Cap. 17

Amelia patina sobre el hielo con gracia, fue a una academia y allí prendió, el viento frío del invierno choca contra su rostro y hace bailar a sus risos, de vez en cuando, se acerca Kea y Renata, ella no lo suelta y todo el tiempo se encuentran abrazados.

-¡Solo YO puedo abrazar a Kea así! -Grita su conciencia -Okey, okey, tranquilízate, no se pongas celosa Lía. Solo la ayuda a patinar. -piensa para calmarse un poco.

En ese momento, escucha una conversación que ambos están teniendo sin que se den cuanta.

-¿Kea es tu verdadero nombre? -pregunta la rubia mirándolo.

-Sí, es Kearrents. -asiente él.

-Es muy extraño.

-Sí, me lo dicen siempre. -sonríe un poco penado.

-¿Puedo llamarte K?

-¡¿Qué, qué?! -Exclama Amelia en su mente -No Kea, lo dejes que te llame así.

-Pero todos me dice Kea y...

-K es mucho más lindo. -Insiste Renata mirándolo a los ojos -Eres muy bueno patinando, vamos a descansar un poco... K. -suelta una risita y lo jala fuera del hielo.

-¿Cómo se atreve a llamarlo así? -Se dice Amelia, ahora ella es la única en el lago congelado -Eso le traerá muchos recuerdos a Kea.

En ese momento, ve que todos se alejan y entran a un bar que está cruzando la calle donde hay café y chocolate caliente -Me... dejaron sola. -murmura sorprendida pero sobre todo triste. Ella agacha la mirada hacia sus patines, no puede creer que la hayan dejado para esta con una chica que apenas conocen, hasta Kea le prometió que estaría todo el día con ella y no fue así.

De repente, Amelia ve que el hielo se agrieta justo debajo -Ay no. -dice asustada, intenta moverse pero las grietas se hacen cada vez más grandes y en cualquier momento pueden romperse.

Aun así, no se quedará a esperar que el hielo ceda, ella intenta una vez más moviendo su pierna derecha hacia un lado pero las grietas se hacen más grandes bajo su otro pie.

En ese momento, alguien viene a toda velocidad hacia ella y la aparta de ahí, hasta que caen en la orilla, sobre la nieve.

-¿Estás bien? -le pregunta mientras la ayuda a ponerse de pie. Ahí es cuando ven que el lago se rompe por completo y solo queda el agua helada.

-Sí, gracias... -Amelia mira a su salvador pero este tiene una pasamontañas que cubre parte de su rostro, solo puede ver sus claros y verdes ojos.

-¡Tú! ¿Qué estás haciendo aquí? -pregunta curiosa mientras sacude la nieve de su ropa.

-Estoy en una misión ¿Y Rafa? Él debe protegerte. -contesta él serio.

-Está muy ocupado con Renata, una chica que acabamos de conocer. -habla ella rodando los ojos.

-Entiendo. -murmura pensativo.

-¡Lía! -escuchan a Rafael acercándose y el otro se apresura a irse.

-No me viste aquí ¿Okey? -Amelia asiente y así como llegó se fue.

Rafa llega a su lado y se ve un poco preocupado -Estoy bien. -habla ella sonriendo.

-Que bueno pero Renata tiene mucho frío por eso vine a pedirte que le prestes uno de tus abrigos. -dice él haciendo que Amelia abra los ojos muy grandes.

-¡Toma el estúpido abrigo! -Se lo quita para tirárselo en la cara a Rafa y luego toma las llaves -¡Yo me voy al hotel! -exclama furiosa mientras comienza a caminar.

-¡Okey, nos vemos después! -habla él sin darse cuenta del estado de ánimo de la muchacha y luego va corriendo hacia el bar.

La muchacha camina por las calles estando muy molesta, el sol comienza a caer poco a poco y la temperatura disminuye cada vez más, Amelia solo tiene una camiseta de mangas largar, arrojó su abrigo a la cara de Rafa y ahora se arrepiente de eso -E-Este di-día iba a ser... el mejor, pero n-no. -tartamudea mientras se abraza a sí misma para mantener el calor, cosa que no funciona porque está temblando.

Copos de nieve comienzan a caer del cielo y quedan sobre su cabello y pestañas, no hay nadie por las calles y el frío es insoportable, ella no consigue dar otro paso más porque sus piernas se le entumecieron, permanece recostada por una pared mientras que todo se cubre de blanco poco a poco, solo ve su aliento y nieve cayendo, no hay personas, nadie quien pueda ayudarla.

En ese momento, siente que algo cubre su espalda, mira sobre su hombro y es un abrigo, rápidamente se coloca en los brazos y los frota -Gracias. -le dice a la persona quien le entregó ese abrigo.

-No hay de qué. -responde él sonriendo, ella reconoce su voz y levanta la mirada.

-¿Por qué me ayudas, Zed? -pregunta curiosa pero sobre todo agradecida. El morocho sonríe y acomoda mejor su gorra de lana que lleva puesta.

-Rafa debería hacerlo. -Dice pensativo -¿Dónde están todos?

-Gracias de nuevo por salvarme del hielo y por lo de ahora, pero no quiero hablar de ellos. -murmura agachando la mirada.

-Sé que estás molesta pero no es su culpa, es Renata. -le cuenta teniendo el ceño fruncido.

-Sí, sé que es ella, pero Rafa y Kea deberían tener un poco más de voluntad, no pueden rendirse ante cualquier chica bonita. -habla la castaña mirando a un lado.

Zed queda callado un momento y sonríe -Ni siquiera estás celosa. -Él pasa su brazo sobre sus hombros y comienzan a caminar -Voy a llevarte a un café y hablaremos con calma.

-Yo quiero un chocolate caliente. -pide ella levantando su vista para mirarlo.

-Está bien, un chocolate será.

Ambos continúan caminando hasta que encuentran un bar, entonces deciden entrar, cuando Zed abre la puerta del local, el aire cálido los abraza dejando atrás en frío. Adentro, el lugar huele a chocolate y café, no hay personas allí porque las mesas están vacías, solo un pequeño estuche con servilletas se encuentra en el centro.

-Vamos a ese lugar. -Zed indica a la última mesa que se encuentra en la esquina.

Amelia asiente y se saca el abrigo que él le entrego y lo coloca por el respaldo de su silla, en ese momento, una chica se acerca teniendo una libreta en su mano.

-Buenas noches ¿Qué van a pedir? -pregunta estando lista para anotar los pedidos.

-Un chocolate caliente para ella y una tarta de manzana para mí. -pide Zed amablemente y la chica asiente cuando termina de escribirlo todo.

-Bueno, ahora que estamos solos, quiero preguntarte algo. -inicia él mirándola.

-¿Qué cosa? -dice curiosa.

-¿Rafa ya te lo dijo? -pregunta mirándola a los ojos.

-Ya lo sabías ¿No? -murmura Amelia un tanto sorprendida.

-Sí, lo sabía, cuando nos conocimos lo supe. -Agrega sonriendo -Eso no importa ahora, debes tener mucho cuidado con Renata, es peligrosa.

-¿Peligrosa?

-Sí, no es la culpa de Rafa, Kea o de Lean estar así de embobados con ella, tiene algo que los enamora. Hace unos días, ella conoció a Ariel y él la llevó a la mansión. -le explica mientras mueve sus manos.

-¿A la mansión? -Amelia cubre su boca por el asombro -Pero Lauren...

-Actuó como una loca celosa, Renata casi consiguió que Ariel la golpee y, ahora, Eithan es un ángel guardián de Lauren y Zariam. -interrumpe y frunce el ceño.

-Es una maldita ¿Qué pasará con Ariel? ¿Está bien? -pregunta la castaña preocupada mientras sacude a Zed de los hombros.

-La buena noticia es que Renata ya no está allí y la mala es que si él no salva la vida de alguien antes de que sus plumas caigan por completo, perderá sus alas para siempre. -habla luego de que se soltara del agarre de Amelia.

-Eso es horrible.

-Lo sé pero puedes pelear contra Renata, es una híbrida también. -murmura Zed mirando a la un lado.

-¡¿Qué?! -exclama ella cubre su boca con las manos -Digo... ¿Hay más cómo nosotros? -habla curiosa inclinándose un poco hacia Zed como si estuvieran compartiendo su secreto.

-No como tú y Kea. -niega serio -Es un híbrido demonio, Dan me encargó que la mantenga vigilada y fue cuando llegó aquí, con ustedes. -agrega mirándola a los ojos.

-Eso es malo ¿No? -murmura Amelia agachando la mirada.

-Lía. -dice Zed haciendo que la castaña lo mire -No dejes que ella lastime a los otros, pelea contra ella.

-Okey. -asiente Amelia sin tener idea de cómo hacer eso.

-Aquí tienen sus pedidos. -interrumpe la muchacha trayendo el chocolate caliente y una pequeña tarta de manzana -Que los disfruten.

-Gracias. -sonríen ambos y ella se aleja para atender a otros clientes que acabaron de llegar.

-Se ve deliciosa. -Zed se devora la tarta mientras que Amelia toma su chocolate caliente lentamente.

Luego de eso, Zed tuvo que irse pero no sin antes dejar a Amelia en la puerta del hotel en donde se hospedan. Ella va subiendo en el ascensor mientras piensa en cómo pelear contra Renata, no es buena peleando y nunca ha manejado algún arma, Zed confía en ella y le dijo que solo ella puede hacerlo.

-¡No sé qué hacer! -exclama extendiendo sus brazos hacia arriba.

En ese momento, las puertas de ascensor se abren y ella abre la puerta de la habitación con las llaves que había tomado anteriormente.

-Hola. -Amelia asoma su cabeza y no nota nada extraño, luego entra a el cuarto y encuentra a Lean hablando animadamente con Renata. Ninguno de los dos la saluda.

La castaña frunce el ceño y camina hacia su cuarto, cuando abre la puerta nota que todo está cambiado y que sus cosas se encuentran en una caja en el pasillo.

-¿Por qué sacaron mis cosas afuera? -pregunta alzando la voz, en eso, Rafa se acerca a ella y la mira serio.

-No grites, Renata perdió la llave de su habitación y necesita un lugar en donde quedarse. No te molesta ¿O sí? -habla mirándola fijamente.

Amelia aprieta con fuerza sus puños y sus labios, Rafael la mira esperando alguna objeción pero ella sonríe falsamente y luego toma la caja con sus cosas -No me molesta para nada, espero que Renata esté cómoda. -habla caminando hacia la sala.

Ella ve que ahora Kearrents también está con esa rubia hablando de lo bien que le enseñó a patinar -K, eres muy bueno patinando. -chilla Renata sonriendo.

-Lo llamó "K" de nuevo. -piensa y es cuando sus miradas se cruzan, marrón contra marrón, Amelia aparta la mirada impulsada por el orgullo.

De repente, sus pies tropiezan con la alfombra y amenaza con caerse, antes de que toque el suelo, Kea sostiene su cintura y Lean atrapa la caja.

-¡Hey chicos, estábamos hablando! -exclama Renata con disgusto y luego se cruza de brazos.

-¿Estás bien? -le pregunta Kea a Amelia.

-Sí, solo tropecé. -dice dedicándole una sonrisa. Lean le entrega la caja a su dueña preguntando -¿Dónde dormirás, Lía?

-Bueno... -murmura agachando la mirada. En realidad no tiene idea, el sillón se ve un poco incómodo de hecho.

-Conmigo. -interrumpe Kea sonriendo, él tiene su brazo alrededor de su cintura y no la ha soltado ni un momento, Amelia puede ver la rabia en los ojos de Renata y ahora ya sabe qué hacer.

-Pero... eso no es correcto. -Renata se pone de pie y se acerca a ellos -No pueden dormir en la misma cama, Rafa no lo permitirá. -niega la rubia y le da un empujón a Amelia haciendo que ambos se separen.

-Tienes razón. -murmura Kea pensativo.

-Esperen, dijeron que ella perdió la llave de su habitación ¿No? -la castaña deja la caja con sus pertenencia a un lado, sale de la habitación con los demás siguiéndola hasta llegar a la puerta de la habitación de Renata.

-¿Es esta? -pregunta y le rubia asiente.

Amelia quita unas hebillitas de su cabello las cuales tienen unas partes de alambre, se agacha un poco flexionando las piernas y coloca los alambres en la cerradura -Zariam me enseñó a hacer esto. -habla mientras mueve sus manos y luego escucha un "Tick"

La puerta se abre y la castaña sonríe -Listo, puedes dormir cómodamente en tu habitación. -habla tomando el brazo de Kea y Lean para llevárselos.

-Emmm ¿Gracias? -dice Renata, cuando se encuentra sola, cierra con fuerza la puerta para descargar un poco de la rabia que tiene hacia Amelia.

Una vez que acomodó sus cosas de nuevo en su cuarto, Amelia se encuentra con Rafael en el pasillo de nuevo.

-¿Dónde está Renata? -le pregunta son agresión.

Ella recuerda lo que Zed le había dicho, no debe hacer enojar a Rafa porque le puede pasar lo mismo que a Ariel -Ella está bien, fui tan amable con ella que abrí la puerta de su habitación sin violencia y ahora está más que cómoda. -responde y luego sonríe.

-Está bien. -habla él serio y se aleja.

-No puedo permitir que Renata los lastime, ahora sé cómo pelear contra ella. -Piensa y decide ir a descansar, sabe muy bien que Renata no se dará por vencida pero ella le dará batalla.

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