei, su raro abrigo cubría mi cuerpo, pero estaba calientito.

Parpadeé un par de veces antes de enfocar al hombre de mi vida, y restregué mis ojos para agilizar mi visión y poder verlo bien.

Su cabello estaba suelto, ¡y por los Siete!, se veía tan sexy...

Levanté mi mano para alcanzar su rostro y él la tomó para besarla y luego se inclinó sobre mi para besar mis labios que ya extrañaban los suyos.

—¿Cómo te sientes? ¿Te duele...algo? ¿Lo hice mal?

Su carita parecía preocupara y ansiosa por saber mi respuesta. Reí ante sus palabras, sin duda era toda una experiencia para él hacer este tipo de cosas.

—Todo lo contrario... no creí que fueras tan bueno en este tipo de cosas... estuviste increíble...

Su mano acariciaba mi cabello y arete, y yo besaba su pierna y también la acariciaba.

Volví a mirarlo cuando noté que sus manos ya no jugaban con mi alborotado cabello. Su rostro volvía a lucir triste.

—¿Qué sucede?

—¿Te quedarías conmigo?

Mis ojos se abrieron de par en par, ese hombre estaba pidiéndome quedarme con él... ¿debería regresar a Snezhnaya?

—Por favor quédate conmigo....

Nunca en toda mi vida me habían suplicado por algo, y ahí estaba él, el dios de los Contratos, suplicándome para quedarme junto a él. ¿Cómo no iba a amarlo como lo hago? Si muchas de sus acciones son tan nuevas para él, y que me enseñe sus "primera vez" no tiene precio.

—Si sabes que lo que más deseo es quedarme contigo, daría la vida porque así fuera, pero prometí que iría a casa, mi familia me espera...

—Entonces haz un contrato conmigo.

Me senté a su lado apoyando mi cabeza en su hombro e intentando abrigarme con su raro abrigo, el que finalmente acabo cubriéndome gracias a Zhongli-Sensei que me ayudó con eso.

—Bien hagámoslo.

Entrelace mis dedos con los suyos. Sus manos eran un poco más grandes que las mías, pero me gustaban, esas manos serían las que me protegerían a partir de ahora.

—Visitaré a mi familia y terminaré unos asuntos que tengo pendientes en Snezhnaya, y una vez que termine, regresaré y me quedare a tu lado, renunciaré a los Fatui y a los Once, no quiero que nada empañe tu confianza en mí, la que siempre has tenido en mí... no quiero decepcionarte.

Sentí sus labios en mi cabeza, ese tipo de acciones de su parte simplemente me enamoraban aún más. No había dudas, él era todo lo que necesitaba.

—Entonces te esperaré y siempre cuidare de ti, esperaré a que puedas terminar con tus asuntos y esperaré a poder verte y besarte una vez más... y estoy seguro que solo vas a sorprenderme en lugar de decepcionarme...

El estruendo de los fuegos artificiales estallando, nos interrumpió justo cuando nuestras bocas iban a unirse una vez más en un tierno beso.

—Parece que el festival ya empezó...

—Y el escudo de jade que cree ya perdió su efectividad...

Ambos nos miramos un poco sobresaltados para luego sonreírnos.

—Vamos a disfrutar del festival, no puedes perdértelo, disfrutémoslo juntos.

—Claro que sí...

Tras vestirnos ambos nos dirigimos hacia el centro de la ciudad que era donde estaba llevándose a cabo las festividades, y Zhongli-Sensei me llevó hasta la terraza de la casa de té que suele frecuentar.

Una vez allí, Zhongli- Sensei rodeó mi cintura desde atrás y apoyó su cabeza en mi hombro. Sonreía con algo de pena.

Llevé mi mano hasta su cabello y besé su rostro.

—¿Qué tienes?

—Una vez que acabe la noche te irás, y aunque estoy feliz de que estes conmigo ahora, no puedo dejar de sentir un poco de tristeza, no sé cuánto tiempo pasará hasta que vuelva a tenerte entre mis brazos...

Su boca ahora besaba mi cuello

Entonces me giré hacia él y noté que la corbata de su cuello estaba mal puesta. Empecé a ponerla correctamente.

—Hicimos un contrato ¿cierto? Yo no tengo la intención de romperlo, quiero regresar a esta maravillosa ciudad, en la que te conocí...

—Jamás se me pasó por la mente enamorarme... eso hasta que te conocí.

Guardé silencio, Zhongli-Sensei se caracterizaba por lo directo que era con sus palabras.

—Jamás se me pasó por la mente enamorarme de un ser divino... eso hasta que te conocí.

Una vez más nuestros labios se unían en un beso. Nadie nos ponía atención, la multitud solo disfrutaba del festival y se sorprendía de los fuegos artificiales que iluminaban el cielo. Mientras que Zhongli- Sensei y yo, vivíamos nuestro propio festival, un festival al que nadie más estaba invitado.

***

A la mañana siguiente, nadie hablaba de otra cosa que no fuese el ritual de la linterna. Los niños correteaban por las calles elevando sus cometas, turistas tomando fotografías del día después de las festividades, y mientras todos se divertían aún, yo estaba en el puerto a punto de zarpar a Snezhnaya.

—Estamos listos, cuando usted lo ordene zarparemos.

Uno de mis subordinados me anunciaba que ya todos los preparativos estaban listos.

No esperaba que Zhongli-Sensei llegara a despedirme, después de todo la funeraria tenía mucho trabajo, aunque no lo pareciera.

—Bien, entonces vámonos...

Apenas había puesto un pie en el puente de abordaje cuando esa voz, esa voz tan grave y profundaba pronunciaba mi nombre.

—¡Childe!

Me di la vuelta casi me manera mecánica, y ahí estaba él.

Corrí a sus brazos y me colgué a su cuello. Sus manos no tardaron en rodear mi cintura y su boca en besar la mía.

—No ibas marcharte sin despedirte ¿verdad?

—Fui a la funeraria y no te encontré, así que supuse que estabas con mucho trabajo...

—Ejem...

Me sobresalté cuando oí ese carraspeo y miré por detrás de Zhongli-Sensei y allí había dos amigas mías, a las que le debía mucho en realidad.

—Viajera... Paimon...

Me aparté de Zhongli-Sensei como si hubiera recibido una repentina descarga.

—No tienes que preocuparte... pues...

Zhongli-Sensei soltó una risita nerviosa, pero fue la viajera quién terminó la frase.

—Los vimos anoche durante el festival.

—Zhongli, si Nobile intenta hacerte daño, no dudes en llamarnos, Lumine y Paimon le darán una paliza otra vez.

—No tienes que preocuparte Paimon, renunciaré a los Fatui... ya no nos volveremos a enfrentar... ya tuve un encuentro recientemente y estoy algo exhausto...

Con mis palabras no solo sonroje a Zhongli-Sensei, sino que también a la viajera. Paimon sin embargo, parecía desconcertada, no entendía en absoluto mis palabras.

—¡Paimon ¿dónde vas?!

La comida de emergencia de la viajera, salía volando en dirección a los puestos de comida. Momento que aproveché para abrazarme a Zhongli-Sensei y sentirlo por última vez antes de regresar a sus brazos una vez que hubiera dejado en orden mis asuntos.

—Voy a extrañarte...

Ese pensamiento salió de mi boca para materializarse en palabras.

—También extrañare tenerte conmigo...

Acarició mi rostro y también mi arete, y eso me dio una idea.

Llevé mis manos hasta mi oreja izquierda y me quité con cuidado mi arete y se lo di a Zhongli-Sensei.

—Devuélvemelo cuando regresé... — dije y extendí mis manos hacia él.

—En ese caso...

Lo vi hacer lo mismo y también se quitó su pendiente y lo puso en mi oreja.

—Devuélvemelo cuando vuelvas... — se puso también mi arete en su oreja.

—Te queda bien...

Me sonrió y volvió a besarme.

—¡TODOS A BORDO!

Nos separáramos de ese beso, pero nuestras manos seguían unidas y poco a poco nuestro agarre se soltó.

Desde el barandal podía verlo ahí de pie mirándome fijamente, junto a él estaba de vuelta la viajera y su comida de emergencia. Ambas se despedían de mi agitando la mano.

—¡Paimon cuidará de Zhongli!

Sabía que no me escuchaban, pues estábamos a una distancia en que solo podíamos ver nuestras siluetas hacerse más y más pequeñas.

—Lo sé... sé que cuidarán de Zhongli-Sensei... cuiden de él hasta que yo pueda regresar.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top