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Hanami y Arashi empezaron a hacer un castillo de arena, la niña se emocionó y realizó una gran torre de arena, el oji-jade vió esa gran construcción, después vió como su hermano se divertía en las aguas
Shinachiku estaba entretenido buscando y con curiosidad seguía nadando
El peli-rojo dejó a su hermana en su construcción y se puso cerca de la orilla, el agua mojaba sus pies, y al mismo tiempo que veía a su hermano mayor
—¡Mira, Arashi-chan!— gritó la peli-rosa
Ella vió a su hermano ver al otro, bajó y dejó caer la gran torre
Hanami se puso a su lado y agarró su mano —¿Quieres que te enseñe a nadar?— preguntó rápidamente y con una confiada sonrisa
Él la vió confiada y sonrió —Por favor—
—¡Mamá, mamá! Arashi-chan y yo vamos a nadar un poco— avisó tomando los flotadores de ambos
—Con mucho cuidado— pidió la mujer
—¡Sí, sí, mamá!— respondió jalando a su hermano
—Que raro que no te hayas negado, dattebayo— soltó el rubio
—Hanami quiere mucho a Arashi, ella es parecida a tí, sé que ella nunca pondría en peligro a lo que quiere— dijo con una suave sonrisa
Naruto le sonrió ampliamente —Esa es como mi otra promesa de por vida— dejo en claro
El Uzumaki rodeó la cintura ajena y la abrazó, Sakura se recargó en el pecho —Yo igual lo hare— susurró haciendo sonreír a su pareja y unieron sus manos
Hanami midió el agua en la cual iban a practicar y lo hizo acostarse en ella para que aprendiera un poco a flotar, en los ojos jade se veía el miedo a lo desconocido y volvía a buscar el piso
—Arashi-chan— llamó la atención de su hermano —Yo estoy aquí, no dejaré que te pasé nada— dijo con una sonrisa
Arashi la vió, tenía que hacerlo, confiaba en ella
—Ademas...— dijo mirando a su hermano mayor estar al pendiente de ellos
El peli-rojo tragó en secó y separó sus pies del suelo y empezó a chapotear, movía sus piernas con entusiasmo
—¿Está bien así?— preguntó
—Dattebara— exclamó tomando con firmeza los brazos del menor
Practicaron mucho. Con ejemplos y chispas de agua salada pasaron hasta la tarde. Los dos salieron a descansar y a comer la sandía que su padre iba a partir
Hanami pasó junto a Tora y la mujer que pareció gustarle, una que le había dirigido halagos
—...Es agotador cuidar de los hijos del Hokage...—
La niña le había dicho que no necesitaban cuidados y que no era su niñero, además él se le notó disgustado a ello. Estaba mintiendo.
—¡Sí!— interrumpió la conversación la oji-azul —A parte si no le hacemos caso él nos grita tanto que da miedo— bromeó tratando de que no lo notará
La peli-rosa le iba a enseñar que las mentiras eran malas.
La chica vió al chico indignado
—No es cierto— se defendió —Ademas yo no puedo gritar tan alto como para que ustedes tengan miedo—
—¿Les gritas?— preguntó indignada
Nadie podía ganarle a Sakura y sus gritos, siendo sus hijos no podían tenerle miedo a cualquier grito
La niña usó su ternura para aparentar total inocencia y la mujer se fue, Tora la siguió, —Eso no es cierto—
—¿Cómo quieres que no le crea a un dulce niña?— preguntó indignada en la orilla de la playa
—¡Ella no es una dulce niña!— reclamó
La chica se indignó y le tiró agua salada en su ser
—Si fuera de la aldea lo sabría— comentó la peli-rosa comiendo una sandía
El de cabello rojo oscuro y mechón en medio del rostro lo vió muy poco feliz, regresó a su lugar, se tiro para sentarse enojado y tomó el pedazo de sandía que Ken había cuidado para él
Todos los demás lo veían
—Sobro una, ¿Se la ofrezco?— preguntó el oji-jade y cabello rojo vino
—No creó que debas— recomendó Shinachiku
—Hanami— acusó su madre con mala actitud —No hagas eso de nuevo—
La niña se puso orgullosa —Le enseñé que las mentiras eran malas — se excusó
Él reacción un poco avergonzado. Claro que estaba consiente de sus mentiras pero así tapaba su nerviosismo hacía ellas.
Naruto vió a su esposa, decidieron no intervenir más, ya habían escuchado que Tora no era del todo honesto para tratar de impresionar a la del sexo opuesto y después de lo pasado entre los dos sabían que no era correcto mejor que nadie
Hanami y Shinachiku fueron a comprar helados, Tora todavía no se secaba del todo cuando se acercó a el Uzumaki, suspiró y se ganó su atención
—Los niños son difíciles— bufó, Ken le había dicho que estaba mal lo que estaba haciendo con esa chica al mentirle, lo sabía, ella no era la única que lo sabía
—Sí, bastante, dattebayo. Y eso que no me conociste a mí— siguió la conversación
—¿Cómo puede con tres de ellos?y uno de ellos es Hanami— preguntó no entendiendo como parecía estar en un ambiente tan natural siendo tan problemático —Nara-sama dice que es un poco inmaduro, pero, aún así controlarlos y sus hijos lo respetan—
Sakura había tomado el turno de ayudar a Arashi a nadar, se veía feliz, estaba sonriendo mientras el pequeño entendía como debía patalear
—Porque no lo hago solo— dijo con una mirada dulce a la parte de su familia frente a él —Sakura-chan es la mejor compañera que me pudo tocar, me cuida a mí, la cuido a ella y juntos cuidamos a los tres— dijo suavemente —Lo mismo pasa en la aldea— añadió
A Tora se le suavizó el gesto, en momentos así entendía porque el Hokage tenía un gran sentido de pertenencia empática que transmitía a toda la aldea
—Hanami-chan no trató de ser mala— explicó —Ella seguramente lo hizo porque que cree que es bueno para tí— dijo haciendo suspirar al jóven —O te estaba haciendo una broma— en voz baja y rápidamente terminó las hipótesis
La peli-rosa menor salió por detrás abrazando a su padre, miró de reojo al chico que parecía aún un poco molesto con ella y regresó con su compañero
—No inicies una pelea con ella, no la querrás tener de rival, ya viste algo de eso— advirtió
Hanami vió su pelota, iba a jugar con Shinachiku y su padre, aunque un pensamiento se le atravesó de pronto, que podía haber compartido su diversión con los hombres que los cuidaban en equipo de dos y ella ser el árbitro, si no hubiera arruinado la rutina de coqueteo del AMBU.
[...]
En la noche llegaron a la casa de acogida y les dieron la noticia que harían un festival de verano en miniatura por la visita del Hokage al destino turístico. No había forma de negarse por más cansados que estuvieren.
—No tenemos ropa para la ocasión— soltó el voz baja la peli-rosa
—No se preocupé— habló la organizadora —Traeremos unos para que elijan—
Demasiadas atenciones para negarse
Llegaron con ropa para todos inmediatamente, hasta sandalias especiales para la ocasión
La niña del grupo salió con yukata de pantalones cortos y de un color verdoso y su cabello recogido en una sola coleta a un lado de su cuello, le había encantado y al salir vió a Tora, ambos intercambiaron miradas.
Ella orgullosa mantuvo su mirada, cuando se retiró pensó que ese sentimiento de haber hecho mal no iba quitarse de esa forma. Aunque creía haberlo hecho por la razón correcta.
Los dos estaban concientes de haberse equivocado.
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