Enamorado de su Sonrisa
Aquí está lo que
Te prometí souldarkyuko
—¡Law! — llamaba una mujer alta, morena de ojos azules y de largo cabello castaño — Law estoy hablándote—
Trafalgar Law, reconocido médico, y una de las personas más ricas del país, estaba en aquel bar bebiendo unas copas con una mujer que hacía mucho tiempo no veía.
—Lo siento Lami... hoy estoy algo distraído ¿Qué decías? — respondía un joven muy apuesto de estatura un poco más alta que la de la mujer que estaba frente a él.
Era moreno, de negra cabellera alborotada, que lucía unos aretes dorados en sus orejas, llevaba en sus manos unos tatuajes bastante raros, tenía unas marcadas ojeras y una barbita en el mentón. Una bufanda rodeaba su cuello y parte de su rostro, pues era invierno y aquel día había estado nevando prácticamente desde que se había levantado para ir al trabajo.
—Te decía que como ha estado Luffy— respondía ella suspirando resignada al recordar lo despistado que podía llegar a ser su hermano cuando se embobaba en sus pensamientos sobre su esposo.
Se levantaron de su mesa y dejaron el bar, pues ya era muy tarde y hacía ya mucho frío.
—Sus estudios universitarios lo traen algo cansado, pero me aseguro de cuidar de él tal, —y me atrevería decir — que mejor que como lo hago con mis pacientes— se sonrió bajo la bufanda.
—Siempre quise preguntarte... ¿Qué fue lo que te enamoró de él? — preguntaba Lami quitando su largo y castaño cabello de su hermoso y delicado rostro.
Se detuvieron frente a un carrito que vendía, café, té y leche caliente.
— Buenas noches jóvenes, en que puedo servirles— decía el vendedor del carrito.
— Yo solo quiero un café — decía Law — ¿Tu que vas a querer? — le pregunto a su hermana.
—Lo mismo que tú, hermano— respondió ella—a propósito ¿Cuándo lo conoceré? Mamá y papá me han hablado maravillas de él, estoy ansiosa por conocerlo— sonrió ella mirando a su hermano.
Law compró dos, uno para él y otro para su hermana, y tras pagar, continuaron con su camino.
—¿Y cuando vas a presentarme a Portgas D. Ace? Como tu hermano mayor tengo el derecho a decidir si es el hombre adecuado o no para mi hermana— respondía Law con otra pregunta.
—Lo veraz hoy, pues está atendiendo unos asuntos en su nuevo trabajo, le ha costado adaptarse a un país diferente al suyo— contesto ella alegremente — le pedí que viniera a casa de nuestros padres... espero de con la dirección, es un poco despistado, pero es un amor conmigo—
Respondía ella.
Lami había estado viviendo los últimos siete años en el extranjero, así que ni sus padres ni Law habían podido acompañarla en el día más importante de su vida. Pues se había casado fuera del país.
—Pero no cambies el tema... dime ¿Qué fue lo que te enamoro de ese chico? —
Law se quedó pensando un momento ¿Qué era lo que lo había cautivado de ese pequeño revoltoso?
Rememoraba el día en que lo vio por primera vez. Lo conoció justamente en el hospital, había sufrido una caída y se había lastimado el rostro justo bajo su ojo izquierdo, un día en que había salido de excursión con sus compañeros de clases, y él era apenas un practicante en aquel hospital.
—¿Qué me enamoro de él? — murmuró el joven y llevó su mano a su cabeza tratando de recordar, y entonces ese sentimiento se manifestó en Law, como una sonrisa.
Miró a su hermana que también lo observaba sonriendo.
—Su sonrisa— dijo — su sonrisa fue lo que me cautivo. Puede que parezca estúpido, pero fue eso lo que enamoró a mi corazón... no sabría explicarlo, no encontraría las palabras para poder hacerlo, sin embargo, ese día que llego herido al hospital, me sonrió tras agradecerme por haberle atendido, desde entonces cada día me esfuerzo por verlo sonreír como aquella vez...
—Haaaa... ¿puede alguien enamorarse de una sonrisa? — preguntaba Lami llevando uno de sus dedos hasta sus labios.
—El aspecto físico no lo es todo ¿sabes? No olvides que Mugiwara-ya es un hombre, su cuerpo no es para nada diferente al mío... pero su simple manera de ser sumado a eso su hermosa sonrisa... para mí no hay nadie mejor ni más perfecto que él.
Lami estaba sorprendida, jamás le había oído hablar así de alguien. Y durante su adolescencia ninguna chica había logrado siquiera robarle a su hermano una mirada, sin embargo, apareció Luffy y ella pudo notar un gran cambio en él.
—Estoy sorprendida hermano... jamás pensé que tu dirías algo como eso... ese chico realmente debe ser muy especial para ti, pues en tus ojos se refleja mucho amor cuando hablas de él...—
Law la miró avergonzado y luego bebió un sorbo de su café.
—Mamá y papá tenían razón, has cambiado y dicen que ha sido gracias a ese chico. Ahora tengo aún más ganas de conocerlo— empezó a reír.
Su móvil comenzó a sonar.
—Dame un segundo por favor— dijo ella dirigiéndose a su hermano.
Law solo sonrió, la muchacha también lucía feliz cuando hablaba de su esposo. Pero también sentía un poco de pena porque él al menos no podría darle sobrinos a su hermana, ni nietos a sus padres. Pero cuando pensaba en Luffy todos esos pensamientos se desvanecían de su mente.
—Era Ace— dijo ella sacando de sus pensamientos a su hermano — dice que ya salió del trabajo y va a casa de nuestros padres, tomaré un taxi y regresaré, no quiero que llegue antes que yo—
—Bueno, vamos entonces, te llevo— se ofreció Law.
—No... no te preocupes— decía ella — no quiero retrasar tu regreso, supongo que Luffy estará esperando por ti en casa.
—No te preocupes, seguro se habrá ya dormido, pues dijo que hoy tenía un examen y había estado estudiando casi toda la noche, así que supongo que está descansando. Detesto que se descuide tanto con su salud—
—Mamá hará un almuerzo este domingo, dijo que quiere conocer y darle la bienvenida a Ace, oficialmente a nuestra familia, ¿iras? ¿llevaras a Luffy? —
—Si no lo llevo mamá me ahorcara— rio el joven —ambos se han encariñado con él, no dudo que tú también caigas en sus encantos, es un chico que cautiva a todos quienes lo rodean— dijo el sonriendo, pero luego su expresión cambio — pero también los hay aquellos que solo quieren herirlo, pero el que se atreva a ponerle un dedo encima... que dios se apiade de su alma porque no perdonaré—
Caminaron un poco más en silencio hasta que llegaron al coche de Law, y este abrió la puerta para que Lami entrara en él.
Law solo fue de pasada a casa de sus padres, quienes al igual que a Lami devoraban a besos, pues tenían mucho tiempo que no veían a sus hijos.
Y pronto la reunión familiar fue interrumpida por el timbre de la casa, y Lami se soltó del agarre de sus padres para ir a abrir.
En la puerta estaba Ace, un chico moreno, de cabello semi ondulado y negro, era bastante apuesto el muchacho, y su cara era adornada con unas pecas que pensó Law, había sido el arma principal para conquistar a su hermana.
El joven temblaba de frio, pues su país de origen era todo lo opuesto al que se encontraba ahora.
—Bienvenido a casa de mis padres mi amor, nos quedaremos aquí unos días, hasta que la mudanza instale nuestras cosas en nuestra casa— lo beso cariñosamente.
El joven lucía nervioso, pues estaba a punto de conocer a la familia de su esposa. Lami lo guio hasta la sala, donde Law seguía atrapado en el abrazo de sus padres.
Pero al ver a Lami en el marco de la sala, estos liberaron al fin a Law y esperar a que su hija hiciera las presentaciones correspondientes.
—Familia, él es Portgas D. Ace, y es mi esposo— dijo ella sonriendo alegremente mientras tomaba la mano de este, pues también estaba nerviosa, pues cuando se había ido al extranjero, lo había hecho para terminar sus estudios en literatura, y en el camino había conocido a ese chico que ahora era su esposo.
Tanto los padres de Lami, como su hermano, le dieron la bienvenida al nuevo miembro de la familia. Y luego de eso, Law se despidió, pues debía regresar a casa, aunque Luffy ya no era un niño, no le gustaba que estuviese solo en casa.
—Un gusto cuñado— se despidió Law —cuida de mi hermanita ¿quieres? — dijo él mientras sacudía el elegante y arreglado cabello de la chica.
—Puedes estar tranquilo— dijo mientras tomaba por la cintura a la joven y la apegaba a su cuerpo y besaba su mejilla.
—Bueno, me voy con Luffy, los veré el domingo supongo... dudo que Luffy se niegue a una comida—
Cerro la puerta y regreso a su coche. Estaba tranquilo. A pesar de no haber compartido con su cuñado, parecía ser un buen chico.
Una vez que llegó a casa, se quitó el abrigo y lo colgó en la percha que había un poco más al interior de la casa.
—Estoy en casa mi amor— se anunció al llegar, y fue a buscar a su esposo a la cocina, pero no estaba ahí, tampoco se hallaba en el comedor o en el baño.
Subió hasta el cuarto que compartían ambos, allí lo encontró escuchando música y leyendo unos apuntes, pero su semblante no era alegre como solía ser él.
—Luffy— llamó.
El joven levantó su mirada de sus apuntes y bajó el volumen de la música y lo miro triste.
—¿Qué ocurre mi amor? —
—No puedo entender nada de esto...— lloro
Se sentó en la cama frente a él, y lo miró algo preocupado.
—Veamos que tenemos aquí... — decía Law tomando los apuntes de su joven esposo.
—Bueno, no es muy complicado— dijo — déjame enseñarte cómo puedes resolver esto de manera que no olvides mañana en tu examen
—¿De verdad me ayudarás Torao? — decía el menor pasando por sobre sus notas para besar a su esposo.
—Claro que sí, solo déjame darme un baño y te ayudo con esto— le sonrió Law sacudiendo el cabello de Luffy después de responder al inesperado beso de su amado.
Una vez más, esa sonrisa que lo había cautivado hacia 7 años lo enamoraba otra vez.
Mientras Law tomaba su baño, el móvil de Luffy sonaba, y este sin mirar quien era contesto.
—Tu esposo llevó a una mujer muy hermosa a su casa, seguro es su amante— tan rápido como había sido la llamada, esta termino, y Luffy soltó su móvil y sus orbes se inundaron en lágrimas.
Con solo su toalla, Law regreso a la habitación varios minutos más tarde y se metió en la cama.
—Bien, veamos tus apuntes... ¿sucede algo mi amor? — pregunto al ver su repentino cambio de humor, pues estaba muy feliz antes de irse a la ducha y ahora el joven solo le mostraba una expresión dolida.
—¿No dirás nada? — dijo Luffy mirando sus manos que estaban juntas sobre su regazo.
—¿De que hablas? — preguntó Law
—Una mujer... acaba de llamar y dijo que tu tenías un amante en tu casa... una mujer ¿es eso cierto? ¿por eso es por lo que has estado llegando tan tarde? — dijo Luffy temeroso.
Ninguno dijo nada por unos segundos, había olvidado que muchos en el pasado, se habían aprovechado de su inocencia para hacerlos discutir. Pero Law siempre había sido honesto y sincero con él.
Law dejo los apuntes de Luffy a un lado y tomo el rostro triste de su esposo entre sus manos.
—¿No sabes quién era esa mujer que llamó y te dio esa información? ¿Habrá sido alguien a quien no le agradas? —
—¿Esta mal que sienta celos? — preguntó.
—No es eso lo que molesta— respondía Law y lo beso —Me molesta que la gente se aproveche de tu inocencia e ingenuidad para hacernos pelear—
Entonces Law lo estrecho entre sus brazos.
—Entonces... ¿Quién es la mujer con la que me dijeron que te vieron? —
—Quería que fuese una sorpresa, pero si diciéndote quien es ella tu estarás tranquilo, te lo diré—
Luffy solo se espantó aún más. Law no desmintió que lo habían visto con una mujer.
—¿De que hablas? —
Luffy le devolvía una mirada algo asustada y preocupada. ¿Acaso de verdad tenía una amante?
—La mujer con quien me vieron— dijo Law — es mi hermana, llego hace unos días al país, viene con su esposo, y hoy simplemente me la encontré y bebimos unas copas y luego la llevé a casa de nuestros padres, se hospedarán ahí por unos días. De hecho, iba a decirte que nos invitan a comer el domingo, pero como te vi preocupado por tus apuntes, había decidido esperar a que me dijeras que tenías antes de decir cualquier cosa.
—¿Tienes una hermana? ¿Por qué nunca me lo dijiste? —
—No pensé que mi hermana regresaría al país... — respondía Law llevando su mano detrás de su cabeza.
—Lo siento Torao... soy un maldito celoso—
—Oye...— trató de replicar el mayor, pero Luffy ya lo había silenciado con un apasionado beso.
Law no iba a negarse a devolver la acción, y llevó sus manos hasta la cintura de Luffy.
—Lamento ser tan celoso...—
—No es celos, es solo que eres demasiado lindo— acerco a Luffy aún más a su cuerpo.
Los apuntes de Luffy cayeron al suelo cuando este quedo a horcajadas de Law, aprovechando que su esposo solo llevaba la toalla a su cadera.
Law por su parte, no tardó en comenzar a desabotonar la camisa que Luffy llevaba.
Aquella boca no espero para atacar la piel frente a ella, pues Law había llevado su mano hasta la espalda de Luffy para sostenerlo y poder devorar a su esposo.
—Vamos a quitar esto...— susurró Law al tiempo que deslizaba por los delgados brazos y con suavidad, la camisa que el menor llevaba.
Luffy, sin embargo, no paraba de soltar jadeos y gemidos, pues, Law había prometido que no lo distraería durante la temporada de exámenes. Pero justo en ese momento, estaba rompiendo tal promesa pues, además, había pasado ya mucho tiempo desde su último encuentro carnal.
Casi no mantenían sexo, por los turnos de Law en el hospital y los estudios universitarios de Luffy. Pero esa noche, ambos estaban mandando al carajo sus responsabilidades de la vida cotidiana, y merecían darse un tiempo para amarse, aunque eso nunca fue un problema.
Luffy guio su boca por el cuello moreno de su esposo, al tiempo que este guiaba una de sus manos entre las piernas del contrario.
—Ha paso un tiempo desde la última vez...— susurraba Luffy en el oído del mayor.
—Puedo detenerme si así lo deseas...— respondía jadeante Law.
—No quiero... por favor no te detengas...— suplicó Luffy mirando esos grises ojos que tan enamorados le regresaban la mirada.
Law tomó con cuidado las piernas de Luffy y obligo al muchacho a que estas quedaran rodeando su cadera, pues de inmediato lo empujo sobre la cama besándolo con desesperación.
—Solo hay una cosa de la que me arrepentiré por haberte distraído esta noche...— decía Law mientras se sostenía con sus brazos sobre Luffy y lo miraba agitado.
—¿Arrepentirte? — pregunto Luffy desde abajo y alzando su manito para posarla en el rostro sonrojado de su esposo.
—Que seguramente reprobaras tu examen por mi culpa— respondió Law y volvió a besarlo — pero por primera vez, eso no me está importando— y encimo su cuerpo sobre el de Luffy para que este lo sintiera.
—Estas... enorme ahí abajo...— jadeo Luffy — supongo que es entendible... hacía ya mucho que no habíamos podido...hacer esto...
—También es... en parte tu culpa... por ser tan sexy...— Luffy rodeaba el cuello de su esposo con sus brazos sin interrumpir otra vez el beso.
Sin duda necesitaban del otro, pues su encuentro no estaba siendo para nada recatado. Ambos tocándose lujuriosamente, soltando gemidos, y tratando de sostener calmada sus respiraciones...
Law al fin decidió quitar el pantalón que Luffy llevaba mientras que Luffy soltaba la toalla que este llevaba en su cadera, y su pequeña mano comenzó a rosar aquella zona, logrando que Law fuese quien rompiera el beso en esta ocasión, al separarse levemente de los labios del otro al sentir aquella caricia.
Luffy estaba maravillado, pues esas expresiones que Law le ofrecía no las había visto en mucho tiempo, y le alegraba ser él quien las causaba.
—Haces que pierda la calma cuando me enseñas esas expresiones...— decía Luffy algo nervioso.
—¿De verdad crees... que tú no haces el mismo efecto en mí? — decía entre jadeos el mayor— es desesperante verte estudiando y no poder interrumpirte a menos que sea para comer o para que duermas... no ha sido fácil... no es divertido auto complacerme, prefiero que seas tú quien me de ese placer...—
Luffy sonrió más tranquilo.
—Pervertido— respondió el menor y sin temor sujeto con algo más de firmeza el miembro erecto de Law.
Law también tomo entre sus dedos aquella erección bajo su cuerpo, pues no era el único que necesitaba que lo tocaran.
Las expresiones que Luffy le regalaba a Law, hacían que este tuviera que controlarse de penetrarlo tan repentinamente.
Besos, caricias, y roses, no hizo falta nada más para continuar con su ansiedad.
La lengua de Law se deslizaba descaradamente por el torso de su esposo y cuidando de detenerse en aquellos endurecidos pezones, que hacían que Luffy echara hacia atrás su cabeza debido a su excitación. Su cuerpo daba leves espasmos al sentir ese contacto sobre su cuerpo y Law no paraba de tocar tanto a Luffy, como a sí mismo, hasta que al fin llevó su mano hasta el trasero de Luffy el que masajeo descaradamente la zona que, para su sorpresa, estaba ya bastante dilatada. Pues por lo visto, la abstinencia hacia lo suyo para cuando llegase el momento. Y Law, como médico, sabía que eso era algo muy natural, el cuerpo simplemente reaccionaba a sus estímulos. Y Luffy respondía a ellos a veces de manera involuntaria. Luffy tampoco se quedaba atrás, y sus manos también tocaban ese cuerpo sobre él, y delineaba con sus dedos aquellos tatuajes que el mayor llevaba en él.
Al principio Law solo había estado suaves estocadas, sin introducir su hombría en Luffy, pero al sentir en sus dedos, que la zona estaba ya lo bastante lista para recibirlo, solo puso la punta sin empujar.
—Luffy...—
—Ya no aguanto Torao...— sonó llorosa y suplicante la voz del menor.
Law, esta vez lo besó tiernamente, pues en ese momento Luffy mostraba una de sus expresiones más adorables.
"Tan lindo..." pensó Law posando una de sus manos en el rostro sonrojado de Luffy, al tiempo que le sonreía.
Ambos hombres se necesitaban, los estudios y el trabajo se fueron a dar un paseo a la luna por un par de horas...
La habitación pronto se volvió caldeada y calurosa, los vidrios de las ventanas empañados eran la prueba de ello.
Ambas respiraciones chocaban agitadas en la piel del contrario, y de la boca del Luffy solo salían eróticos gemidos y el nombre de su amado esposo...
****************
—¿Iremos a casa de tus padres el domingo verdad? — preguntaba Luffy mientras Law secaba el cabello del menor con el secador, tras una agradable ducha.
—Iré solo si tu vienes conmigo— respondía Law apartando el secador de Luffy para besarlo.
—Donde tú, vayas...— respondía Luffy — ...ahí estaré—
Law continúo secando el cabello de su esposo y vio a Luffy besar la sortija que tenía en su mano izquierda, en el dedo anular.
La expresión de Law fue la misma que la primera vez que vio a Luffy, en aquella sala de hospital, donde por primera vez vio la sonrisa que Luffy mostraba tras levantar la vista de su sortija.
—Sin duda, es su sonrisa la que me enamoro—
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