Capítulo 9
Chelsea pudo notar la visible erección a través de la tela de su pantalón y no quiso hacer nada más que suspirar e imaginar la dureza entre sus manos, sus piernas, dentro de ella. La sangre le hirvió de solo crearse la imagen en la mente.
Observó pasmada la forma lenta en que la tela se deslizó por sus piernas y cayó al piso haciéndose un pequeño charco a los pies del hombre. Este, quitó la prenda en un abrir y cerrar de ojos y se acercó a ella, quien permanecía sentada sobre la cama, en espera de sus movimientos, sin saber qué esperar de alguien como Jack, pero segura de que quería vivir la experiencia.
Le parecía que Jack era un hombre de pocas palabras pero no por ello menos expresivo. Aquello que no decía con los labios, lo transmitía con sus gestos, sus miradas e incluso sus sonrisas sugerentes. Justo como en ese momento, él la miraba expectante, como si estuviera deduciendo cuáles eran los pensamientos que recorrían su cabeza, aun así, no dijo nada, solo se acercó hasta colocarse a unos centímetros del rostro de Chelsea.
Ella solo le vio directamente a los acerados ojos y después recorrió con la vista el pecaminoso cuerpo del hombre; detalló cada centímetro de su piel antes de ponerse de pie y acercarse a la imponente mirada de del juez, quien simplemente se acercó a ella y colocó sus manos sobre la cintura de Chelsea.
La piel de la joven ardió ante el toque de Jack y solamente pudo acortar un poco más la distancia entre ellos, hasta quedar a solo un palmo de su rostro.
Cerró los ojos recordando la primera vez que se encontraron en aquella reunión y donde el juez había demostrado sus habilidades sexuales, no pudo evitar exhalar un suspiro y apretar las piernas ante el recuerdo de lo sucedido, así que solamente se puso de puntillas y acercó sus labios a los de él, esperando que la besara como un inicio a todo.
El hombre no dudó en hacerlo y la apretó con fuerza a su cuerpo mientras se apoderaba de sus labios, en un beso nada inocente, en uno que dejaba claro que el control era suyo y no estaba dispuesto a cederlo.
—¿Hay algo que no te guste? —preguntó al separarse de ella y mientras seguía apretándola a su cuerpo dejando muy clara su excitación al rozar su falo completamente erecto sobre el bajo vientre de Chelsea—. No va a pasar nada que no quieras o no disfrutes pero quiero saber cuáles son tus límites.
—No hay —dijo con un tono de zorra que sorprendió incluso a ella misma—. Todo está permitido.
Su declaración se vio acompañada de la expulsión de una pequeña cantidad de fluidos que emanaron de su sexo ante la anticipación de lo que significaba la pregunta de Jack.
No hizo nada más que acercar su mano al bulto que se formaba debajo del bóxer del juez y desesperada bajó la ropa interior para ir directamente a la erección. Acarició la dureza sintiendo su cuerpo arder al notar lo firme que estaba.
Jack la besó, devoró su boca con la suya y al mismo tiempo guiaba la mano de la joven sobre su venoso falo para que lo acariciara con vehemencia.
Ella obedeció, subió y bajó sobre la longitud del miembro y disfrutó ver cómo estaba tan dura que golpeaba el propio vientre de Jack casi hasta el ombligo. Su mano se movió cada vez más rápido y fuerte mientras él solo gruñía disfrutando de la masturbación que le estaba dando.
Chelsea sentía el palpitar del pene entre sus manos y cuando la lengua de Jack se adentró con furia dentro de su boca, no pudo evitar que su corazón se acelerara, a su mente llegaron todos los recuerdos de aquella noche y su sexo expulsó una mayor humedad al acordarse de cuando estuvo dentro de ella.
Sintió las manos del hombre acercarse a sus tetas y apretarlas con fuerza un par de veces antes de que sus hábiles dedos presionaran los pezones con fuerza, eructándolos un poco más si es que eso era posible.
Mientras una de las manos de su amante recorrió su seno y lo estrujó con fuerza como si buscara infligir un poco de dolor, la otra se dirigió a su encharcado coño, lo recorrió como si fuera un tesoro qué descubrir paso a paso al mismo tiempo que se tragaba el gemido de Chelsea en su boca y a su vez esparcía la humedad por toda su hendidura.
—Estás tan caliente —susurró Jack en su oído y al mismo tiempo le mordía el lóbulo—. Deliciosamente húmeda para mí, pero esto apenas está comenzando y de aquí no vas a salir hasta que acabes follada por completo.
La promesa de una noche larga y exquisita enloqueció a Chelsea, quien ya sabía que Jack era rudo, intenso y sin ninguna moral en la cama y aunque jamás lo admitiría en público, ahora sabía que ella formaba parte del grupo de mujeres que adoraba tener un sexo sucio, duro, rudo y que le encantaba sentirse y ser tratada como una golfa en el lecho, quizás porque sabía que de esa forma el ser humano se deshacía de todos los remilgos y se atrevía a pedir toda clase de guarradas que terminaban en el disfrute total del acto.
—Tengo el coño chorreando —susurró en un acto de valentía que no pareció inmutar a Jack y se alegró puesto que en alguna ocasión Curtis le dijo demente por pedir algo en la cama.
—Ya mismo arreglaremos eso —musitó Jack cogiéndola con fuerza del brazo—. Yo me encargo.
El tono ronco de su voz y la forma sugerente en que lo dijo hizo que su cuerpo vibrara y se mojara aún más mientras apretaba los dedos de sus amante, quien los había colado dentro de ella en un mete y saca alucinante, ruidoso por el chapoteo al mismo tiempo que su pulgar recorría su raja y estimulaba su clítoris con un masaje, inflamándolo.
La fuerza con la que la apretó mientras la besó de nuevo, colando su lengua hasta lo más profundo de su garganta le provocó a Chelsea una debilidad en las piernas que hizo a Jack hacerse cargo de inmediato.
La llevó hasta el colchón donde la acostó de forma brusca con los pies hacia el cabecero de la cama y la cabeza en el límite sur de esta.
La tomó de los hombros y la arrastró hacia afuera, como si quisiera sacarla del lecho. La cabeza de Chelsea quedó colgando un poco de la cama y solo su cuerpo permanecía sobre el colchón por completo.
El largo cabello de Chelsea rozaba el piso al mismo tiempo que su cabeza estaba fuera viendo de cabeza a un Jack que se masturbaba sobre su rostro como si no hubiera un mañana. Sin darse cuenta la mujer terminó llevando su mano hasta los grandes testículos que tenía a solo unos centímetros de su cara y a su vez se vio suplicando que le dejara apoderarse del enhiesto pene; sin embargo, Jack no respondió, simplemente siguió moviendo su mano sobre su miembro durante unos segundos más en los que ella ayudó masajeando sus pelotas y observando desde su lugar el falo erecto, duro, grueso y venoso, tanto que podía ver cada marca en la longitud; podía ver, incluso, el líquido preseminal brillar en la punta, goteando un poco ante la excitación, lo que solo provocaba que ella se humedeciera un poco más.
Se sorprendió cuando Jack se inclinó un poco y rozó el glande de su pene sobre los labios de Chelsea, quien solo abrió la boca y dejó que el miembro se colara en su interior.
Su cuerpo quedó sobre la cama mientras las manos del hombre amasaron sus senos durante unos segundos al mismo tiempo que era follada por la boca.
La posición vulnerable en la que estaba, con la cabeza colgando permitía a Jack ir profundamente en su garganta y a cambio solo escuchaba los sonidos ahogados de Chelsea.
Llevó una de sus manos a la vagina de la mujer y lo recorrió con los dedos antes de incrustarlos de golpe y comenzar la penetración de su sexo, al mismo tiempo, ella cogió el falo con una de sus manos y la cerró alrededor de este, bajando la piel despacio mientras con sus labios recorría el glande y lamía el líquido brillante que le cubría, dejando que lengua se viera invadida por el característico sabor.
Chelsea escuchó el gemido que salió de los labios de Jack y apretó su mano entorno a los testículos para hacer más profunda la follada que le estaba dando en la boca, relajó la garganta para darle cabida por completo mientras él movía la pelvis para acentuar la penetración.
La reacción de Jack no se hizo esperar y clavó tres de sus dedos en el coño de la mujer acelerando el mete y saca que tuvo a la chica levantando las caderas en señal de desesperación cuando el calor que auguraba su orgasmo comenzó a formarse en su vientre.
Se detuvo de golpe para evitar que se corriera y la escuchó sacar el pene de su boca para maldecir pero él la tomó de las caderas y la hizo levantar, doblando su cuerpo de tal manera que parecía un camarón enrollado hacia arriba. Con esto volvió a penetrarle la boca con su miembro y a su vez, él se apoderó de su sexo, lamiendo con descaro la hendidura de Chelsea, y frotando con su pulgar el clítoris de la chica, suave pero certero, sin piedad.
La posición era bastante satisfactoria para ambos, él tenía un ángulo de penetración muy profundo sobre la boca de Chelsea y a su vez tenía acceso a todo el sexo también.
La joven frenaba a ratos, cuando los dedos de Jack se adentraban tan profundo como era posible en su interior y mientras, su lengua fustigaba su clítoris punzante y anhelante a lametones, con pequeños mordisquitos y succiones.
Gimió aún más fuerte cuando Jack paseo un lengua por el ano, moviéndola alrededor de su orificio, besando y chupando desde la posición vulnerable en que la tenía, horadando con su lengua y punteando rara vez.
La joven tuvo que parar durante unos segundos la felación que ella misma hacía para concentrarse en lo que sentía y él se detuvo unos segundos para medir su reacción pero al darse cuenta de que no ponía ninguna objeción, terminó por reanudar el oscuro beso, poniendo la punta de su lengua en el ano para dilatar el esfínter.
La movió con desespero al mismo tiempo que penetraba su sexo con los dedos y la veía a ella reanudar la mamada, apretando su falo y acelerando su agarre sobre el miembro y llevándolo a su boca, tan profundo como fue posible.
La joven no se quedó atrás e incrementó los movimientos de su boca, relajando la garganta y permitiendo que él la follara a placer al mismo tiempo que sus dedos estimularon su entrada trasera y pronto comenzó a penetrar despacio pero posesivo, moviéndolos con cuidado al mismo tiempo que el fuego interno de Chelsea crecía al sentir los dedos de Jack introducirse, dilatando su esfínter y cuando lo logró comenzó a meterlo y sacarlo, primero lo hizo despacio, buscando que ella marcara el ritmo y cuando gimió y sacó el falo de la boca para decirle que deseaba un poco más, así que pronto tuvo dos dedos de Jack en el interior de su trasero al mismo tiempo que la lengua del juez fustigaba su hendidura y torturaba su clítoris.
Se corrió sin perder contenerse sobre los labios del hombre y apretó los dedos de Jack mientras se contaría con fuerza tras el orgasmo y liberaba el miembro de Jack cuando le fue imposible controlarse.
El juez la colocó en una posición correcta en la cama y la ayudó a mover la cabeza hacía el centro del colchón antes de alejarse solo unos segundos y volver con un preservativo en la mano.
Lo dejó sobre la cama y fue ella quien rápidamente lo tomó en sus manos y lo destapó antes de verlo arrodillarse en la cama y sentarse sobre sus tobillos.
Chelsea le colocó el condón y se acercó a él para devorar los labios de Jack, quien la tomó en brazos y la colocó sobre la cama apoyando su espalda sobre las almohadas, abrió sus piernas lo suficiente para meter su cabeza entre ellas y lamer un par de veces para enseguida incorporarse.
Paseó su erecto pene por toda la húmeda y sensible hendidura antes de colocarse en la entrada. Le dio una mirada y tomó unas de las manos de la chica, para que fuera ella misma quien decidiera la intensidad de la penetración.
Chelsea no dudó un segundo en afianzar sus pies sobre el colchón y atraer a Jack directamente hacia ella para que la penetrara de un solo embiste.
Un segundo después, el juez estaba dentro de ella con las manos apoyada sobre el colchón y el pecho rozando el de ella. La besó con prontitud y desespero, colando su lengua dentro de la boca de Chelsea y mezclando la saliva de ambos, el calor de sus alientos, el sudor de ambos cuerpos.
Ella podía notar la respiración de Jack, era agitada y mientras comenzaba a moverse dentro de ella entrelazó las piernas a su alrededor; sin embargo, pronto fue impedida puesto que él la tomó de la rodillas y la hizo abrirse por completo, todo lo que fue posible hasta que estas tocaron el colchón en lo que parecía un Angulo de ciento ochenta grados.
Como si Jack supiera lo que necesitaba, arremetió contra ella sin detenerse, provocando un dolor en las ingles pero a la vez un indescriptible placer al lograr una penetración dura y profunda. A ratos sacaba su miembro y daba pequeños golpecitos con él en sus labios vaginales, lo que hacía que los músculos de la mujer se crisparan. Volvió a colocar el pene sobre su entrada y arremetió de un solo golpe de cadera para adentrarse, al mismo tiempo, ella, ajustaba sus brazos al cuello de Jack, sus piernas alrededor de él y con un empujón certero para ir a su encuentro hizo que el falo se clavase tan profundo que se sintió perdida. Apretó las paredes de su sexo, ajustándose para mantener el pene tan apretado dentro de sí como le fue posible, sintiendo como a él le costaba moverse dentro de ella pero aun así empujaba con todas sus fuerzas.
Bufó al tiempo que se adentraba una y otra vez en su coño y la tomaba de las caderas, apretando con su mano hasta casi causarle daño.
La penetró sin descanso, observando el rostro compungido de Chelsea, disfrutando de sus gestos y empapándose de los fluidos que no dejaban de manar de su sexo.
Finalmente, Jack salió de ella y respiró agitado, como si estuviera tratando de controlarse, se relajó unos segundos, en el que pensó en toda clase de tonterías y procedimientos legales para no correrse y posteriormente, cuando se sintió más calmado, se montó después sobre el rostro de Chelsea, quien entendió de inmediato lo que quería.
La mujer lo vio acomodar su venoso pene frente a ella y de inmediato se irguió un poco buscando una posición maps cómoda para realizar la mamada. Tenía al hombre montado y abierto de piernas frente ella, con el pene dispuesto a ser complacido y Chelsea solo atinó a sentarse y observarlo a los ojos antes de llevar sus manos al abdomen de su amante y recorrer cada tenso musculo para después proseguir hasta hasta el vientre, iniciando un recorrido lento y tortuoso que fue acompañado de húmedos besos en las ingles del hombre. Detuvo sus manos sobre los muslos duros y velludos de Jack, se apoyó en ellos y llevó su boca al grueso falo.
Le quitó el preservativo sin que él se opusiera y chupó el glande con delirio, succionando con fuerza, sacando una maldición de los labios de Jack, quien terminó por poner sus manos sobre sobre la cabeza de Chelsea. Gimió alto cuando sintió que él impulsaba la cadera para ir más dentro de su boca, lo suficiente para provocarle una arcada y tocó sus testículos con ambas manos, los lamió a veces, llevando uno a uno a su boca y liberándolos después para volver a tomar en sus labios el miembro del masculino. Está vez se tomó su tiempo, lamió el glande, saboreó las pequeñas gotas de líquido preseminal y succionó un poco, dedicándose a ese pequeño agujerito en la punta; lo rodeó con su lengua y cuando escuchó que rugía de placer, lo chupó de nuevo por completo, esta vez viendo como él la tomaba de la cabeza, sujetaba su cabello con una de sus manos y con la otra ejercía un poco de fuerza para poder tomar el control.
Ella tomó el rol de una muñeca, se dejó hacer, dejó que el juez le follara la boca con desespero entrando y saliendo con rudeza y tirando de su cabello para ejercer fuerza.
Los ojos de Chelsea se llenaron de lágrimas ante las arcadas que tenía, su boca chorreaba la saliva y su garganta se veía completamente obstruida por el enorme pene que se adentraba sin piedad en su interior.
Le folló la boca como si de una puta se tratara y a ella le gustó tanto que cuando él se corrió en su garganta, ella también lo hizo de forma simultánea.
Jack la sujetó contra su cuerpo, hasta que su nariz tocó los vellos de su vientre y se liberó como no lo hacía en mucho tiempo.
Cuando salió de su cavidad, un hilillo de fluidos salió de la boca de la mujer y él solo la miró unos segundos antes de ponerse de pie.
Chelsea apenas podía reponerse antes de ser tomada por su amante, quien parecía no estar dispuesto a darle tregua de ninguna manera.
La jaló y de un solo tirón estuvo fuera de la cama con el hombre detrás de ella, caminando sin saber a dónde pero segura de que quería eso.
Jack la puso con el rostro frente al tocador, se colocó detrás de ella y levantó una de las piernas de Chelsea para subirla en el mueble. Ahora fue él quien se agachó detrás de ella en un recorrido bestial de húmedos besos que hicieron que la joven erizara su piel.
Besó su desnuda espalda, la tomó de la cintura e inició un recorrido con sus labios que culminó con su lengua dentro del sexo de la fémina, penetrándola con ella, hurgando y apoderándose de su cuerpo como solo él sabía hacerlo.
Se apartó unos segundos después, haciéndola sentir sola ante la falta de su traviesa lengua. Un vacío sexual y constante se sintió cuando la humedad que sus labios vaginales se sintió como un frío mentol al no estar Jack con ella. No obstante, el calor volvió y la soledad fue subsanada con la lengua chupando las nalgas de Chelsea, quien cooperó emitiendo un gemido martirizado.
El hombre separó los glúteos y afianzó la pierna de la joven sobre el mueble mientras besaba el culo de la chica, recreándose en la belleza de los perfectos globos de la mujer, para poder continuar con las demandantes lamidas. Llevándola hasta el esfínter de Chelsea y horadando con la punta, al mismo tiempo que sus dedos se adentraban en su coño solo un par de veces para humedecerlos y estimularla.
Los sacó y esta vez los llevó a la entrada trasera de la mujer; lamía y punteaba con su lengua el ano de la joven, a su vez dio espacio a que sus dedos dilataran la zona. Se pasó largo rato colando uno a uno sus dedos, dilatando el esfínter para evitar que la penetración doliera; cuando lo logró, posicionó su glande en la entrada y comenzó a empujar lentamente no sin antes haber empapado su falo con los fluidos de la hendidura de su amante.
Su polla, completamente dura, se enterró poco a poco en el ano de la Chelsea, quien sitió un escalofrió en medio del placer y el dolor que causaba sentir como su cavidad se abría para dar paso a un miembro venoso y grueso que parecía una barra de acero dispuesto a acabar con ella.
Las manos de Jack aferraron las carnes de Chelsea y pudo notar a través del espejo la pequeña mueca de dolor inicial hizo ella al sentir que su ano se abría para darle paso a su grueso falo.
Se adentró sin prisas y cuando la tuvo enterrada por completo en su ano la abrazó con fuerza, echando su cuerpo hacia adelante, impulsándola hasta que su torso tocó el mueble, con el de él pegado al suyo, pegajoso y salvaje.
Apretó sus hombros con una de sus manos y tomó entre su puño, con fuerza, el cabello de la mujer. Lo sujeto en una coleta, halando hacia atrás y aferrándolo con tanta rudeza que el rostro de la chica se puso rojo ante el tirón de su cabello, mientras tanto, Jack la sometió colocando una de sus manos sobre la espalda para inmovilizar su cuerpo y con la otra tiró de su cabello obligándola a echar la cabeza hacia atrás de tal modo que su espalda hizo un arco en medio del dolor y el placer que ese mismo dolor causaba.
—Me vuelves loco —musitó y mientras ella digería la declaración de Jack, el hombre comenzó a taladrar su culo con fuerza, adentrándose en ella de forma certera, retirando su pene casi por completo y arremetiendo dentro de ella con una brutal estocada.
La follada estaba siendo salvaje y colosal. El culo le dolía pero a la vez estaba teniendo los microorgasmos que no había tenido en toda su vida y sin querer, se vio gritando, pidiendo, suplicando, maldiciendo y vociferando que le follara más fuerte.
Sus senos estaban aplastados contra el tocador provocando un dulce dolor que recorría su torso y se concentraba como una descarga eléctrica en sus labios vaginales, estos se contraían ante el calambre y el calor que recorría su vientre amenazándola con hacerla perder el conocimiento en una explosión difícil de describir; uno de sus hombros golpeaba el espejo con cada empellón de Jack y su cabeza echada atrás por completo con el tirón de cabello que estaba sometiéndola hacía la situación más exquisitamente perversa.
En ese momento se sintió usada, zorra pero satisfecha, tanto que no pudo evitar impulsarse colocando las manos sobre el mueble para levantarse y de pronto se apartó de él y caminar a la cama donde se dejó caer por completo, con las piernas abiertas, mirando a Jack y su reacción, provocándole a caer en un juego caliente.
Comenzó a tocarse los labios vaginales y esparció los fluidos por toda la hendidura antes de llevarlos a su boca y probar su sabor, llevó de nuevo la mano a su entrepierna y esta vez metió los dedos dentro de su coño para masturbarse frente a él, quien no lograba apartar la vista de ella.
Él se masajeaba la polla, buscando seguir y alargar aquella follada todo lo que fuera posible, así que al verla sobre la cama, con las piernas tan abiertas como pudo, la mano en medio de su entrepierna, con los dedos sacudiendo sus labios vaginales y a ratos adentrándolos en su coño ya muy sensible y enrojecido; con el rostro descompuesto por el placer, no pudo más, se sintió perdido por una mujer que le causaba todo tipo de sensaciones contradictorias pero que le gustaba a pesar de todo; verla tímida y después comportarse tan desinhibida en la cama, como si se olvidara de que en el lecho las mujeres no debían ser unas damas ni los hombres unos caballeros eran tan atrayente como desesperante.
Chelsea comenzó a masturbarse, apretando con una de sus manos sus grandes senos y con la otra machacándose el sexo como una ramera en espera de su cliente.
El espectáculo estaba a punto de hacer que Jack se corriera, así que tomó una toalla y se limpió el pene todo lo que fue posible, sin apartar la vista de ella, sin dejar de ver el brilloso y encharcado coño que estaba frente a él, descubierto y accesible completamente.
—Sí mi amor, tocate así, muéstrame lo mucho que te gusta esto —dijo el juez al verla pellizcarse los senos con fuerza y gemir mientras su entrepierna chorreaba y se veía tan húmeda que la cara interna de sus piernas se manchaban con los fluidos.
El chapoteo de sus dedos se escuchaba por toda la habitación y Jack estaba seguro de que los gemidos de Chelsea también resonaban por todo el pasillo de abajo.
Sin poder controlarse más, se acercó a ella y como un acto rudo colocó ambas manos sobre las rodillas de ella y las hizo chocar contra el colchón antes de colocarse sobre el cuerpo de la mujer y de una sola estocada se adentró de nuevo mientras la fiscal llevó las manos hacia arriba, buscando un soporte en el cabezal ante la rudeza de Jack. Fue tomada de los tobillos y separada de piernas por completo al mismo tiempo que le taladraban el coño ya de por sí muy sentible.
Sus piernas eran sujetadas con fuerza mientras ella se apretujaba los senos.
Jack arremetió con fuerza, cambiando posiciones sexuales a cada instante pero demostrando lo versado que estaba en el tema y alargando la agonía de Chelsea, quien solo gritó una y otra vez, maldiciendo y sacudiéndose pidiendo más y más duro, sobre todo cuando el juez cambió el ángulo haciendo la posición del mono en una de las orillas de la cama.
La jaló con fuerza y se dejó caer sobre uno de los extremos del lecho con las piernas flexionadas hacia su torso. Colocó su mano sobre la erección y con la otra mano la tomó de la cintura e incentivó a la fiscal a darle la espalda y sentarse sobre su duro miembro, empalándose de golpe y haciendo que ella comenzara a cabalgarlo.
Chelsea enloqueció cuando el miembro de Jack se adentró en ella de una sola estocada pero desde esa posición era ella quien tenía el control y eso le gustaba.
Él dejó que fuese ella quien se moviera y dictara cuán duro lo quería, por supuesto, la mujer se movió como una posesa sobre él, sin pudor alguno; se masajeó, el clítoris mientras el falo de Jack iba dentro de su ciñó cuando estaba sentada sobre él dándole la espalda y cabalgándolo con todas sus fuerzas, al mismo tiempo que él colocó las plantas de sus pies sobre su espalda de la mujer y tomó sus manos para inmovilizarla, echando sus brazos hacia atrás al mismo tiempo que con sus talones en la espalda de Chelsea la impulsaba hacia adelante, creando una especie de puente que la hacía gritar de placer al sentir tan dentro el pene y a su vez los brazos se le acalambraban con la posición en la que los pies de Jack le empujaban hacia adelante y sus brazos tiraban de ella hacia atrás.
No pudo contenerse más y tiró con sus fuerzas de su cuerpo para liberarse como pudo y montarlo, esta vez de frente, pero aquello no duró, puesto que el hombre parecía dispuesto a llevar las riendas hasta cansarse.
Ella estaba a punto de desmayarse de tanto placer, pero Jack no le dio tregua, de dos manotazos y una cogida de cintura le dio la vuelta para colocarla en perrito. La folló de golpe, tomando su mandíbula en un candado hecho por sus manos y estrellando su cuerpo sin piedad contra el colchón, sometiéndola con fuerza, antes de que la soltara solo para asestar un par de nalgadas, tan rudas que le sacaron chillidos de placer y un ardor placentero que se vio interrumpido por una nueva serie de palmadas y culminaron con una de sus manos aplastando su cabeza contra el colchón y la otra adentrándose dentro de su culo, toda vez que le follaba con su pene por la vagina.
Chelsea gritó y golpeteó el colchón con las manos cuando sintió que no podía más y el dolor se volvió tan placentero al sentirse doblemente llena, dado que Jack estaba fallándole el culo casi con media mano dentro de ella.
Se corrió en un squirt que mojó por completo la cama y la hizo sacudirse e incluso sintió desmayarse unos segundos en las que él siguió follándola con fuerza y ella se recuperó como pudo.
El cuerpo no le respondía y su vagina estaba tan sensible que cuando él salió de su interior sintió que algo le faltaba y un escalofrió recorrió su cuerpo.
Jack le dio la vuelta dejándola boca arriba y casi al instante, chorros de semen golpearon su rostro al tiempo que el juez gruñía y maldecía en medio del simiente estallando en la cara de su amante de ocasión, la boca y los senos de Chelsea estaban completamente bañados con los fluidos del juez.
Chelsea lo vio colocar las manos sobre el cabezal luego de un par de minutos y supo que había terminado de correrse y solo entonces saboreo el sabor de su corrida, al menos eso hizo antes de ser tomada de la barbilla y besada por Jack, quien compartió sus propios fluidos en un sucio beso que los enredó en la lujuria que parecía no apagarse.
Se sentó a un lado de ella y con su dedo recogió el semen que encontró en sus senos y lo llevó a los labios de Chelsea, quien abrió la boca y los lamió hasta dejar los dedos completamente limpios.
Él repitió la escena, solo que esta vez llevó los dedos dentro de su coño y le insertó el semen en su interior mientras ella cerraba los ojos y disfrutaba lo que hacían.
Los arrumacos duraron lo suficiente para que ambos terminaran sobre la cama, sucios, desnudos, cansados y dormidos en un abrir y cerrar de ojos.
Cuando ella despertó, lo hizo por el sonido de la alarma de su celular. Se incorporó y al ver la hora, comenzó a vestirse sin siquiera ducharse.
Jack despertó y al verla tan apurada, se dispuso a vestirse.
—¿Cuál es la prisa? —dijo al verla colocarse la ropa como podía.
—Debo ir por mi hija, se quedó en casa de la madre de mi amiga. —Aquello sorprendió a Jack, quien se quedó paralizado durante unos segundos al acabarse de enterar de que ella tenía una hija y probablemente una pareja—. Necesito irme ya.
Salió de sus pensamientos y asintió mientras se vestía también para llevarla.
Ninguno dijo nada sobre lo que había pasado, así que unos minutos después y en completo silencio fueron hacia el auto de Jack, cuyo chofer estuvo esperando por ellos.
Cuando ella estuvo dentro del carro dio la dirección de la madre de Farell. Se moriría de vergüenza si su amiga ya estuviera ahí, así que en cuanto llegó a la casa de su compañera, Jack no pudo contenerse más de hacer la pregunta antes de que bajara.
Colocó su mano sobre la muñeca de Chelsea, deteniendo su partida.
—Dime que no estás casada, por favor —dijo y ella le miró unos segundos antes de negar.
Se sintió tan sucia que solo agachó la mirada antes de que él la liberara y fuera por su hija. En cuanto entró fue recibida por la mujer mayor, quien le entregó a Chloe envuelta en cobertores dado que había una muy baja temperatura. Agradeció y preguntó por su amiga, pero su madre le dijo que no había llegado, así que se despidió de la señora y salió de ahí para ver Jack esperando en la puerta trasera de coche.
El corazón se le aceleró ante la posibilidad de que preguntara algo sobre su hija, pero afortunadamente no fue así, solo la llevó a la dirección que ella le pidió y la cual era su antiguo departamento, antes de mudarse con su novio.
—Gracias por traerme —dijo cuando vio que el sol despuntaba anunciando un nuevo amanecer.
—¿Sabes que esto no cambia nada en la oficina, verdad? Lo que pasó no te da ningún privilegio, no mezclo mis asuntos personales con el laboral —dijo Jack volviendo a esa personalidad de hombre frio y franco que le caracterizaba—. Incluso preferiría que pensáramos que esto no pasó.
—No te preocupes —dijo ella antes de soltarse y bajar del carro con la niña en brazos.
Jack la observó unos segundos y sin más dio la orden de partir, a su vez, Chelsea se acercó a la puerta de su antiguo departamento y fingió que sacaba la llave hasta que vio el auto alejarse lo suficiente para no ser vista.
Se posicionó sobre la calle de nuevo y esperó la llegada de un taxi para volver a casa. Rápidamente dio la dirección y mientras fue de caminó pensó en lo que hizo y se maldijo mil veces, porque era ella, quien por calenturienta estaba mandando toda su relación a la basura, pensó. Sabía que eso no estaba bien y que Curtis jamás se lo perdonaría.
En cuanto llegó a casa, pagó el servicio de transporte, cruzó la puerta de su departamento, para llevar a su hija a la cama y arroparla, la dejó durmiendo y fue a darse una ducha.
El agua comenzó a gotear su cuerpo y recordó cada sensación vivida esa noche; tenía la piel erizada aún, el cuerpo sensible y dolorido pero satisfecho como jamás imaginó.
Se duchó a consciencia, tenía el sexo tan sensible al tacto que tuvo que lavarse con calma; las ingles doloridas, las nalgas enrojecidas, ardorosas y el culo como si un tren hubiese pasado dentro; estaba deshecha pero para consternación suya, no se arrepentía de nada. Así que después de colocarse una bata de baño, salió a la cocina para prepararse un té.
Mientras estaba preparándolo, el sonido del teléfono la sobresaltó, por lo cual se acercó para atender la llamada.
—¡Chelsea! —dijo la voz mortificada de Curtis—. Menos mal ya te has despertado, necesito que me ayudes.
—¿¡Qué ha pasado, Dios mío!? —dijo alterada al darse cuenta de que su novio estaba muy mal—. ¿Dónde estás?
—Detenido, ven a liberarme —exigió Curtis y mientras tanto ella jadeó sorprendida—. Me han apresado, acusado de homicidio. Yo no fui, de verdad no fui yo y lo sabes. Alguien está tratando de inculparme.
—Tranquilízate —dijo ella pero no pudo continuar al escuchar la voz de otra persona decir que el tiempo se acababa—. Iré a verte ahora mismo, necesito que me digas en que estación estás...
—No pudo terminar puesto que le colgaron.
Maldijo al darse cuenta de que tendría que buscar en cada estación pero también que debía empezar por la misma de antes.
Llamó a la niñera y le suplicó que se encargara de Chloe, así que solo la esperó y posteriormente partió de ahí para ir a la estación de Policía donde lo habían llevado la primera vez.
Ciertamente ese fue el lugar donde lo encontró, en una sala de interrogatorios y con los dos detectives tratando de intimidarlo, de tal forma que no pudo evitar sacar esa parte de sí que hacía que los agentes le miraran con repudio.
—La charla se acabó señores, creí que esto había acabado —dijo molesta—. Dejen su cacería de brujas y enfóquense en encontrar al verdadero culpable en lugar de usar de chivo expiatorio a mi cliente.
—Nosotros también, pero tenemos el ADN de su cliente y fibras de la bufanda que amablemente él le regaló a un anzuelo que le pusimos y que corresponden a la misma fibra que se encontró en las uñas del cadáver —dijo uno de los agentes, el cual disfrutó mucho de ver la sorprendida cara de Chelsea—. Me temo, abogada, que esta vez necesitará más que una queja contra la arbitrariedad de los agentes de esta estación para liberar a este hombre, dado que su cliente se queda y parece que se queda para siempre. De eso me encargaré yo. Lo tenemos...
++++++
Como dije esta novela empieza de suave a fuerte, así que es momento de ir para atrás si esto no es lo que les gusta. La novela hasta aquí es de relativamente mediano contenido sexual pero más adelante tendrá escenas bastante subidas y comienza el desarrollo del asesinato y la cacería del culpable, así que vayan relajándose si se quedan.
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