I lose you... Again

Era un día oscuro, sin vida, simplemente monótono. El ambiente en esa pequeña casa era tenso e incomodo, en especial cuando te acercabas a aquel esqueleto. Su mirada era apagada, triste, seria... Sus amigos intentaban animarlo... Pero el se sentía simplemente culpable por lo ocurrido anteriormente.

Las horas pasaban lentamente, cada segundo parecía una eternidad. Un lienzo rojo asomándose desde un pequeño y oscuro recuerdo. Los monstruos también pueden sentir... También pueden enamorarse.

¿cuánto tiempo había pasado? Días... Semanas... Meses... ¿Años?

El albino se mantenía de luto por la muerte de su pequeña amada, miraba el peluche con el que ella hablaba ocasionalmente... Sin obtener respuesta, obviamente; lo tomo delicadamente entre sus manos, viéndolo con tristeza y nostalgia.

—Ella siempre te lo contaba todo...— hizo una breve pausa— Lamento haberla alejado de ti... Lamento... Lamento no haber podido protegerla... Yo... .—se jorobo, junto con unos sollozos, sus manos temblaban y pequeñas y saladas lagrimas se deslizaban por sus pálidas mejillas.

Sintió un delicado toque en su hombro, volteo rápidamente la mirada... Arai...

—¿Que... Necesitas?... —preguntó limpiando los rastros de lagrimas de su cara.

—Skell... Necesito... Hablar contigo... .—la pequeña pelinegra se sentó en la orilla de la cama, cabizbaja y mirando de un lado a otro... Como buscando las palabras correctras.

—Bien... ¿qué es?.— pregunto frío... Desinteresado.

Arai vio el peluche que el ojirubi mantenía abrazado, se acerco y se lo intento quitar, pero su contrario la aparto bruscamente.

—... Tienes que olvidarla... Dejarla ir... Has cambiado, ya no hablas con nosotros... Acaso... ¿Acaso no te importamos— el esqueleto simplemente se limito a mirarla con seriedad, sin siquiera contestar, solo miraba al pequeño peluche de conejo dorado... PlushTrap... Así era su nombre.

El tiempo paso, proceso lo que Arai le había dicho... Era cierto... Se estaba aislando de todos. Tal ves, debía intentar integrarse de nuevo... Y... Dejarla ir... .

-Te tengo una sorpresa Skell... .- le dijo su amigo Zomb.

-Ah... Y... ¿Qué es?... .- preguntó con curiosidad, sin embargó en su voz se notaba el cansancio.

-Te presentare a unas chicas... Porqué... Seamos sinceros, hay que darte una segunda oportunidad.- le sonrió el de cabellera verde. Skell se limito a sonreír forzadamente aceptando —a la fuerza— la petición de su amigo.

Pero no importaba... Todas esas chicas... Ninguna llamaba su atención, algunas eran muy engreídas, otras muy irritantes o simplemente no lo toleraban por su extraño comportamiento bipolar. Vaya... Si que estaba mal y mucho... Recordaba cuando tenía esos raros ataques de ira de un momento a otro... Ella solía calmarlo, lo abrazaba, le sonreía y le decía que todo iba a estar bien mientras sujetaba sus mejillas con cariño.

Ella era en todos los sentidos la pequeña luz de su vida, desde que había perdido a su hermana, nunca pensó querer a alguien mas tan fuertemente, algo que sobrepasara lo fraternal.

Una pequeña lagrima cayo, debía admitirlo... Estaba cansado de llorar, estar triste... De no poder olvidarla, pero no podía, no quería olvidarla, se negaba a hacerlo.

Recordaba el mirarla recostada en la cama, palida, respirando dificilmente, enferma... No pudo hacer nada... Se sentía completamente inútil.

Siempre que estaba totalmente recordaba los momento vividos junto a la menor... Cuando sé conocieron por accidente, nunca fue capaz de alcanzar las galletas en el estante, así que cuando se trepaba tiraba todos los trastes... Y al final nunca alcanzaba las galletas, —el se las tenía que dar—cuando el se estaba quemando por culpa de el sol y ella agarro una cubeta con agua y se la hecho... Con todo y cubeta... Cuando le decía lo lindos que eran sus ojos, la forma tan estupida en la que se le declaró, la primera ves que le beso, cariñosamente, solo eso... También recordaba cuando... Ella le entrego...

Una inconsciente risa salió junto con un notable sonrojo.

Estuvo mucho tiempo mirando por la ventana... Pensando... Miraba a sus amigos, intentando reconsiderar la idea que se formaba en su mente.

Al fin y al cabo... Solo les causaba problemas. Una ves solo en su habitación, se dedico a escribir una pequeña carta, no tardó mucho... Se sentó en una silla que tenía por ahí, mirando el pequeño cuchillo que el mismo sostenía.

Siempre lo traía, en caso de que lo desarmarán de una u otra forma, de igual manera sabia perfectamente el combate cuerpo a cuerpo.

Recordó algo.

-Skell! Eso es increíble...- comentó sorprendida

-uh?... ¿De que hablas?- preguntó confundido.

-Puedes manejar el arco, pelear y todo eso!... Eres simplemente genial.-le sonrío por ultima ves-algún día tienes que enseñarme.

-bien bien.-decía entre risas el chico.

Sonrío inconscientemente una ves mas.

-No tiene caso si no puedo estar contigo... Pero si tu no puedes volver- empuño el cuchillo,acercándolo a su pecho- entonces... Yo iré a buscarte... .-susurro para clavar el cuchillo en su propio pecho comenzando a sangrar... Perdiendo la consciencia.

Todo era obscuro... Hasta que escucho una voz...

-¿Skell?... ¡Skell! .-sintió un abrazo, abrió los ojos y ahí estaba ella.-

-Te extrañe mucho, Cam... .- susurro, correspondiendo al abrazo, feliz... No se podía describir lo feliz que era en esos momentos.

-Yo igual... Te quiero mucho... .-le dijo la menor, entregando pequeños y delicados besos en el rostro del albino, llenos de cariño... Justo lo que el necesitaba.

Tal ves... Estar muerto no era tan malo... Ahora podría estar a su lado... Y eso es lo que siempre deseo durante todo el tiempo que le quedo de vida.

"Aprovecha los buenos momentos... Porque No todo dura para siempre"

-Creepypastera114

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