Cap. 38
-Voy a preguntarlo una vez más. -habla Daniel estando frente a su hermana. Kira sólo permanece con la mirada abajo y en silencio.
Luego de lo ocurrido, todos acordaron ir a la mansión para arreglarlo, Lía se encarga de distraer a Kea para que no esté todo el tiempo detrás de Zariam. Los demás se encontraban en la sala hablando, Lauren, Zariam, Ariel, Rafael, pero Daniel es el más enojado en este asunto.
-¿Por qué lo hiciste? -Kira nota y siente la rabia en palabras de su hermano y tiene miedo.
-Y-Yo sólo...
-No debiste flechar a Kea y, para mala suerte de todos, diste en el blanco. Jamás tuviste buena puntería. -agrega haciendo que ella se sienta aún peor.
-Basta Dan. -lo regaña Zariam pero él no es el único que está molesto.
-Ahora Amelia se pondrá peor con esto. Sufrirá mucho más. -habla Rafael con los brazos cruzados.
-Si, lo sé pero...
-Deberías haber flechado a Ariel para que me ame. -chilla Lauren haciendo que los demás la miren.
-Cállate rubia. -gruñe Zariam rodando los ojos.
-Basta todos. -habla Ariel alzando la voz, cuando tiene la atención de los presentes él suspira -Yo le ordené a Kira que lo haga. -confieza haciendo que todos reaccionen.
-¿Qué? -Lauren no puede creerlo al igual que Zariam.
-Claro, sólo a un idiota se le ocurriría eso. -comenta Daniel mirando con rabia al rubio.
-¡¿Por qué?! -exclama Rafa caminando rápidamente hacia él -Esto es un desastre por tu culpa. -toma a Ariel del cuello de su ropa y lo golpe contra la pared.
-Quería devolverle a Kea, quería que Amelia y él volvieran a ser felices como antes de que apareciera Renata. -habla el de ojos verdes con calma. Rafael lo suelta poco a poco pero aún continúa furioso.
-¿Es cierto? -pregunta Lauren llena de angustia. Ariel la mira por un momento y agacha la cabeza.
-Yo debía flechar a Kea para que vuelva a enamorarse de Amelia, ese era el plan pero... pasó lo que pasó. -murmura Kira frotando uno de sus brazos.
-¿Cuánto dura el efecto de esa flecha? -pregunta Lauren curiosa.
-Hasta que la muerte los separe. -responde haciendo que los demás suspiren con pesadez.
Mientras tanto, Lía está intentando charlar con Kea pero cada palabra que sale de su boca está relacionada con Zariam.
-Este no eres tú, es la flecha. -habla preocupada tocando el pecho del castaño.
-No sé de qué estás hablando. -mira a un lado.
-Mírame Kea, soy yo. -murmura ella teniendo lágrimas en sus ojos -Crecimos juntos en el circo, eramos mejores amigos hasta me diste mi primer beso. Estuve allí cuando tu padre murió, tú estuviste cuando me sentía sola. -dice acuando el rostro del castaño. Él toma sus manos y las aleja.
-¿Padre? ¿Tengo un padre? -pregunta confundido. Amelia no es la única a la que no recuerda, tampoco recuerda a su padre pero eso no importa.
-Lloré cuando supe que habías muerto pero luego apareciste en la puerta con un ramo de flores para tu madre. -agrega ella dolida.
-Lo siento, no te recuerdo. -murmura Kea negando con la cabeza -Y amo a Zariam. -finaliza haciendo que Amelia salga de la habitación corriendo. En el pasillo se encuentra con Rafael, él ve su estado y la abraza con fuerza.
-Tranquila. -susurra acariciando su cabello mientras ella llora en su hombro.
-Q-Quiero irme... de aquí. -habla con la voz quebrada -Lejos, muy lejos.
-Ay Lía. -él se separa un poco y seca sus lágrimas -Está bien, nos iremos lejos. -le promete y luego besa su frente.
Las situación empeoraba a cada segundo, la conciencia de Ariel lo atormentaba -Imbécil, es mi culpa. No debí romper las reglas. -se dice a si mismo mientras merodea por las calles sin saber qué hacer.
La casa queda en completo silencio, sólo hay tristeza, Rafael espera en la puerta de la mansión con la cabeza agachada. Lía termina de acomodar sus cosas en una maleta y suspira, limpia otra lágrima que se escapa y baja las escaleras hacia la salida. Nadie sabe que ellos se irán.
-¿Estás segura de esto? -le pregunta él una vez más mientras toma la maleta de Amelia.
-S-Si, ya se acabó. -contesta desanimada acomodando su cabello.
-Pero... ¿No vas a despedirte de los demás?
Ella niega con la cabeza -No me gustan las despedidas. -habla sin mirarlo.
-Bien. -Rafa comienza a caminar hacia la salida junto con ella. Lía se encuentra destrozada y él no le gusta verla así, le duele.
-Bueno... -suelta intentando iniciar una conversación -¿A dónde quieres ir?
-No lo sé. -responde Amelia desanimada. Ellos ya salieron de la mansión y caminan por las calles.
-Podemos... ir a Londres, París. Visitaremos las pirámides, caminaremos sobre glaciares, nadaremos en las aguas cristalinas del Caribe. Podemos hacer lo que tú quieras. -comenta forzando una sonrisa en su rostro.
-¿D-De verdad? -pregunta insegura, su atención se concentra plenamente en Rafael.
-Claro. -asiente y esta vez si sonríe de verdad -Tenemos el mundo entero para nosotros, no sé por donde empezar, tienes mucho que ver. -dice con alegría y entusiasmo, su energía contagia a Amelia y ella asiente olvidando su tristeza por un momento.
En otra parte...
Lance mantiene su cabeza agachada estando en la orilla del mar, sus zapatillas están siendo mojadas por las tranquilas olas pero eso no le importa.
-Odio a mi hermano, mucho más que cuando permitió que cortaran mis alas. -murmura mientras apoya sus brazos sobre las rodillas. Él expande sus alas y las apoya sobre la suave arena -Creí que si las volvía a tener ya nada me faltaría. -agrega suspirando.
En ese momento ve unos pies descalzos junto a sus zapatillas, levanta la mirada y se encuentra son Skyler, ella está debajo de una de sus alas.
-Lean. -habla sonriendo -Te dije que no te dejaría en paz.
Él mira a un lado teniendo un semblante triste -Ya oiste a Ariel. -contesta quitando su ala que estaba sobre ella.
-Si pero...
-No quiero que... -la interrumpe pero ni siquiera es capaz de completar la oración -Él te enviará al infierno.
-N-No le tengo miedo. -niega pero es evidente que está mintiendo.
-Sólo aléjarte de mí ¿Si? -estás son sus últimas palabras. Ambos quedan en silencio y sólo se escuchan el sonido de las olas.
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